domingo, 10 de agosto de 2025

Objetivos empresariales

Según Milton Friedman, "la responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios". En un análisis superficial, esta expresión puede interpretarse como una "búsqueda egoísta del lucro". Sin embargo, si se tiene presente que las ganancias de un empresario dependen esencialmente de su capacidad para producir bienes y servicios de buena calidad a precios accesibles, una gran fortuna será la medida en que pudo beneficiar a la sociedad con sus productos.

Desde posturas marxistas, sin embargo, ven en quienes favorecen a la sociedad a personas necesariamente egoístas o incluso perversas, por lo cual resultaría necesario reemplazarlas por políticos a cargo del Estado. De ahí que el terrorismo de izquierda asesinó a varios empresarios y a varios gerentes de empresas, en sus intentos por "liberar" al país de esa "plaga". Uno de los ideólogos marxistas de los años 70, el "sacerdote" Carlos Mugica, escribió: “Una sociedad en la que se realicen plenamente los valores cristianos, será una sociedad sin empresarios” (De “Una vida para el pueblo”-Pequén Ediciones-Buenos Aires 1984).

Entre los empresarios también existen quienes no producen en forma eficiente, incluso por no respetar las leyes humanas ni tampoco las leyes morales, por lo cual la vida de sus empresas suelen ser breves. También esa brevedad se debe a simples errores en la toma de decisiones sin que por ello se haya incurrido en tales desacatos.

Entre los empresarios eficaces puede encontrarse una diferencia esencial en sus comportamientos, ya que unos consideran a sus empresas como creaciones personales que deberían perdurar en el tiempo para seguir beneficiando a la sociedad. Otros, por el contrario, tienen en sus mentes tan sólo las ganancias que recibirán y se desprenden de sus empresas sin mayores dificultades si observan ganancias inmediatas, teniendo siempre latente la posibilidad de desviarse del buen camino debido a las prioridades adoptadas para su vida.

Entre los empresarios del primer grupo encontramos a Steve Jobs, quien expresó: “Odio que la gente se etiquete a sí misma de «emprendedora» cuando lo que en realidad está intentado hacer es crear una compañía para después venderla o salir a bolsa para poder recoger los beneficios y dedicarse a otra cosa. No están dispuestos a llevar a cabo el trabajo necesario para construir una auténtica empresa, que es la tarea más dura en este campo. Así es como puedes hacer una contribución real y sumarte al legado de los que vinieron antes que tú. Así es como construyes una compañía que siga representando unos valores dentro de una o dos generaciones. Eso es lo que hicieron Walt Disney, Hewlett y Packard, y las personas que construyeron Intel. Crearon una compañía para que durase, y no sólo para ganar dinero. Eso es lo que quiero que ocurra con Apple” (De "Steve Jobs" de Walter Isaacson-Debate-Buenos Aires 2011).

En cuanto a la segunda clase de empresarios, Antonio I. Margariti escribió: "Los buscadores de renta o rent-seeking son aquellos empresarios cortesanos, perfectamente descriptos por el profesor Gordon Tullock a quienes no les interesa para nada organizar una empresa, ni su progreso y mucho menos contar con un grupo de colaboradores para emprender la tarea común de crear bienes de calidad, capaces de satisfacer las necesidades humanas".

"Sólo les preocupa la renta que puedan obtener, ya sea explotando la empresa o desguazándola hasta exprimir el último centavo. Finalmente se desprenden de ella. Para lo cual tratan de acercarse a los que detentan el poder e influyen sobre las decisiones políticas para que el gobierno elabore o interprete reglas en su propio beneficio. Los buscadores de rentas siempre aparecen alrededor de los funcionarios con el fin de obtener privilegios, prebendas o beneficios particulares que nunca coinciden con el interés general de los consumidores. Buscan cambiar el entorno de una sana competencia por un mercado político, cautivo de sus intereses. Cuando lo consiguen con ayuda del gobierno se aprovechan de la incapacidad de organización de los consumidores para defender sus intereses".

"Por eso se apoderan de empresas estatales sin poner un centavo, o consiguen monopolios para explotar los juegos de azar, o presentan ofertas con sobreprecios en licitaciones amañadas donde sus cómplices les adjudican todas las obras públicas de manera sistemática".

"Este proceso desemboca normalmente en una pérdida de bienestar para el conjunto de los consumidores y en una superrenta para los rent-seeking por incremento de precios, exenciones impositivas o subsidios obtenidos a través de impuestos cobrados a los propios consumidores".

"Así sus intereses particulares se elevan a la categoría de preferencial agenda política. Estos buscadores de rentas son parásitos que compiten entre sí para ver quién obtiene más a cambio de lo que ofrecen a los funcionarios".

"Gordon Tullock dice que «con frecuencia, los burócratas son manipulados por otros rent-seekers y que ciertamente no desarrollarían con tanta eficacia tal actividad sin la extensa red de condescendencia de los políticos y la ignorancia racional de muchos electores». Uno de los aspectos en los que más se ha centrado el análisis del comportamiento rent-seeking se refiere a la perdurabilidad del derecho de monopolio o a la restricción de la competencia que consiguen, por medio de la compra de políticos, la financiación de campañas electorales, los apoyos a candidaturas implícitas y los sobornos explícitos" (De www.economiaparatodos.com.ar).

Antonio I. Margariti también se refiere al empresariado auténtico: "En cambio el otro tipo de empresario, aquél que no es buscador de rentas, está inspirado por una verdadera pasión por crear. Siente el gozo pleno de compartir el trabajo creador con sus colaboradores y se satisface cuando consigue producir objetos bellos, duraderos y útiles a las necesidades de los consumidores".

"No existe una caracterización mejor de este tipo de empresarios que la que hiciera hace muchos años quien fuera uno de los grandes economistas liberales italianos: Luigi Einaudi. Einaudi era un típico piamontés: trabajador incansable, ahorrativo hasta la médula, afable con todo el mundo, inteligente y respetuoso pero al mismo tiempo irónico, pero por sobre todo poseedor de un inagotable sentido común. Fue uno de los mejores tratadistas de Finanzas públicas del mundo".

"La ciencia financiera le debe aportaciones definitivas en la clasificación de los ingresos del Estado, el concepto de renta imponible, el análisis del impuesto óptimo, la critica al impuesto-tala y la teoría de la amortización de la deuda. Fue presidente de la República Italiana desde 1948 a 1956. Antes había sido ministro de Finanzas del gobierno de Alcides De Gasperi y gobernador del Banco de Italia donde dirigió la audaz reforma monetaria que salvó a Italia de la hiperinflación de la lira. Einaudi apreciaba sobremanera el valor del esfuerzo personal y en ocasión de una visita a la planta de Maranello -que había sido completamente destruida por bombardeos aliados en 1944 y reconstruida en 1946- rindió homenaje a su amigo Enzo Ferrari il commendatore, destacando que era ejemplo del empresario creador y distinguiéndolo del buscador de rentas".

"Dijo entonces Luigi Einaudi: «Miles, millones de individuos trabajan, producen y ahorran a pesar de todo aquello que el gobierno inventa para molestarlos, trabarlos y desanimarlos. Esa fuerza interior que los empuja, no es tanto la sed de dinero. Es el gusto, el orgullo de ver prosperar su empresa, aumentar el crédito, inspirar confianza cada vez mayor en los clientes, ampliar su fábrica, mejorar la condición de sus colaboradores y embellecer la sede de los negocios. Todo esto constituye un aliciente de progreso mucho más potente que el espíritu de ganancia»".

"Si así no fuese, no se explicaría porqué estos emprendedores, en su propia empresa prodigan toda su energía e invierten todo su capital para retirar una renta personal más que modesta y muy inferior a la que podrían obtener segura y cómodamente con emprendimientos especulativos. A ellos los anima la pasión por crear".

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