lunes, 24 de diciembre de 2018

El occidente cristiano y sus enemigos

A la civilización occidental se le asocia un origen greco-latino como también judeo-cristiano. El vínculo entre ambas tradiciones ha sido, posiblemente, el estoicismo, filosofía de origen griego que tiene gran influencia en el mundo romano. La actitud estoica respecto del orden natural, que supuestamente nos exige una adaptación a sus leyes, resulta cercana a la actitud cristiana de adaptarnos a la voluntad de Dios. Sin embargo, todo el que desconfía de la validez o de la efectividad de la religión, tiende a negar al cristianismo como fundamento de la cultura occidental. Julián Marías escribió: “En manos de Platón y Aristóteles, la filosofía alcanza una precisión y un rigor intelectual desconocidas antes y que han resultado ejemplares para la idea posterior que se ha tenido del filosofar…Estos dos sistemas han tenido –y siguen teniendo- una vigencia milenaria, hasta el punto de que de ellos se ha nutrido casi toda la filosofía medieval y moderna”.

“Pues bien, hacia el año 300 AC, Zenón de Citium…establece una escuela de filosofía en el Pórtico. Desde entonces, el estoicismo, cada vez más floreciente, suplanta las doctrinas anteriores y se convierte, de un modo casi absoluto, en la filosofía de la época. De una época, por cierto muy larga, que alcanza por lo menos cinco siglos” (De “Biografía de la Filosofía”-Alianza Editorial SA-Madrid 1980).

Mientras que en la Edad Media europea predomina la religión cristiana, o católica, que supone la existencia de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos, a partir de la Ilustración resurge el espíritu del estoicismo en la forma de religión natural o deísmo. Esta forma de cristianismo rechaza la revelación y los milagros, quedándose sólo con la ética cristiana. De esa manera se va conformando un cristianismo sin templos que subyace en los pensadores representativos de la cultura occidental. Stephen R. C. Hicks escribió: “Los pensadores modernos parten de la naturaleza, en lugar de partir desde alguna forma de lo sobrenatural, lo cual fue el punto de partida característico de la filosofía medieval premoderna. Subrayan que la percepción y la razón son los medios humanos para conocer la naturaleza, en contraste con la dependencia premoderna respecto de la tradición, la fe y el misticismo” (De “Explicando el posmodernismo, la crisis del socialismo”-Barbarroja Ediciones-Buenos Aires 2014).

La caída del muro de Berlín no implicó el repliegue del marxismo-leninismo, opositor de todo lo occidental, sino sólo un cambio de estrategia. Tales fuerzas disolventes se identificaron con el posmodernismo, movimiento que busca destruir los legados de la modernidad y de la Ilustración. El denominado “marxismo cultural” propone el relativismo moral y la oposición a todo tipo de moral, especialmente cristiana., tomándola incluso como referencia para proponer todo lo contrario.

Puede decirse que la ética cristiana ha sido puesta en práctica suficientemente para advertir sus resultados. Quienes se oponen a esa ética no son sólo los marxistas, sino también sectores autodenominados “liberales” que sostienen que el auge del capitalismo y el posterior éxito de la economía de mercado poco se debieron al nivel moral de la sociedad. Aducen, por el contrario, que el éxito se debió enteramente a dicho ordenamiento económico. Al igual que los marxistas, los “marxistas de mercado” sostienen que el desarrollo humano y social depende exclusivamente del sistema de producción adoptado y que toda forma de religión, incluso la religión natural, es un estorbo para el pleno desarrollo del sistema económico propuesto.

Luego del mayor riesgo sufrido por la civilización occidental ante el surgimiento de los totalitarismos del siglo XX, los principales intelectuales liberales (o democráticos), se reunieron en Suiza para constituir la Sociedad de Mont Pelerin, donde la proclama final implicó promover la economía de mercado y la democracia política con la finalidad de salvar la civilización occidental de todos los intentos destructivos que la amenazan. En la Manifestación de Propósitos aparece lo siguiente: “Los valores centrales de la civilización están en peligro. Sobre grandes extensiones de la superficie de la Tierra, las condiciones esenciales de la libertad y la dignidad humana ya han desaparecido. En otras están bajo continua amenaza proveniente del desarrollo de actuales tendencias políticas. La posición del individuo y la de las agrupaciones voluntarias se ven progresivamente socavadas por los avances del poder arbitrario”.

“Hasta aquella muy preciada posesión del hombre occidental, la libertad de pensamiento y expresión, está amenazada por la divulgación de credos que, clamando por el privilegio de la tolerancia mientras están en minoría, buscan sólo establecerse en una posición de poder desde la cual puedan suprimir y borrar cualquier punto de vista que no sea el propio”.

“El grupo sostiene que estos acontecimientos han sido alentados por el crecimiento de una visión de la historia que niega todas las normas morales absolutas y por el desarrollo de teorías que cuestionan el imperio de la ley. Sostiene además que los hechos aludidos se han visto fomentados por una declinación de la creencia en la propiedad privada y en el mercado competitivo ya que, sin la difusión del poder y la iniciativa asociados con estas instituciones, es difícil imaginar una sociedad donde la libertad pueda ser preservada en forma efectiva” (Citado en “Bases liberales para un programa de gobierno” de Álvaro C. Alsogaray-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1989).

Hay sectores “liberales” (o pseudoliberales) que interpretan el amor al prójimo propuesto por el cristianismo como idéntico al altruismo propuesto por el socialismo, es decir, lo interpretan de la misma manera que los marxistas. Junto a los jesuitas, principalmente, han contribuido a que la Iglesia Católica haya terminado siendo quizá el principal difusor del socialismo a nivel mundial. La traición y la irresponsabilidad de los economicistas “liberales” tienden a favorecer el avance arrollador del marxismo cultural en gran parte de Occidente.

La burla y el desprecio hacia el cristianismo, por parte de muchos pseudoliberales, surge de la ignorancia de no tener en cuenta que la religión natural, desprovista de revelaciones y milagros, se identifica con la ciencia experimental. Llegan al extremo de considerar como rivales, y hasta enemigos, a los sectores conservadores por la manifiesta adhesión de éstos a las diversas variantes de religión cristiana. El pseudoliberal tiende a promover la libertad sin responsabilidad, es decir, a promover el simple libertinaje de hacer lo que a cada uno le venga en ganas amparado por el “sagrado” relativismo moral.

Como el Occidente ha sido el más avanzado en cuestiones científicas y económicas, se lo trata de denigrar, como casi siempre ocurre en situaciones en que hay ganadores y perdedores. Los éxitos de Occidente son imperdonables para sus opositores. Hicks escribió respecto de la actitud posmoderna: “La teoría de la deconstrucción dice que ninguna obra tiene significado. Cualquier significado aparente puede ser transformado en su opuesto, en nada, o descubierto como una máscara que oculta algo desagradable”.

“La estrategia no es nueva. Si odias a alguien y quieres herirlo, entonces golpéalo en donde le importa. ¿Quieres herir a un hombre que ama a sus niños y odia a los abusadores de menores? Planta indicios y propaga rumores de que él es adicto a la pornografía infantil. ¿Quieres lastimar a una mujer que se enorgullece de su independencia? Corre la voz de que ella se casó con ese hombre porque él es rico. La verdad o la falsedad de los rumores no importan realmente…Lo que importa es anotar un golpe directo”.

“El mundo contemporáneo de la Ilustración se enorgullece de su compromiso por la igualdad y la justicia, de su amplitud de mente, de su capacidad de poner las oportunidades al alcance de todos, y de sus logros en la ciencia y la tecnología. El mundo de la Ilustración está orgulloso, está confiado, y sabe que es la ola del futuro. Esto es insoportable para alguien que lo invirtió todo en un criterio opuesto y fallido. Ese orgullo es lo que esa persona desea destruir. El mejor objetivo para atacar es el sentido de la Ilustración de su propio valor moral. Atacarlo como sexista y racista, dogmático intolerante y cruelmente explotador. Socavar la confianza en su razón, su ciencia y su tecnología. Las palabras incluso no tienen que ser ni verdaderas ni consistentes para causar el daño necesario”.

"La Ilustración se basó en premisas opuestas a las del Posmodernismo, pero mientras fue capaz de crear un mundo magnífico sobre las bases de esas premisas, las articuló y las defendió de manera incompleta. Esa debilidad es la única fuente del poder del Posmodernismo en su contra. Completar la articulación y la defensa de esas premisas es entonces esencial para mantener el futuro progreso de la visión de la Ilustración, y protegerla contra las estrategias posmodernas" (De “Explicando el posmodernismo, la crisis del socialismo”).

martes, 18 de diciembre de 2018

Ideología de adaptación

Una ideología puede describirse como si fuese un edificio; los cimientos, lo menos vistoso y lo más importante, son la base de tipo axiomático, mientras que el resto son las deducciones establecidas a partir de esos principios.

1 - Perspectivas

Cada ser humano ocupa un lugar desde el cual puede observar la realidad bajo su particular perspectiva. Estamos ubicados en un edificio imaginario desde donde contemplamos, cada cual detrás de su propia ventana, una parte del paisaje. Aunque tales puntos de vista son algo diferentes, deberán ser compatibles y complementarios ya que describen una realidad única.

Para que haya un principio de acuerdo entre las diversas opiniones, es necesario encontrar alguna referencia objetiva, común a todos, que permita valorar los distintos puntos de vista. En nuestra época, caracterizada por el avance científico, resulta conveniente adoptar a las propias leyes naturales, que rigen todo lo existente, como la referencia que permitirá lograr acuerdos. Además, es la forma de tener presente al Creador, o a la naturaleza, cuyos criterios, implícitos en dichas leyes, son de primordial importancia.

Teniendo presentes los aspectos básicos del comportamiento humano como así también los interrogantes que se presentan a nuestro intelecto cotidianamente, existe una diferencia esencial en cuanto a la procedencia de las descripciones establecidas, ya que pueden provenir tanto desde la ciencia, como de la filosofía o de la religión. Incluso encontraremos opiniones divergentes dentro de cada rama de la ciencia como así también en cada una de las religiones y en cada tendencia filosófica.

De todos los puntos de vista posibles, habrá alguno mejor que los demás en cuanto a la posibilidad de dar respuestas concretas a los grandes interrogantes humanos. De ahí que, si buscamos las ideas básicas que habremos de llevar depositadas en nuestra memoria, para que nos permitan adaptarnos al orden natural, deberemos encontrar el punto de vista adecuado a ese propósito.

2 - Ideas básicas

Si las acciones humanas dependen principalmente de la información que llevamos depositada en nuestra memoria, ello implica que todo mejoramiento individual y social provendrán finalmente de la adquisición de conocimiento organizado en una ideología breve y concisa que actuará como punto de partida en todo razonamiento de tipo deductivo. En este caso, a “ideología” se le ha dado el significado de “conjunto de ideas” coherente y compatible con la realidad.

Debido a que la Psicología Social es la rama de la ciencia experimental que describe los efectos (acciones) que son consecuencias de ciertas creencias, o de cierto conocimiento adquirido, podrá constituirse en el punto de vista óptimo que nos permitirá establecer la ideología antes mencionada. Para ello partiremos de dos premisas básicas:

a) Las acciones humanas dependen principalmente de la información que llevamos depositada en nuestra memoria.

Esta información puede provenir tanto de nuestra herencia genética como de la influencia social recibida. Aun cuando la influencia recibida no sea la causa exclusiva de nuestras acciones, sino la causa principal, será el aspecto que resulta accesible a nuestras decisiones en cuanto a un posible mejoramiento. Siddharta Gautama (Buda) expresó: “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos se debe a nuestro pensamiento. Con ellos elaboramos el mundo”.

b) Para una óptima adaptación al orden natural, es imprescindible disponer de información verdadera respecto de aquél.

Ello implica que, aunque a veces pueda parecer beneficioso basarse en creencias y en tradiciones aceptadas por la mayoría de las personas, tales creencias pueden ser incompatibles con la ley natural, por lo que, a la larga, será beneficioso disponer de información que se ajuste estrictamente a la realidad.

Uno de los aspectos importantes en el comportamiento social del hombre es la existencia de una mentalidad generalizada de la sociedad. En realidad, no existe algo concreto que pueda denominarse de esa manera, si bien la influencia mutua entre seres humanos produce efectos que pueden describirse aceptablemente como si existiese dicha mentalidad. Ya que poseemos memoria, gran parte de la información que recibimos desde el medio social quedará grabada tanto en un nivel consciente o como en uno subconsciente.

Es indudable que existen personas más influyentes que otras, y personas más influenciables que otras, por lo que se produce inevitablemente el fenómeno de la inducción de la personalidad, que producirá buenos o malos resultados según quienes sean las personas que participan en el proceso.

Cuando se habla del nivel cultural de un pueblo, en cierta forma se hace referencia a la mentalidad generalizada predominante en esa sociedad, mientras que el mejoramiento de un pueblo significa el mejoramiento de dicha mentalidad predominante.

El cambio favorable que se deberá producir en cualquier individuo, de cualquier época, ha de ser la adquisición de mayor y de mejor cantidad de información sobre el mundo real, incluida aquella referida a nosotros mismos. Sin embargo, existirá una gran oposición a toda mejora debido a que no es la búsqueda de la verdad lo que promueve el accionar de muchas personas, sino el triunfo circunstancial de ideas personales o sectoriales.

3 – Ciencia experimental

Mientras que en épocas pasadas existió la necesidad de compatibilizar la religión con la filosofía, en la búsqueda de una verdad única, en vez de suponer la existencia de “dos verdades distintas”, en la actualidad es necesario compatibilizar la ciencia experimental con la religión y con la filosofía, buscando esa verdad.

Así como se sugieren, desde la religión y desde la filosofía, normas de conducta derivadas de tales visiones de la realidad, desde la Psicología Social deberán establecerse ciertas ideas, basadas en evidencias observables, capaces de orientar al individuo en la búsqueda de un adecuado sentido de la vida.

De ahí que la compatibilidad entre ciencia, religión y filosofía habrá de establecerse principalmente entre la Psicología Social con algún sector de la religión y con algún sector de la filosofía.
Esta compatibilidad parcial no es más que una consecuencia necesaria de suponer la existencia de una verdad única, ya que todo lo existente está regido por leyes naturales invariantes y objetivas que determinan el grado de aproximación de todas y de cada una de las descripciones parciales establecidas por el hombre.
La ciencia tiene como objetivo describir leyes naturales, como relaciones permanentes entre causas y efectos. Se supone que cada parte del universo está regida por tales leyes invariantes, mientras que las descripciones que de las leyes realizamos, cambian con el tiempo debido a un paulatino acercamiento a la ley natural propiamente dicha.

Si bien la sociedad y nuestro mundo cambian con el paso del tiempo, las leyes subyacentes a ese cambio son invariantes. Así como la creatividad de los ajedrecistas les permite encontrar una enorme variedad de partidas, mientras que las reglas de dicho juego no cambian, la evolución de la ciencia y del pensamiento humano es permitida por la existencia de leyes que no cambian en el tiempo.

Lo esencial del método científico radica en la actitud con que se busca la verdad y en la necesidad de poseerla. Se trata de llegar a la misma mediante un conocimiento verificado que resulte accesible a la observación y que pueda ser compartido con cualquier individuo. Si no se logra dicha verificación experimental, tal conocimiento quedará marginado de la ciencia (sin que por ello vaya a ser falso necesariamente).

Esta actitud difiere esencialmente de la predominante en filosofía y en religión, en donde coexisten opuestas y contradictorias versiones sobre un mismo aspecto de la realidad. En nuestros días ya no resultan suficientes la coherencia lógica o la fe personal, ya que debemos llegar a fundamentar el conocimiento en aspectos observables, como se dijo antes.

4 – Empatía

Unos de los atributos esenciales del comportamiento humano lo constituye la empatía, que es un proceso biológico observado tanto en hombres como en animales. Se entiende por empatía la capacidad de ubicarnos imaginariamente en el lugar de otra persona para sentir aproximadamente lo que esa persona siente.

Este proceso involucra la capacidad para compartir sufrimiento ajeno como también para compartir su alegría. Ello implica que no tendremos la predisposición a hacerle mal a quien, luego, sufrirá y nos “contagiará” su pesar, mientras que tendremos la predisposición a beneficiar a alguien de quien luego compartiremos su alegría. El vínculo afectivo entre madre e hijo ilustra perfectamente la situación. La madre busca, en realidad, la felicidad del hijo sin pensar tanto en la propia.

Este proceso, de tipo cooperativo, es algo inherente a nuestra naturaleza y resulta ser una ventaja evolutiva para nuestra supervivencia.

Existe, además, lo que podríamos denominar “empatía negativa” y es la que transforma el sufrimiento ajeno en alegría propia y la alegría ajena en sufrimiento propio. Esta tendencia, de tipo competitivo, nos induce a perjudicar a los demás y, en lo posible, a no beneficiarlos.

La tendencia a la competencia favorecerá nuestra supervivencia sólo en el caso en que se compita con un mismo, con afán de superación o bien tratando de ser superior a los demás mostrando una mayor empatía positiva.

El descubrimiento de las neuronas espejo ha permitido vislumbrar el fundamento neurológico del proceso mencionado, es decir, de la empatía. Se ha verificado, desde hace unas décadas atrás, que ciertos animales activan una parte de sus neuronas cerebrales cuando realizan cierta acción y también cuando una acción similar es realizada por otro animal, o por algún hombre. Las neuronas espejo permiten, por lo tanto, reproducir ciertos estados anímicos de otros individuos brindando una base neurológica observable para el proceso de la empatía. Peggy Mason escribió: “¿Cómo puede el cerebro conseguir la empatía? La respuesta más verosímil está en las neuronas espejo, células del cerebro que se activan cuando se observa a otro individuo, animal o persona, que realiza una tarea o sufre un dolor” (De “Mente y cerebro” Set/Oct 2009)

La conciencia moral está muy ligada a la empatía, ya que podemos conocer suficientemente los efectos de nuestras acciones a partir de la posibilidad de sentir cercanamente lo que otra persona siente.

5 – Actitud

Existe en cada individuo una respuesta característica por la cual responde de igual manera en iguales circunstancias, al menos en alguna etapa de su vida. Debido a esta actitud característica es posible conocer a las personas. De lo contrario sería imposible prever posibles comportamientos y la imprevisión total sería lo cotidiano. Este aspecto del comportamiento humano es empleado por la Psicología Social de manera preponderante. Podemos definirla con cierta precisión:

Actitud característica = Respuesta / Estímulo

De ahí que podremos prever una posible respuesta ante cierto estímulo conociendo la actitud predominante en un individuo:

Respuesta = Actitud característica x Estímulo

Podemos describir la mayor parte de las actitudes teniendo presente el mencionado proceso de la empatía, además de agruparlas según que tales actitudes favorezcan la cooperación o bien la competencia.

Cooperación: Amor (compartir las penas y las alegrías ajenas)

Competencia: Odio (sentir alegría ante el sufrimiento ajeno) (burla como expresión) y (sufrir ante la alegría ajena) (envidia). Egoísmo (interesarnos sólo por cada uno de nosotros mismos)

Otra actitud: Negligencia (desinterés por lo que le ocurre a los demás e incluso a uno mismo)

Estas actitudes básicas no existen, en cada persona, con total exclusión de las demás, sino que coexisten en distintas proporciones. Además, las actitudes no son fijas o invariables en el tiempo, ya que es posible mejorarlas (o incluso empeorarlas) bajo la influencia del medio social.

Como nuestra actitud característica involucra conocimientos y sentimientos, es posible encontrarle tanto componentes cognitivas como afectivas. Para ello es necesario partir de procesos psicológicos simples y evidentes como es el caso de la “asociación de ideas” para el aspecto cognitivo, y la ya mencionada “empatía” para el aspecto afectivo.

Para la “asociación de ideas”, con el subyacente proceso de “prueba y error”, encontramos cuatro referencias principales que darán lugar a las cuatro componentes cognitivas básicas de nuestra actitud característica y ellas serán:

La propia realidad
Lo que uno mismo piensa
Lo que otra persona piensa
Lo que la mayoría piensa.

En síntesis: Realidad – Uno mismo – Otra persona – La mayoría

6 – Escala natural de valores

Teniendo presente las actitudes que favorecen la cooperación, tendremos en el primer lugar de la escala al hombre (y los mamíferos en general) que están provistos de la capacidad de la empatía. Este atributo les permitirá compartir el sufrimiento de sus semejantes, incluso de otros seres vivos que estén en su medio social.

En segundo lugar, en un orden descendente, tendremos a los reptiles, que no poseen la capacidad mencionada. Así, una víbora no siente sufrimiento alguno cuando algo malo le sucede a su propia cría. También el hombre egoísta carece de la predisposición a compartir el sufrimiento ajeno, aun cuando posea empatía.

En tercer lugar aparece la “empatía negativa” existente sólo en el ser humano (al menos en cuanto conoce el autor). Esta empatía negativa es la que permite cambiar sufrimiento ajeno por alegría propia y alegría ajena por sufrimiento propio, siendo la burla y la envidia los síntomas asociados a esta actitud.

Nótese que, mediante la envidia, el hombre se inflinge un castigo a sí mismo, cercano e inmediato. Pareciera que es el castigo que corresponde como consecuencia de haberse alegrado del mal ajeno en otras circunstancias. Este es un indicio de la existencia de cierta justicia natural que hace innecesaria, muchas veces, la justicia del hombre. El sufrimiento, en general, puede considerarse como una medida de nuestro grado de desadaptación al orden natural.

El conocimiento de estos aspectos básicos de la naturaleza humana actuará como base para un simple proceso de introspección que posiblemente facilitará la mejora ética del individuo.

La dignidad del hombre está asociada al predominio de la actitud que le permite compartir el sufrimiento ajeno, por lo que la felicidad la establecerá por medio de la búsqueda de satisfacciones morales.

El egoísta, por otra parte, al carecer de dignidad suficiente, preferirá ser considerado un corrupto, antes que pagar sus deudas, optando por la ventaja material o económica correspondiente a ese incumplimiento.

El hipócrita reconoce los méritos de quien posee dignidad, aunque opta por renunciar a ella, mientras que el cínico desconoce todo tipo de valores éticos y poco le importan las opiniones que de su persona podrán tener los demás.

7 – Ética natural

A partir del punto de vista adoptado, es posible establecer una ética que viene implícita en las leyes naturales que rigen nuestro comportamiento.

La ética describe el comportamiento humano en base a los dos efectos extremos del Bien y del Mal. Por ello es posible asociar el Bien al amor, mientras que al Mal se lo asocia al odio, al egoísmo y a la negligencia. El Bien responde a la cooperación mientras que el Mal responde a la competencia o bien al desinterés por los demás.

Teniendo presente las cuatro actitudes básicas del hombre, puede observarse la existencia de una ética natural y objetiva, ya que los efectos causados por las distintas actitudes serán similares en los distintos pueblos y en las distintas épocas.

El comportamiento ético del hombre no dependerá solamente de la existencia predominante de la actitud cooperativa, sino también del conocimiento de los efectos que cada una de nuestras acciones producirá en los demás. Tanto los sentimientos ajenos como el conocimiento que de ellos tenemos están ligados directamente con el proceso de la empatía.

El hombre busca la felicidad tratando de buscar placer y comodidades para su bienestar corporal, o bien buscando conocimientos para su bienestar intelectual, o bien buscando satisfacciones morales que derivan de su actitud cooperativa hacia los demás, o bien buscando todos ellos en forma conjunta. Logrará, de esa forma, distintos grados de felicidad.

La ética cooperativa sirve para construir una personalidad acorde a los lineamientos implícitos en la ley natural, mientras que el relativismo moral, que niega la validez objetiva de toda ética, impedirá ese logro. Si no admitimos la existencia del Bien y de la Verdad, tampoco los buscaremos.

8 – Libertad e igualdad

Ciertos objetivos prioritarios como la libertad y la igualdad dividen a gran parte de la intelectualidad. Es oportuno vincular estos objetivos a las actitudes básicas en el hombre para lograr una aceptable descripción de este aspecto del pensamiento social.

Quienes tengan suficiente confianza en ellos mismos, incluso en la propia naturaleza humana, sostendrán que la libertad es la condición propicia para el éxito del individuo y de la sociedad. Éste vendría a ser el requisito básico del liberalismo, tanto en lo político como en lo económico.

Quienes, por otra parte, dudan de sus propias capacidades, incluso de la propia naturaleza humana, sostendrán que la igualdad social es la condición propicia para el éxito del individuo y de la sociedad. Este vendría a ser el criterio básico de las posturas socialistas.

Es interesante tener presente que, muchas veces, no se busca la igualdad por la incomodidad material que la pobreza significa, sino por el hecho de que otros tengan mejores medios. Mientras que el liberalismo acepta la “desigualdad en la riqueza”, el socialismo acepta la “igualdad en la pobreza”.

La oposición entre libertad e igualdad implica otra oposición no menos importante, que es la existente entre individuo y colectividad. Mientras que el liberalismo parte de objetivos sociales que permitan a todo individuo lograr un aceptable grado de felicidad, las tendencias colectivistas buscan prioritariamente el éxito del grupo social incluso proponiendo que el individuo renuncié a todo interés personal e incluso llegue a sacrificarse por la sociedad (o el Estado, o por quienes lo dirigen).

Es oportuno mencionar que las más grandes catástrofes sociales ocurridas en la historia han sido promovidas por las tendencias colectivistas (nazismo y comunismo), por lo que resulta llamativo que todavía se las promueva. Tales tendencias de libertad e igualdad no serán contradictorias cuando consideramos como objetivo adaptarnos a la ley natural (logrando libertad) y compartiendo las alegrías y el sufrimiento del prójimo (logrando igualdad).

9 - Educación

Debido a la creciente influencia de quienes persiguen la igualdad, en todos los aspectos de la vida social, en los medios educativos se tiende a no reconocer los méritos de los mejores. Con ello tiende a reducirse el nivel general de la educación. Se trata de evitar actitudes competitivas en los “ganadores” en lugar de persuadir, además, a los “perdedores” para que dejen de ser tan competitivos y permitan a los mejores desempeñarse según la capacidad natural que poseen.

La educación debe estar orientada a promover nuestros deberes, tratando de que seamos capaces de compartir el sufrimiento ajeno. Por el contrario, cuando está orientada a que seamos exigentes en cuanto al respeto de nuestros derechos, esperamos que sean los demás quienes compartirán nuestro propio sufrimiento. De esta forma, se está promoviendo el caso extremo del “noble déspota”, exigente por el respeto de sus derechos y poco proclive por el cumplimento de sus deberes (los derechos ajenos).

10 – Religión

De tener validez lo expresado antes, el mandamiento cristiano del amor al prójimo podrá expresarse como: “Comparte las penas y las alegrías ajenas como si fuesen propias”. Con ello se está sugiriendo una actitud concreta a adoptar.

La actitud cooperativa es esencialmente una actitud igualitaria, por cuanto la palabra “prójimo” implica todo ser humano, sin excepción. Puede decirse que lo novedoso del cristianismo radica en la ampliación de los destinatarios de nuestra empatía, ya que propone trascender el ámbito familiar para llegar al ámbito social. De esa forma puede materializarse la diferencia esencial que debe existir entre el hombre y los demás seres vivientes, algo que todavía no ha podido concretarse, al menos en una forma generalizada.

Podemos decir que la ética cristiana tiene un fundamento simple, observable e incluso fundamentado en aspectos básicos de nuestra conducta. El cumplimento de dicho mandamiento vendrá a ser una especie de “requisito de calidad personal” que debemos tratar de respetar.

Sin embargo, es común observar que tal mandamiento ha sido reemplazado por el mérito aparente de adoptar una postura filosófica respecto de cómo funciona el mundo real. Se considera meritorio creer en un Dios que actúa sobre el mundo, mientras que se descalifica a quien piense que el mundo puede funcionar de otra manera. Hemos visto que desde la Psicología Social se pudo establecer una ética natural cercana a la ética cristiana, por lo que también podría interpretarse al cristianismo como una religión natural; algo más simple de aceptar que la religión tradicional o revelada.

La identidad entre ambos tipos de religión puede vislumbrarse asociando al propio Creador una posible actitud característica. Si imaginamos que responde de igual manera en iguales circunstancias, se trataría de una misma postura. Si, en cambio, respondiera de distinta manera, especialmente ante los pedidos realizados por los seres humanos, estamos ante los lineamientos básicos de la religión pagana, desvinculada de las leyes naturales. Este tipo de religión considera que el premio o el castigo a nuestras acciones ya no dependerán de nuestra actitud ética, sino de las arbitrarias decisiones del Creador.

11 – Política

Es deseable que exista el gobierno de la ley natural sobre el hombre en lugar del gobierno del hombre sobre el hombre, lo que implica casi siempre cierto tipo de esclavitud. Si cada hombre tiene el propósito de lograr una actitud cooperativa, puede decirse que trata de admitir el gobierno de la ley natural sobre su persona, lo que se conoce como el “gobierno de Dios” (o el Reino de Dios) en la religión cristiana.

La política debería contemplar la generalización de este tipo de gobierno, mientras que, cuando los políticos se proponen dominar al Estado como paso previo al gobierno material y mental de todo individuo, se cae en situaciones desagradables para el ciudadano común.

La búsqueda de la ciencia política ha sido, desde bastante tiempo atrás, la de restringir el poder personal de los gobernantes para evitar que se caiga en el dominio personal antes mencionado. De ahí que los sistemas democráticos son los que mejor cumplen con esta función.

Debe decirse que la democracia no sólo implica la libre elección de autoridades en forma periódica, sino el respeto riguroso de las leyes que limitan los poderes de quienes dirigen al Estado.

Quienes se oponen a la democracia son los sistemas colectivistas (fascismo, nazismo, marxismo) que fingen adoptar posturas democráticas tan sólo para acceder al poder, aunque luego adoptan posturas netamente totalitarias, incluso optando por el partido político único.

Es propio de los colectivistas la difamación de los sectores opositores y la discriminación promovida; discriminación racial en el caso de los nazis y discriminación social en el caso del marxismo. Mientras que para el nazi resultan ser los judíos los culpables de los grandes males de la humanidad, para el marxista resulta ser el empresariado (la burguesía), por lo que no es de extrañar que estas ideologías favorecieron el asesinato de decenas de millones de seres humanos.

De dudosos fundamentos, ya sean experimentales o racionales, resultan ser casi como nuevas religiones, pero religiones del odio y la discriminación hacia importantes sectores de la sociedad y de la humanidad.

12 – Economía

Luego de la aceptación de las ventajas inherentes a la división, o especialización, del trabajo, le sigue el posterior intercambio en el mercado. Este proceso autorregulado ha resultado ser el más eficaz, si bien requiere de la sociedad una adaptación al mismo, y que consiste, entre otros aspectos, en la aceptación de la ética natural de la cual antes se habló. Podemos sintetizar esta idea:

Economía de mercado = Trabajo + Ahorro productivo + Ética natural

La ciencia económica describe el comportamiento del mercado y de las formas adecuadas de adaptarse al mismo. Sin embargo, existen otras posturas que proponen una economía planificada desde el Estado, incluso con la exclusión de la propiedad privada de los medios de producción (socialismo).

El sólo hecho de estatizar, o nacionalizar, los medios de producción, puede llevar a la sociedad al Estado totalitario, con la evidente pérdida de la libertad individual.
Es oportuno mencionar el caso del marxismo, el cual niega la validez de la religión, de la ética objetiva y de la democracia (o sus objetivos), mientras que también niega la validez de la ciencia económica y del mercado como sistema autorregulado.

Es evidente que si la religión, la política y la economía actuales, no funcionan como todos esperamos, debemos tratar de mejorarlas en lugar de tratar de destruirlas imponiendo criterios de validez sectorial alejados de las evidentes y cercanas leyes naturales que rigen la conducta de los hombres.

Existen causas culturales que favorecen, o bien retrasan, el desarrollo económico y social de los pueblos. Uno de los aspectos notables en algunos países subdesarrollados radica en la discriminación social hacia el empresario; justamente el principal factor del funcionamiento de la economía. Se piensa, en tales países, que el capitalismo es malo, por lo cual existe una importante evasión de capitales desde esos países hacia los más desarrollados. Luego se protesta airadamente contra la “dependencia económica” que en realidad se favoreció ante tales creencias.

La legitimación del marxismo se basa en el supuesto de que el empresario privado es “malo y egoísta por naturaleza”, mientras que el marxista, dirigiendo la economía y la vida de todo individuo, es “bueno por naturaleza” y por ello resultará el mejor gobernante. El capitalismo estatal (socialismo) acentúa todos los errores atribuidos al capitalismo privado.

13 – Sentido de la vida

La felicidad del hombre está ligada a la existencia de un sentido de la vida. Cuando nuestras acciones se orientan a la realización de metas previamente establecidas, decimos que tienen un sentido. La ausencia de objetivos lleva implícita la falta de acciones a ellas asociadas.

Es importante saber si, además del sentido de la vida adoptado por cada hombre, existe un sentido de la vida general impuesto por el propio orden natural. La existencia de la empatía y de las actitudes básicas del hombre, vislumbran la existencia de ese sentido y nos imponen la necesidad de establecer elecciones, ya sea que optemos por cooperar con los demás o bien por competir con los demás (con diferentes resultados como la felicidad o el sufrimiento, respectivamente).

El comportamiento ético del hombre no sólo será favorecido por el conocimiento de las leyes básicas que rigen nuestra conducta, sino también por la evidencia de que existe un orden natural que nos presiona a vivir de cierta manera y nos prohíbe, mediante el sufrimiento, a vivir de otras formas.

Podemos decir que el mundo funciona de tal manera que tiene una finalidad aparente y que esa finalidad incluye al hombre. Nuestra misión en el mundo consiste en descubrir el espíritu de la ley natural para adaptarnos a ella.

lunes, 17 de diciembre de 2018

El ateismo destructivo

En la actual etapa de crisis que afecta a gran parte de la humanidad, resulta evidente que hay sectores que están a favor de la destrucción de la cultura occidental, algunos en su defensa y otros indiferentes. También entre los ateos encontramos al contemplativo, o filosófico, que adopta esa postura sin intentar perjudicar la cultura a la que pertenece, y al ateo activo que trata de favorecer al proceso que busca destruirla.

Entre los principales actores del ateismo destructivo encontramos a los promotores del “marxismo cultural”, que apoya todo tipo de propuesta que vaya en contra de la moral natural. Esta moral, que sugiere amar al prójimo como a uno mismo, lo que implica compartir las penas y las alegrías ajenas como propias, consiste en un proceso psicológico y social basado en la empatía, y que compartimos con la mayor parte de los mamíferos; resultando ser una ventaja adaptativa que el proceso evolutivo nos proveyó en vista a asegurar nuestra supervivencia. De ahí que la ética asociada a los mandamientos bíblicos, no es otra cosa que una propuesta de adaptación cultural que actúa en el mismo sentido que la adaptación biológica previa.

Si bien en las épocas del Antiguo y del Nuevo Testamento no se hablaba de adaptación cultural, evolución o empatía, sino de designios de Dios, el origen de la ética bíblica es el mencionado, ya que actualmente disponemos de conocimientos suficientes para así suponerlo con cierta seguridad.

Las interacciones sociales, desde el punto de vista de la Psicología Social, son orientadas por dos tendencias principales: cooperación y competencia. La cooperación social, necesaria e imprescindible para la supervivencia de la humanidad, viene materializada por un desarrollo empático suficiente, es decir, por nuestra predisposición a compartir penas y alegrías ajenas, bajo una predisposición favorable al cumplimiento de los mandamientos bíblicos. Como tales mandamientos son extraídos de la propia naturaleza humana, y son comunes a todos los hombres, resulta absurdo que algunos ateos nieguen su validez intentando negar la validez de la religión que los promueve.

El rechazo de la religión, y de la ética asociada, se debe en gran parte a las desviaciones y debilidades de la propia religión, cuyos difusores se preocuparon más por transmitir misterios y aspectos poco accesibles a la razón que promover una mejor adaptación al orden natural, o a la voluntad de Dios en el lenguaje y la simbología religiosa. El ateismo moderno ha ido surgiendo al amparo de las debilidades y falencias de las diversas religiones. Daniel Rops escribió: “En la actualidad es una actitud muy cómoda la de limitarse a condenar al ateismo. Obrando así los cristianos pronto quedarán reducidos a una escasa minoría encerrada en un bastión, acorralados por todas partes, a una especie de judería. Ha de comprenderse que el ateísmo es la consecuencia absolutamente lógica de la libertad que el cristianismo reconoce al hombre”.

“El ateísmo es una de las esenciales posibilidades de esa libertad. A nuestro tiempo le ha sido dado el captar la conciencia más viva, más punzante, de la misión primordial que corresponde a la elección humana de la orientación de la libertad. Por ser libre, verdaderamente libre, el hombre tiene derecho a negar a Dios. La presencia del espíritu en un mundo humano depende esencialmente de la opción del hombre. En cierto sentido, el mismo ateísmo demuestra que el hombre es capaz de encontrar a Dios”.

“Entonces, ¿qué significa el proceso, que la historia nos presenta, de una ateización progresiva del mundo y especialmente de Occidente? Tendemos todos a creer que se trata de una degradación fatal, cosa no muy segura. El universo medieval, que en muchos aspectos nos parece admirable y encarna auténticos valores espirituales, en otros aspectos aparece como un tiempo verdaderamente intermediario, una especie de adolescencia cuyos principios cristianos se hallaban lejos de transformarse todos en caridad y en fraternidad humanas debido a demasiados compromisos temporales”.

“La rebeldía del ateismo, que coincidió en el siglo XVI con el afianzamiento perentorio de la razón humana, ha sido una reacción contra lo que había de insuficiente y peligroso en las fórmulas de una cristiandad demasiado política. Esta rebeldía ha ido demasiado lejos al rechazar con lo que tenía de desaparecer otros elementos que habían de subsistir. El ateismo ha tenido lugar, pero ese ateismo no ha sabido darle a esa civilización las bases sobre las que se hubiera podido establecer en paz; la angustia general y creciente ha sido su consecuencia. Esto es tan cierto que para colmar el enorme vacío dejado por lo Divino la humanidad moderna crea nuevos ídolos: el hombre, la clase, el Estado…”.

“El cristiano que, después de onda reflexión, llegue a pensar en esto no considerará al ateismo como una simple negación, como una escandalosa repulsión, sino como la consecuencia de errores de los que él no es sólo responsable; quizá también, más que como un error, como un exceso” (Del Prólogo de “La fe de los ateos” de Paul Rostenne-Fomento de Cultura, Ediciones-Valencia 1970).

La masiva difusión de la ideología de género y del relativismo moral, es uno de los síntomas evidentes del predominio del ateismo en la actualidad. Debido a que las leyes naturales que describe el científico son las mismas leyes de Dios que considera el religioso, el ateismo se identifica así con la anti-ciencia, ya que ignora toda ley natural asociada a la biología, la genética o la psicología, lo que directa o indirectamente implica negar también toda sugerencia ética de carácter religioso.

El principal rechazo a la religión ha surgido siempre del marxismo, que ha ayudado a “reinterpretar” los Evangelios de tal manera de usar a la Iglesia Católica como apoyo ideológico adicional para difundir el ateismo marxista, es decir, una ideología que promueve la destrucción y abolición de todo lo que implique civilización occidental.

Resulta llamativo advertir el rechazo total hacia la religión que se observa especialmente en las redes sociales, en donde numerosos ateos se burlan y descalifican a quienes insinúan algo relativo a la religión. Ignoran, por supuesto, que ya desde el siglo XVIII, en la época del Iluminismo, se propuso la religión natural, sin milagros ni revelaciones, que resulta enteramente compatible con la ciencia experimental. Tal religión pone énfasis en la ética natural y en la moral que surge como respuesta a esa ética.

Las bases de la civilización occidental podrían sintetizarse de la siguiente forma simbólica:

Civilización occidental = Ética natural (cristianismo) + Democracia política + Democracia económica

Pero no son sólo los sectores marxistas los que buscan la destrucción de tales bases, sino que también algunos sectores autodenominados “liberales” (en realidad “marxistas de mercado”) que adoptan actitudes burlescas y despectivas hacia toda forma de religión. Tales sectores, que por lo general comparten la idea marxista de que sólo a partir de la economía se han de mejorar todos los aspectos de la sociedad, desconocen que la economía de mercado requiere de una ética preexistente, para que favorezca la cooperación social requerida para la producción, el consumo y los intercambios en el mercado. En realidad son pseudo-liberales que son incapaces de advertir que el éxito de la economía de mercado descansa precisamente en la ética que ellos desprecian sólo por provenir originalmente de la religión judeo-cristiana. Ignoran incluso las recomendaciones de importantes ideólogos liberales, como Wilhelm Röpke, que han advertido la necesidad de partir de un adecuado nivel moral para que en la sociedad tenga éxito una economía liberal.

El liberal auténtico, por el contrario, tiene siempre presente el espíritu de la Sociedad Mont Pelerin, cuyo objetivo no fue sólo aplicar la economía de mercado en los diversos países, sino en tratar de salvar la civilización occidental que estuvo en serio peligro bajo la aparición de los totalitarismos del siglo XX. Tal tipo de economía era necesaria para un fin superior y quienes se burlan de alguna de las bases morales de la civilización occidental, poco o nada tienen que ver con el liberalismo.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Fútbol y violencia

Es frecuente asociar la violencia evidenciada en eventos deportivos, como el fútbol, al deporte en sí, en lugar de hacerlo con los individuos que lo adoptan como medio para manifestar el odio que en ellos preexiste y que está motivado por causas ajenas al deporte. En la actualidad, los espectáculos deportivos, en la Argentina, se han transformado en laboratorios sociológicos en donde puede observarse todo tipo de anomia y actitudes cercanas al salvajismo.

Cuando en una sociedad está en crisis tanto el deporte como la educación, la política, la familia, la economía y toda institución o actividad que implique vínculos personales de algún tipo, claramente se advierte que es el individuo mismo quien está en crisis, y que la mejora en todos esos aspectos provendrá de una mejora ética individual y generalizada. Sin embargo, y para completar el cuadro, se advierte que el relativismo moral tiene plena vigencia, por lo cual una mejora ética generalizada resulta ser un objetivo con poco sentido práctico para la mayoría.

Quienes reglamentaron el fútbol en 1863, en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, tuvieron la precaución de prohibir todo tipo de acción violenta, como codazos, zancadillas, empujones, etc. El objetivo fue establecer un deporte para caballeros en el que se destacarían los más hábiles, y no los más fuertes. Con el tiempo, y con su difusión por todo el mundo, se fue contaminando con los defectos morales propios de cada sociedad. De ahí que se llegó a decir que “el fútbol es un deporte de caballeros practicado por bestias, mientras que el rugby es un deporte de bestias practicado por caballeros”.

Un destacado intelectual reconoce que el ambiente futbolístico argelino le permitió aprender cosas positivas. Juan José Sebreli escribió: “Albert Camus, que jugó en su juventud en el equipo de fútbol argelino RUA, confiesa: «quería tanto a mi equipo, no sólo por la alegría de la victoria, tan maravillosa cuando está combinada con la fatiga que sigue al esfuerzo, sino también por el estúpido deseo de llorar en las noches luego de cada derrota» y asegura: «después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol, la aprendí con el RUA»” (De “Fútbol y masas”-Editorial Galerna-Buenos Aires 1981).

En el caso de la violencia en el fútbol, la gravedad de la situación no radica en la cantidad de barras bravas que la favorecen, sino en el hecho que el hincha promedio resulta ser un delincuente en potencia, es decir, que puede convertirse en delincuente si la situación le resulta adecuada. Durante el Mundial de Francia 98, dos hinchas argentinos, para no perderse un partido, asaltan a un revendedor de entradas. Luego, alguien de la Embajada argentina, responde en una entrevista periodística que “no había que hacerse mucho problema, porque eran personas normales, sin antecedentes”. Justamente, la gravedad del caso radica en que la persona normal es un delincuente en potencia.

En el ataque reciente al ómnibus con jugadores de Boca Juniors, se detuvo y penalizó a un hincha que tenía medios socioeconómicos suficientes para no ser un delincuente. Incluso un barra brava de River, encarcelado por asesinar a un hincha de ese club, vivía en un lujoso edificio indicando que tenía medios suficientes para no caer en actividades delictivas.

En cuestiones sociales, a veces resulta difícil distinguir entre causas y efectos. De ahí que puedan ser intercambiados a gusto personal a fin de fundamentar alguna hipótesis o creencia previamente sostenida. Así, para quienes no les gusta el fútbol, éste es el origen de la violencia social; mientras que quienes se oponen al sistema capitalista, culpan al sistema de haber destruido la “pureza” del fútbol. También se culpa al origen “burgués” del fútbol o a la esencia competitiva del deporte como origen de la violencia social. Sebreli escribió: “La irracionalidad del sistema capitalista se muestra al desnudo por el uso que se da al excedente económico –diferencia entre la producción de una sociedad y su consumo efectivo- en gastos absolutamente inútiles. Grandes cantidades de dinero son desviadas de la industria de base o de la solución de necesidades elementales de las masas –vivienda, alimentación, educación- para ser destinadas a superfluidades como el turismo organizado, el automovilismo y el deporte, entre otras actividades. El fútbol ocupa uno de los primeros lugares en esta industria de la basura”.

En realidad, el sistema capitalista tiene como función traducir eficazmente las demandas del público en ofertas concretas. Si el consumidor demanda bienes o servicios inútiles o superfluos, siempre alguien se los ofrecerá. De ahí que no sea el sistema económico el que determina lo que la gente desea, sino que son los líderes políticos o religiosos quienes deben convencer a la gente para que demande lo útil y deje de lado lo superfluo.

Existen semejanzas entre la violencia asociada al fútbol y la violencia política, ya que la actitud del barra brava es similar a la del fanático de algún movimiento populista o totalitario. En común presentan la necesidad de sentirse valiosos como personas siendo partes de algo más importante que ellos mismos. Mientras que la gente normal busca trascender sintiéndose partes de la humanidad, el fanático sólo se siente parte de un club de fútbol o de un movimiento político, los que le brindan la “ventaja adicional” de facilitarle destinar a adversarios o enemigos la producción diaria de odio y rencor. Sebreli escribió al respecto: “Esta estructura de la barra juvenil futbolística es análoga a la de la pandilla juvenil de los movimientos totalitarios: fidelidad al líder, adhesión al grupo hasta perder la propia individualidad, obediencia al ritual, agresividad hacia el adversario, total falta de sentido crítico, irracionalidad”.

“La agresividad hacia el contrario es en la barra un elemento tan necesario como la solidaridad entre sus miembros. La identificación negativa con el equipo contrario es el complemento de la identificación positiva con el propio, el odio la otra cara del amor. El carácter sadomasoquista del hincha se expresa por el lado masoquista como una necesidad de subordinación al líder de la barra que lo utiliza como instrumento pasivo, y por el lado sadista como necesidad de destrucción del adversario”.

“Cuanto más confuso es el sentimiento de identidad del hincha, más debe identificarse con signos exteriores y notorios –los colores del club, la camiseta, la insignia, el banderín y tanto más debe ser intolerante hasta la crueldad con el que ostenta los signos contrarios: tener la osadía de pertenecer a un cuadro distinto del suyo, es vivido como un ataque hacia él mismo, puesto que el club y él son una sola y misma persona”.

“La necesidad psicológica del exagerado conformismo y adaptación al endogrupo –el cuadro propio- exige el rechazo del exogrupo, los demás cuadros. La pasión futbolística es, por lo tanto, un impulso etnocéntrico elemental que concibe rígidamente al endogrupo –grupo humano primario, familia, barrio, barra- al que pertenece o con el cual se identifica como depositario de todas las virtudes, y al exogrupo –grupo al que no se pertenece- como representación de lo repudiable. Una de las formas que adopta el ataque al adversario es la burla colectiva del día lunes al hincha cuyo club perdió, por sus compañeros de trabajo o estudio”.

Un aspecto típico del relativismo moral radica en que lo bueno y lo malo no dependen de la acción en sí misma, sino de quien la realice. El hincha de fútbol aplaude al defensor de su equipo cuando, para resolver una situación del juego, tira la pelota afuera. Luego, pasados algunos minutos, emite chiflidos cuando un jugador del equipo adversario hace exactamente lo mismo. En la política se advierte algo parecido, ya que se alaba y aplaude toda decisión proveniente del líder aclamado. Pasado cierto tiempo, cambiado el gobierno, rechazará y protestará ruidosamente cuando esta vez el gobernante adversario tome decisiones similares a las que antes adoptó su líder. Cuando una sociedad adopta mayoritariamente el fanatismo político, termina aceptando y aclamando a las asociaciones mafiosas establecidas como partidos políticos como a los ineptos que poco ayudan a la solución de los graves problemas.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Propósitos de la Sociedad Mont Pelerin

Por Álvaro C. Alsogaray

Fundamentos del liberalismo moderno

Al término de la Segunda Guerra Mundial, se presentó en las democracias occidentales el vital problema de la reconstrucción moral y material de los países devastados por el conflicto. Un pequeño grupo de esclarecidos estadistas, economistas e intelectuales dieron los fundamentos de las políticas que habrían de permitir resolver ese problema. La mayoría de ellos se agruparon en la Sociedad Mont Pelerin y a través de ésta contribuyeron decisivamente a la salvación de los valores de Occidente.
El documento inicial de la Sociedad, que condensaba las ideas de esos eminentes pensadores, recibió el nombre de Manifestación de Propósitos y se transcribe a continuación. Algunos de esos pensadores jugaron un papel preponderante en la aplicación prácticas de dichas ideas en sus respectivos países.

Constitución de la Sociedad Mont Pelerin

Un grupo de economistas, historiadores, filósofos y otros estudiosos de los asuntos públicos de Europa y los EEUU se reunieron en Mont Pelerin, Suiza, desde el 1 al 10 de abril de 1947, para discutir la crisis de nuestro tiempo. Este grupo, deseoso de perpetuar su existencia para promover un más amplio intercambio e invitar a colaborar a personas de mentalidad similar, ha llegado a un acuerdo sobre lo siguiente:

Manifestación de propósitos

Los valores centrales de la civilización están en peligro. Sobre grandes extensiones sobre la superficie de la Tierra, las condiciones esenciales de la libertad y la dignidad humana ya han desaparecido. En otras están bajo continua amenaza proveniente del desarrollo de actuales tendencias políticas. La posición del individuo y la de las agrupaciones voluntarias se ven progresivamente socavadas por los avances del poder arbitrario.
Hasta aquella muy preciada posesión del hombre occidental, la libertad de pensamiento y expresión, está amenazada por la divulgación de credos que, clamando por el privilegio de la tolerancia mientras están en minoría, buscan sólo establecerse en una posición de poder desde la cual puedan suprimir y borrar cualquier punto de vista que no sea el propio.
El grupo sostiene que estos acontecimientos han sido alentados por el crecimiento de una visión de la historia que niega todas las normas morales absolutas y por el desarrollo de teorías que cuestionan el imperio de la ley. Sostiene además que los hechos aludidos se han visto fomentados por una declinación de la creencia en la propiedad privada y en el mercado competitivo ya que, sin la difusión del poder y la iniciativa asociados con estas instituciones, es difícil imaginar una sociedad donde la libertad pueda ser preservada en forma efectiva.
En la creencia de que lo que es esencialmente un movimiento ideológico debe asociarse con la argumentación intelectual y la reafirmación de los ideales válidos, el grupo, habiendo realizado una exploración preliminar de ese campo, es de opinión que un estudio más avanzado resulta deseable «inter alia» en lo que concierne a los siguientes temas:

1- El análisis y la exploración de la naturaleza de la crisis actual para hacer ver claramente a otros sus orígenes esencialmente morales y económicos.

2- La redefinición de las funciones del Estado para llegar a distinguir más claramente entre el totalitarismo y el orden liberal.

3- Métodos para reimplantar el imperio de la ley y para asegurar su desarrollo en forma tal que los individuos y los grupos no estén en aptitud de usurpar la libertad de otros, y que no se permita que los derechos privados se conviertan en la base de un poder rapaz.

4- La posibilidad de establecer encuadres mínimos por medios que no sean enemigos de la iniciativa y del funcionamiento del mercado.

5- Métodos para combatir el abuso de la historia con vistas al avance de credos hostiles a la libertad.

6- El problema de la creación de un orden internacional conducente a la salvaguardia de la paz y la libertad y que permita el establecimiento de armoniosas relaciones económicas internacionales.

El grupo no aspira a realizar propaganda. No busca establecer una ortodoxia meticulosa y embarazosa. No está alineado con ningún partido en particular. Su solo objetivo es, el facilitar el intercambio de opiniones entre mentes inspiradas por los mismos ideales y por amplias concepciones sostenidas en común, contribuir a la preservación y progreso de la sociedad libre.

Mont Pelerin (Vaud), Suiza, 8 de Abril de 1947

(De “Bases liberales para un programa de gobierno” de Álvaro C. Alsogaray-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1989).

sábado, 8 de diciembre de 2018

Actualidad del pensamiento de Álvaro C. Alsogaray

Diversas situaciones sociales y económicas se repiten en un mismo país. De ahí que opiniones expresadas décadas atrás sigan teniendo plena vigencia en la actualidad, especialmente cuando los problemas de fondo siguen sin resolverse,

Puede sintetizarse la decadencia argentina como el efecto inevitable del saqueo generalizado que la sociedad sufre, a través del Estado, ya sea por medio del robo directo del sector político, por la asignación clientelista de cientos de miles de puestos de trabajo estatales superfluos y ayudas sociales de todo tipo, que exceden ampliamente las posibilidades de ser cubiertas por el sector productivo. Además, el ocio y el consumo tienden a superar ampliamente al trabajo y la producción.

A continuación se transcribe parte de una entrevista que el periodista Néstor Montenegro (NM) le realizara a Álvaro C. Alsogaray (AA) en 1988:

NM: Diputado Alsogaray, ¿cómo influye la expansión de la base monetaria en la economía argentina?

AA: Lo que verdaderamente influye es el crecimiento de la cantidad de moneda. Pero hay muchas maneras de medirlo, una de ellas es establecer la base monetaria, otra es hablar de circulación monetaria, de agregados monetarios…Simplificando esto le diré que lo que importa es la creación monetaria. Cuando esta creación se realiza sin una contrapartida de bienes producidos, o de expectativas del público a querer conservar dinero en estado líquido, es artificiosa y es la que produce los efectos inflacionarios.
Este crecimiento monetario, en la Argentina y en todos los países del mundo, influye directamente sobre la inflación. En nuestro país, a partir del Plan Austral hasta la fecha, ese crecimiento ha sido del orden del 1000 %, cuando en condiciones normales no debería haber sobrepasado el 20 o el 30 %. De ahí que la inflación en la Argentina no necesita ninguna explicación misteriosa, sino que se debe a un crecimiento monetario desproporcionado.

NM: ¿Y cuáles serían las principales medidas a tomar para evitar ese fenómeno inflacionario?

AA: La inflación se debe siempre a la creación espuria de moneda en los bancos centrales, no existe otra explicación real. Y uno se puede preguntar por qué el Banco Central emite moneda en esas condiciones, porque no se puede suponer que lo hace a propósito, por una perversidad. El Banco Central emite moneda en esas condiciones porque los gobiernos gastan más de lo que pueden financiar a través de impuestos, tasas y contribuciones. Cuando les queda un déficit, directa o indirectamente, recurren al Banco Central, el cual, indebidamente, crea moneda para solventar los distintos déficit del Estado.
Y si se quiere evitar la inflación hay que dejar de emitir moneda, hay que terminar con los déficit del Estado, y para terminar con éstos o se cobran más impuestos –en la Argentina probablemente ya se ha colmado la capacidad impositiva- o hay que reducir el gasto. Acá llegamos a la clave del problema: el gobierno en la Argentina debe gastar mucho menos de lo que gasta actualmente, porque de lo contrario va a terminar emitiendo moneda y, consecuentemente, haciendo inflación y financiándose a través de ella. Lo cierto es que hay que reducir el gasto público porque más impuestos no se pueden cobrar; al reducirlo se reduciría el déficit, y de esta manera no habría necesidad de emitir moneda.

NM: Son muchos déficit, indudablemente.

AA: Son numerosos. Está el déficit del presupuesto nacional, el de las provincias, el de las empresas del Estado…Entre todos configuran un déficit general del Estado, que es el que, de una manera u otra se financia a través de la emisión de moneda.

NM: Al ser el Estado empresario, si el gobierno dejara de financiar a ciertas empresas, ¿no se podría producir el fenómeno de que mucha gente quedara sin trabajo?

AA: Ese es un falso argumento que se utiliza para no hacer las cosas que se deben hacer. Nadie está pensando en clausurar empresas del Estado ni de despedir a la gente, porque por otra parte se están prestando servicios que se deben prestar. De lo que se trata es de transferir a la actividad privada el mayor número posible de empresas y actividades que hoy realiza el Estado.
El Estado no tiene por qué ser industrial, comerciante o prestador de servicios, porque no es esa su función. Hay capitales en el mundo entero interesados por tomar estas actividades, con lo cual tendríamos una baja en los gastos del Estado y además, buenos servicios, que es lo que le interesa fundamentalmente a la población. El Estado tiene otras funciones que cumplir: debe ocuparse de las relaciones exteriores, de la defensa nacional, de la seguridad personal –que hoy está tan atrasada en el país-, de la salud pública, de los maestros y de todo aquello que le concierne directamente.

NM: Citando como ejemplo a ENTel, ¿usted está de acuerdo con la privatización que se está haciendo a través del Ministerio de Obras Públicas, por ejemplo?

AA: ¿De qué privatización me habla?

NM: Haciendo referencia al intento de privatización, así como el de Aerolíneas Argentinas.

AA: Esto es erróneo. No se está privatizando nada Aerolíneas Argentinas, ni siquiera en parte. Lo único que se está haciendo es transformar un monopolio estatal argentino en un monopolio estatal argentino-escandinavo, y argentino-español en el caso de ENTel. Utilizar la palabra privatización para esto es crear confusión en la opinión pública.

NM: ¿Cuál sería la mejor forma para efectuar las privatizaciones?

AA: Establecer las condiciones en que estamos dispuestos a transferir estas empresas al capital privado, y llamar a concurso internacional para ver quién ofrece más por esos bienes, como se está haciendo en otros países.

NM: Sin embargo hay cuestionamientos. En el caso de la provincia de Mendoza, por ejemplo, se han privatizado los teléfonos, y parece que el servicio anda mal, que ha habido muchas quejas al respecto…

AA: Los teléfonos de Mendoza no han sido privatizados ahora. Esa compañía hace muchos años que existe, pero como permanentemente ha estado con la “Espada de Damocles” de que le iban a cancelar la concesión, no hace inversiones y procede como cualquier compañía que está sobreviviendo. Entréguese en concesión un buen servicio telefónico y van a ver cómo la situación mejora, y si no mejora se cancela la concesión y que venga otra empresa. Pero no estemos pagando las pérdidas y además teniendo malos servicios.

NM: Diputado: entre dos temas que preocupan a la opinión pública, especialmente al hombre de clase media y al empresario común, son los del funcionamiento de los mercados cambiario y financiero en el país, su organización…¿Cuál es su opinión al respecto?

AA: Con el actual sistema cambiario y financiero es evidente que el empresario –no sólo el de la pequeña y el de la mediana empresa, sino el de todas- ve reducida su actividad a la de ser casi un funcionario, porque todas las empresas están sometidas a una verdadera dictadura por parte del Banco Central, y porque las tasas de interés surgen de las disposiciones que éste toma. Con este sistema que hace que no sepamos cuál es el verdadero valor de la divisa y cuál es la verdadera tasa de interés, porque estas tasas de interés nominales son sencillamente extravagantes, los empresarios tienen muy poco margen para actuar y están cautivos de lo que no vacilo en calificar como la dictadura del Banco Central.

NM: También nos aflige mucho a los argentinos el tema de la deuda externa, ¿qué se puede hacer, se paga, se propone moratoria?

AA: Desde 1978 no estamos pagando un solo centavo de la deuda externa. Estamos pagando solamente una parte de los intereses, porque la otra parte –a veces más del 50 %- nos es financiada de nuevo con préstamos del exterior. Esto aumenta la deuda, y este gobierno la ha aumentado en más de 10.000 millones de dólares en sus cuatro años de gestión. La deuda externa es pesada, es cierto, pero quienes dicen que por su culpa estamos en la situación actual están diciendo una falsedad. Todos los años estamos pidiendo de 2.500 a 3.000 millones de dólares para pagar la mayor parte de los intereses, de manera que el desorden que estamos viviendo es producto de malas políticas económicas, y no de la deuda externa.

NM: ¿Qué hay que hacer entonces?

AA: Obtener los plazos más largos posibles, y la verdadera moratoria. Que un país, unilateralmente, diga “no pago más” es un absurdo que aísla a ese país y le trae penosas consecuencias. Los que han intentado hacer eso han fracasado; entre ellos Brasil, y no hablemos de Perú, que está en pleno desastre financiero, entre otras razones, por esto. Cuando hablo de conseguir los mayores plazos y las menores tasas de interés se trata de una operación formal como cualquier operación financiera, que se hace en el orden privado o en el público. Pero la manera de atender el problema es produciendo y exportando más. La Argentina está exportando actualmente de 6 a 7 mil millones de dólares, y con esas cifras es muy difícil pagar 4.900 millones de dólares de intereses. Si en cambio estuviéramos exportando 15 mil millones de dólares, no tendríamos problema de deuda externa.

NM: ¿Cómo se hace para alcanzar esa cantidad?

AA: Dejando trabajar a la gente, atrayendo capitales, haciendo que los empresarios vuelvan a invertir. Para eso se necesita cambiar de raíz el sistema económico que viene destruyendo al país desde hace cuarenta años. Esa es la tesis fundamental que sostenemos nosotros. Es necesario poner en marcha un sistema liberal basado en la economía social de mercado. Si implantamos esa economía habrá abundancia de recursos, bajará la tasa de interés, el empresario volverá a invertir, el país producirá y exportará más y no tendremos ya el problema de la deuda externa ni muchos otros que estamos soportando ahora.

NM: Usted se refiere a la inversión en el país, pero, ¿es la Argentina un país confiable para invertir?

AA: En estos momentos no lo es, y por eso no hay inversión. Por eso yo digo que para que esto ocurra habría que provocar un shock de confianza, y eso solamente lo puede conseguir el auténtico intento de implantar una economía de libre de mercado.

NM: ¿Por qué no es confiable?

AA: Porque durante cuarenta años se han seguido políticas contradictorias pero con una constante: la intervención abusiva del Estado sobre la marcha de los negocios. A nadie le gusta invertir a riesgo para que el Estado le venga a manejar las cosas, de manera que mientras no se cambie totalmente el sistema no habrá recuperación ni progreso del país. Una prueba clara está en que la Argentina, que estuvo entre los diez primeros países del mundo antes de la Segunda Guerra Mundial, hoy está entre el lugar ochenta y noventa.

NM: ¿Considera que las huelgas son un factor influyente sobre la confianza externa?

AA: No demasiado. Huelgas hay en todos los países, y tenemos el caso de Inglaterra, que ha tenido que soportar tremendas huelgas en una época. Sí pueden molestar ciertas leyes sindicales que creen trabas internas y que pueden ser un factor en contra de la inversión…Pero no es lo único que determina esto.

NM: Diputado, la situación financiera de las provincias es en general bastante mala, ¿a qué se debe esta crisis?

AA: Eso es muy simple: las provincias se dedicaron a hacer la alegre vida de nombrar empleados públicos y despilfarrar el dinero. Tenemos casos de provincias muy pobres que se permiten contar con aviones súper jet, y sus funcionarios viajan al exterior. Tanto éstos como otros gastos constituyen actitudes de despilfarro que en algún momento hay que pagar, y el momento llegó. La Rioja, Salta y Tucumán están a la cabeza del desorden, pero hay otras que se encuentran en situaciones muy parecidas, de manera que es un problema general.
Se trata de un Estado sobredimensionado que ya no se puede sostener con los impuestos, y como las provincias no tienen un banco central propio –a pesar que algunas lo inventaron con los bonos y las loterías- hoy tienen que confesar la quiebra. La mayoría de los Estados provinciales está técnicamente en quiebra.

(De “La alternativa liberal en la Argentina” de Néstor Montenegro-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1988).

viernes, 7 de diciembre de 2018

Educación pública vs. Educación privada

Uno de los principales motivos del deterioro, o destrucción, de la educación pública, es el reemplazo de contenidos culturales y científicos por contenidos ideológicos. De ahí que hayan surgido voces que reclaman la abolición definitiva de la educación pública. Teniendo presente los beneficios promovidos por tal tipo de educación en décadas pasadas, tal propuesta resulta excesiva ya que resulta similar a la actitud del médico que propone eliminar al paciente para, así, eliminar la enfermedad.

En lugar de promover el resurgimiento de la educación pública hasta alcanzar el nivel de épocas pasadas, sectores anti-estatistas, o bien anarquistas, proponen una masiva privatización de la educación en todos sus niveles. Sin embargo, figuras representativas del pensamiento liberal proponían el retiro del Estado de las actividades económicas justamente para poder cumplir mejor con su misión de ofrecer seguridad, salud, educación, etc. Álvaro C. Alsogaray respondía a una requisitoria periodística: “El Estado no tiene por qué ser industrial, comerciante o prestador de servicios, porque no es esa su función. Hay capitales en el mundo entero interesados por tomar estas actividades, con lo cual tendríamos una baja en los gastos del Estado y además, buenos servicios, que es lo que le interesa fundamentalmente a la población. El Estado tiene otras funciones que cumplir: debe ocuparse de las relaciones exteriores, de la defensa nacional, de la seguridad personal –que hoy está tan atrasada en el país-, de la salud pública, de los maestros y de todo aquello que le concierne directamente” (De “La alternativa liberal en la Argentina” de Néstor Montenegro-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1988).

Es oportuno mencionar que, en países como Estados Unidos, coexisten universidades privadas junto a estatales, con la clara intención de intensificar la creación de capital humano, principal función de la educación universitaria. El reciente ascenso de empresas informáticas como las más valiosas del mundo, muestra la preponderancia del capital humano sobre el capital material.

La educación pública en la Argentina surge ante la evidente necesidad de reinsertar sectores marginados (u automarginados) dominados por la negligencia y la irresponsabilidad. Manuel Belgrano escribía al respecto en 1796: “He visto con dolor, sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ve otra cosa que la miseria y desnudez: una infinidad de familias que sólo deben su subsistencia a la feracidad del país, que está por todas partes denotando las riquezas que encierra, esto es la abundancia; y apenas se encuentra alguna familia que esté destinada a un oficio útil que ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna comodidad más en su vida. Esos miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas que llegan a la edad de la pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad deben ser atendidos hasta el último punto”.

“La lana es bien abundante en este país, el algodón del Paraguay, Chaco, etc., otras infinitas materias primas que tenemos y podemos tener con nuestra industria, pueden proporcionar mil medios de subsistencia a estas infelices gentes que acostumbradas a vivir en la ociosidad, como llevo expuesto, desde niños, les es muy penoso el trabajo en la edad adulta o resultan unos salteadores o unos mendigos: estados seguramente deplorables que podrían cortarse si se les diese auxilio desde la infancia proporcionándoles una regular educación, que es el principio de donde resultan ya los bienes ya los males de las sociedades”.

“Uno de los principales medios que se deben aceptar a este fin son las escuelas gratuitas donde pudiesen los infelices mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción, allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues en un pueblo donde no reina éste, decae el comercio y toma su lugar la miseria, las artes que producen la abundancia que la multiplica después en recompensa, perecen y todo en una palabra desaparece cuando se abandona la industria porque se cree que no es de utilidad alguna”.

“Para hacer felices a los hombres es forzoso ponerlos en la precisión del trabajo con el cual se precave la holgazanería y ociosidad que es el origen de la disolución de las costumbres. A muy poco costo podría esta junta tomar medidas para llevar a efecto estas ideas. Después que ya los niños salieran de aprender los rudimentos de las primeras letras, podrían ser admitidos por aquellos maestros menesterales que mejor sobresaliesen en su arte, quienes tendrían la obligación de mandarlos a la escuela de dibujo, velando su conducta, consignándoles una cierta cantidad, por su cuidado, en la enseñanza y además señalando cierto premio al que en determinado tiempo diese a sus discípulos en esto, aquello, etcétera”.

“Semejante premio les estimulará a tener muchos aprendices, y por el contrario atenidos a aquel salario desmayarían en la enseñanza o lo recatarían” (Citado en “Historia de la Educación argentina” de Manuel H. Solari-Editorial Paidós-Buenos Aires 1984).

Existen coincidencias entre los diversos sectores de la sociedad en cuanto a que la educación ha de ser el medio efectivo para la solución de nuestros graves problemas. Sin embargo, debe distinguirse entre educación y adoctrinamiento, ya que es distinto apuntar hacia la potenciación de atributos personales que a una simple ideologización de las masas para obedecer consignas sectoriales que siempre condujeron a nefastos resultados. Si bien todo contenido impartido en establecimientos educativos consiste en un conjunto de información sustentado en ciertas ideas básicas (ideología), cuando tal ideología resulta compatible con la ciencia y con la realidad, pierde todo su carácter subjetivo o sectorial para constituir la verdadera educación. Gustavo F. J. Cirigliano escribió: “La educación no es un problema exclusivo de los pedagogos, ni siquiera de los docentes, es algo de interés y responsabilidad de todos. Así como la salud no es una cuestión que atañe solamente a los médicos sino a todos, a la comunidad, a cada uno”.

“¿Por qué nos preocupa que no haya conciencia pública sobre educación? Por algo muy simple: un país es realmente los recursos humanos que tiene”.

“Un país, una nación, es los profesionales, los técnicos, los especialistas, los operarios, los artesanos, los consumidores, los productores, etcétera, que ha formado. Un país existe sobre la base de recursos naturales, pero es la calidad del personal humano la que da cuenta del destino de tales recursos. Y esa calidad humana es resultado principal de la educación” (De “Educación y política”-Librería del Colegio SA-Buenos Aires 1975).

Desde el punto de vista de la libertad y de la igualdad, valores buscados por las diversas corrientes ideológicas, resulta ser la educación la actividad intermediaria que ha de permitir, o no, el cumplimiento de esos objetivos. Para que los padres tengan la posibilidad de elegir libremente la educación que desean para sus hijos, debe existir la educación privada. Para dar igualdad de oportunidades a quienes carecen de suficientes medios económicos, debe existir la educación pública. Es decir, no resulta admisible la existencia de un solo tipo de educación ya que se estaría incumpliendo con alguno de los objetivos sociales mencionados. Federico Clerici expresaba al respecto: “Nuestra Constitución es una especie de himno a la libertad. Nos dice que la libertad de cada uno de nosotros termina donde empieza la libertad de los demás”.

“En lo que hace a la parte relacionada con el derecho de enseñar y aprender, esto significa partir de la libertad que tenemos cada uno de nosotros de elegir la enseñanza que queremos para nosotros mismos y también para nuestros hijos. Este concepto, unido al de igualdad de oportunidades, deja atrás una discusión que se planteó a fines de la década del ’50 y que se volvió a replantear con motivo de la realización del Congreso Pedagógico: la vieja discusión entre la educación estatal y la educación privada. Porque ambas, dentro de esta concepción, tienen una misión fundamental que cumplir. El Estado tiene en primer lugar una obligación de tipo constitucional de asegurar nuestro derecho como ciudadanos a aprender. Y por otro lado, en el artículo 5to de la Constitución las provincias se obligan a brindar la educación primaria a todos los habitantes de cada provincia”.

“Esto tiene mucho que ver con otro principio que está relacionado con el de la libertad: es el principio de la igualdad de oportunidades, porque ninguno de nosotros puede aspirar a la libertad si no tiene las mismas oportunidades del vecino. Esto es, mientras cada uno de nosotros no pueda acceder a los beneficios básicos de la vida sobre la tierra, no va a estar en condiciones de competir con los demás porque no habremos tenido las mismas oportunidades que han tenido los demás para llegar a ese nivel de competencia que es uno de los aspectos inevitables de la vida humana” (De “La alternativa liberal en la Argentina”).

martes, 4 de diciembre de 2018

La violencia social

En la suma de los odios personales existentes entre los integrantes de un grupo social, se tiende a la anulación de los efectos colectivos debido a la compensación generada por la variedad de destinatarios posibles. Por el contrario, cuando aparecen promotores y orientadores del odio individual, se advierten los efectos no compensados y la violencia social propiamente dicha comienza a vislumbrarse. También existen sociedades con niveles reducidos de odio personal, que son poco proclives a la violencia.

El proceso mencionado ha sido sintetizado por Albert Einstein, quien escribió: “La minoría que está alternativamente en el poder tiene en sus manos ante todo la escuela, la prensa y lo más a menudo también las organizaciones religiosas. A través de estos medios domina y dirige los sentimientos de la gran masa y hace de ésta su propio abúlico instrumento”.

“Pero tampoco esta respuesta agota el conjunto de la situación, pues se presenta la cuestión: ¿cómo es posible que la masa se deje, con estos medios, inflamar hasta el frenesí y el sacrificio de sí misma? La respuesta sólo puede ser la siguiente: existe en el hombre una necesidad de odio y destrucción. Esta tendencia, en tiempos normales, es sólo latente, y sale a la luz en momentos excepcionales; pero puede ser con relativa facilidad despertada y elevada a psicosis de masa. Aquí parece esconderse el problema más íntimo de todo el nefasto complejo de influencias. Este es el punto que sólo el gran entendedor de los instintos humanos puede esclarecer”.

“Esto conduce a una última cuestión: ¿existe una posibilidad de enderezar el desarrollo psíquico de los hombres de modo que se los haga capaces de resistir a las psicosis de odio y de destrucción? Y no pienso sólo en la llamada gente inculta. La experiencia de la vida me ha enseñado que precisamente son más bien los llamados «intelectuales» los que sucumben más fácilmente a las sugestiones colectivas, porque éstos no suelen abrevar directamente en la vida vivida, pero en cambio se dejan seducir del modo más cómodo y completo en el lazo del papel impreso” (De “El psicoanálisis frente a la guerra”-Varios autores-Rodolfo Alonso Editor-Mar del Plata 1970).

El proceso de masificación, por el cual todo individuo tiende a repetir y a aceptar lo que la mayoría afirma y cree, no sólo se manifiesta en los sectores poco instruidos, sino también en los sectores que se autodenominan y reconocen como “intelectuales”. Cuando estos sectores masificados coinciden en sus creencias y proclamas, influyen en el resto de la sociedad siendo posible la escalada de la violencia social.

Quien accede a un grado universitario, tiende a considerarse un “especialista” en todos los temas humanos y sociales, generalmente sin haberse dedicado a estudiarlos minuciosamente. Si a ello se le agregan las pasiones o fanatismos ideológicos, termina distorsionando la realidad, promoviendo directa o indirectamente la violencia entre sectores.

El intelectual auténtico, como el docente auténtico, se impone tanto el “no mentir” como el “no despertar el odio” entre la gente, y menos dirigirlo en algún sentido, sino que trata de atenerse siempre a la verdad. Por el contrario, el pseudo-intelectual tiende a distorsionar toda la información que recibe para luego transmitirla con el objetivo de favorecer la difusión de la ideología con la cual simpatiza. De ahí que haya sido bastante frecuente escuchar de los sectores marxistas que “el muro de Berlín fue construido para evitar la entrada de extranjeros”, para impedir así el ingreso de seres impuros provenientes de las corruptas sociedades capitalistas, para mantener la inmaculada sociedad comunista libre de toda contaminación.

El odio generalizado a la sociedad es otro factor de violencia y se hace evidente en la permanente actitud denigrante hacia el resto de sus integrantes. Reaccionamos anticipadamente presuponiendo que quien tenemos enfrente es “culpable hasta que demuestre lo contrario”. Esta actitud negativa se acentúa cuando se la dirige hacia alguien que pertenece a un sector social o grupo antagónico.

La tendencia mencionada surge como consecuencia del egoísmo reinante y de la corrupción generalizada, ya que debemos estar a la defensiva para evitar situaciones desagradables. La cooperación social se restringe a un mínimo. Para colmo, las sociedades en crisis publicitan la existencia de “derechos” de todo tipo, mientras que pocas veces se mencionan los deberes respectivos. Luego, la mayoría adopta una actitud exigente si no se cumple con sus derechos apareciendo nuevos motivos para el odio hacia la sociedad.

Como muy pocos se preocupan por cumplir con sus deberes, los derechos tampoco son satisfechos. Sergio Sinay escribió: “En nuestros días y en nuestra sociedad, se percibe una tendencia creciente a invocar derechos como los derechos de una parte desinteresada del todo. Hay un creciente desinterés por cómo afecta esa invocación, según los medios que se utilicen para ella, sobre el resto del cuerpo social o de la comunidad humana. Los derechos de parte empiezan a prevalecer sobre los derechos del todo bajo la creencia de que, en el árbol de nuestra sociedad, los derechos de la rama que reclama son más importantes y prioritarios que los demás gajos del mismo árbol y de que, si para lograr la reivindicación, otros brotes, la raíz o el mismo tronco se ven perjudicados, poco importa. A la hoja no le importa la rama, a la rama no le importa el tronco. Este modelo se ha instalado sin prisa y sin pausa en nuestras interacciones”.

“Esto se multiplica hasta el infinito en la vida diaria de una sociedad donde la invocación de la palabra derecho parece habilitar cualquier conducta y cualquier método. Pero ocurre que esa palabra forma parte de un árbol en el cual florecen, también, los deberes”.

“El momento en el que se corre detrás de los derechos olvidando que por cada uno de ellos hay un deber, o más, es un momento trágico. ¿De quién se pide, en definitiva, el respeto de los derechos que invocamos? De los demás. ¿Con quién tenemos deberes? Con los demás. Ese es, si se quiere, el costo del beneficio de vivir entre otros seres humanos. Que es, por otra parte, el único modo en que un ser humano puede vivir y trascender”.

“Jean Daniel decía hace poco, a sus lúcidos 84 años, que, en una sociedad democrática, los ciudadanos tienen más deberes que derechos y que recordarlo es lo que puede garantizar el desarrollo y la supervivencia de esa sociedad. Por su parte, el filósofo y novelista Jostein Gardner, reflexionaba, también recientemente, sobre el siguiente punto. Así como el siglo XX, decía, fue el de los Derechos Humanos, ¿no debería ser el siglo XXI aquel en el cual se proclame la Declaración de los Deberes Humanos?” (De “Elogio de la responsabilidad”-Editorial del Nuevo Extremo SA-Buenos Aires 2006).

Existe cierto paralelismo entre libertad y responsabilidad, por una parte, y derechos y deberes, por la otra. Así, si el niño o el adolescente disponen de mucha libertad y de poca responsabilidad, las cosas no andarán bien. Si, por el contrario, son muy responsables pero carecen de libertad, no podrán realizar sus potencialidades personales.

Si al niño, al adolescente o al adulto se les otorgan muchos derechos y se le exigen pocos deberes, la mayoría quedará con sus derechos insatisfechos. Por el contrario, si se les exigen muchos deberes y se les conceden muy pocos derechos, no tendrán motivaciones suficientes para afrontar la vida cotidiana.

Para disminuir o eliminar la violencia social, es imprescindible adoptar una actitud empática respecto de todas las personas, como una predisposición a compartir sus penas y alegrías, en lugar de la permanente predisposición a la queja, la crítica o la descalificación de cuanto individuo aparezca ante nuestros ojos. Alejandro Castro Santander escribió: “La empatía es la capacidad de apreciar los sentimientos y las emociones que está sintiendo nuestro interlocutor en un proceso de interacción o comunicación con él. Es así como los niños dan muestras de estar desarrollando su empatía desde pequeños pero, para que se produzca un adecuado proceso de aprendizaje en este ámbito, es necesario que el entorno social sea suficientemente bueno como para que los adultos les muestren el camino”.

“Cuando un niño se educa en un contexto social en el que predominan las malas relaciones interpersonales o una comunicación poco adecuada, los aprendizajes sociales se deterioran y las habilidades sociales indispensables no se logran, se adquieren hábitos negativos cuando estos mismos niños podrían haber aprendido habilidades que no poseen”.

“Este es el caso de la empatía; cuando se han realizado aprendizajes sociales negativos a través de experiencias de desprecio, agresividad injustificada o violencia, la capacidad empática no sólo se reduce, sino que aumentan las dificultades para su reeducación, y se hace imprescindible que estos niños o adolescentes establezcan mediante procesos educativos, su sensibilidad emocional y afectiva hacia sí mismos y hacia los demás” (De “Desaprender la violencia”-Editorial Bonum-Buenos Aires 2008).

sábado, 1 de diciembre de 2018

Orientarse por leyes naturales vs. Orientarse por ideologías

Poco a poco se va acentuando la división social entre quienes tratan de orientarse por las leyes naturales que rigen los fenómenos humanos y sociales, por una parte, y quienes se orientan por ideologías que apenas contemplan esas leyes. Es decir, existen ideologías religiosas, filosóficas y científicas, con sus aciertos y limitaciones, que contemplan la existencia de leyes naturales, y también ideologías que las niegan y proponen modelos de hombre o de sociedad que desconocen tales leyes. En el primer caso se trata principalmente de posturas religiosas (creyentes en un Dios que establece reglas definidas o bien creyentes en la existencia de leyes naturales sin intervenciones divinas), mientras que en el segundo caso se trata de una visión atea del mundo real, propuesta esencialmente por el marxismo.

A lo largo de la historia de la humanidad se han dado ambas posturas, si bien antiguamente predominaba la idea de cumplir con la voluntad de Dios, aun cuando esa voluntad fuese interpretada subjetivamente. Con los totalitarismos del siglo XX ya no se intenta cumplir con esa voluntad ya que incluso se busca construir el “hombre nuevo soviético” para que, mediante la “herencia de los caracteres adquiridos” (proceso incompatible con la genética mendeliana) vaya consolidando una nueva humanidad; proceso que puede simbolizarse como el deseo del ateo de reemplazar a Dios.

Tanto las leyes que legitiman el aborto, como el “matrimonio” igualitario o la ideología de género, tienden a ignorar las leyes de la biología y la genética; incluso muchas veces de la moral elemental. Bajo estas nuevas convenciones sociales se advierte una división social de cierta importancia, que se agrega a otros antagonismos vigentes. Mientras un sector se pregunta, simbólicamente, qué “diría” Dios, o el orden natural, acerca de las nuevas propuestas, el otro sector no se lo “pregunta”.

Como los comportamientos o prácticas en discusión atañen principalmente al comportamiento privado o íntimo de los individuos, la sociedad no debería entrometerse imponiéndoles limitaciones; pero tampoco quienes se desvían de las conductas compatibles con la biología o la genética, deberían intentar promover en toda la sociedad sus comportamientos de índole privada. De ahí que debe quedar en claro que quienes están en contra de la homosexualidad, por ejemplo, no siempre lo están en forma discriminatoria contra sus adeptos, sino a su masiva promoción, especialmente a través del Estado y buscando imponerlas a los niños en los ámbitos educativos.

La peligrosidad de los totalitarismos radica, no sólo en la intromisión del Estado en la privacidad y las ideas y creencias de cada ciudadano, sino en las absurdas ideas de “transformar la naturaleza”, especialmente la naturaleza humana. Uno de los últimos ejemplos al respecto fue el de Ernesto Che Guevara, cuyas ideas no se limitaban a imponer un nuevo sistema económico, sino a imponer a los cubanos, y luego al resto del mundo, sus propios atributos personales. Carlos Alberto Montaner escribió al respecto: “La revolución cubana solamente ha parido dos hombres realmente importantes: Fidel Castro y Ernesto Guevara. Sin Fidel, ni hubiera habido revolución; sin el Che, probablemente, hubiera sido distinta”.

“Esencialmente, el Movimiento 26 de Julio era un grupo de acción. Unos jóvenes que hablaban constantemente de pistolas y tiros. El Che, en cambio, dominaba otro idioma. Traía otra formación…Se trataba de un diletante revolucionario de veintiséis años, recién salido de la Facultad de Medicina, que se concebía a sí mismo como una especie de asceta trascendente, a mitad de camino entre el Mahatma Gandhi y León Trotski”.

“Guevara fue el primer, último y único «hombre nuevo» que dio el proceso revolucionario. Ese cubano del futuro, desinteresado, laborioso, honesto, crítico, no era otro sino él. Esa criatura que vendría, y para la cual el trabajo era como un privilegio, no encontrando mejor remuneración que la satisfacción de llevarlo a cabo, era él mismo. El Che quería multiplicar su imagen. Pretendió –acaso sin tener conciencia de ello- preñar a millones de cubanos con su particular sementera. Como todos los apóstoles, proyectaba en los demás la concepción heroica de sí mismo”.

“Convirtió su tipo en arquetipo repitiendo un fenómeno tan viejo como los hombres. Sin embargo, con la búsqueda del «hombre nuevo» le confirió dignidad a la empresa revolucionaria. Casi nadie notaba entonces el atropello de los hombres viejos. De todos aquellos bípedos que no podían ni querían parecerse a Guevara. De toda la gente que entiende que trabajar es un incordio para quienes el «futuro de la humanidad» es una abstracción mucho más frágil que el futuro de la familia”.

“Guevara era un héroe y quería poner una fábrica de héroes. La ingeniería de su nuevo bicho revolucionario se le antojaba sencilla por ese inusitado mecanismo simplificador que opera en las neuronas de los apóstoles. Si él, con un asma que se caía, y unas piernas flacas que apenas lo levantaban, había hecho la revolución, ¿por qué no los demás? ¿Por qué no todo el mundo? Para Savonarola, para Ignacio de Loyola, para Robespierre, estas cosas son fáciles”.

“El Che ha sido uno de los peores funcionarios en la historia de la administración pública de Cuba. Si un ministro de Industria o un director del Banco Nacional de cualquier país civilizado cometen los disparates que cometió Guevara, tendría que suicidarse. Más o menos lo que hizo Guevara. Tan pronto comprobó que «el hombre nuevo» no era viable y que él mismo había fracasado en las tareas del gobierno, se encaramó en Rocinante y se largó a atacar nuevos molinos de viento” (De “Víspera del final: Fidel Castro y la Revolución Cubana”-Globus Comunicación-Madrid 1994).

La idea del hombre nuevo ya aparece en la Biblia, pero, en lugar de ser un hombre plenamente adaptado a las leyes morales de Dios, o atribuidas a Dios, el hombre nuevo colectivista ha de ser un hombre plenamente adaptado a las leyes propuestas por algún inventor de utopías. Michel Heller escribió: “Durante siglos, el sueño del hombre nuevo fue indisociable de la idea de Dios. La gracia divina permite el renacimiento del hombre que se convierte en un ser perfecto. Pero en el siglo XIX, el sueño se transformó. Persistió el deseo de un hombre nuevo, pero no encarnó ya el designio de Dios, sino que fue producto de un proyecto científico. Para renacer, para alcanzar la perfección, los hombres tenían que someterse a las leyes de la ciencia y la historia”.

“En los años veinte, el Estado soviético buscó sus «ancestros» en el seno de los movimientos revolucionarios del pasado. Entre los predecesores encontró a los anabaptistas, que en 1534 se apoderaron de Munster para fundar un Estado comunista: «la Nueva Jerusalén». Los ideólogos soviéticos hallaron paralelismos entre las iniciativas de Lenin después de golpe de Estado de Octubre y las decisiones del jefe de los anabaptistas, Johann Bockelson, en Munster: Bockelson instauró «algunos principios comunistas» -trabajo obligatorio, expropiación de una parte de los medios de producción y bienes de consumo-, y «para asegurar la defensa de la ciudad y la seguridad en el interior de las murallas, hizo reinar el terror»”.

“Se han consagrado centenares de obras a la «idea rusa» del bolchevismo y a los antepasados rusos de la Revolución de Octubre y del poder soviético. No es menos cierto que si una revolución semejante se produjera en Francia, Inglaterra o en cualquier parte, también se le encontrarían con facilidad antecedentes en la historia del país, como se viene haciendo en las naciones donde se instauró cuarenta años atrás un sistema soviético: se buscan –y se encuentran- precursores del socialismo en la historia de China o Polonia, de Albania o de Cuba, de Camboya o Checoslovaquia. Como es obvio, los ancestros rusos del bolchevismo han sido objeto de mejores estudios que los otros. Apasionantes para el historiador, esos precursores son también de interés inmenso para el hombre del siglo XX” (De “El hombre nuevo soviético”-Editorial Planeta SA-Barcelona 1985).

Así como cada ética propuesta define el bien y el mal en función de los objetivos morales propuestos, cada tipo de sociedad define su “hombre nuevo” según las características que se desean lograr en tal sociedad. Mientras que Marx, y el Che Guevara, proponen llegar al socialismo mediante la violencia para conformar luego el “hombre nuevo socialista”, Antonio Gramsci propone conformar al “hombre nuevo socialista” para, luego, establecer el socialismo sin necesidad de revolución. El denominado “marxismo cultural” no es otra cosa que la silenciosa “revolución fría” de tipo gramsciano que se lleva a cabo sin prisa pero sin pausa.

La humanidad, mientras tanto, está embarcada en el proceso de adaptación cultural del hombre al orden natural, siendo el orden natural, evidentemente, algo mucho más importante e impersonal que cualquiera de los “iluminados” que padecen la extrema locura de querer ocupar el lugar de Dios, o del orden natural.