sábado, 28 de diciembre de 2019

Minería: todo sigue como entonces....

En Mendoza, con graves problemas por la falta de agua, sigue el derroche como siempre. Ello indica que no valoramos el agua ni tampoco a aquellos comprovincianos que padecen a diario y en forma directa su escasez.

Pero había un sector que necesitaba utilizarla para generar unos 50.000 puestos de trabajo, entre otros aspectos. Aunque es inadmisible que empresas capitalistas tengan otros objetivos, según se cree, que "envenenar el agua".

Como seguramente no ha de disminuir la utilización, o consumo, de metales, seguiremos trayéndolos de otras provincias o de otros países, en donde supuestamente la gente "muere por beber agua envenenada por la minería". Pero eso a nosotros no nos interesa, ya que sólo queremos que nos sigan vendiendo metales.

¿Y si la gente no muere envenenada en los países mineros? Pues entonces habremos perdido la posibilidad de solucionar gran parte de nuestros problemas económicos y seguiremos en la decadencia social y moral, con una pobreza material creciente, pero con las reservas metalíferas intactas....

La prohibición, bastante amplia, de la actividad minera en Mendoza, satisface la generalizada predisposición de los argentinos: no favorecer a nadie, ni siquiera cuando uno mismo reciba parte del beneficio.

Tal prohibición satisface a quienes hacen gala de cierto "espíritu ecológico", que se advierte en aquellas manifestaciones como que "la producción de energía eólica mata a los pájaros", "la siembra de soja inutiliza la tierra cultivada" (aunque el dueño de la tierra no lo sepa), "los autos participantes del rally Dakar destruyen el ambiente natural", etc. La inacción total favorece la decadencia económica, por lo cual se la debe promover hasta el futuro advenimiento del socialismo.....

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Derecho natural vs. Historicismo

Un observador atento, que contempla sucesivas partidas de ajedrez, podrá inferir las reglas del juego aunque no las haya leído en ninguna parte ni se las hayan explicado. En forma similar, el científico observa regularidades en el mundo que le rodea, asociando el concepto de "ley natural" al vínculo invariante entre causas y efectos. Como las leyes naturales no vienen escritas en ninguna parte, algunos dudan de su existencia, especialmente en el caso de las leyes que gobiernan nuestras conductas individuales.

Considerando que nuestro cuerpo y nuestro cerebro están constituidos, parcialmente, por los mismos elementos que todo el resto del universo conocido (átomos de la tabla periódica), no resulta desacertado suponer que también estemos regidos por leyes naturales invariantes. Tal invariancia de las leyes no significa que no existan cambios en el mundo en que vivimos. Volviendo al ejemplo del ajedrez, advertimos que existen millones y millones de partidas posibles, todas diferentes, aunque el juego se sustente en unas pocas reglas de juego.

Los partidarios del derecho natural son quienes, históricamente, adoptaron una postura similar a la de los científicos, ya que intuyeron la existencia de un orden natural subyacente a todo lo existente, de donde surgió la idea y la necesidad de adaptarnos a dicho orden. Al respecto, Alfred Stern escribió: "El concepto de una naturaleza humana universal y un derecho natural inherente a ella fue una de las creaciones más grandes del pensamiento clásico antiguo. Preparado por Sócrates, Platón y Aristóteles, el concepto de derecho natural fue desarrollado en la antigüedad en especial por los estoicos".

"Al eliminar la autoridad de la tradición, Sócrates y Platón establecieron la autoridad de la naturaleza. Fue la Stoa antigua la que dio impulso a la idea de naturaleza humana. Su principio fundamental era vivir según la naturaleza...Por otra parte, la ley de la naturaleza afirmada por los estoicos no era una ley física sino una ley moral".

"Según los estoicos existe sólo una razón universal, común a todos los hombres. Todos son miembros de un único cuerpo, ciudadanos de un solo Estado. «El cosmos es la patria común de todos los hombres», dijo Musonio Rufo. Como ciudadanos del mismo Estado universal -el de la humanidad- sujetos a la misma ley -la ley de la naturaleza o razón-, todos los hombres son iguales; y todos tienen los mismos derechos: derechos naturales y racionales, que resultan de su común razón normativa" (De "La filosofía de la historia y el problema de los valores"-EUDEBA-Buenos Aires 1963).

El cristianismo, al simbolizar el orden natural como un orden conformado por la voluntad de un Dios interviniente en los acontecimientos humanos, mantiene la idea del derecho natural con sus consecuencias morales. Lamentablemente, las simbologías resultaron con el tiempo más importantes que las realidades con el alejamiento de sus seguidores de la moral natural, que así pierde su validez original al ser reemplazada por los misterios y los devaneos filosóficos y teológicos conocidos.

En oposición a la postura que admite la existencia del derecho natural, surge el historicismo, que es otra forma de relativismo cognitivo y moral. Stern escribió al respecto: "El historicismo puede ser definido mediante la fórmula «la verdad y el valor son hijos del tiempo, hijos de la historia». Surgido en Alemania hacia fines del siglo XVIII y desarrollado ahí en el XIX, el historicismo es un relativismo histórico que considera a la verdad, el derecho, las costumbres, la ética y, en general, a todas las ideas y a todos los valores, como productos de una época histórica dada, o de una civilización específica o aun de una determinada colectividad nacional o regional. Por consiguiente, estas ideas y valores sólo son válidos para las épocas, las civilizaciones y, en casos extremos, sólo para las naciones o regiones que los han producido".

"Puesto que ninguna idea ni ningún valor parece escapar a estas condiciones históricas, parecería que no existen verdades y valores transhistóricos que nos permitan juzgar las verdades y los valores creados por las distintas épocas históricas. Por lo tanto, todas las ideas y todos los valores creados en el curso de la historia encontrarían justificación, incluso las ideas y los valores de esas épocas que hoy se presentan ante nuestros ojos como las más bárbaras".

"Según el historicismo, no tenemos derecho a considerar nuestras verdades y nuestros valores como más avanzados que los de los tiempos de los autos de fe, ya que para poder medir la superioridad o la inferioridad de determinadas verdades y valores sería necesario poseer patrones epistemológicos y axiológicos suprahistóricos. Pero si todas las verdades y todos los valores son hijos de la historia, no puede haber verdades y valores suprahistóricos que puedan servir de patrones para juzgar los méritos relativos de las verdades y los valores creados en el curso de la historia. Se torna imposible, por ende, descubrir algún progreso en la historia".

Entre los argumentos esgrimidos por los historicistas contra el derecho natural está el que surge del hecho de no existir coincidencias entre los autores que parten de una misma base, es decir, de la ley natural. También los médicos, partiendo de su propia ciencia, tienden a disentir, como también lo hacen los economistas, los científicos y demás. Sin embargo, siempre habrá algunos más cerca de la verdad, ya que existe una ley natural objetiva que sirve como referencia para validar las distintas propuestas.

Para ubicar el historicismo en un contexto general, puede hacerse un resumen de las principales posturas cognitivas:

a) Científico experimental: observa las diversas partidas (acontecimientos humanos y sociales) e intenta deducir las reglas del juego (leyes naturales) subyacentes.
b) Teólogo teísta: observa tales acontecimientos y supone conocer su sentido a través de la revelación efectuada por el Creador de todo lo existente.
c) Filósofo: observa tales acontecimientos y busca en su propia mente los principios por los cuales se producirían.
d) Filósofo historicista: observa los acontecimientos humanos y sociales pero descarta la existencia de leyes subyacentes a la sociedad, es decir, leyes a nivel individual. Incluso supone la existencia de un determinismo histórico que se cumpliría en forma independiente de las acciones individuales.

En cuanto al historicismo económico, Jordi Mundó escribió: "Según Popper, Marx reemplaza el psicologismo de Mill, que se corresponde con el idealismo de Hegel, por su «materialismo». Su filosofía de la historia se ha denominado «interpretación materialista de la historia» o «materialismo histórico». Así, los actores sobre el escenario de la historia serían, a decir de Popper, meras marionetas, irresistiblemente movidas por hilos económicos; estos hilos serían las fuerzas históricas que escaparían al control de tales actores. El escenario de la historia sería el «reino de la necesidad»; pero un día estas marionetas destruirían este sistema y alcanzarán el «reino de la libertad»" (De "Grandes pensadores: Karl Popper"-Planeta De Agostini SA-Barcelona 2007).

Karl R. Popper estableció un conjunto de puntos con la intención de rebatir la postura historicista, siendo ellos los siguientes (sintetizados por Jordi Mundó):

1) El curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento del conocimiento humano. (La verdad de esta premisa tiene que ser admitida aun por los que ven las ideas humanas, incluidas las ideas científicas, como algún tipo de subproducto de un desarrollo material)

2) No podemos predecir, mediante métodos científicos o racionales, el crecimiento futuro de nuestro conocimiento científico. Sí se puede mostrar que es imposible la autopredicción completa, sea cual fuere la complejidad del predictor, entonces esto tiene que ser válido no sólo para la física, sino también para cualquier «sociedad» de predictores en mutua interacción. En consecuencia, ninguna sociedad de predictores en mutua interacción puede predecir sus propios estados futuros de conocimiento. Las tres siguientes proposiciones contienen sus conclusiones:

3) Por lo tanto no podemos predecir el curso futuro de la historia humana.

4) Esto significa que debemos rechazar la posibilidad de una historia teórica, esto es, una ciencia de la historia social de la misma naturaleza que la física teórica. No puede existir una teoría científica del desarrollo histórico que sirva de base para la predicción histórica.

5) El objetivo fundamental de los métodos historicistas está, por tanto, mal concebido. Y por eso mismo el historicismo fracasa.

En una aclaración adicional, Jordi Mundó escribió: "Sostiene Popper que este argumento no niega la posibilidad de toda predicción social; por el contrario, afirma, es perfectamente compatible con la posibilidad de contrastar teorías sociales -por ejemplo, teorías económicas, pero no «teorías históricas»-, deduciendo de ellas predicciones que afirmen que ciertos sucesos tendrán lugar bajo ciertas condiciones, y contrastando dichas predicciones. Sólo refuta la posibilidad de predecir sucesos históricos en tanto puedan ser influidos por el crecimiento de nuestros conocimientos".

domingo, 22 de diciembre de 2019

Contra la pobreza vs. Contra la desigualdad

Si a un niño bien intencionado se le pregunta acerca de cómo hacer para que todas las personas adquieran riqueza suficiente para vivir cómodamente, es posible que responda que deben imprimirse y repartirse muchos billetes. Si se le informa que en una sociedad existe desigualdad económica y que existen ricos y pobres, seguramente responderá que, sacándole el exceso de dinero a los ricos y dándoselo a los pobres, se soluciona tanto el problema de la pobreza como el de la desigualdad social, o económica.

A pesar de las buenas intenciones, ambas sugerencias empeoran las cosas, ya que el exceso de dinero genera inflación y la redistribución de la riqueza limita la producción y la inversión, además de favorecer la vagancia del sector menos productivo. Tales conclusiones surgen, no del puro razonamiento, sino de las experiencias acumuladas en distintas épocas y sociedades. A pesar de ello, se siguen proponiendo las "soluciones" mencionadas teniendo presente que las masas se comportan como si tuviesen la mentalidad del niño bien intencionado.

Los comportamientos humanos no son tan simples como parecen, ya que existe en la sociedad un importante número de envidiosos, repartidos entre todos los sectores sociales. Para disminuir la envidia que sienten por quienes poseen más dinero que ellos, fingen preocuparse por las penurias de los pobres exigiendo la redistribución mencionada, pero con la intención de ver empobrecidos a los ricos y de esa manera sentirse menos afectados por la envidia que hace de sus vidas una pobre experiencia.

Debido al materialismo reinante, favorecedor de las diversas crisis, no resulta extraño que la lucha contra la pobreza sea bastante menos promovida que la lucha contra la desigualdad, ya que la envidia es una consecuencia necesaria del materialismo. Si, por el contrario, la mayoría buscara la felicidad en los aspectos emocionales del comportamiento humano, seguramente la envidia desaparecería en gran medida.

Los envidiosos aducen que la violencia en la sociedad se debe, no a fallas humanas como el egoísmo y el odio, sino a la "desigualdad social", llegando al extremo de exculpar al delincuente sosteniendo que incurre en el delito por haber sido "marginado previamente por la sociedad" y que sus acciones violentas constituyen una "justa venganza" contra esa sociedad.

A nivel de los países, utilizan un razonamiento similar, aduciendo que los desarrollados lo son a costa de los subdesarrollados y que todos los problemas que éstos padecen se deben a aquéllos. De esa manera tratan de quitarle todo mérito al que hace las cosas mejor e incluso tratan de mostrar a los demás que la economía capitalista "sólo funciona bien cuando un empresario o un país explotan a otras personas o a otros países".

De ahí que a pocos deba extrañar que Nicolás Maduro, el destructor final de la sociedad venezolana, tenga el apoyo incondicional de los sectores de izquierda, por cuanto en Venezuela existe bastante "igualdad social" (aunque predomine la pobreza extrema). Por otro lado, critican severamente al gobierno de Chile, a pesar de tener mucha menos pobreza y una aceptable movilidad social, por cuanto presenta importantes niveles de desigualdad económica. Si bien son aceptables muchos de los reclamos de los chilenos, es absurdo intentar destruir ese país pensando acercarse al "modelo chavista" prevaleciente en Venezuela.

Es oportuno mencionar la opinión de Mariano Grondona, quien escribió al respecto: "Desde el ángulo de mira de las democracias desarrolladas, el principal enemigo social es la pobreza, entendida como la condición de aquellos cuyos ingresos no alcanzan para brindarles los servicios de salud, educación, vivienda, abrigo, recreación, seguridad social y, en general, el bienestar que corresponde a su dignidad como seres humanos. Desde el ángulo de mira de las democracias desarrolladas, simplemente, no debe haber pobreza".

"De hecho, casi no la hay. El porcentaje de pobres en las democracias avanzadas es, en promedio, del 9 por ciento, pero sería aun más bajo si ellas midieran la pobreza con el criterio de los países subdesarrollados, ya que los considerados «pobres» en el Primer Mundo tienen un ingreso que duplica, en promedio, al de los considerados «pobres» en el Tercer Mundo".

"Una parte considerable de los pobres del Primer Mundo, además, son inmigrantes que confían en mejorar su condición, ya que para eso inmigraron, y que muchas veces logran mejorarla según pasan los años. Esto es verdad particularmente en los EEUU, el país desarrollado que alberga el mayor porcentaje de pobres pero que recibe también el mayor porcentaje de inmigrantes".

"A la inversa de la condena de la pobreza, que es absoluta, la condena de la desigualdad en las democracias desarrolladas es relativa. En la medida en que la desigualdad confirme la pobreza de los que están peor, es repudiable sin atenuantes. En la medida que premie la competitividad de los que están mejor entre los que han superado la pobreza es, al contrario, bienvenida. Después de todo, incluso el ideal de equidad social de la socialdemocracia de los países desarrollados no es «el Estado igualitario» sino «el Estado de Bienestar» (Welfare State). De bienestar, se entiende, de los que están peor".

"Se trata de igualar la suerte de los que están peor con la de los que están mejor hasta donde sea necesario para erradicar la pobreza, podría decirse que, hasta aquí, las democracias desarrolladas son igualitarias. Pero la igualdad pasa a considerar disfuncional si, atravesando esta frontera, empieza a castigar a los más competitivos, desalentándolos e induciéndolos a emigrar personal o económicamente en busca de sociedades que los reconozcan".

"Si este tipo de igualitarismo disfuncional se produjera, al caer como consecuencia la riqueza general por falta de inversiones, las sociedades desarrolladas indicriminadamente igualitarias correrían el riesgo de asomarse otra vez a la pobreza. Este riesgo corrieron países nórdicos como Suecia y Dinamarca hasta que, moderando a tiempo su impulso igualitario, acogieron de nuevo a la desigualdad cuando ella demostraba ser funcional al desarrollo económico, sin merma por eso de la equidad social".

"En las democracias subdesarrolladas encuentra más favor en cambio la idea de que la pobreza, en lugar de ser un mal que debe ser combatido en sí mismo, es el producto de la desigualdad, con lo cual ésta y no aquélla pasa a ser el enemigo principal".

"Aquí es donde chocan las dos soluciones propuestas al problema de la pobreza: el capitalismo y el populismo" (De "El desarrollo político"-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 2011).

martes, 17 de diciembre de 2019

Lo "políticamente correcto" como masificación de alto nivel

Por lo general, se supone que "hombre masa" es una calificación asignable sólo al ciudadano poco instruido. Sin embargo, si consideramos que "hombre masa" es el que está siempre predispuesto a actuar, pensar y conducirse en función de lo que piensa y hace la mayoría, advertiremos que tal predisposición impera en los sectores autodenominados "intelectuales", siendo lo "políticamente correcto" el conjunto de creencias y afirmaciones que predominan en la sociedad, sean verdaderas, o no.

Nadie desea sentirse fuera de la sociedad; de ahí que lo "políticamente correcto" se impone como algo obvio, que no necesita siquiera discutirse por lo evidente que resulta. Se supone que una multitud dirigida por ideólogos que mucho la estiman. nunca se equivoca. De ahí que diversos pueblos llegan a considerar como héroes a quienes mayores perjuicios les ocasionaron.

Son dos las formas principales de unanimidad; la primera, la positiva, surge como consecuencia de haber encontrado la verdad parcial, y verificada, sobre ciertos hechos, mientras que la segunda proviene de las falsas creencias o bien de las erróneas descripciones que se imponen gracias a la masificación existente en los diversos sectores de la sociedad.

En la actualidad, como en casi todas las épocas, se advierten adhesiones que se oponen a las más elementales normas éticas, como las idolatrías hacia personajes nefastos que abiertamente promueven el odio y el asesinato. En algunos sectores se calificaba el mal como ausencia del bien. Sin embargo, si asociamos el mal al odio y el bien al amor, vemos que en realidad el mal es una fuerza contracultural por derecho propio, que está basado en actitudes naturales que sólo pueden ser apaciguadas con la razón, que debería actuar como un eficaz control de las pasiones.

La "intelectualidad" masificada admira al Che Guevara, constituyendo un síntoma de severa crisis moral, ya que tal personaje promovía el odio como motivación para la lucha social. Nicolás Márquez escribió: "Por un lado están los asesinatos del Che Guevara de manera directa (autor material del crimen) y por otro, los asesinatos producidos por orden de Guevara (autor intelectual del crimen)".

Luego de un listado con los nombres de las víctimas, Márquez agrega: "La cifra final asciende a 216 homicidos efectuados por el Che. Vale destacar que ninguno de estos crímenes se produjo en el marco de enfrentamientos armados, sino que estamos hablando de ejecuciones a sangre fría, la mayoría sin el trámite protocolar del «juicio sumarísimo» y muchos de ellos contra víctimas de su propia tropa...".

"A estos datos se deben agregar los fusilamientos llevados a cabo no por Guevara en persona sino por orden de él, los cuales ascenderían a 1.500 fusilados bajo su «gestión» en La Cabaña". "Jamás hubo un acto de arrepentimiento ni de contrición. Poco antes de abandonar la función pública en Cuba,...el 11 de diciembre de 1964 ante la Asamblea de la ONU y siendo todavía ministro de Industrias confesó: «Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando»" (De "El canalla"-Buenos Aires 2009).

El ideólogo marxista observa como perversas todas las actividades en las sociedades democráticas. Incluso cierta movilidad social, como el veraneo en una playa, es interpretado como un ofrecimiento burgués para evitar la rebelión proletaria, tal como lo manifiesta Juan José Sebreli en su libro: "Mar del Plata. El ocio represivo". Jean-Françoise Revel escribió acerca de tal creencia, asociada a Herbert Marcuse: "En ese estado de satisfacción represiva, perdemos la facultad de percibir o concebir otros valores que no sean aquellos implicados por la misma sociedad en que vivimos. La contradicción desaparece por el más seguro medio susceptible de provocar esta desaparición: el debilitamiento de toda imagen opuesta al presente, o sea, de todo punto de apoyo para la revuelta. La oposición, no sólo política sino también moral y afectiva, muere porque sus fuentes son secadas por la satisfacción represiva".

"Para oponernos, o en todo caso para tener deseos de oponernos, es necesario vivir en dos planos a la vez: el de lo que es y el de lo que podría ser. En las sociedades industriales avanzadas, el hombre ya no vive, por el contrario, sino en un solo plano, en una sola dimensión: es un hombre «unidimensional»" (De "Las ideas de nuestro tiempo"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1973).

Por lo general, los personajes nefastos convertidos en "héroes" por la masificación existente, poco o nada se interesaron por el bienestar de la sociedad. Respecto de Napolén Bonaparte, Revel escribe: "En 1768, sin saberlo, Europa sólo procrea con destino al osario: Córcega pasa a la soberanía francesa. Napoleón nace allí al año siguiente. Cuarenta y seis años después, lega a Francia algunos millones de muertos a manera de juventud, la ruina económica, la ocupación extranjera, todo lo cual le valdrá la veneración religiosa de los franceses, cuyo espíritu crítico sólo se despierta contra los gobiernos democráticos. Además, Napoleón deja a su país en 1815 al germen de un «golpe de Estado permanente», que durante largo tiempo traumatizará el cuerpo político francés, condenándolo a oscilar entre el régimen parlamentario y el espectro de la espada salvadora".

"Tras abandonar 500.000 cadáveres en Rusia, Napoleón insiste en el Boletín 29 sobre los caballos desaparecidos y concluye con estas palabras: «La salud de Su Majestad nunca fue tan buena». Es preciso ser un lector condicionado para ver una cumbre de laconismo en esta monstruosa chatura" (De "Las ideas de nuestro tiempo").

En cuanto a Vladimir Lenin, R. L. Bruckberger escribió: "Su hermano mayor fue estudiante. Este joven muchacho se unió a una organización terrorista que tramaba el asesinato del zar; apresado por la policía, fue condenado a muerte y ejecutado".

"La ejecución política, y más generalmente toda condena por delito ideológico tiene de particular que, muy lejos de deshonrar a la víctima, hace de ella un mártir. Ahora bien, la sangre de los mártires ha sido siempre la simiente de nuevos creyentes: la muerte por delito ideológico justifica y fortalece la oposición intelectual y trastorna para siempre el sentido de la justicia".

"La ejecución de su hermano hizo de Lenin un revolucionario. Lenin decidió que su hermano era el héroe, que la sociedad que lo había condenado era una sociedad de villanos, y que esa sociedad merecía perecer. No quedaba más que saber cómo hacerla perecer".

"En todas las experiencias de infancia y de juventud de Lenin no se vislumbra una, tan sólo una, que tenga alguna relación con el pueblo, obreros y campesinos, con el «proletariado». La ejecución de su hermano fue ciertamente para él una experiencia horrible. Pero, ¿qué tuvo que ver esa ejecución con la condición obrera y campesina? Rigurosamente, nada".

"El proletariado, a condición de que esté bien provisto de cuadros, será la tropa de la revolución, la «carne de cañón» de la revolución. Nada más claro que el pensamiento de Lenin sobre este punto: «La lucha espontánea del proletariado no llegará a ser una 'lucha de clases' auténtica a menos que esté dirigida por una fuerte organización de revolucionarios»" (De "La República moderna"-Ediciones Pleamar-Buenos Aires 1964).

No existe nada tan "políticamente correcto" como apoyar los derechos a la vida, o "derechos humanos". De ahí que el admirador del Che Guevara, de Lenin, y seguramente de Stalin y Mao, sea un ardiente defensor de tales derechos, si bien para él significan el derecho del socialista a imponer su ideal de sociedad a cualquir precio, incluso al costo de millones de vidas inocentes, a la vez que niega el derecho a defenderse a todo aquel que se opone a su proyecto.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Fundamentación científica de la filosofía vs. Fundamentación filosófica de la ciencia

Mientras que los buscadores de la verdad, en cuestiones humanas y sociales, valoran tanto la religión como la filosofía y la ciencia, el pseudointelectual tiende a valorar a una de ellas y a ignorar y denigrar a las otras dos. Si bien existe la tendencia a especializarse en una de ellas, especialmente por afinidad psicológica o personal, no es justo ignorar los aportes que en el pasado y en el presente ofrecen las otras ramas del conocimiento.

De la misma manera en que los líderes políticos y militares han pretendido, a lo largo de la historia, dominar y gobernar a toda la humanidad, los pseudointelectuales, infiltrados en la religión, en la filosofía y la ciencia, pretenden imponer sus limitadas ideologías al resto de la sociedad, y a veces de la humanidad, invocando alguna de las ramas del conocimiento mencionadas. Así, el viejo antagonismo entre España e inglaterra, acentuó el rechazo de sus respectivas religiones oficiales. R. L. Bruckberger escribió: "Al final del siglo XVI, el conflicto entre inglaterra y España era necesario, por el hecho mismo de la ambición al imperio universal que animaba a las dos...Para los ingleses, España, Felipe II, el Papa, todo ello era el diablo y el infierno desencadenados. Para los españoles, Inglaterra era una hidra infernal e Isabel la gran prostituta del Apocalipsis. El catolicismo estaba proscrito en Inglaterra, no solamente como una abominable superstición, sino aun como un delito contra el Estado y la seguridad. El protestantismo estaba proscrito en España por las mismas razones" (De "La República moderna"-Editorial Pleamar-Buenos Aires 1964).

Durante el medioevo europeo, cuando todavía no surgía la ciencia experimental, la Iglesia pretendía fundamentar con la Biblia a la filosofía de la época, no sin antes intentar una fundamentación adicional a partir de la filosofía aristotélica. En realidad, existía una complementación entre religión y filosofía sin necesidad de recurrir a una fundamentación estricta, si bien los religiosos priorizaban lo que fue otorgado por revelación divina, según su creencia, antes que por razonamientos humanos. Posteriormente, con el inicio de la ciencia experimental, mantienen su postura en la creencia de que la Biblia no sólo trae mensajes éticos, sino también conocimientos acerca de todo lo existente, incluida la materia. De ahí los conflictos con Galileo y posteriormente con Darwin, si bien en los últimos tiempos parecen haber aceptado aquella expresión de Galileo que sugiere que: "La Biblia indica cómo llegar al cielo y no cómo está hecho el cielo".

Una postura similar se adopta durante el siglo XX con la filosofía marxista, con la cual se intentó reemplazar la propia realidad como referencia, llegándose al extremo de establecerse una "genética no mendeliana" por parte de Trofim Lysenko, en la URSS, con el correspondiente deterioro posterior de la agricultura soviética. Las catástrofes sociales producidas por el comunismo son un indicio adicional del precio que se paga por orientarse por filosofías de dudosa validez.

Incluso en la actualidad persisten los "filósofos" que creen que su misión consiste en establecer "principios generales" que habrán de orientar y fundamentar tanto a la ciencia experimental como a toda la humanidad. Robert Hutchins escribió: "En una universidad ideal, el estudiante no tendría que retroceder desde las observaciones más recientes hasta los primeros principios, sino que habría de avanzar desde los primeros principios hasta aquellas observaciones que nos pareciesen significativas para comprenderlos...Las ciencias naturales sacan sus principios de la filosofía de la naturaleza, la cual, a su vez, depende de la metafísica...La metafísica, o estudio de los primeros principios, lo invade todo...Las ciencias naturales y sociales dependen de ella y le están subordinadas".

En los citados "delirios metafísicos" se observa una actitud similar a la adoptada por la Iglesia del pasado o por el marxismo actual, ya que cada sector se atribuye la mayor importancia minimizando las restantes ramas del conocimiento. Al respecto, Philipp Frank escribió: "Este programa, evidentemente, está fundado en la creencia de que hay principios filosóficos independientes de los avances de la ciencia, y de los cuales, en cambio, pueden deducirse las proposiciones más generales de las ciencias naturales y sociales".

"El problema que ofrece tal programa es, por supuesto, encontrar esos principios de validez permanente. De hecho, la permanencia de los principios filosóficos sólo puede ser conservada y garantizada por autoridades espirituales o seculares, o por ambas. Ninguna educación universitaria puede fundarse en una metafísica, a menos que la elija una autoridad que tenga a su cargo, permanentemente, la regulación de la enseñanza" (De "Filosofía de la Ciencia"-Herrero Hermanos Sucesores SA-México 1965).

Mientras que el pseudofilósofo tiende a proponer principios que abarcan la totalidad de lo existente, escapándoseles por lo general la mayor parte de la realidad, el científico auténtico tiende a organizar el conocimiento mediante el método axiomático, adoptando principios, o axiomas, de limitada validez, referidos sólo a un sector de la realidad, es decir, mientras que tal "filósofo" pretende deducir toda la realidad a partir de los principios propuestos (de arriba hacia abajo), el científico ubica sus principios de abajo hacia arriba, para luego hacer deducciones adicionales dentro de su restringido campo de aplicación.

Los teólogos y los pseudofilósofos, que ignoran o menosprecian las leyes naturales, pontifican desde las alturas de lo sobrenatural y de la estricta racionalidad lógica, respectivamente. Lo grave del caso es que alejan a la gente de la religión moral, y de la moral elemental, para enmascararla con misterios inaccesibles al hombre común, o bien estableciendo "principios abstractos" que adicionalmente tienden a debilitar las posturas económicas y políticas a las cuales pretenden "fundamentar".

Toda descripción de la realidad que no tenga en cuenta las leyes naturales (que rigen todo lo existente) no tiene razón de ser. Como la ciencia experimental describe, justamente, tales leyes, es la candidata para fundamentar tanto a la filosofía como a la religión. No por ello se le debe dar un rango de menor importancia a las otras ramas del conocimiento, ya que en realidad conforman un conjunto en el cual sus partes se complementan mutualmente.

Es oportuno mencionar la opinión de Albert Einstein sobre los temas tratados: "Cuento más imbuido está un hombre de la ordenada regularidad de todos los acontecimientos, más firme se hace su convicción de que nada queda, por causas de diversa naturaleza, fuera de esta ordenada regularidad".

"Sin duda, la doctrina de un Dios personal que se interpone en los acontecimientos naturales nunca podría ser refutada, en el real sentido de la palabra, por la ciencia, pues esta doctrina puede refugiarse siempre en dominios en que el conocimiento científico no ha puesto pie aún".

"Pero estoy persuadido de que tal proceder por parte de los representantes de la religión no sólo sería indigno, sino también fatal. Pues una doctrina que no es capaz de sostenerse a la faz del día sino solamente en la oscuridad, necesariamente perderá su efecto sobre la humanidad, con incalculable daño para el progreso del hombre".

"La mera actividad racional no puede darnos el sentido de los fines últimos y fundamentales. El poner en claro estos fines y valoraciones fundamentales, y fijarlos con firmeza en la vida emocional del individuo, paréceme ciertamente la más importante función que la religión ha de realizar en la vida social del hombre".

"Es privilegio del genio moral del hombre, personificado en individuos inspirados, proponer axiomas éticos que sean tan comprensibles y tan legítimamente fundados que los hombres los acepten como arraigados en la vasta masa de sus experiencias emocionales. Los axiomas éticos se establecen y se someten a prueba no de forma muy diferente que los axiomas de la ciencia. La verdad es lo que constituye la prueba de la experiencia" (De "De mis últimos años"-Aguilar SA de Ediciones-México 1969).

domingo, 8 de diciembre de 2019

Religión: opiniones subjetivas y efectos objetivos

Se dice que lo que produce efectos en cada uno de nosotros, no es la realidad misma, sino la visión que de ella tengamos. De ahí que un mismo conjunto de hechos son observados de una forma positiva por el optimista, negativa por el pesimista y "tal como son" por el realista. De esto surge la posibilidad de que, a partir de una visión distorsionada de la realidad, podamos sin embargo alcanzar niveles de felicidad superiores a los alcanzados a partir de un estricto realismo. Sin embargo, la experiencia indica que resulta conveniente no alejarse demasiado de la realidad (como tampoco del suelo, ya que las caídas suelen ser dolorosas).

Las "mentiras piadosas", emitidas por médicos y familiares, le permiten al enfermo pasar sus días en mejor forma que aquella en que son plenamente conscientes del mal que padecen. También los políticos y economistas tienden a esconder parte de la realidad para evitar males mayores, aunque también con ello tienden a enmascararla, imposibilitando la opción de mejorarla.

El fenómeno religioso viene asociado a verdades, errores y simbologías que pueden producir efectos diversos, desde la unión de los adeptos hasta enajenaciones mentales que más tarde originarán verdaderas catástrofes sociales, como las guerras de religión. De ahí la conveniencia de adaptarnos a las leyes naturales antes que a las propuestas religiosas, especialmente cuando estas últimas no las tienen en cuenta. William James escribió: "Dios es real porque produce efectos reales", mientras que Miguel de Unamuno escribió: "Creer en Dios es anhelar que le haya, y es, además, conducirse como si le hubiera".

En otras épocas, la creencia religiosa podía actuar como un freno que limitaba las acciones negativas, por lo que el Quijote recomendaba: "Primeramente, has de temer a Dios, porque en el temerle está toda sabiduría; y siendo sabio, no podrás errar en nada".

Si consideramos que todo lo existente está regido por leyes naturales invariantes, como lo acepta la ciencia experimental y la religión natural, es oportuno mencionar los efectos que produce la creencia (compatible con la anterior) en un Dios que interviene en los acontecimientos humanos, premiando o castigando a los seres humanos según sea su conducta. Sholem Asch escribió: "El hombre creyente, sea judío o cristiano, que ha sido inculcado por una fe profética, acepta cada castigo, no importa cuán duro sea sobre su destino, no como un signo de rechazo o indiferencia por parte de la divinidad, como lo hace el fatalista, sino como un signo de su porción en la divinidad".

"Ve en cada castigo la mano de Dios. El hombre creyente hace de sus tribulaciones motivos de análisis propio, pasando revista de todas sus acciones y confesando sus defectos. Inclina su cabeza, humilla su orgullo, y con un corazón purificado, continúa por el sendero que le ha sido preparado por el destino. De este modo, el hombre creyente transforma cada castigo, de una maldición en una bendición de Dios; cada degradación, de una derrota en una victoria; cada vergüenza, de una humillación en una purificación que trae consigo una nueva disciplina en su personalidad".

"Puede decirse, sin exageración, que el creyente debe más, por su progreso espiritual y aun material, a los fracasos que a los éxitos obtenidos en el curso de su existencia. Aquello que él consideró como un desastre, en el momento de ocurrir, se transforma, por medio de la enseñanza que ha recibido, en una porción de buena suerte. Y esta verdad valedera para los individuos, es aplicable, igualmente a los pueblos y religiones".

"En estos días (1941), cuando el castigo de Dios ha llegado no sólo a los individuos, sino a pueblos enteros, mientras los países se transforman de la noche a la mañana de tierras de libertad en campos de esclavitud; cuando un continente íntegro está en proceso de extinción; cuando pueblos civilizados son reducidos al estado de tribus primitivas bajo el manto de una raza dominante; en estos días, cuando Dios mismo está pisoteado y la fe profética humillada, ¿no ha llegado el tiempo para tal consideración y repaso, no sólo para los individuos, sino para todos nosotros? ¿No ha llegado el tiempo para escudriñar el corazón, para un examen detenido de nuestros actos y fracasos, con el fin de aprender la gran lección que encierran?".

"Como uno de los muchos que sienten sobre sus hombros el peso aplastante del tiempo, como uno que sufre en el tormento común, he tomado sobre mí la tarea de reavivar ciertas memorias de antaño, indicando los antiguos valores morales que están cargados con el poder de la salvación para nosotros y para nuestros días".

"La voluntad de ver al mundo surgir fortalecido y purificado de la calamidad bajo la cual yace postrado, el anhelo de ayudar a transformar el castigo de Dios en su bendición, constituye mi derecho y me provee del valor necesario para escribir este libro con mis convicciones más íntimas, y ofrecerlas al público" (De "Mi creencia"-Biblioteca Nueva-Buenos Aires 1946).

Desde el punto de vista de la religión natural, se supone que no es Dios quien castiga a los hombres, sino que es el hombre mismo quien se autocastiga cuando su comportamiento se aleja de la finalidad implícita en el orden natural. Recordemos que, para Cristo, la fuente de premios y castigos reside en uno mismo, por lo que expresó: "El Reino de Dios está dentro de vosotros", y también: "Porque Dios sabe que os hace falta antes de que se lo pidáis".

De la misma manera en que determinado acontecimiento puede producir distintos efectos en distintas personas, es posible que distintas creencias, o visiones de la realidad, produzcan un mismo efecto ético. Así, la idea de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos (alterando las leyes naturales o las condiciones iniciales de una secuencia de causas y efectos) puede producir el mismo efecto ético que la idea de un universo regido por leyes naturales invariantes, sin interrupciones de ningún tipo.

Esto implica que los premios y castigos, ya sea que provengan de Dios o bien de cada uno de nosotros, son posturas que conducen a la necesidad de una mejora ética, para aumentar los premios y disminuir los castigos. Desde este punto de vista, los Evangelios son compatibles con ambas posturas, teniendo en cuenta las antes citadas expresiones de Cristo.

Mientras que el pagano le pide a Dios que interrumpa o cambie sus leyes, para ser beneficiado personalmente, desde la religión natural se promueve la adaptación del ser humano a las leyes naturales (o leyes de Dios). En el primer caso se advierte cierta actitud de rebeldía contra Dios (similar a la observada en las sociedades corruptas que no respetan la Constitución y piden permanentemente cambiarla), mientras que en el segundo caso se advierte una actitud de respeto y obediencia respecto a esas leyes y a su aparente Creador. ¿Quién es el creyente y quién el ateo? ¿El que respeta las leyes buscando adaptarse a ellas o el que pide a Dios que las cambie para beneficio personal?

Una misma actitud, o predisposición, puede observarse en distintos ámbitos del pensamiento. Mientras que un sector de la sociedad aboga por un Estado que lo proteja en situaciones de emergencia y rechaza la posibilidad de encontrar la seguridad personal en una eficaz labor productiva (reproduciendo la actitud del creyente en un Dios intervencionista), otro sector desconfía del Estado y busca seguridad en su propia capacidad e iniciativa (reproduciendo la actitud adoptada y sugerida por la religión natural).

miércoles, 4 de diciembre de 2019

La incapacitante "igualdad social"

En la actualidad predominan los pedidos y sugerencias para establecer la “igualdad social”, que poco o nada tiene que ver con la igualdad promovida por el cristianismo, como una predisposición a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias. Se entiende por “igualdad social”, por el contrario, a la igualdad económica, pero no la igualdad económica en la cual se contempla la igualdad de deberes para establecer una adecuada producción de riquezas, sino la igualdad de derechos para recibir parte de la cosecha que otros han sembrado desigualitariamente.

La igualdad socialista es una igualdad perversa, ya que la igualdad económica sólo puede materializarse con la igualdad en la pobreza, con la que generalmente se busca el sufrimiento de quienes gozan de un superior nivel de vida, quedando los sectores menos favorecidos con un nivel similar o peor que el anterior. Además, la igualdad socialista tiende a incapacitar definitivamente a la mayor parte de la población por cuanto le quita toda oportunidad de responsabilidad y decisión individual, debiendo cada individuo adaptarse a la planificación y a las órdenes emanadas del líder socialista a cargo del gobierno.

Tal incapacidad se puso de manifiesto en el caso de las poblaciones que salieron del socialismo y debieron penosamente adaptarse a la sociedad democrática. Uno de tales individuos expresó: “El socialismo real era como un establo. Todos estábamos dentro, cada uno atado con su cadena, pero bajo techo, aunque fuera un techo miserable, con comida para llevarnos a la boca y con la gran comodidad de tener negada toda capacidad de tomar iniciativa o responsabilidad. Salir del establo, por maravillosa que fuera la nueva ciudad, y no lo es tanto, cuesta mucho esfuerzo” (Citado en “Después de la pasión política” de Josep Ramoneda-Taurus-Madrid 1998).

Por el contrario, en varios países occidentales, algunos sectores adinerados tienen la costumbre de “cortarle el suministro” de dinero a sus hijos adolescentes para acostumbrarlos a ganarse la vida por sus propios medios. Generalmente, quienes posteriormente tienen éxito, agradecen a sus padres haber adoptado tal decisión. Y si el éxito no es tal, al menos mejoraron su desempeño al tener la necesidad de adaptarse al mundo laboral tempranamente.

Muchos de los planteos igualitaristas se basan en la suposición de que la sociedad está compuesta sólo de gente materialista, guiada por el “principio de placer” y por la ”virtud del egoísmo”. Se supone, además, que nadie está motivado por fines cooperativos o por la empatía emocional. En tal caso extremo, quienes más dinero tienen, se jactan por ello, hacen ostentación de su riqueza y hasta muestran ciertos aires de refinamiento y de cultura; actitud grotesta asociada a la creencia de pertenecer a una clase social superior. En lugar de suponer que el éxito económico crea en ellos mayores deberes, suponen por el contrario que crea mayores derechos.

Los materialistas ricos despiertan la envidia de los materialistas pobres, que son generalmente los que reclaman por la “igualdad social”, o igualdad económica. De ahí que ambos sectores por igual son los promotores del socialismo, del peronismo y de todos los populismos habidos y por haber.

Este tipo de sociedad en total decadencia moral, que posiblemente no exista en ninguna parte, por cuanto siempre habrá sectores que adoptan valores y motivaciones diferentes del dinero, es esencialmente la sociedad burguesa considerada por el marxismo, y también por otros economicismos, suponiendo que todos los males sociales se resolverán con la adopción de un “sistema económico” adecuado, sin que sea necesaria una previa mejora ética individual.

Los conflictos se mantienen cuando los sectores de mayores ingresos poco o nada ayudan a los sectores menos afortunados, aduciendo algunos que lo hacen para que los pobres se acostumbren a ganarse la vida por sus propios medios, tal como algunos ricos hacen con sus propios hijos. En realidad, es difícil destinguir la situación anterior del vulgar egoísmo extremo mostrado por quienes se niegan a favorecer mínimamente a quienes podrían ayudar.

Las idolatrías tienden a hacer partícipes del éxito a la multitud de seguidores, lo que no presenta inconvenientes secundarios cuando se trata de cantantes o deportistas. En política, por el contrario, puede producir muchos males, como las idolatrías hacia personajes que promueven la envidia y la discordia. Este fue el caso de Eva Perón, que fue idolatrada por millones de materialistas con poco dinero, que envidiaban a la ostentosa oligarquía argentina, y que se regocijaban cuando su ídola mostraba lujos y joyas en bastante mayor cantidad y calidad que sus envidiados ricos de la Argentina. Se llegó al absurdo extremo de denominarla como la "abanderada de los pobres" cuando en realidad era una enamorada de las joyas y de los vestidos de mucho valor.

La mayor bajeza de los políticos populistas o totalitarios radica en fomentar el odio entre sectores, especialmente cuando promueven la envidia de los sectores menos favorecidos haciéndoles ver que su situación para nada depende de ellos mismos, sino que su pobreza depende totalmente de los sectores pudientes o bien de la perversidad del imperialismo extranjero.

El colmo de la perversidad se advierte con la descalificación del sector productivo, o empresarial, por cuanto, se aduce, crea “desigualdad social”. En lugar de que el envidioso se adapte culturalmente al resto, se busca adaptar a toda la humanidad a la comodidad del envidioso, aun cuando en esta época el exceso de nacimientos sobre defunciones sea de unos 100 millones por año.

Según la ideología socialista, todos deben ser incluidos en la sociedad a través del trabajo social, es decir, no se tiene tanto en cuenta las necesidades y prioridades para luego establecer los mejores medios para satisfacerlas, sino que, a partir de los medios de producción disponibles, se asignan las finalidades. Se prioriza el trabajo colectivo en forma similar a lo que se hacía en el antiguo Egipto, siendo las “obras faraónicas” pruebas elocuentes de lo poco práctico y del trabajo improductivo en el que la mayoría, seguramente, debió participar involuntariamente.

Si adoptamos a la empatía emocional como el vínculo que debe unir a los integrantes de la sociedad, no hace falta ninguna forma de socialismo y la economía seguramente podrá satisfacer las demandas que por el momento no son cubiertas. Herbert N. Woodward escribió: “¿Cuánto del trabajo hecho en este país beneficia los propósitos de una corporación particular o rama de la administración gubernamental, pero realmente nada positivo aporta para hacer mejor la vida, excepto para aquellos que obtienen pago por hacer el trabajo? Esta pregunta abre una caja de Pandora. Reconocemos que una pregunta así puede empezar a responderse solamente cuando tengamos alguna forma de determinar las metas nacionales y humanas e identificar lo que se necesita ser hecho para alcanzarlas”.

“Cuando nos detenemos a pensar, reconocemos que algunas organizaciones con nómina de pago pueden no estar desempeñando alguna función que realmente mejore la calidad de la vida en el país como un todo. Ellos pueden meramente estar colectando ingresos estatales del resto del país (a través de ventas, si es una corporación; o impuestos, si es gubernamental) para distribuir dentro de su propia comunidad, creando poco o nada de valor en el proceso. En realidad ellos hacen una gran cantidad de trabajo para nada”.

“En el Enigma de las Pirámides, Kurt Mendelssohn hace un análisis fascinante de por qué las principales pirámides de Egipto fueron construidas durante un solo siglo varios miles de años A. C. Como ingeniero, él no empieza sus estudios para encontrar el por qué. Su solución proviene de puntos de vista de ingeniería que podrían difícilmente esperarse del arqueólogo quien, a su propio modo, ha estado buscando una solución al enigma por más de un siglo”.

“Las pirámides, como cualquier edificio, se construyen desde la base hacia arriba. Pero debido a su forma, a medida que se acerca a la cima, mucho menos gente puede encontrar espacio para trabajar sobre la construcción. Pero los faraones no querían enviar a casa la mitad o los tres cuartos de la fuerza de trabajo de decenas de miles. Era más efectivo seguir adelante, de manera que ellos empezaron otra pirámide cuando la primera fue hecha. Un faraón, Snofru, tenía tres grandes pirámides construidas o bajo construcción durante su reinado. De acuerdo con Mendelssohn” (De “El capitalismo puede sobrevivir en una economía sin crecimiento”-Ediciones Gernika-México 1978).

La ineficacia económica y social del socialismo ha podido verificarse varias veces, incluso en países subdesarrollados cuya ausencia de suficientes empresarios (y exceso de empleos públicos improductivos), están mucho más cerca del socialismo real que del capitalismo, aunque por lo general se diga lo contrario.