domingo, 29 de agosto de 2021

Entrevista a Alberto Benegas Lynch (h)

Por Luciana Vázquez

En pleno avance de liberales y libertarios en la Argentina, el tema se instala: ¿cómo describir al liberalismo local? De la Argentina de Alberdi a la de la pobreza, ¿se necesita más liberalismo? Un estado liberal, ¿sin ministerio de Educación? Igualdad de oportunidades y justicia educativa. Liberales, ¿progresistas o de derecha? La izquierda, ¿retrógrada? El empresariado argentino, ¿para nada liberales? El liberalismo argentino, ¿conservador en lo social? Sobre estos y otros temas reflexionó Benegas Lynch (h).

“Me parece un insulto a la inteligencia que se diga que las izquierdas son progresistas”, sostiene. “El liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de los otros”, define. “Cuando el gobierno interviene en los precios, destroza los únicos indicadores que tiene el mercado para saber dónde es rentable”, explica. “Los empresarios piden bajas de impuestos para ellos pero aumentos de aranceles para otros para tener mercados cautivos”, argumenta. “¿Tiene sentido tener un ministerio de Educación o es una cachetada fenomenal a la inteligencia?”, plantea.

-¿Qué es el liberalismo de acuerdo con usted, un liberal argentino? En Argentina se escucha hablar de liberales, libertarios, un campo político que avanza cada vez más y empieza a disputar porciones importantes de poder.

-En uno de mis primeros libros fabriqué una definición que está usada y difundida por intelectuales por quienes tengo un gran aprecio. La definición es que el liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros. ¿Esto qué quiere decir? Cuando decimos respetar el proyecto de vida del vecino, no estamos diciendo, y esto lo pongo en negritas y resalto, que adherimos a esos proyectos. Más aún, nos puede resultar repugnante el proyecto del vecino pero si no hay lesión de derechos, nunca puede recurrirse a la fuerza para torcer el rumbo porque la vida sería invivible si todos pretendemos imponer al vecino nuestro proyecto de vida. Hay un test mayor de tolerancia aunque la palabra “tolerancia” no me agrada mucho porque los derechos se respetan, no se toleran. “Tolerar” tiene cierta connotación inquisitorial, como que se mira desde arriba, perdonando. El test mayor de tolerancia es cuando no compartimos el proyecto del vecino. Tenemos la gran suerte de que en la Argentina hay un personaje que es Juan Bautista Alberdi, el padre de nuestra Constitución liberal de 1853-60, en vigencia hasta el golpe fascista de los ‘30, a partir de cuando, y mucho peor a partir del golpe militar de 1943, estamos a los tumbos. Pero en el período 1853 hasta esa revolución fascista éramos la envidia del mundo. Esto suena a ciencia ficción por cómo estamos empantanados hoy. Pero los salarios e ingresos en términos reales eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, España. La población se duplicaba cada 10 años. Venía la gente con una mano atrás y otra adelante y se hacía la América, competíamos con EEUU.

-A partir de esta definición que usted hace del liberalismo, otras zonas del campo ideológico también podrían afirmar un respeto irrestricto por los proyectos de vida del otro. ¿O usted cree que eso no es así, que desde una posición socialdemócrata o desde el justicialismo, por ejemplo, no es tan fuerte esa convicción?

-En reuniones sociales o en distintas manifestaciones culturales, por supuesto que la gente va a decir yo quiero respetar el proyecto de vida del otro. Tomemos el tema de la educación. Educar no es transmitir cualquier cosa en cualquier sentido. Es transmitir valores cuyo corazón es el respeto a los proyectos de vida de otros. Ése es un proyecto educativo que exige, requiere y demanda puertas y ventanas abiertas, mucho oxígeno, un proceso evolutivo de prueba y error. Ergo, y aquí tenemos que sacar telarañas mentales de conservadores que se atan al status quo y tenemos que considerar si tiene sentido tener un ministerio de Educación y Cultura o es una cachetada a la inteligencia. ¿Qué es esa insolencia de imponer estructuras curriculares? Nadie tiene la precisa. Hay muchos liberales bien intencionados que dicen que quieren hacer bien algo que está mal, esto es, tengamos un buen ministro de Educación que imponga las cosas que a mí me gusta. Craso error.

Yo creo que Télam es un problema. La existencia de una agencia oficial de noticias es otra bofetada a la inteligencia. Si el gobierno tiene algo que decir, lo dice en una conferencia de prensa o terceriza. Pero tener una agencia de noticias es algo típicamente autoritario

-Alberto, usted hizo una definición clara sobre el liberalismo. Quiero entender la diferencia con cómo se plantan en relación a los proyectos de vida del otro las otras posiciones ideológicas. Porque hoy en día nadie diría que la izquierda o el justicialismo o una posición ideológica como la que sostiene Juntos por el Cambio o el macrismo atenta contra los proyectos de vida del otro. Entonces, ¿qué tiene de particular este liberalismo que se diferencia de los otros posicionamientos ideológicos?

-Primero, la palabra ideología no es pertinente para el liberalismo. Ideología no en el sentido inocente del diccionario de conjunto de ideas, ni siquiera en el sentido marxista de falsa conciencia de clase sino como algo cerrado y algo terminado. Esa es la antítesis del espíritu liberal. Acá debajo de mi computadora, tengo un letrero enorme que es el lema de la Royal Society de Londres: “nullius in verba”, esto es, “no hay palabras finales”. Para ver el contraste con la socialdemocracia, nadie va a estar de acuerdo en esos grupos con eliminar el ministerio de Educación; todos se abalanzan a imponer estructuras curriculares, primero. Y hay otra diferencia con la socialdemocracia o con otras líneas de pensamiento: yo creo que Télam es un problema. La existencia de una agencia oficial de noticias es otra bofetada a la inteligencia. Si el gobierno tiene algo que decir, lo dice en una conferencia de prensa o terceriza. Pero tener una agencia de noticias es algo típicamente autoritario. Ahí hay otro ejemplo de una diferencia.

-Es decir, el Estado y las instituciones que lo conforman y el uso que hace el gobierno de esas instituciones es una línea fundamental para distinguir si un estado es liberal o no. ¿Ese sería el punto que usted señala?

-No es lo que hace el gobierno con ese puesto sino eliminar ese puesto. El tema no es usar bien Telam por ejemplo; el tema es liquidar Telam o cualquier agencia de noticias que era característico del Führer o del Duce.

El estado liberal, ¿sin ministerio de Educación?

-Señalaba el caso del ministerio de Educación. ¿Cuál es el problema en un estado liberal de la existencia de un ministerio de Educación?

-Si nos ponen a cualquiera de nosotros en ese puesto, algo tenemos que hacer y cualquier cosa que hagamos, va a estar mal porque no podemos imponer nada. Tiene que estar absolutamente abierto y las instituciones educativas, en auditorías cruzadas, tienen que competir entre sí y los padres y los candidatos tienen que decir cuál es la de mayor excelencia académica.

-Es decir lo que usted está señalando es que hay un sistema educativo que no tiene que estar centralizada en agencias que bajan una línea y de alguna manera congelan el conocimiento. ¿Usted está pensando en el modelo chileno de educación y la posibilidad de que en esta relación entre oferta y demanda educativa, la demanda educativa regula el interés por un colegio u otro? La demanda de los estudiantes y sus familias.

-No quiero entrar en el modelo chileno que tiene sus bemoles. La existencia del ministerio de Educación y Cultura implica que se van a establecer pautas obligatorias para determinadas estructuras curriculares. Cuando hablamos de enseñanza privada, en realidad en estos esquemas están privadas de todas independencia. Pueden decidir cuál es el color del edificio, el campus, si son colegios y sus uniformes pero el producto que allí se expende se llama estructura curricular y las instituciones no tienen la libertad para establecer. Ya sabemos que la perfección no está al alcance de los mortales. Esto no quiere decir que las ocurrencias de la gente van a llevarnos a la perfección, no, pero van a minimizar costos y problemas. Si alguien tiene la idea de que los colegios tienen que ser sólo a la mañana o a la mañana y a la tarde y tiene que enseñar tres geografías, dos matemáticas y un álgebra, pues hágalo, propóngalo y la gente se lo va a aceptar y se lo va a rechazar. Si yo tengo otra idea tengo que tener la libertad de competir para proponer esto.

De lo que se trata en una sociedad abierta es que todos tengan más oportunidades pero nunca iguales porque afortunadamente somos distintos, tenemos distintos fuerzas físicas, distintas fuerzas intelectuales, distintos talentos, distintas inclinaciones.

Liberalismo e igualdad de oportunidades

-En esa organización de la vida en común en el Estado a la hora de proveer el servicio educativo, ¿cómo se garantiza la igualdad de acceso a una batería de conocimientos de buena calidad si no hay un mínimo asegurado y consensuado a lo largo de todo un territorio?

-En ese sentido, hay varios aspectos pero hay algo que un premio Nobel en economía sugirió que son los vouchers educativos, esto es, a la gente que tiene las condiciones para aplicar a ofertas educativas existentes pero no tiene los ingresos, se le dan vouchers para que elija cuál es la mejor opción. La otra cuestión es un poco más pastosa y más difícil y va más a contracorriente de lo que opina todo el mundo y son las llamadas igualdad de oportunidades. La igualdad de oportunidades suena muy lindo pero es absolutamente incompatible con la igualdad ante la ley. Quiero poner un ejemplo: yo juego al tenis. Si juego al tenis con un profesional, para que me den igualdad de oportunidades hay que encadenarle un pie o una mano al otro, o sea estoy lesionando su derecho. De lo que se trata en una sociedad abierta es que todos tengan más oportunidades pero nunca iguales porque afortunadamente somos distintos, tenemos distintos fuerzas físicas, distintas fuerzas intelectuales, distintos talentos, distintas inclinaciones. Si fuéramos iguales, la sociedad sería un horror porque todos quisiéramos ser panaderos y no habría médicos, no habría cooperación social ni división del trabajo.

-Pero cuando un chico que nace por azar en un barrio humilde con carencias extremas comparado con un chico que nace en un barrio de clase media, se da un problema de origen que es necesario balancear para que esa competencia por los recursos en la vida sea justa.

-Tal vez no fui claro pero insisto en esto que sugiere de los vouchers el premio Nobel de economía Friedman. Se le da crédito educativo para que pueda educarse en la mejor institución que él prefiera de todas las que existen.

-Pero el chico pobre va a llegar a esa oportunidad con un déficit alimentario, por ejemplo. Aunque tenga un voucher que le permita ir a la escuela no va a poder estar a la altura de esa exigencia.

-Ahí hay otro tema. Lamentablemente nos hemos desbarrancado tanto en Argentina que hemos perdido la noción de que todos, usted, yo, todos, venimos de la miseria y las cuevas. El asunto es cómo pasamos de situaciones espantosas de villas a situaciones mejores: haciendo todo lo contrario de lo que viene haciendo la Argentina hace 80 años, que es derrumbar y destrozar a los más pobres y a los más vulnerables.

¿Cómo salir de la pobreza?

-¿A qué se refiere?

-¿A qué se debe la diferencia entre el nivel de vida en Uganda y en Alemania? Sólo exclusivamente a las tasas de capitalización, o sea a la inversión per cápita, al ahorro interno y externo que en unos lugares se ahuyenta y en otros lugares se atrae. Eso es solo la diferencia. No es que los alemanes sean más buenos y más amarretes los ugandeses. El problema es haber establecido sistemas que en nuestro caso son exactamente las antípodas de lo que sugería Alberdi. Después hay una cosa formal que mencionaste con la mejor de las intenciones pero es algo que me desagrada y es la expresión clase social, como si fuéramos de una naturaleza social. Clase baja me parece una expresión repugnante. Clase alta me parece algo frívolo y estúpido y clase media me parece que carece de sentido. ¿Estamos hablando de ingresos? Hablemos de ingresos altos, medios y bajos pero no hablemos de clase.

-La pobreza implica mucho más que no tener un ingreso para cubrir las necesidades básicas. Es un problema multidimensional. Pero ahí hay algo muy interesante en lo que planteaba: usted plantea que el modo en que la Argentina ha intentado sacar gente de la pobreza, de esa pobreza complejísima que no sólo depende los bajos ingresos, no ha funcionado. Esta mirada progresista de centro izquierda que ha pensado en compensar a esos sectores vulnerables no ha funcionado. ¿Qué funcionaría? ¿Usted dice que es el crecimiento económico?

-Estoy por escribir algo que dice “Los liberales somos progresistas”. Me parece otro insulto a la inteligencia que se diga que las izquierdas son progresistas, justamente es el retroceso, no el progreso.

Liberales vs izquierda: ¿quién es progresista en la Argentina?

-¿Por qué usted dice que las izquierdas que son descriptas como progresistas representan el retroceso?

-Porque proponen medidas de control de precios, de empresas estatales, de inflación monetaria, de impuestos adicionales, de endeudamiento para hundirnos en el fango. El problema ya no es sólo lo que estamos viendo con la pobreza; mucha gente que era considerada de ingresos medios o ingresos altos, si seguimos en esta tendencia, vamos a estar todos comiendo de tachos de basura porque no hay milagros en esto. Cuando interviene el gobierno por ejemplo en los precios, está destrozando los únicos medios de comunicación, los únicos indicadores que tiene el mercado para saber dónde es rentable y dónde no lo es. En una pandemia lo peor que se puede hacer es poner precios máximos a los medicamentos, a los barbijos, al alcohol en gel porque quiere decir que no va a haber alcohol en gel, barbijos y medicamentos. Hay un libro que se llama Cuatro mil años de intervención en los precios (sic): desde Hammurabi estamos con esto y no lo aprendimos todavía. Como dice este otro premio en Economía (Friedrich) Hayek, en lugar de permitir el conocimiento fraccionado disperso en sociedad, el burócrata concentra ignorancia y dice: no podemos dejar esto en manos del mercado, mercado quiere decir millones de arreglos contractuales, lo voy a manejar yo. Y entonces como en Venezuela, no hay góndolas, no hay supermercado, no hay ningún medicamento ni alimentos y es una catástrofe sanitaria y de otra naturaleza.

El liberalismo argentino, ¿es la derecha?

-Usted planteaba que el liberalismo es progresista. Sin embargo, en Argentina la interpretación más instalada dice que ser liberal es ser de derecha. ¿Cómo ve usted esto?

-La palabra “derecha” no me gusta porque me suena a conservador y fascista. Estas cuestiones de la izquierda, la derecha, el norte, el sur pasaron de moda. Hay que dar vuelta la página. Incluso diría, la izquierda ha traicionado sus valores originales porque la izquierda viene con la gente sentada a la izquierda del rey en la Asamblea de la Revolución Francesa antes de la contrarrevolución de los jacobinos. ¿Por qué se sentaban a la izquierda? Porque eran contrarios al abuso del poder. Resulta que las izquierdas ahora imponen las botas, el monopolio de la fuerza, porque el gobierno es eso, las botas y la fuerza para todos los actos lícitos de la persona. La gente en lugar de sentir que el gobierno acompaña, que la protege, que vela por sus derechos, resulta que la ataca y la persigue. La gente tiene que estar escondiéndose de las inflaciones y los impuestos y todas las regulaciones que asfixian.

Los empresarios argentinos piden bajas de impuestos para las actividades que ellos desarrollan pero piden aumentos de aranceles para que otros, sobre sus espaldas, paguen costos más altos para poder tener sus privilegios y sus mercados cautivos.

-¿Cuán liberal es el empresariado argentino? ¿El solo hecho de funcionar socialmente en un mercado convierte a un empresario en liberal?

-Lamentablemente, salvo honrosas excepciones, el empresario local es un cazador de privilegios, es un barón feudal. Es un asaltante de guante blanco. Como no puede y no queda bien para su status social entrar a la casa del vecino y robarle los muebles, lo hace a través del gobierno con aranceles aduaneros y con distintas llamadas protecciones que en realidad son arreglos. La alianza entre el empresario y el poder se da desde Adam Smith, desde 1776. Cuando el empresario visita la Casa de Gobierno, se prende una luz colorada: no tiene nada que hacer en la Casa de Gobierno. El empresario tiene que competir en el mercado. Tener privilegios, prebendas, mercados cautivos, eso explota miserablemente a la gente, especialmente a los más necesitados.

Los empresarios argentinos, ¿son liberales?

-Cuando los empresarios piden rebajas de impuestos, ¿están en esa misma línea que usted señala?

-Eso es una mezcla. Piden bajas de impuestos para las actividades que ellos desarrollan pero piden aumentos de aranceles para que otros, sobre sus espaldas, paguen costos más altos para poder tener sus privilegios y sus mercados cautivos. Lo mismo las exenciones fiscales, que quiere decir que otros van a tener que pagar las diferencias. Lo mismo con los llamados subsidios. Cuando uno habla off the record con ellos, dicen bueno, pero yo tengo que salvar mi empresa. Grave error: por más que usen corbata de Hermes y estén en primera fila en la Casa de Gobierno aplaudiendo, saben que si estornudan mal, le sacan la empresa. Han vendido malamente a la empresa y han perjudicado a su familia, a sus hijos. Esto no es sólo un caso argentino. Lamentablemente viene ocurriendo en muchas partes del mundo.

-Los unicornios como Mercado Libre que caracterizan el nuevo desarrollo económico de Argentina, ¿escapan de esa lógica?

-Esas son excepciones a la regla. El caso de Mercado Libre es un caso muy interesante, incluso en la forma de operar, eso de calificar y clasificar a quienes están comprando y vendiendo para mostrar que la reputación y la marca y el valor comercial no es algo que dependa de lo que dice un burócrata sino que depende de lo que dicen compradores y vendedores. En Mercado Libre se puede comprar casi cualquier cosa con servicios excelentes. Es una demostración de que por suerte el Leviatán no ha podido echar mano a Mercado Libre.

Liberalismo argentino, ¿conservador en lo social?

-Hay una cuestión que parece una contradicción dentro del liberalismo argentino. Usted señalaba la palabra conservador, el rechazo a que el liberalismo sea considerado conservador o de derecha. Las posiciones del liberalismo en temas sociales, por ejemplo, en relación a la legalización del aborto: parece una contradicción la idea de que una posición que respeta el proyecto de vida de otro no contempla la posibilidad de que mujeres que no creen que el embrión con vida sea persona humana puedan llevar adelante el aborto.

-Cuando estamos hablando de respetar los proyectos de vida de otros, el alma de ese concepto, contiene el proteger la vida, la propiedad y la libertad. Cuando hablamos de que la madre tiene derecho a su cuerpo, estamos plenamente de acuerdo. Lo que no creo definitivamente es que tenga el derecho sobre el cuerpo de otro y como los chicos no nacen en los árboles sino en el seno materno por ahora –puede haber transferencia de úteros el día de mañana tecnológicamente-, como ha dicho la Academia Nacional de Medicina, desde el momento de la concepción hay un ser humano en acto, en potencia de muchas cosas como usted y yo que estamos en potencia de ser muchas otras cosas, pero en acto somos seres humanos. Esto implica la liquidación de un ser humano y es completamente contrario al espíritu liberal que es respetar los proyectos de vida de otros, que esencialmente es respetar los derechos de otros.

-Pero en la medida en que hay un debate, ¿una posición liberal no debería respetar las posiciones distintas de ese debate para que cada persona ejerza sus decisiones de vida de acuerdo con sus convicciones?

-Me parece que eso es respetar el no respeto. También podemos decir que hay algunas personas, algunos degenerados, como el régimen nazi que piensan que las personas que no son arias deben ser exterminadas. Había otro lado de la biblioteca. A mí personalmente me importa un bledo que haya otro lado de la biblioteca. Es liquidar a una persona.

(De www.lanacion.com.ar)

Dios (el Creador) y la naturaleza (su creación)

Cuando se menciona a Aristóteles, a más de dos milenios de su desaparición, identificamos tal palabra con la obra de dicho filósofo. Algo similar ocurre cuando se menciona a Mozart, asociando su nombre a su obra musical. En el caso de Dios, el creador de todo lo existente, no parece ocurrir lo mismo por cuanto, al menos desde la religión, muchas veces se lo desvincula de su obra: el universo, que surge como consecuencia de las leyes naturales que lo conforman.

La desvinculación de Dios y su obra implica esencialmente el aparente antagonismo entre religión y ciencia. Gran parte de los creyentes admiran a Dios por su capacidad para suspender, aparentemente, las leyes naturales establecidas, o por intervenir en los acontecimientos cotidianos cambiando las condiciones iniciales de una secuencia de causas y efectos. Incluso, como herencia del pensamiento medieval, algunos rechazan el universo real como algo mal hecho y suponen que la verdadera vida ha de ser posterior a la vida terrena.

Desde una postura científica se establece un estudio directo de las leyes naturales que conforman el orden natural, suponiendo, como principio básico, la invariabilidad de la ley natural rechazando las posibles intervenciones de Dios. Este ha de ser el planteo de la religión natural, que surge de la identificación de Dios con su obra.

Debido a la caracterización de Dios como un super-hombre que escucha los pedidos humanos, poco o nada se tienen en cuenta las leyes naturales que rigen todo lo existente, por lo que tampoco surge la necesidad de una adaptación a dichas leyes. Por el contrario, desde el punto de vista de la ciencia experimental, se acepta tácitamente que nos hemos de adaptar a las leyes naturales, obteniendo así un sentido de la vida objetivo y concreto.

Si, al menos, en la actualidad se priorizara el carácter esencialmente ético del cristianismo, dejando de lado todo lo que implica un escape hacia lo sobrenatural, se establecería una evolución en el pensamiento religioso y un acercamiento a la actitud predominante en la ciencia. Históricamente hablando, las religiones bíblicas son esencialmente morales y están asociada a la creencia en un Dios que exige comportamientos éticos adecuados para nuestra supervivencia, en lugar de suponer que el Dios imaginado espera, de cada uno de nosotros, homenajes y una muestra de fidelidad de tipo pagano. Morris Adler escribió: "El Talmud es la creación de un pueblo a través de sus representantes más dotados. Estos portavoces se hallaban profundamente enraizados en la historia y tradición de su grupo. No fueron hombres de mundo en el sentido convencional del vocablo, si bien estaban lejos de hallarse apartados de la vida común".

"Tampoco fueron dirigentes políticos o hacedores de imperios, legisladores o administradores, científicos o filósofos, poderosos ecónomos o artistas. No se ajustaban a ninguno de los moldes heroicos a los que el mundo occidental hubiera conferido generalmente el liderazgo. Fueron maestros -así fue como se titularon a sí mismos- si bien en el proceso de servir como maestros al pueblo también realizaron funciones de carácter judicial, administrativo y político. El tema de su instrucción era una tradición ético-cultural-religiosa".

"La incorporeidad de Dios es destacada junto a su unicidad. Tanto la Biblia como el Talmud presentan abundancia de antropomorfismos, algunos de los cuales ofenden la sensibilidad moderna. El propósito de la Torá era el de instruir a los hombres. En consecuencia, tenía que hablar en el idioma de los hombres. Y puesto que el lenguaje nace de la experiencia y el pensamiento de los hombres, no puede trascender la experiencia y el pensamiento humanos".

"Los antropomorfismos nunca son considerados más que figuras oratorias. Mientras que existe el peligro de describir a Dios en términos humanos, no puede evitarse si hemos de hablar de Dios, tanto frente a la infinitud de Dios como frente a las limitaciones morales del hombre".

"Mientras al referirse a Dios los antropomorfismos eran necesariamente empleados, era prohibido todo tipo de representación física. La idea de un Dios invisible era incomprendida aun para los miembros cultos de otras sociedades. Cuando Pompeyo conquistó a Jerusalén en el 63 a.de C. arrogantemente se abrió camino hacia el Sancta Sanctorum del Templo. Este refinado romano quedó atónito al no encontrar ninguna estatua u otra representación tangible de la deidad en la cámara sagrada. Consideraba a los judíos como un pueblo supersticioso y bárbaro" (De "El mundo del Talmud"-Editorial Paidós-Buenos Aires 1964).

Generalmente, quienes hablan de la religión como algo opuesto a la ciencia, cometen un primer error, que consiste en incluir bajo el término "religión" a una amplia variedad de formas religiosas, ya que, las que acatan las leyes naturales son compatibles con la ciencia, mientras que las que no las contemplan, no lo son. El segundo error implica ignorar tal posible compatibilidad. Si en las religiones bíblicas intercambiamos la palabra "Dios" por "orden natural", se observará la compatibilidad mencionada, ya que las leyes naturales que describe la ciencia son las leyes que Dios ha sancionado (simbólicamente) para hacer el mundo.

El atractivo del cristianismo consiste en la posibilidad que brinda respecto de la vida eterna, aunque tal atractivo no lo es tanto para Ortega y Gasset, cuando afirmaba que "mientras algunos no saben qué hacer con su tiempo, pretenden una vida eterna" (expresión aproximada). Como ejemplo de individuo que prioriza una vida posterior, aparece Miguel de Unamuno. Al respecto, Julián Marías escribió: "La obra entera de Unamuno está inmersa en un ambiente religioso; cualquier tema acaba en él por mostrar sus raíces religiosas o culminar en una última referencia a Dios".

"De ahí sus íntimas preferencias literarias e intelectuales, su desvío por lo meramente literario en el sentido de artístico, o por lo científico y erudito; y su manifiesta hostilidad hacia la actitud que propende a volver al hombre al cuidado exclusivo de su vida temporal y pasajera, sin ocuparse de la otra; concretamente, su enconada aversión a la sociología y a la pedagogía, y más aún a las degeneraciones sociológicas o pedagógicas de la religión".

"Las lecturas de Unamuno, sobre todo las más vivas en él, aquellas que afloran con más frecuencia y más autenticidad en sus escritos, son predominantemente filosóficas y religiosas. Unamuno, hombre de inmensa lectura, pero de espíritu nada erudito, mostraba bien claramente sus preferencias, y éstas son reveladoras. Sobre todo la Escritura, y más en ella el Nuevo Testamento, y dentro de éste, San Pablo, que apenas se separa de su pensamiento" (De "Miguel de Unamuno"-Espasa-Calpe Argentina SA-Buenos Aires 1950).

Es importante señalar que, en el cristianismo, el camino hacia la felicidad y hacia la vida eterna, en caso que exista, es el mismo, y está constituido por el cumplimiento de los mandamientos bíblicos. Como "amar al prójimo como a uno mismo" no resulta tan sencillo, ni tampoco la adopción de una predisposición hacia ello, gran parte de los creyentes se limita a alabar a Dios y hacerle pedidos cotidianos, olvidando que Cristo indicó que "Dios sabe que os hace falta antes que se lo pidáis".

sábado, 28 de agosto de 2021

Catolicismo vs. Religión natural

La religión natural está asociada principalmente a la Ilustración, o Iluminismo, que surge en Europa durante el siglo XVIII. En esa época aparecen los deístas, o librepensadores, que suponen que Dios sólo actuó en el momento de la Creación, o bien identifican a Dios con el orden natural, oponiéndose a los teístas, que suponen que Dios sigue interviniendo en los acontecimientos humanos. Si bien aceptan la ética cristiana como la base moral que debería adoptar cada integrante de la sociedad, tal postura es rechazada por la mayor parte de los católicos.

Si se considerara la eficacia de la religión en función de la efectividad de la ética propuesta, no habría ningún conflicto entre religión natural y catolicismo. Sin embargo, gran parte de los adeptos a la Iglesia sostiene que hay "algo más" que los mandamientos bíblicos, y son los misterios y los dogmas que, aunque alejen de la religión a muchos, siguen vigente a pesar de las enormes necesidades de información ética que toda sociedad en crisis requiere para salir de esa situación.

Para ilustrar la esencia del conflicto, se citan algunos escritos de Federico Klimke S.J.:

“El postulado de la tolerancia y de la libertad de conciencia señala el punto culminante de todas estas tendencias. La «iluminación» ama la tolerancia con delirio. Spinoza es uno de los primeros que intenta probar filosóficamente la libertad de conciencia; en su “Tratado teológico-político” quiere probar que esa libertad está fundada en el mismo Derecho natural, por lo que el hombre no puede jamás renunciar a ella”.

“La «iluminación» no reconoce como fuente de verdad la autoridad y la tradición, sino sólo la razón humana; además, únicamente admite la Religión natural”.

“La «iluminación» tan sólo reconoce tres verdades religiosas: Dios, la virtud, o sea, la libertad, y la inmortalidad, porque esas tres ideas son obvias a la razón natural y comunes a todas las religiones. Conviene con la doctrina católica en el concepto de religión natural, pero el valor y el significado de ese concepto en ambas es distinto. Según la doctrina de la Iglesia, la Religión meramente natural nunca existió como tal, sino que ya desde los orígenes del género humano ha sido elevada y perfeccionada por la Religión sobrenatural; en cambio, según los filósofos empiristas y racionalistas, la única religión verdadera y cierta es la Religión natural; destruyendo cada vez más con su escepticismo la Religión sobrenatural”.

“Algunos que todavía admiten la Revelación, o bien afirman que sobreañade nuevas verdades a las de la Religión natural, o bien creen que sólo comprueba las verdades naturales; otros, yendo mucho más lejos, defienden que todas las doctrinas reveladas no son más que una corrupción de la Religión natural, un efecto de la superstición, de la ignorancia o del deseo de dominar de algunos”.

“De este modo naturalista y escéptico de interpretar las cosas de la Religión se siguió la desaparición de la fe en los milagros. De la ciencia natural matemático-mecánica nació la persuasión de que en el cosmos las leyes naturales rigen de una manera inviolable, y que todos los fenómenos que hasta el presente no han sido descifrados, con el progreso de la ciencia hallarán su explicación natural”.

“Así, toda la religión cristiana ya no se considera como una institución sobrenatural, sino como un suceso meramente natural sujeto a las mismas causas que todos los demás acontecimientos históricos. Spinoza es el primero que niega los milagros apoyado en los principios de su filosofía”.

“Otros, como Newton y Leibniz, al desarrollar con el mayor rigor posible el aspecto mecánico de la Naturaleza, se esfuerzan en demostrar la existencia de una causa inteligente y suprema, deduciéndola precisamente del admirable orden del mecanismo cósmico, con lo que el argumento teleológico viene a ser uno de los más usados. Pero de esta misma consideración se sacan argumentos contra los milagros: un mundo tan bien ordenado, requiere de suyo la existencia y grandeza de Dios, pero los milagros derogarían esta grandeza divina y además son superfluos”.

“Esa misma conciliación de la religión con la mentalidad moderna, hizo que la esencia de la religión se colocara en la simple moralidad y que se negaran todos los dogmas. El fin del hombre no se pone en la salvación del alma y la bienaventuranza después de la muerte, sino en la presente felicidad interna que brota espontáneamente de la vida honesta. De aquí que los dogmas y el culto o se rechacen o se menosprecien; por lo mismo la fe inquebrantable en los dogmas como absolutamente imprescindible para la salvación, es atacada como «intolerancia»; el afecto y sentimiento religioso son mirados con desprecio y tenidos como «misticismo» y «fanatismo»”.

“La persuasión optimista de que el hombre es bueno por naturaleza está en pugna con el dogma del pecado original, por lo que despreciado este dogma, se da poca importancia al pecado en general”.

“Nuestro Señor Jesucristo se considera cada vez más como mero hombre que enseñó únicamente la moralidad y restauró la Religión natural. De ahí viene aquella distinción entre religión de Jesús y la religión cristiana, que como corrupción humana de la primera es condenada y rechazada; de ahí nace aquel pesimismo en el juzgar la historia de la Iglesia; de ahí también la crítica racionalista de libros sagrados, que ya no se tienen como divinamente inspirados, sino como una simple obra humana”.

(De “Historia de la Filosofía”–Editorial Labor SA-Barcelona 1947)

jueves, 26 de agosto de 2021

Gulag y socialismo real

Existen diferencias entre teoría y realidad, tanto en el caso del capitalismo como del socialismo. Sin embargo, es necesario establecer diferencias. En el caso del capitalismo, se promueve la libertad y se exige la presencia de muchos empresarios para constituir un mercado competitivo. Si esto no se logra, no existe una verdadera economía de mercado. De ahí que el éxito del sistema es condicional, de la misma manera en que el éxito del cristianismo también lo es, porque requiere del previo cumplimiento de los mandamientos bíblicos. Una propuesta falla cuando es puesta a prueba aceptando sus condiciones o sus reglas.

En el caso del socialismo, por el contrario, el sistema implica una organización estatal mediante la cual se dirige el accionar de todo ser humano limitando severamente su libertad. De ahí que las fallas del sistema se deben esencialmente a la planificación de la economía. Si bien puede aducirse que, en el socialismo, la gente trabaja mucho menos que lo requerido por las autoridades, debe tenerse presente que la poca productividad individual proviene de la ausencia de incentivos para el trabajo y la producción, algo inherente al sistema.

Es oportuno mencionar el caso de los Gulag, institución soviética de gran importancia para la economía nacional, que representa una parte importante del socialismo real. Se trancribe parcialmente un artículo de Alberto Falcionelli:

GULAG

Glavnoe Upravlenie Laguerei, "Administración Superior de los Campamentos". Se trata, por supuesto, de campamentos que por ser de "reeducación por el trabajo" o de "trabajo reeducativo" -ispravitelniy trud-, figuran en la legislación soviética y en la apologética comunista en general, como entidades esencialmente humanitarias. Lo admitiremos con alguna dificultad, ya que:

1) El MVD (organismo de presión del Partico Comunista sobre la sociedad) es el organismo encargado del reclutamiento de sus huéspedes.

2) Estos "huéspedes" realizan, gratuitamente, el 14 por ciento de las obras públicas previstas por el Gosplan, talan el 20 por ciento de la madera destinada a la construcción y extraen el 40 por ciento de los metales no ferrosos utilizados en la industria soviética, el 94 por ciento del oro que la URSS acumula para "enterrar" al capitalismo (destinado a perecer pero, mientras tanto, productor de bienes que Rusia necesita y no logra producir), y el 90 por ciento de uranio exigido por la competencia atómica de Rusia con Estados Unidos.

3) La población de dichos campamentos, según los cálculos más optimistas, oscila entre 8 y 15 millones de almas en un momento determinado, no por el menor o mayor número de delincuentes comunes, sino por las necesidades político-económicas del momento, lo que a los cuarenta y cuatro años de existencia del régimen socialista en la URSS, demuestra la existencia de una fuerte oposición e incluso, de una muy fuerte y muy extensa oposición si se considera las condiciones de terrorismo policial en que tiene que desenvolverse.

4) El promedio de vida de dicha población, variable según los lugares de deportación y la naturaleza del trabajo a ella impuesto, es tan bajo de todos modos que, rara vez, un deportado llega al término de su periodo de reeducación, en razón del bajísimo número de calorías puestas a su disposición por las cocinas Gulag.

5) Esta misma población está compuesta en una proporción de 85 a 90 por ciento, por "delincuentes" políticos calificados de "contrarrevolucionarios" y sometidos a la caritativa supervisión de 10 a 15 por ciento de delincuentes comunes que, en los campamentos, se encargan de la aplicación de las consignas disciplinarias y de las normas de trabajo fijadas por la administración.

Todo ello sugiere dos observaciones:

a) Compárese las cifras citadas con los 33.000 detenidos que hubo en la Rusia zarista durante el periodo de mayor tensión política registrada entre 1815 y 1917, esto es, en el momento de la revolución de 1905-1906, y téngase presente que solamente 5.000 de esos 33.000 detenidos eran delincuentes políticos y que 4.700 de ellos recuperaron su libertad antes del final de 1908.

b) En los diccionarios soviéticos, la voz Laguer (campo, campamento), se presenta con las ilustraciones siguientes: uchebniy laguer (campo de instrucción), laguer voennoplennij (campo de prisioneros de guerra), Stalag en la Alemania fascista, lo que, si se me permite la licencia, constituye el colmo de "caradurismo"; Laguer mira, demokratii i sotsializma (Campo de paz, de la democracia y del socialismo) lo que no deja de ser escalofriante, en lo que a nuestro futuro concierne.

(De "El licenciado, el seminarista y el plomero"-Editorial La Mandragora-Buenos Aires 1961).

miércoles, 25 de agosto de 2021

Socialismo nacional e internacional

Puede considerarse al patriotismo como una prolongación afectiva de la predisposición hacia el amor al prójimo, confundiéndose la ética personal con la social. Así, el amor a la patria se prolonga hacia el universalismo, o amor hacia otras patrias. Por el contrario, quienes tienen predisposición hacia el egoísmo, tienden a querer mucho a su patria y muy poco o nada a patrias ajenas. Incluso tal egoísmo puede ser tan sólo el aspecto exterior de una actitud que tiene más de demostrativa que de afectiva, siendo el nacionalismo un "egoísmo colectivo".

Finalmente nos encontramos con actitudes de odio hacia otros países que se prolonga hacia el odio orientado a sectores de su propio país, existiendo una variedad amplia de posibilidades al respecto. Este es el caso de quienes, por cuestiones ideológicas, renunciaban a su patria ubicando a su nueva patria ideológica en el centro de su estima, llegando al extremo de intentar destruir su propia patria para hacerla dependiente de la que la reemplaza. Este fue el caso del socialista que adoptaba como nueva patria a la Unión Soviética, a la vez que se incorporaba a grupos armados que intentaban destruir su propia patria para hacerla dependiente del, entonces, Imperio soviético.

Es oportuno distinguir entre universalista, como es el caso de quien se siente "ciudadano del mundo", del internacionalista, tal el que desprecia la mayor parte de los países que todavía no adoptaron el socialismo.

En la actualidad, cuando alguien hace una crítica al socialismo, en forma personal o como simple ciudadano argentino, el marxista siempre contesta con una crítica hacia los EEUU, como si uno tuviese necesariamente que pertenecer o identificarse con ese país, dando por descontado que la Argentina carece de valor o bien que, simplemente, no existe.

La identificación del marxista con el Imperio soviético fue descrita por José Enrique Miguens de la siguiente forma: "Cuando yo comencé a actuar en política, las cosas eran muy claras. El socialismo era internacionalista, despotricaba contra el patriotismo, su himno era «La Internacional» y su insignia era la bandera roja, único himno y única bandera permitidos en sus desfiles y actos".

"Todavía recordamos, trémulos, las palabras del senador socialista Mario Bravo en el Senado de la Nación, cuando dijo que la única bandera que ellos seguían era la bandera roja y no «el trapo azul y blanco». El Partido Comunista de la Argentina tenía como emblema la hoz y el martillo cruzados sobre un fondo rojo. La simbología marcaba una decidida y coherente actitud cosmopolita y antinacional, que se reflejaba en todas las posiciones que adoptaban ante los problemas argentinos".

"De golpe -exactamente a partir de fines del año 1947- vimos asombrados aparecer banderas argentinas en los locales y mitines socialistas, con invocaciones a la patria y la soberanía. Y hasta el Partido Comunista cambió su emblema: la hoz y el martillo emergían sobre un fondo azul y blanco. Los papagayos intelectuales comenzaron a hablar de «socialismo nacional», cuidando mucho que no se fuera a confundir con «nacional socialismo» que sonaba mal, aunque muchos no viéramos la real diferencia entre ambas ideologías. ¿Qué había ocurrido para provocar esta unánime y repentina conversión?".

"La guerra mundial había dejado una enseñanza: el imponente poderío de los Estados Unidos y el alejamiento de las perspectivas de una revolución mundial surgida como fruto de la «inexorable marcha dialéctica de la historia». Había que ponerse a trabajar duro para salvar a la Unión Soviética y debilitar a Estados Unidos, que avanzaba por Europa con su Plan Marshall de ayuda económica".

"Tanto los soviéticos como otros observadores pudieron apreciar, con motivo de la guerra, la intensidad de los sentimientos nacionalistas de los pueblos, revelados por varios hechos cruciales:

a) La impresionante capacidad de resistencia demostrada por el pueblo ruso frente a la invasión germana, una resistencia que no estaba fundada en la defensa del comunismo sino en su apego a la «Santa Rusia» amenazada y violada por la invasión de extranjeros;
b) La fuerza de los sentimientos nacionales en las naciones europeas, que unió a casi todos los grupos políticos contra los invasores del Eje. La baja atracción diferencial del socialismo con respecto al nacionalismo se probó claramente durante el periodo del acuerdo von Ribbentrop-Molotov. Cuando los partidos comunistas europeos, cumpliendo órdenes de Moscú, pidieron a sus seguidores que no lucharan contra Alemania porque se trataba de una guerra imperialista entre dos burguesías nacionales, el repudio fue total. Mayor fue el ridículo que cayó sobre ellos cuando debieron modificar su posición luego de la invasión a la Unión Soviética y comenzaron a predicar la «guerra santa» contra el nazi-fascismo que habían defendido antes.
c) Las explosiones nacionalistas de posguerra en Asia y África, que los líderes soviéticos captaron como amenazas directas a los anteriores poderes coloniales; y la agitación nacionalista que comenzó a aparecer en América Latina, difícil de controlar para los norteamericanos" (De "Los neo-fascismos en la Argentina"-Editorial de Belgrano-Buenos Aires 1983).

En los años 70, con la guerrilla pro-soviética apoyada desde Cuba, se puso en evidencia el antipatriotismo de los terroristas y la adhesión parcial de poblaciones que simpatizaban con la agresión armada contra su propio país. El pueblo argentino, traidor en gran parte, evidenció a través de sus intelectuales, cierto porcentaje de adhesión. Enrique Díaz Araujo hizo un estudio de cientos de libros editados en la Argentina, sobre los años 70, llegando a la siguiente conclusión: "En síntesis, esta revisión abarca ochocientos catorce libros: seiscientos cincuenta y cinco proguerrilleros, ciento seis antiguerrilleros y cincuentra y tres presuntamente neutrales" (De "La guerrilla en sus libros"-Buenos Aires 2008).

Porcentajes:

A favor del Imperio soviético: 80%
A favor de la Argentina: 13%
Neutrales: 6,5%

Si estos porcentajes reflejaran los sentimientos y actitudes de toda la población, puede decirse que la violencia de los años 70 no debe considerarse como una "guerra civil", ya que uno de los contendientes estuvo en contra de la nación y el otro a favor. Además, puede observarse el antipatriotismo altamente predominante, lo que permite interpretar la profunda decadencia actual como la consecuencia necesaria de tales sentimientos negativos.

domingo, 22 de agosto de 2021

La última de las legiones huyó de Afganistán

Por Karina Mariani

Pasaron veinte años desde que Al-Qaeda lanzara su ataque más feroz y estratégico con un grupito de suicidas y unos cursitos de vuelo. Sólo eso bastó para burlar al gigante militar y a su temida inteligencia. De los esfuerzos morales y marciales que las fuerzas occidentales pusieron en juego para hacer frente a la declaración de guerra del terror islámico hoy no queda nada. A Occidente el 11 de septiembre de 2001 le declararon la guerra y 20 años después la perdió. Balance final. Altas y bajas ocurridas en el medio no cuentan si es el agresor el que festeja.

El vendaval que ha generado el regreso al poder del infierno talibán no puede ser abarcado en una nota, en un podcast o en miles de horas de televisión o en mensajes en las redes sociales. Hay una catarata de aspectos para analizar, tratar de entender qué pasó y qué puede pasar con el mundo en un futuro no tan lejano, la geopolítica es un ajedrez sin reglas. Mucho se dijo y mucho hay por decir de la historia, de la estrategia, de la salida y de los 20 años de permanencia. Pero entre tanto desconcierto hay una certeza: millones de mujeres pasarán a tener estatus de alimaña y nada podremos hacer por ellas.

OTRA TIRANIA

La tiranía del neutralismo y el relativismo ha dado lugar, en estos pocos días, a la indiferencia hacia la causa de la libertad y los derechos humanos. Justamente eso pasa en este lado del mundo en donde se levantaba tan vigorosamente el dedito índice para señalar o para ideologizar hasta las cosas más nimias. Todo el postureo feminista se desmaterializó en horas, junto con el difunto gobierno afgano. La sensibilidad a las necesidades de las minorías oprimidas parece que sólo es compatible con su denuncia en las democracias liberales, pero se torna en una actitud curiosamente apática y flemática cuando las amenazas a la libertad provienen de los enemigos de esas democracias.

No hace mucho el mundo entero conocía a Bibi Aisha por una portada de revista, la chiquita a la que los talibanes habían cortaron la nariz y las orejas en castigo por intentar huir del matrimonio al que la obligaron siendo una niña y que la llevó a vivir con una familia que la torturaba. Bibi no es un caso aislado, demás está decirlo. Es la norma del universo talibán que las mujeres sean agredidas, vendidas como novias desde la infancia y maltratadas por el pecado de haber nacido mujer. A Malala Yousafzaisu la persiguieron hasta su micro escolar y ahí le dispararon tres veces, una de las balas le atravesó la piel a través de la cara. Tenía 15 años y su delito fue haber pedido públicamente educación para las niñas. Hay mujeres con los dedos cortados por usar esmalte de uñas. Hay mujeres violadas condenadas a la lapidación por considerarlas culpables de instigar al delito. Hay mujeres que mueren de las enfermedades más tontas porque no pueden ser tratadas por médicos varones, y por cierto las mujeres tienen prohibido estudiar. Vale decir, las mujeres no tienen derecho a curarse. Ni a nada.

Mucho se ha dicho sobre que el régimen talibán es un regreso al medioevo pero esto es perverso. La Edad Media, esos flexibles mil años que comienzan cuando Odacro pone fin al Imperio Romano de Occidente y termina cuando Mehmet el Conquistador hace lo propio con el Imperio Romano de Oriente son una época marcada por grandes avances en la producción agrícola que se tradujo en la obtención de dos cosechas al año, un consecuente aumento de la producción, y por ende el crecimiento demográfico. En la Edad Media floreció la arquitectura religiosa, militar y civil. De allí nos llegan majestuosos templos y catedrales, castillos y fortificaciones, y las ciudades, otro gran fenómeno medieval y todos los cambios políticos que derivarán de ellas. También del medioevo es la adopción de la pólvora, de los molinos de agua y de viento. La Edad Media nos legó la precisión con la medición del tiempo de los relojes mecánicos y con la brújula que amplió horizontes. De la Edad Media también son los anteojos y la imprenta, el desarrollo matemático y de la medicina. Un escueto párrafo es un insulto para entender cuánto avanzó nuestra civilización en 1.000 años, pero ¿qué de todo esto se asemeja al terror talibán incapaz de todo arte, de toda ciencia y de toda creación?

La Inquisición, se ha dicho por ahí, ¡el talibán se asemeja a la inquisición! Veamos: un punto que vale la pena aclarar es que la horrorosa Inquisición medieval es marginal al lado de la calamidad que ocurre en la Edad Moderna cuando se transforma en un instrumento del Estado moderno. Basta con ver los registros, porque la Inquisición era una institución aceptada y había minuciosos registros. Algo similar ocurre con la esclavitud. No es la Edad Media una época de auge de la esclavitud, como si lo es en la Edad Moderna con el desarrollo del colonialismo. Pero ¿son los horrores del pasado aplicables al presente? Acaso ¿no se beneficia el terrorismo integrista de los avances tecnológicos en armamento y comunicación? Es dable justificar el atraso maniqueamente selectivo. Por cierto que en toda la barbarie que existe en nuestra historia no hay un solo momento en el que las mujeres fueran tratadas como en el régimen talibán. No se trata de un atraso en la evolución civilizatoria. Esto es otra cosa.

PERVERSO Y FALLAS

También se escucha mucho: "es otra cultura'', como si esto deshumanizara a los habitantes de tierras lejanas y los eximiera de la posesión de los derechos (ingenuamente llamados universales) del hombre. Pero este planteo no sólo es perverso, es además falaz. Este Afganistán infernal no es una cultura milenaria. En el siglo pasado las mujeres afganas eran consideradas humanas. Vestían con minifaldas, el pelo al aire, maquilladas y sonrientes. A comienzos del siglo pasado el Rey Amanullah alentó la educación femenina y en 1921 se abolió el matrimonio forzado y el matrimonio infantil. Hacia los años 50, Mohammed Daud Khan tanto como primer ministro como cuando fue presidente amplió la presencia pública femenina con más espacios de trabajo y estudio. En 1950 se elimina el purdah, una práctica segregacionista por la que las mujeres deben ser ocultadas de los hombres que no sean sus parientes directos y en 1964 se aprobó la Constitución de Afganistán con la incorporación de un nuevo parlamento, elegido por sufragio universal. Sí, las mujeres tenían derecho a votar. Y no, no es parte de la diversidad cultural que la mujer afgana sea tratada como a una rata.

Sin embargo, muchas voces han salido a contextualizar la aberración talibán en estos días. Las mismas feministas que consideran violentos a los varones si se sientan con las piernas abiertas, sostienen en cambio que "el burka es una pieza usada tradicionalmente por las mujeres del pueblo pastún, uno de los numerosos grupos étnicos de Afganistán. Como muchas otras formas de velación, simboliza la respetabilidad de la mujer que lo porta y la pertenencia a una comunidad específica además de proteger de las miradas y el acoso de los hombres fuera del hogar. De esta manera, se porta como una forma legítima de transitar el espacio público. En los países de mayoría musulmana los motivos que cada mujer tiene para llevarlo son variados, pero suelen responder a los estándares sociales que se consideran apropiados en su comunidad" (1). En otras palabras: las que aquí ven opresión patriarcal hasta en la sopa consideran al velo islámico casi un mimo... aunque si las mujeres no lo usan pueden ser ejecutadas, detalles. Para el feminismo actual vestirlas como a un sillón sería como empoderarlas si nos despojamos de nuestra vil mirada colonial. Vale decir que para las mujeres afganas la sumisión no está taaaan mal.

¿Por qué el burka afgano no molesta? ¿Un trapo que cubre a la mujer de la cabeza a los pies con una rejilla para los ojos no ofende a los cientos de miles de burócratas que han crecido al calor de los fondos públicos, buscando machismo en el fondo de todas las ollas? ¿Habrán buscado bien en el diccionario lo que significa invisibilizar esos que parasitan el universo feminista? ¿Lograrán convencer al planeta de que ir tapadas es un gesto de rebelión antiimperialista? Esto no es retraso evolutivo ni diversidad, esto es un enorme campo de concentración que la humanidad ha decidido dejar ahí, con la esperanza de que se mantenga convenientemente contenido entre las montañas.

SIEMPRE DECADENTE

Tras el golpe de Estado talibán, la siempre decadente ONU publicó: "Las agencias de la ONU instan a los talibanes a cumplir sus promesas de proteger a los vulnerables". Y en el cenit del cinismo agregó que "seguirá muy de cerca el cumplimiento de las promesas hechas por el Talibán de respetar los derechos humanos, especialmente el de las mujeres y las niñas". Ok. ¿Cómo haría la ONU para exigir respeto por los derechos humanos en Afganistán?

Entre los países miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU hay dictaduras como China, Cuba, Sudán y Venezuela. Agreguemos que entre los miembros están los países que más persiguen a los cristianos: Somalia, Libia, Pakistán, Eritrea, Sudán, China y Mauritania. ¿Velarán estos países por las minorías religiosas en Afganistán? ¡Y hay más!

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU hay tres países que penalizan a la homosexualidad con la muerte: Mauritania, Somalia y Sudán. ¿Qué van a hacer cuando los talibanes los cuelguen o les prendan fuego vivos? Sumemos que Somalia y Mauritania castigan el adulterio con la lapidación aún cuando la infiel haya sido violada: ¿serán estos países celosos guardianes de los derechos de las mujeres en Afganistán?

La argamasa de los derechos humanos, esa narrativa que sostenía el entramado institucional del mundo libre es un absurdo hace años. Gracias a la caída de Afganistán, también la OTAN y el resto de los liderazgos occidentales, como guardianes de la paz, demostraron ser otro absurdo más vergonzoso y al que se le anima cualquiera. Occidente mostró que no puede o no quiere defender la filosofía que sustenta su modo de vida. China, Rusia o cualquier otro enemigo de la libertad tiene el hambre y la voluntad donde Occidente tiene la cobardía, la pacatería y la pereza.

Mucho se desmoronó en el mundo cuando despegaron los aviones que dejaron abandonadas a millones de niñas a la barbarie inhumana. Mucho más de lo que se puede ver ahora, en medio de la derrota y el desconcierto. No hay excusa económica o geopolítica que justifique matar el alma de Occidente que ya ni conquista ni se defiende. La misma cretina ingenuidad que creyó que los talibanes tardarían nueve meses en llegar a Kabul o que volverían civilizados, es la que cree que, luego de esta derrota impúdica, los que olieron sangre no van a salir de caza.

(1) (http://revistaanfibia.com/ensayo/afganistan-mujeres/

(Extracto de la nota publicada en www.laprensa.com.ar)

Economía natural vs. Economías artificiales

Para establecer una ética, los pensadores del pasado observaban el comportamiento de muchos individuos, además de cierta introspección en ellos mismos, con la intención de mejorar las condiciones de vida de la sociedad en que vivían. Se acercaban, con distintos grados de aproximación, a una ética natural que no estaba escrita en ninguna parte. La mejor aproximación podía considerarse como una "ética natural", evaluada según los efectos que su puesta en práctica producía. El resto de las propuestas, alejadas de esa ética óptima o natural, podían considerarse como "éticas artificiales", es decir, creaciones humanas poco compatibles con la ley natural.

En el caso de la economía se produce un proceso similar: las distintas tendencias económicas se acercan, con distintos grados de aproximación, a una economía natural, que no está escrita en ninguna parte y que produce los mejores resultados. Las economías alejadas de ese óptimo podrán ser consideradas como "economías artificiales".

Así como una ética cercana a la ética natural permite hablar del gobierno de la ley natural sobre el hombre, el resto de las propuestas implicará, al menos parcialmente, el gobierno del hombre sobre el hombre. En el caso de las leyes económicas ocurrirá otro tanto.

Debido a que todo ser humano está regido por leyes naturales invariantes, como también está regido todo lo demás, y por ser el principal protagonista en el conjunto de decisiones que conforman el proceso económico de la sociedad, puede afirmarse que tal proceso también ha de estar asociado a la existencia de leyes naturales. Charles Gide escribió: "Las sociedades humanas están gobernadas por leyes naturales que no podríamos cambiar aunque quisiéramos, porque no somos nosotros quienes las hemos hecho, y porque, además, ningún interés tenemos en modificarlas aunque lo pudiéramos, porque son buenas, o, cuando menos, las mejores posibles. La tarea del economista se limita a descubrir el juego de esas leyes naturales, y el deber de los individuos y de los gobiernos consiste en tratar de ajustar a ellas su conducta".

"Esas leyes no son contrarias a la libertad humana: no son, al contrario, sino la expresión de las relaciones que se establecen espontáneamente entre los hombres que viven en sociedad, en todas partes en que dichos hombres están entregados a sí mismos y que tienen libertad de obrar según sus intereses. En este caso, establécese entre esos intereses individuales, antagónicos al parecer, una armonía que constituye precisamente el orden natural, el cual es con mucho superior a toda combinación artificial que pudiera imaginarse".

"El papel del legislador, si quiere asegurar el orden social y el progreso, se limita pues a desarrollar, en lo posible, esas iniciativas individuales, en apartar cuanto pudiera estorbarlas, en impedir únicamente que se perjudiquen unas a otras y, por consiguiente, la intervención de la autoridad debe reducirse a un minimum indispensable a la seguridad de cada uno y a la seguridad de todos; en una palabra, a dejar libertad de acción" (De "Curso de Economía Política"-Librería de la Vda. de Ch. Bouret-París 1937).

La economía natural es un proceso que surge espontáneamente en el caso de individuos que interactúan en libertad. Este proceso resulta ser autorregulado porque no necesita de un ordenamiento exterior ejercido por el Estado. Los sistemas autorregulados son descriptos como sistemas de realimentación negativa, como es el caso del tanque de agua de nuestra propia vivienda. El nivel de tanque lleno es la situación de estabilidad mientras que la entrada de agua es controlada por el nivel real de agua, sin que sea necesario intervenir a cada rato para llegar a la situación de estabilidad. Con el mercado ocurre algo similar. Henry Hazlitt escribió al respecto: “El sistema de empresa privada en régimen de libertad económica puede compararse a un gran mecanismo de miles de máquinas controladas cada una de ellas por su propio regulador automático; pero conectadas de tal forma que al funcionar ejercen entre sí influencia recíproca".

"Casi todos hemos observado alguna vez el «regulador automático» de una máquina a vapor. Generalmente consta de dos esferas o pesas que reaccionan por la fuerza centrífuga. Al aumentar la velocidad, las esferas se alejan de la varilla a la que están sujetas, estrechando o cerrando automáticamente una válvula de estrangulación que regula la entrada de vapor, con lo que disminuye la velocidad del motor. Si, contrariamente, marcha con excesiva lentitud, las esferas caen, la válvula se ensancha y aumenta la velocidad. De esa forma, cualquier desviación de la velocidad deseada pone por sí misma en movimiento fuerzas que tienden a corregir la anomalía”.

“Es precisamente de esta forma como se regulan las respectivas ofertas de miles de artículos diferentes, bajo el sistema económico de empresa privada en régimen de libre competencia de mercado. Cuando la gente necesita mayor cantidad de determinada mercancía, su propia demanda competitiva eleva el precio del producto. El aumento de beneficios que se produce para aquellos que lo fabrican estimula un incremento en la producción. Otros empresarios abandonan incluso la fabricación de otros artículos para dedicarse a la elaboración de aquel que ofrece mayores ganancias. Ahora bien, esto aumenta la oferta del producto, al mismo tiempo que reduce la de algunos otros. El precio de aquél disminuye, por consiguiente, en relación con los precios de otras mercancías, desapareciendo el estímulo existente para el incremento relativo de su fabricación” (De “La Economía en una lección”–Unión Editorial SA–Madrid 1981).

Así como el concepto de ley natural, como vínculo invariante entre causas y efectos, no resulta fácil de asimilar para quienes no tengan una formación técnica, o científica, el concepto de “sistema realimentado”, como sistema por el cual los efectos controlan a las causas que lo producen, resulta aún de mayor dificultad. De ahí que, por lo general, se lo ignora, o bien no se “cree” en su existencia. Incluso se supone que se trata simplemente de algo inventado por los economistas y que la “mano invisible” de Adam Smith es un concepto establecido para engañar a la gente, o cosas similares.

Si bien el proceso del mercado es autocontrolado, o autorregulado, ello no implica que, para que funcione adecuadamente, se deba prescindir totalmente del Estado. Es decir, el Estado no debería regularlo, en el sentido de interferir las leyes básicas que lo rigen, sino que debería controlarlo exteriormente para evitar los posibles desvíos propios del ser humano, especialmente cuando existen valores económicos de por medio.

Podemos hacer una analogía con el fútbol. Existen las reglas del juego y los jugadores que tienden a respetarlas. Pero es necesaria la existencia del árbitro para limitar o reprimir el incumplimiento de esas reglas. Las reglas del juego serían las leyes del mercado. Los jugadores serían los productores y los consumidores, mientras que el árbitro sería el Estado. De ahí que, mientras menos se note la presencia del árbitro tanto mejor será su desempeño y tanto más vistoso podrá ser el partido.

Nótese que la existencia de reglas del juego y la presencia del árbitro no garantizan un “partido atractivo”, ya que son los jugadores los que deben desarrollar su libre creatividad dentro del marco establecido. De ahí que las leyes del mercado y las leyes jurídicas impuestas por el Estado no bastan para asegurar el éxito económico de la sociedad. Es imprescindible la adecuada concurrencia de productores al mercado, algo que no ocurre en muchos países. Podemos sintetizar las características del mercado en la siguiente lista:

a) Se establece en forma espontánea
b) Es un sistema autorregulado
c) Es necesaria la adaptación de la sociedad a ese sistema
d) Es necesaria la presencia del Estado para asegurar la vigencia del sistema anterior

Para que el sistema sea eficaz, se requiere de cierta adaptación a nivel individual. De ahí que es necesario limitar nuestros gastos actuales previendo el futuro, lo que se traduce como ahorro en el individuo o capitalización de la empresa. Incluso se afirma que la riqueza de una sociedad viene determinada por la cantidad de capital per capita disponible. Por ello podemos esquematizar las acciones humanas tendientes a nuestra adaptación al sistema del mercado de la siguiente manera:

Economía de mercado = Trabajo + Ahorro productivo + Ética

El trabajo y el capital (ahorro productivo) son, históricamente, los factores esenciales de la producción, si bien en los últimos tiempos ha pasado a ser el conocimiento (o la información) el factor predominante en todo proceso productivo.

La ética necesaria para la economía no ha de ser distinta a la ética que nos exige la vida cotidiana, y ha de estar asociada a una actitud cooperativa en la cual se busca el beneficio simultáneo de ambas partes en todo tipo de vínculo comercial o laboral. La competencia debería existir respecto de uno mismo, llevando como meta nuestra propia superación personal. De ahí que debemos buscar ser más competentes (aptos para la producción) y a ser más competitivos (aptos para superarnos cada día). En la competencia de tipo egoísta, por el contrario, cuenta tanto nuestro propio éxito como el fracaso del rival, algo negativo en este caso.

En cuanto a las condiciones que se han de cumplir para el óptimo funcionamiento del proceso del mercado, tenemos las siguientes:

a) Los compradores y los vendedores deben ser demasiado pequeños para influir sobre el precio del mercado.
b) Todos los participantes deben disponer de información completa y no puede haber secretos comerciales.
c) Los vendedores deben soportar el coste completo de los productos que venden y trasladarlos al precio de venta.
d) La inversión de capital debe permanecer dentro de los límites nacionales y el comercio entre los países debe equilibrarse.
e) Los ahorros deben invertirse en la creación de capital productivo.

(De "El mundo post empresarial" de David C. Korten - Ediciones Granica SA - Barcelona 2000)

La ciencia económica está orientada a favorecer la producción y no para favorecer el enriquecimiento desvinculado de la producción y del trabajo. Es necesario distinguir entre el proceso en sí y las distintas distorsiones que se producen y que son favorecidas, inevitablemente, por la libertad inherente al sistema.

viernes, 20 de agosto de 2021

Necesidades y libertad

Para los liberales y los cristianos, la palabra "libertad" implica una ausencia del gobierno, mental o material, del hombre sobre el hombre. La ausencia de libertad, en el sentido indicado, impide el desarrollo de las potencialidades individuales, con un perjuicio adicional a toda la sociedad.

En el caso del cristianismo se observa que, al promover el "amarás al prójimo como a ti mismo", y al ponerlo en práctica, surge cierta situación de igualdad que trae adicionalmente una situación de libertad personal, ya que el gobierno mental o material del hombre sobre el hombre requiere necesariamente de cierta desigualdad esencial. De ahí que la libertad se establece junto a la igualdad, o bien no podrán establecerse ninguna de las dos.

En el caso del marxismo, se considera que la libertad personal surge de la satisfacción plena de las necesidades elementales de un individuo. De ahí que promueve un plan económico para que nadie carezca de lo básico para la realización de su vida, especialmente en cuanto a los alimentos y necesidades del cuerpo. Con ello asegura lograr un posterior desarrollo de lo intelectual y de lo espiritual. Por el contrario, Cristo propone: "Primeramente buscad el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura".

Respecto del vínculo entre necesidades y libertad, Michele Federico Sciacca escribió: "Entre otras muchas maneras, la libertad humana ha sido definida negativamente como ausencia de violencia y de constreñimiento. Incluso el ambiente, social o físico, con sus situaciones desfavorables u hostiles, es una forma de violencia o constricción".

"En este caso, según Marx, el hombre habrá realizado plenamente su libertad cuando se halle liberado de la hostilidad de las fuerzas físicas, conociéndolas (lo que es tanto como dominarlas), y de las constricciones económicas, eliminables a través de una organización racional de la sociedad".

"Los dos momentos del proceso de liberación se hallan en estrecha conexión; se trata de conocer la naturaleza para dominarla al servicio del hombre, para que, a través del trabajo, sea cada vez más productiva y pueda proporcionar bienes económicos para la satisfacción de las necesidades «materiales» del hombre en un orden social, cuya perfecta organización se realiza con la actuación de la ecuación perfecta (dinámica en cuanto sigue el proceso histórico) entre la «cantidad» de los bienes producidos y la «cantidad» de las necesidades por satisfacer".

"El día en que tal orden se realice, el hombre será el señor de la naturaleza y de sí mismo; cada hombre será el señor de su libertad porque ésta no se verá limitada por una necesidad insatisfecha (no «enajenada») y todos en general serán libres, gozando de libertad con respecto a la necesidad y hermanos en la solidaridad del trabajo para la conservación de la libertad solidaria".

"Otras necesidades no materiales, aun admitiendo que surgieran (parece que no, porque la moral y la religión son para el marxismo superestructuras propias de determinadas estructuras económico-sociales y, por consiguiente, de formación histórica), serían una eflorescencia de aquel orden social y, por consiguiente, también tendrían raíces económicas, por lo que quedarían satisfechas con las necesidades materiales" (De "Sísifo sube al calvario"-Editorial Luis Miracle SA-Barcelona 1964).

La experiencia nos indica que cada ser humano tiene necesidades materiales, intelectuales y afectivas, en distintos grados; por lo que resulta ingenuamente simple suponer que, al lograr satisfacer sus necesidades básicas (de alimentos, vestimenta y vivienda) habrá alcanzado la libertad, y sólo a través de la organización económica de la sociedad. En realidad, las motivaciones emocionales o afectivas, junto a otras motivaciones personales, son las necesarias para lograr satisfacer las necesidades básicas mencionadas. De ahí que la solución de los problemas existentes se lograrían por el camino inverso al propuesto por Marx. Sciacca agrega: "Un grupo de técnicos de la producción y del consumo, al hacer un cálculo por el que se establece la suma de necesidades vitales de los individuos y se le asigna a cada uno un número de horas de trabajo según sus capacidades, de modo que el «tanto» global de trabajo dé el «tanto» global de producción suficiente para satisfacer el «tanto global» de necesidades, una vez que ha llevado a cabo ese plan según una disciplina reguladora de todo el ciclo productivo, lo ha hecho todo, no necesita más; éste es la libertad, todos son libres".

"De este modo, la libertad no es una conquista que el individuo hace por su cuenta y riesgo, aun en determinadas situaciones que no pueden desconocerse, es decir, una iniciativa, una potencia interior y espiritual, sino sólo el resultado mecánico de una organización exterior. La libertad, en suma, se puede producir, lo mismo que un específico farmacéutico, a través de una combinación bien calculada de ingredientes económicos".

La libertad plena imaginada por Marx, como una libertad económica, no pudo alcanzarse en los regímenes socialistas por varias razones, especialmente por la falta de estímulos para la producción, la falta de libertad personal y la anulación de las potencialidades y creatividad individuales. De ahí que la supuesta superioridad de la economía socialista tuvo que ser dejada de lado y buscar otros atributos para superar al capitalismo y a la cultura occidental.

Se buscó entonces sostener la existencia de una "supremacía moral" de los socialistas. Con las atrocidades ocurridas en la URSS de Lenin y Stalin, y en la China de Mao-Tse-Tung, se advirtió la falsedad de ese intento. De ahí que el nuevo slogan utilizado fue el de la "igualdad social" como característica de la superioridad socialista. Tampoco tuvo éxito debido al predominio de la clase dirigente ("la nueva clase", la "nomenklatura") que evidenció la falsedad de la supuesta igualdad social.

Si bien el marxismo se inicia con la promesa de una sociedad que habría de subsanar, economía mediante, el problema de las necesidades insatisfechas, llega al extremo de criticar a la riqueza material como algo malo; actitud propia del envidioso que trata de denigrar todo lo que los demás poseen y que él carece, para apaciguar el autocastigo al que se somete en forma permanente. Finalmente, bajo la denominación de posmodernidad, aparece un frente ideológico destructivo impulsado por los sectores de la izquierda política.

domingo, 15 de agosto de 2021

Para el momento: buenos consejos de un psicólogo

Por Alberto Benegas Lynch (h)

La obra del psicólogo Nathaniel Branden narra los motivos de su separación de Ayn Rand debido a una serie de discrepancias sobre puntos filosóficos.

Se trata de Nathaniel Branden (1930-2014), doctorado en psicología, asesor de centros médicos estadounidenses de primera línea, consultor muy requerido, conferencista en múltiples tribunas universitarias y autor de numerosos ensayos en revistas académicas y libros de gran difusión.

El tema central de este autor remite a la más cuidada y escrupulosa consideración por las autonomías individuales y la consiguiente dignidad del ser humano, tan denostadas en nuestra época que bajo los más diversos pretextos inauditos degradan e invalidan la naturaleza del hombre.

Dado el espacio disponible, resumiré las reflexiones de este autor en cuatro capítulos referidos a sendos territorios sobre los que Branden pone de manifiesto sus consejos y elaboraciones del caso.

Un primer consejo estriba en no separar las emociones de la razón. Este tema lo aborda detenidamente en The Psychology of Self Esteem y lo vuelve a reproducir como apéndice en The Disowned Self. Es común el error de sostener que el ser humano no es sólo razón sino también emoción como si se tratara de dos fenómenos independientes de una naturaleza dual. Pues bien, Branden explica que las emociones son la consecuencia de haber archivado deliberadamente o no en el subconsciente valores y desvalores que orientan las sensaciones de aprecio o rechazo. No podríamos sobrevivir si todo estuviera en el foco de nuestra atención, los archivos subconscientes nos permiten actuar sin esa necesidad al efecto de abrir espacios nuevos para el consciente. Imaginemos la imposibilidad de hablar si cada vez tuviéramos que aprender el idioma o si al jugar al tenis tuviéramos que meditar sobre el resultado de cada tiro. Cuando tenemos la sensación de proximidad o de incomodidad con alguien, sea de modo implícito o de manera explícita, es debido a nuestra carga anterior de valores y desvalores. La razón entonces juega siempre un rol clave e indelegable.

Un segundo consejo de gran envergadura aparece en Free Will, Moral Responsability and the Law publicado en The Libertarian Alternative editado por Tibor Machan, donde refuta magistralmente el determinismo que estima es la meta “más importante en cualquier estudio del hombre” puesto que si el determinismo fuera correcto “ningún conocimiento sería posible para el hombre. Ninguna teoría podría reclamar mayor veracidad que cualquier otra, incluyendo "la teoría del determinismo psicológico” y “si el hombre no tuviera libertad de elección, ningún poder sobre sus acciones, entonces la ética y el derecho serían las dos primeras ciencias que debieran abandonarse” ya que “una mente que no es libre de validar sus conclusiones no tiene forma de diferenciar lo lógico de lo ilógico […] una máquina no razona”.

Como una nota al pie consigno que en este contexto del materialismo filosófico irrumpe una inconsistencia en algunos de los escritos de Branden al aludir a la “enfermedad mental” puesto que como, entre muchos otros, señala el médico-psiquiatra Thomas Szasz en El mito de la enfermedad mental, desde el punto de vista de la patología una enfermedad es una lesión de tejidos, células o cuerpos pero las ideas no están enfermas, se trata más bien de desajustes en los neurotransmisores, la sinapsis o temas químicos en general en el cerebro (en este sentido vuelvo a recordar la obra en coautoría del filósofo de la ciencia Karl Popper y el premio Nobel en neurofisiología John Eccles que lleva el sugestivo título de El yo y su cerebro).

Un tercer consejo queda estampado en el libro de Branden titulado Taking Responsibility donde señala las contradicciones de Freud, Marx y Skinner (este último referido a su libro que lleva un título en el que abiertamente confiesa su cometido: Beyond Freedom and Dignity). Nathalien Branden escribe en este libro que el “individualismo enseña que la persona tiene el derecho de existir para sí misma. Ve la ayuda a otros como un acto de benevolencia, no como un deber sino como una elección, no como una hipoteca con la que se nació. El colectivismo rechaza la noción de los derechos individuales. No trata al individuo sino a lo colectivo, al grupo, a la tribu como unidades morales a la que el individuo debe subordinarse […]. El individualismo sostiene que la principal responsabilidad que uno debe a otros es el respeto a sus derechos y libertades”. En esta línea argumental es pertinente aclarar que, según el diccionario, “altruismo” significa hacer el bien a costa del propio bien lo cual es una contradicción superlativa puesto que todos los seres humanos actúan según lo que más les interesa –en verdad una perogrullada o tautología–, de lo contrario no actúa, lo hace porque le interesa proceder en esa dirección, le hace bien ya sea un acto ruin o bondadoso, por lo tanto es imposible actuar en libertad “a costa del propio bien”.

Por último, un cuarto consejo se deduce de su libro Honoring the Self sobre el cual en su momento tuve el gusto de intercambiar correos electrónicos con Branden en los que mostró su generosidad para reiterar algunos conceptos esclarecedores. En ese trabajo el autor despliega toda su potencialidad intelectual para apuntar al valor del interés personal en “la realización espiritual” (“spiritual fulfillment”) y que por tanto la felicidad es el objetivo de todos los seres humanos por lo que “en cada instancia de nuestra vida debemos confrontarnos con la pregunta decisiva ¿debo honrarme o traicionarme?” y “honrar a uno mismo es pensar con independencia, vivir según nos dicte nuestra mente y tener el coraje de nuestras percepciones […] honrarse es vivir con autenticidad y hablar y actuar según nuestras convicciones”. Sigue diciendo que “las personas que más se admiran son aquellas que perseveran en la fe de su visión sin necesidad de la comprensión de otros, sin su aprobación y aplauso, de hecho, la mayor parte de las veces con la oposición y hostilidad de otros”. Todo lo cual no significa caer en “la arrogancia que es la sobredimensión de las propias habilidades” y la incapacidad de escuchar otros argumentos que permiten ensanchar los propios conocimientos y corregir los errados ya que el conocimiento es en última instancia un peregrinar en busca de algo de tierra fértil en donde sostenernos en el mar de ignorancia en que nos desenvolvemos en la mayor parte de los asuntos y lo poco que conocemos lo debemos pulir permanentemente.

El doctor Branden comenzó a interesarse en la filosofía de la libertad a través de Ayn Rand pero finalmente se apartó por razones que no es del caso detenerse en esta nota periodística –una separación que decidió Branden y que produjo una ira tal en Rand que nunca pudo absorber ni comprender, lo cual la condujo a pasar de considerarlo un genio a todo tipo de infundios y de injustificadas descalificaciones-. En todo caso consignamos que Rand si bien ha realizado contribuciones muy importantes, tenía un rasgo marcadamente dogmático y aceptaba juicios con ribetes inquisitoriales que la colocaron en una posición anti-Popper en su eje central: negar que el conocimiento tiene la característica de la provisionalidad, abierto a refutaciones, lo cual, demás está decir, nada tiene que ver con la incoherencia del relativismo epistemológico. En el último de los libros mencionados de Branden subraya que “difiero con ella [Ayn Rand] en una serie de puntos filosóficos” que describe en detalle en Benefits and Hazards of the Philosophy of Ayn Rand: A Personal Statement en el Journal of the Association for Humanistic Psychology, todo lo cual no significa para nada desconocer los beneficios que aportan las contribuciones de Rand que bien destaca el autor de marras en ese mismo trabajo y en otros.

En este ensayo y en otras presentaciones Branden –que a juicio de Rand antes de la antedicha separación estimaba que él era “la persona que mejor comprende mi filosofía”– se refiere a Rand en lo que en su opinión tiene rasgos de una “moral destructiva”, que “confunde la razón con lo razonable”, que “no entendió el significado del misticismo a que tanto se refiere”, que “no comprendió la teoría de la evolución”, que “descuidó aspectos psicológicos” que “sus obras contienen elementos contradictorios” y que “no propicia una mente crítica” puesto que, como queda dicho, “propició el dogmatismo”, todo lo cual, como también queda expresado, no significa desconocer sus aportes de inmenso valor si se saben calibrar adecuadamente en manos de quienes detestan el fanatismo de toda especie y son conscientes de la trascendencia de la diversidad y productividad de enfoques en base al respeto recíproco. Para apreciar contribuciones es indispensable dejar por completo de lado lealtades incondicionales, cultos a la personalidad, religiones laicas y sofocantes alabanzas por parte de quienes caen en las trampas y aberraciones de lo mismo que airadamente dicen combatir. La vida intelectual es más pacífica, tranquila e interesante y sabe decantar aciertos y errores propios y ajenos, disfruta de intercambios enriquecedores sin la actitud irracional y tóxica de quienes condenan con dedos levantados y gestos de guerra al más mínimo desplazamiento de sus pequeñas, terminadas, mezquinas y alambradas concepciones y sabe mirar en distintas direcciones sin temor al contagio.

En esta última línea argumental, se han escrito ríos de tinta sobre las antes referidas características que no deben permitir que se pierda de vista el mensaje de libertad en la crucial faena randiana, entre los que cabe destacar el libro por David Kelly The Contested Legacy of Ayn Rand y el ensayo de Murray Rothbard The Sociology of the Ayn Rand Cult, y a pesar de las muy saludables influencias de las novelas de Rand para introducir a la trascendencia del individualismo, hay escritores como Mario Vargas Llosa que estima que son “mamotretos narrativos” y “novelas ilegibles” (en El regreso del idiota).

En cualquier caso, los textos de Branden son un canto a la libertad y al consiguiente respeto recíproco en el contexto de la invalorable institución de la propiedad, los mercados abiertos y gobiernos con poderes estrictamente limitados a la protección de los derechos que son anteriores y superiores a la existencia del monopolio de la fuerza que denominamos gobierno, a contramano de lo que en gran medida viene ocurriendo donde los gobernantes se constituyen en megalómanos que aplastan derechos. Fue un meticuloso estudiante de Eugen Böhm-Bawerk, Ludwig von Mises y de los filósofos más relevantes con amplitud de miras de gran fertilidad y provecho –su primer contacto con un filósofo profesional fue vía la lectura de trabajos de Bertrand Russell.

La razón es el instrumento esencial del ser humano, lo cual no quiere decir que la infalibilidad sea la característica de los mortales, por eso resulta tan vital la libertad de expresión a los efectos de maximizar los intercambios y debates de ideas para mejorar, ya que los humanos nunca llegamos a una meta final y estamos siempre en proceso y en ebullición en un contexto evolutivo para incorporar verdades que son la correspondencia entre el juicio y el objeto juzgado. Por eso una vez más digo que el lema de la Royal Society de Londres me atrae tanto: nullius in verba, es decir, no hay palabras finales. Y también en estas lides tener muy presente el proverbio latino: ubi dubium ibi libertas (donde hay duda hay libertad): si todo estuviera rodeado de certezas anticipadas la elección resultaría superflua, este es el sentido del dictum de Emmanuel Carrère en cuanto que “lo contrario a la verdad no es la mentira sino la certeza” pues, así considerada, bloquea ulteriores indagaciones para incorporar verdades. No es para renunciar a lo conocido al momento, es para sostener mentes despejadas de telarañas y mantener el suspenso al efecto de detectar nuevos paradigmas. En esta misma línea argumental es que Popper muestra que en la ciencia no hay tal cosa como verificaciones sino solo corroboraciones provisorias.

(De www.elcato.org)

COMENTARIO: La opinión de Alberto Benegas Lynch (h), acerca de Ayn Rand, confirma mis críticas publicadas en este blog sobre la referida autora, especialmente por su desprecio e incomprensión de la ética cristiana, por el desprecio de lo emocional, el desinterés por el método científico y por no admitir críticas ni proponer verificaciones y, finalmente, por promover "la virtud del egoísmo", mensaje sintético y absurdo que atenta contra cualquier intento de difusión exitosa del sistema capitalista, ya que se opone a la "cooperación social" propuesta por Ludwig von Mises, que poco o nada tiene que ver con el egoísmo.

Promover el aborto es SALVAJISMO
Promover el egoísmo es IRRESPONSABILIDAD
Negar la empatía emocional es IGNORANCIA
Promover al mercado como base de la sociedad es INGENUIDAD
Atacar al amor al prójimo como "inmoral" es PERVERSIDAD
Decir que Cristo predicaba el "altruismo" es INFAMIA
Ignorar las leyes naturales es PSEUDOINTELECTUALIDAD
Reemplazar el orden natural por creencias subjetivas es SOBERBIA
Atribuir el altruismo al marxismo, y no el odio, es TRAICIÓN a Occidente

sábado, 14 de agosto de 2021

Sobre un personaje mayor en la tradición liberal

Por Alberto Benegas Lynch (h)

Algernon Sidney escribió en 1681 sobre algunos principios básicos que luego profundizaron Locke y Montesquieu

A veces acontecimientos claves de la historia no son suficientemente ponderados. Como es sabido, el inicio del espíritu liberal puede situarse en el método socrático, pasando por las experiencias atenienses, romanas, los fueros españoles y sus “juicios de manifestación” antes del habeas corpus, la Carta Magna de 1215, el desarrollo del common law y la escolástica tardía. Si bien el salto cuantitativo original habitualmente se atribuye a John Locke con su tratado de 1689, resulta clave señalar que antes que eso y en la misma dirección y con argumentos de mayor peso Algernon Sidney escribió en 1681 su obra titulada Discourses Concerning Government que demoró en publicarse hasta 1698 debido a su criminal ejecución el 7 de noviembre de 1683 por orden de Carlos II.

El voluminoso trabajo de Sidney fue como respuesta muy extendida al libro de Robert Filmer en cuyo título se expone la tesis central, Patriarcha: A Defense of Natural Power of Kings Against the Unnatural Liberty of the People publicado en 1680. Era una defensa y ratificación de la noción muy generalizada de la época que los monarcas derivaban su poder de Dios y que, por tanto, no podía ser cuestionado independientemente del contenido de la respectiva resolución.

Sidney refutó esta absurda conclusión y se explayó en la naturaleza del gobierno y las limitaciones a su poder a los efectos de salvaguardar los derechos de las personas, a su juicio inherentes a la persona y más allá de la legislación del momento. Esto no solo como un fundamento moral sino para asegurar el mayor bienestar de la gente basado en que esos derechos son naturales al ser humano y anteriores y superiores a la constitución del monopolio de la fuerza. Estas disquisiciones se oponían no sólo al poder político sino también al poder de las religiones oficiales. La frase que resume su pensamiento es la ironía de comentar que en los sistemas entonces vigentes “algunos nacen con una corona sobre sus cabezas y todos los demás con monturas sobre sus espaldas.”

La referida obra de seiscientas páginas en la edición que tengo en mis manos, está dividida en tres grandes capítulos que contienen noventa y ocho secciones. Comienza diciendo que es perfectamente excusable el error cometido por ignorancia, pero personas leídas e informadas no tienen justificación de engañar a la gente con supuestos inauditos como que el poder de los reyes es un mandato divino al efecto de respaldar sus fechorías. Como queda dicho, en verdad el autor explica que los derechos individuales provienen de la naturaleza de la condición humana para poder desarrollar sus potencialidades y el gobierno está teóricamente constituido para proteger y garantizar esos derechos. Es lamentable -continúa Sidney- que muchas autoridades religiosas se hayan plegado a la idea de la infalibilidad de la corona cuando su misión es la de velar por la integridad de los miembros de la comunidad y no estos reverenciar y otorgar facultades ilimitadas a quienes están supuestos de proteger las autonomías de los gobernados, quienes deben tener la posibilidad de remover a quienes los asaltan.

A continuación subraya el desatino de insistir en que el pueblo no debe interferir en los misterios del poder solo reservados a los que lo detentan puesto que ese razonamiento constituye un insulto a la inteligencia. Los hombres que asumen el poder no son diferentes al resto de los mortales, solo que se les ha confiado la misión de proteger las condiciones para que cada uno pueda desarrollar sus facultades dignas de la condición humana.

Constituye una ofensa a Dios el endosarle la responsabilidad por los martirios que sufre la gente. Los que tienen las inclinaciones delictivas de Nerón deben ser tratados como tales. La prudencia y el acierto en las decisiones gubernamentales no surgen automáticamente “no crecen como los hongos” son fruto de meditaciones y asesoramientos calificados y serios. La gente no debe dejarse atropellar y eventualmente permitir que los decapiten en sentido figurado o en sentido literal en nombre de una alegada facultad inexistente. No tiene el menor sentido reclamar que se dé al César lo que pertenece al César cuando lo que se pide es el poder absoluto como atributo indiscutible del César lo cual desconoce la naturaleza del gobernante y los atributos de la gente, todo como un pretexto para atropellar los derechos de todos los que no gobiernan.

La sección quinta del primer capítulo lleva el muy sugestivo título de “Depender de la voluntad de un hombre es la esclavitud” donde alude a la esencia de la tiranía que consiste en que la gente se encuentre a merced del monarca ya que la libertad es la ausencia de coacción por parte de otros ya que “son esclavos quienes no puede disponer de su persona ni de sus bienes y todo depende de lo que resuelva su amo; no hay tal cosa como la naturaleza del esclavo” puesto que la esclavitud contradice la naturaleza de las cosas, en esta línea argumental los gobernantes deben ajustarse a la ley entendida como el resguardo de los derechos de todos y no simplemente una disposición emanada de la autoridad. Imputar a Dios la conducta de los Calígula es una falta de respeto mayúscula.

En la sección décima de ese mismo capítulo, se elabora detenidamente sobre el concepto de que “ninguna violencia o fraude puede crear un derecho” y “la diferencia entre un buen y un mal gobierno dependen del ejercicio del poder” pero “en esclavitud el conocimiento no brinda posibilidades ya que todo depende de la voluntad de los lords por más malvados, crueles y dementes que resulten”. Y más adelante en la sección siguiente y en las cuatro finales de ese capítulo explica detenidamente que un acto injusto no muta en justo por el hecho de ser adorado con boato, rituales, frases vacías y poder hereditario. La justicia de dar a cada uno lo suyo implica el respeto a la propiedad de lo que pertenece a cada cual.

En el segundo capítulo Sidney en el contexto de opiniones de diferentes autores, desarrolla las nociones de democracia referida al consenso de la administración de la cosa pública en beneficio de todos que hoy podemos resumir en el respeto recíproco, la aristocracia como el gobierno de algunos considerados virtuosos y la monarquía como el gobierno de uno, lo cual con el tiempo fue transformado en monarquía parlamentaria o constitucional con la idea de establecer límites al poder. Y en la sección cuarta del tercer capítulo subraya que ningún monarca debe contar con la facultad de vulnerar derechos del mismo modo que debe prevenir que otros lesionen derechos del prójimo.

En la sección onceava del último capítulo, el autor extiende su argumentación sobre el significado de la ley que debe ser compatible con el derecho y no fruto de una mera resolución gubernamental y que una ley injusta no debe ser obedecida en línea con la tradición escolástica (la sección se titula “La ley injusta no es ley y aquello que no es ley no debe obedecerse”). Enfatiza que la ley no deriva de la dignidad del legislador sino exclusivamente de su justicia que debe ser universal.

Esta deriva tan sustanciosa sobre lo que significa la igualdad ante la ley y su inseparable noción de la Justicia y la relevancia de los magistrados que imparten justicia es a contracorriente del llamado positivismo jurídico que no reconoce mojones y puntos de referencia extramuros de la norma positiva. En la sección catorce recuerda que los gobiernos fueron establecidos para hacer que se cumpla la justicia, un contrapoder de gran peso en las sociedades libres en cuyo contexto esboza que el derecho no es consecuencia del invento de jueces sino el resultado de procesos evolutivos de descubrimiento de valores preexistentes.

Luego de todas estas disquisiciones sumamente sustanciosas y muy pertinentes para la actualidad, este notable pensador en las dos últimas secciones se refiere a la importantísima misión del Parlamento o Poder Legislativo y apunta que “la Magna Charta que comprende nuestras leyes antiguas y las legislaciones subsecuentes no fueron enviados desde los cielos sino de acuerdo a la voluntad de los hombres” en dirección a la limitación al poder. En este sentido agrega que en una sociedad libre no puede otorgarse poder al Parlamento, a los magistrados judiciales ni al rey que no sean para salvaguardar derechos y en el primer caso las deliberaciones deben dirigirse a poner orden, es decir, a lo que modernamente diríamos el Estado de Derecho donde ese Poder Legislativo “debe ser confiado solo en las manos de quienes son capaces de obedecer la Ley” en el sentido antes definido y vinculado a los escritos de Richard Hooker que Sidney cita en concordancia también con otros autores respecto al iusnaturalismo.

Estas notables contribuciones fueron desarrolladas primero por Locke y luego perfeccionadas por Montesquieu. En el primer caso, se muestra que “Cuando los legisladores quitan y destruyen la propiedad de la gente o los reducen a la esclavitud por medio del poder arbitrario, se colocan en un estado de guerra con el pueblo que queda eximido de seguir obedeciendo.” Y el segundo autor además de haber afinado la imprescindible división de poderes, escribe en su trabajo más conocido de 1748 que “nos ha enseñado la experiencia eterna que todo hombre investido de autoridad abusa de ella. No hay poder que no incite al abuso, a la extralimitación […] Para que no se abuse del poder, es necesario que se le ponga límites”. Calcado en la misma argumentación, contemporáneamente Bertrand de Jouvenel concluye en el poder que “es una experiencia eterna el que todo hombre que tenga poder se ve impulsado a abusar del mismo”.

Benjamin Constant en Sobre el espíritu de conquista y de usurpación en sus relaciones con la civilización europea consignó la célebre distinción entre “la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos”, la primera “se componía más bien de la participación activa del poder colectivo que del disfrute pacífico de la independencia individual […] Muy otra cosa ocurre en los estados modernos, su extensión, mucho más vasta que las repúblicas de la antigüedad […] Los clásicos hallaban más deleite en su existencia pública y tenían menos en su existencia privada. Casi todos los deleites modernos se hayan en la existencia privada”. Hoy desafortunadamente pude decirse que en gran medida hay una reversión del tema: se pretende circunscribir la participación de la gente en el voto (con todas las artimañas del caso) pero excluirlo de lo relevante, cual es la protección y el consiguiente respeto a sus derechos individuales tan proclamados por el propio Constant.

Tal como he consignado antes, a mi juicio el cuarteto de obras de ficción que mejor desnudan el poder son La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa que se refiere a Trujillo, Yo el supremo de Roa Bastos que se refiere al doctor Francia, Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias que se refiere a Estrada Cabrera y La silla del águila de Carlos Fuentes que se refiere en general al poder en México donde se leen las siguientes confesiones imaginadas (¿imaginadas?) de políticos que ilustran sobre algunos pasillos de los aparatos estatales: “para mi todo es política, incluso el sexo”, “el poder es mi vocación”, “te lo digo a boca de jarro, todo político tiene que ser hipócrita. Para ascender, todo vale. Pero hay que ser no sólo falso, sino astuto” y “la fortuna política es un largo orgasmo”.

(De www.infobae.com)