miércoles, 28 de febrero de 2024

El perdón

Es de gran importancia admitir que el proceso de adaptación de los seres humanos, tanto al orden social como al orden natural, se establecen en base a "prueba y error". Sin embargo, no a todo nuevo conocimiento lo debemos probar por nosotros mismos, ya que varias generaciones anteriores lo hicieron ya.

Una vez admitido este proceso, debemos tener presente que no somos la excepción y que nuestra vida se ha ido realizando cometiendo errores frecuentes. Como nuestro pasado lo llevamos grabado en nuestra memoria, no es raro que algunas veces retornen a nuestros pensamientos algunos sucesos que actualmente nos pueden avergonzar. Y de ahí la necesidad de "perdonarnos" a nosotros mismos por haberlos cometido.

El avergonzarnos nos indica que estamos arrepentidos por esos hechos, por lo que nuestro auto-perdón resulta legítimo. Una vez admitida esta realidad personal, podemos fácilmente imaginar que a muchos les habrá sucedido algo similar y de ahi que surja en nosotros una predisposición a admitir errores ajenos y a perdonar a sus autores si nos han perjudicado, siempre que en ellos exista cierto arrepentimiento.

Como los errores cometidos tienden a avergonzarnos, no nos parece bien exigir pedidos de perdón ni tampoco a sugerir tales pedidos, ya que resultan ser situaciones incómodas. Si cada uno pudo auto-perdonarse por sus errores, de alguna forma nos enteraremos de ello. Así podremos mirar hacia adelante sabiendo que se ha hecho algún progreso personal.

El cristianismo promueve el perdón como una actitud opuesta a la venganza. Giovanni Papini escribió: "La historia del hombre es la historia de una enseñanza. Historia de una guerra entre los menos fuertes de espíritu y los más fuertes en número. Es la historia de una educación siempre fallida y siempre reanudada, de una educación ingrata, dificultosa, soportada con disgusto, frecuentemente rechazada, abandonada de vez en cuando y, poco después, reasumida".

"Los hombres, trabados pero reacios, habían caído en la simulación de la obediencia; hacían un poco de bien a la vista de todos a fin de estar más libres para hacer el mal en secreto, y exageraban la observancia de los preceptos exteriores para burlarse mejor del fundamento y del espíritu de la ley".

"Jesús va derechamente a los extremos. No admite ni siquiera la posibilidad de matar; no quiere pensar que haya un hombre capaz de matar a un hermano. Ni aún de herirlo. No concibe siquiera la intención, la voluntad de matarlo. Un solo instante de ira, una sola palabra de insulto, un solo arranque de ofensa, equivalen al asesinato. Los espíritus muelles y flojos gritarán: ¡Exageración! Porque no hay grandeza donde no hay pasión, es decir, exageración".

"Jesús tiene su lógica y no se equivoca. El homicidio no es más que la última manifestación de un sentimiento. De la ira se pasa a las malas palabras, de las malas palabras a las malas acciones, de los golpes al asesinato. No basta, pues, prohibir el acto final, acto material y externo. Este no es más que el momento resolutivo de un proceso interior que, al fin, lo ha hecho como necesario. Conviene, en cambio, cortar el mal desde su primera raíz; quemar la mala planta del odio, que reproduce frutos venenosos, desde la primera semilla".

"Pero Jesús no ha llegado aún a la más estupenda de sus subversiones. «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Mas yo os digo que no resistáis al mal; antes si alguno te hiere la mejilla derecha, preséntale también la otra...»".

"La vieja Ley del Talión no podía ser subvertida con palabras más absolutas. La mayor parte de los que se dicen cristianos, no sólo no han observado nunca este mandamiento nuevo, pero ni aún han querido simular que lo aprobaron. El principio de la no resistencia al mal ha sido para una infinidad de creyentes el escándalo insoportable e inaceptable del cristianismo".

"La respuesta de los hombres a la violencia puede ser de tres maneras: la venganza, la fuga y el presentar la otra mejilla. La primera es el principio bárbaro del talión, hoy ennoblecido y disfrazado en los códigos; pero todavía dominante en la práctica....La Ley del Talión puede ser un consuelo bestial para quien ha sido herido primero, pero lejos de disminuir el mal, lo multiplica".

"La fuga no es mejor expediente que el primero. Quien se oculta redobla el valor del enemigo. El temor de la venganza puede, algunas veces, detener la mano del violento. Pero quien huye invita con esto mismo al otro a que lo persiga...El único camino, no obstante el absurdo aparente, es el impuesto por Jesús. Si uno te da una bofetada y le respondes con dos, el otro replicará con puñetazos y tu incurrirás a los puntapiés y saldrán a relucir las armas y uno de vosotros perderá, frecuentemente por una minucia, la vida. Si huyes, tu enemigo te perseguirá o bien, apenas te vuelva a encontrar, envalentonado con la primera prueba, te tomará a puntapiés" (De "Historia de Cristo"-Ediciones del Peregrino-Rosario 1984).

Si bien la mejor táctica para defenderse de la violencia depende de cada circunstancia concreta, es oportuno mencionar que la no resistencia al mal es la táctica que mejor se adapta a los casos en que un individuo es asediado por un delincuente urbano. No se hubiesen perdido muchas vidas inocentes si hubieran optado por no oponerse al robo o al asalto. Cometieron el error de no advertir que el delincuente renunció a sus atributos humanos y que la víctima ocasional debió proceder casi como lo hubiese hecho ante un perro rabioso, es decir, con la serena frialdad de quien sólo busca salvar su vida. El citado autor agrega: "Presentar la otra mejilla significa no recibir la segunda bofetada. Significa cortar desde el primer eslabón la cadena de males invisibles. Tu adversario, que espera la resistencia o la fuga, se siente humillado ante ti y ante sí mismo. Se lo esperaba todo menos esto. Está confundido y con una confusión rayana en la vergüenza. Tiene tiempo para recapacitar. Tu inmovilidad le hiela la cólera, le da tiempo para reflexionar. No puede acusarte de miedo desde que estás dispuesto a recibir el segundo golpe...".

martes, 27 de febrero de 2024

Soledad

Por lo general, la soledad resulta ser una sensación que provoca cierto sufrimiento. Su causa principal radica en la insuficiente vinculación emocional de un individuo respecto del resto de la sociedad. De ahí que pueda decirse que la sociedad surge como una necesidad orientada a evitar la desagradable sensación de soledad afectiva y comunicacional. Nicolai Berdiaeff escribió: “La soledad es siempre, en cierto sentido, un fenómeno social, supone siempre la conciencia de una conexión con el otro, con el ser extraño. La soledad más cruel es la soledad en sociedad, la soledad por excelencia” (Del “Diccionario del Lenguaje Filosófico” de Paul Foulquié-Editorial Labor SA-Barcelona 1967).

No debe confundirse con la soledad circunstancial que favorece el pensamiento racional, el cual no podría establecerse en el caso en que los individuos participan de reuniones o de otros tipos de vínculos sociales. Daniel López Rosetti escribió: "La espiritualidad propicia un estado de "no soledad". Recordemos que la soledad y la sensación de aislamiento son caldo de cultivo ideal para el estrés. El desarrollo de nuestro ser espiritual o bien nos conecta con un ser superior o nos permite una relación con el mundo de los otros o con el universo, más positiva y fructífera".

"Esas conexiones dan respuesta a interrogantes filosóficos y religiosos que son fuentes de paz y de seguridad. Algunas veces, esa espiritualidad se canaliza a través de una doctrina religiosa que funciona como puente o nexo, o bien puede ser una vinculación con uno mismo o con el mundo que lo rodea espiritualmente. Numerosos y bien documentados estudios demuestran que esa conexión con uno mismo, con los demás o con un ser superior disminuye la aterosclerosis, y con ello la enfermedad coronaria y cerebrovascular" (De "Estrés"-Grupo Editorial Lumen-Buenos Aires 2000).

Por otra parte, Silvina Bullrich escribió: “La palabra soledad fue adueñándose de mi vida. Estar sola no es como dicen algunas señoras rodeadas de familia: «¡Ah… a mi me encanta estar sola! Cuando mi marido se va a pasar el día al golf, los chicos han salido con amigos… que paz hay en casa… ¡Es regio estar sola! No sé como vos no sentís lo mismo»”.

“La estupidez humana es una de las condiciones humanas más difundida y junto con ella va la incomprensión”.

“Soledad es pasar un domingo sola: es estar sola. Sola ante la vida, sola ante cada resolución; tener que tomar sola decisiones importantes, equivocarse sola y tener ganas de darse la cabeza contra las paredes por no haber previsto… Soledad es estar segura de que no se oirá otra llave en la cerradura, que si uno tiene una hemiplejia la encontrarán al día siguiente”.

“Soledad es no descuidarse ante el vencimiento del gas, de la luz, del teléfono, de los impuestos, de un dinero colocado a plazo fijo. Soledad es la falta de apoyo moral, sentimental y material. Soledad es no poder discutir si es preferible cambiar el sofá del living o tapizarlo de terciopelo, de chintz, de beige, de morado o de verde”.

“Soledad es ir sola a vender alhajas de familia. Y esta soledad es mucho más dura para quien tiene conciencia de que ha formado un hogar, ha tenido un hijo, ha luchado para hacer de él un profesional, se ha vuelto a casar, ha tenido hermanas muy unidas, ha atendido durante años a su madre enferma; es decir, cuando la sociedad ha recibido de uno el apoyo correspondiente y sólo le devuelve soledad”.

“Yo podría estar el día entero con gente y seguiría estando igualmente sola ante mis responsabilidades y mis decisiones. Por fortuna mi oficio exige soledad, una soledad al menos poblada por personajes imaginarios o como en este caso por fantasmas queridos”.

“El aprendizaje de la soledad es tan difícil de hacer que cuando uno ha logrado adaptarse a ella no puede quebrar ese ritmo. Ya se convierte, por sociable que parezca, en un solitario. Muchos amigos, colegas artistas que se fueron a vivir a París, varias décadas atrás, volvieron a la Argentina como yo, hartos de soledad; los que triunfaron allí son los valientes, los que no se arredraron ante la soledad, esa otra soledad que significa sentirse de sobra, abrirse camino a machete. Yo no me encuentro entre los pacientes. El hecho de tener una madre y un hijo en la Argentina lógicamente influía sobre mis decisiones” (De “Mis memorias”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1980).

viernes, 23 de febrero de 2024

Los “atractivos” del socialismo

A pesar de los reiterados fracasos y de las catástrofes sociales generadas por los distintos gobiernos socialistas, se advierte una importante adhesión en los distintos pueblos. Para muchos, los fracasos han sido suficientemente aleccionadores para no repetir otros similares. De ahí que encuentran inexplicable la continuidad de las mencionadas adhesiones.

Para intentar comprender cuál es el “atractivo” del socialismo, debemos tener presente que, en general, existen tres tipos de valores buscados por la gente: éticos, intelectuales y materiales. Renunciando a los dos primeros, queda un gran porcentaje de gente para quienes sólo existen los valores materiales, como el dinero, que permite adquirir comodidades principalmente para nuestro cuerpo.

Si nos ubicamos imaginariamente en la mente de un materialista con pocas aptitudes para el trabajo arduo, veremos que contempla al socialismo como una gran esperanza porque sabe que, bajo tal sistema, todos serán pobres (o la mayoría) y, por lo tanto, supone que no tendrá necesidad de envidiar a nadie y que no quedará relegado a ocupar un rango económico inferior, mientras que su nivel económico habrá de ser similar al que logrará en una sociedad capitalista trabajando poco y mal.

Si bien esto explica muchos casos, es posible encontrar otra causa importante de adhesiones al socialismo y es la de las personas con pocas fuerzas anímicas, como si fueran personalidades bajo ciertos estados depresivos permanentes, aun sin caer en tal anormalidad psíquica.

Una persona sin la suficiente fuerza anímica para la lucha diaria por la subsistencia, aun cuando no tenga el defecto de la envidia y del materialismo que la ampara, podrá aspirar al socialismo ante su poca confianza personal para salir adelante. Incluso cuando esté al frente de una familia más o menos numerosa, deberá poseer una disciplina personal que muchos no poseen. Todas estas deficiencias personales se reúnen en un porcentaje importante de votos a favor de los partidos políticos de izquierda.

Aun cuando los fracasos socialistas se sigan produciendo en los distintos países, es de esperar la continuidad de tal tendencia política y económica debido a que no parece factible una futura merma de envidiosos y de deprimidos, en el sentido indicado.

Estas personas deberían al menos advertir que es mejor estar inmersos en una sociedad que produce riqueza suficiente a estar inmersos en una que no la produce.

miércoles, 21 de febrero de 2024

El liberalismo como un “cristianismo tardío”

Algunas figuras representativas del liberalismo resumen tal postura en la búsqueda prioritaria de la libertad, la propiedad privada y la vida, valores que, bajo denominaciones similares o distintas, han sido previamente promovidos por las religiones bíblicas. De ahí que se advierta cierta compatibilidad entre ambas posturas.

Debe aclararse que, en este caso, se dejan de lado los misterios y demás complejidades asociados a la religión teísta para hacer recaer el interés en los aspectos éticos de la religión, es decir, en los mandamientos y en sus efectos concretos.

Respecto de la libertad, se advierte que se entiende por libertad la independencia de todo ser humano respecto del gobierno mental y material de otros seres humanos. Friedrich A. Hayek escribió: “Esta obra hace referencia a aquella condición de los hombres por la que la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida, en el ámbito social, al mínimo. Tal estado lo describiremos a lo largo de nuestra investigación como estado de libertad”.

“El estado en que un hombre no se halla sujeto a coacción derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros se distingue a menudo como libertad «individual» o «personal», y cuantas veces pretendamos recordar al lector que utilizamos la palabra «libertad» en tal sentido, emplearemos dicha expresión” (De “Los fundamentos de la libertad”-Unión Editorial SA-Buenos Aires 2013).

Tal forma de libertad aparece en la Biblia bajo la denominación de Reino de Dios, es decir, se propone a todo ser humano acatar las leyes de Dios (leyes naturales) antes que a las leyes humanas o a toda forma de gobierno del hombre sobre el hombre. En realidad, una parte importante de los creyentes bíblicos consideran tal Reino como si estuviese materializado mediante decisiones cotidianas de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos.

Otra de las propuestas liberales es la propiedad privada, que resulta aconsejable por motivos económicos y también sociales. Al respecto cabe señalar que, en oposición al liberalismo, toda forma de socialismos y utopías proponen a la propiedad común como un vínculo material entre seres humanos, conduciéndonos a sociedades artificiales similares a un hormiguero o una colmena, además de quitarnos las libertades elementales y necesarias para una vida compatible con las leyes naturales.

Al sugerirnos la Biblia “amar al prójimo como a uno mismo”, se advierte que el vínculo de unión entre seres humanos ha de ser emocional, o ético; de ahí que los Evangelios hacen recaer toda la atención en la actitud o predisposición ética que deberemos acentuar.

En cuanto a la promoción de la vida, ella implica no sólo nuestra supervivencia biológica, sino también el pleno desarrollo de las potencialidades humanas individuales, algo que queda trunco bajo la coacción de otros seres humanos cuando éstos nos restringen la libertad.

El liberalismo promueve la economía de mercado, una economía de intercambios en la cual se benefician ambas partes intervinientes, de lo contrario los intercambios se restringen. Para ello debe predominar en todo individuo la actitud por la cual tenemos la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias, sin necesidad de llegar a un vínculo emocional concreto. De ahí que tanto el egoísmo como el altruismo deben dejarse de lado, ya que ambos contemplan un beneficio unilateral. Sólo resulta aceptable la ética natural o bíblica.

Algunos autores consideran que la Escuela de Salamanca, integrada por seguidores de Tomás de Aquino, fue la precursora de la actual Escuela Austriaca de Economía. Al respecto, Jesús Huerta de Soto escribió: “Rothbard tenía un profundo conocimiento de las aportaciones de los teóricos de la Escuela de Salamanca de nuestra España del Siglo de Oro”. “De acuerdo con Rothbard, los fundamentos de la moderna economía de la Escuela Austriaca deben retrotraerse al menos hasta los escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII, que no sólo desarrollaron la teoría subjetiva del valor, sino que además la aplicaron al dinero y al estudio de las instituciones sociales” (De la Introducción a “La ética de la libertad” de Murray N. Rothbard-Unión Editorial SA-Buenos Aires 2012).

El propio Rothbard se siente identificado con la filosofía tomista, por lo que Huerta de Soto escribió: “La defensa del iusnaturalismo tomista efectuada por Rothbard fue tan enérgica que llegó a correrse el rumor de su conversión al catolicismo. Aunque Rothbard desmintió este rumor, continuó no obstante siendo un «tomista agnóstico», tal como lo calificó el padre Robert Sirico…”.

En cuanto a la necesidad de un fundamento ético de la libertad, Rothbard escribió: “Nunca he creído que ningún análisis –sea economista o utilitarista (la filosofía social estandarizada de los economistas)- que prescinda de los juicios valorativos puede proporcionar base suficiente para defender la causa de la libertad”.

“La economía puede contribuir aportando numerosos datos a favor de una posición libertaria, pero no es capaz de implantar por sí sola esta filosofía política. Para emitir juicios políticos se requieren juicios de valor, de donde se sigue que la filosofía política es necesariamente ética y que, por tanto, es preciso implantar un sistema ético positivo para defender con sólidos argumentos la causa de la libertad individual”.

En cuanto a su postura compatible con el tomismo, Rothbard escribió: “La tradición tomista reclama la independencia de la filosofía frente a la teología y afirma que la razón humana posee la capacidad de comprender y descubrir las leyes tanto físicas como morales, del orden natural. Si la creencia en la existencia de un orden sistemático de leyes naturales puesto al alcance de la razón humana es per se antirreligiosa, entonces fueron antirreligiosos santo Tomás de Aquino, la Escolástica tardía y el devoto jurista protestante Hugo Grocio”.

“La afirmación de que existe un orden de la ley natural deja, en definitiva, abierto el problema de si ha sido –o no- Dios quien lo ha creado. Y la declaración de que la razón humana tiene capacidad para descubrir el orden natural deja asimismo abierto el problema de si ha sido –o no- Dios quien ha concedido al hombre esta facultad. La aseveración de que existe un orden de leyes naturales accesible a la razón no es, en sí misma, ni pro ni antirreligiosa”.

lunes, 19 de febrero de 2024

La ética cristiana y su propagación

De la misma manera en que, durante las campañas políticas, algunos de los partidos concentran su discurso en la denigración de sus rivales, en materia religiosa ocurre otro tanto cuando un sector busca culpables exteriores en lugar de intentar mejorar las ventajas posteriores que ofrecería la adopción de su propuesta.

En el caso del cristianismo, se advierte la creencia de que, si no son aceptados los dogmas post-evangelios, tampoco éstos habrán de aceptarse, mientras que en realidad lo más importante es la adopción de la actitud cristiana antes que toda creencia asociada a ellos.

Se advierte que los primeros cristianos buscaban algún aspecto de la nueva religión que les asegurara una superioridad respecto de todos sus rivales. Y la mejor manera de lograrlo, como casi siempre ha sucedido, implicaba considerar la autoridad del emisor de la nueva ética en lugar de las ventajas que esa ética ofrecía; de ahí las complejidades que todavía se siguen propagando y que resultan cada vez menos accesibles al ciudadano común.

Alguien dirá que sin tales complejidades el cristianismo podría haber quedado trunco desde un principio, lo que puede ser cierto. Pero en la actualidad la prioridad ética requiere del abandono de toda clase de misterios e irracionalidades para que las prédicas originales lleguen masivamente hacia todo individuo.

Respecto del proceso que se estableció en el pasado, Alfred Loisy escribió: “La gran obra mística no se realizó de un solo golpe. Surgió del Evangelio sin haber sido prevista en él; los primeros misioneros cristianos apenas la sospecharon: surgió de su esfuerzo y como espontáneamente, como por impulso irresistible de la fe, capaz de realizar una cosa distinta de lo que los creyentes esperaban”.

“Se había anunciado el Reino de Dios y llegaba la Iglesia. Pero la Iglesia no se formó sin luchas interiores, no menos peligrosas, pero tampoco menos fecundas en el fondo para su acrecentamiento, que las luchas exteriores. La primera crisis apenas perceptible para nosotros, pero que sin embargo fue de consecuencias, fue aquella que trajo la formación del grupo helenista junto al grupo de creyentes hebreos, en Jerusalén”.

“La segunda crisis fue aquella en que se declaró la oposición judaizante a la obra cumplida por los predicadores helenistas entre los paganos. Pero apenas constituidas las comunidades helenocristianas sobre el terreno de la gentilidad cuando la intensa fermentación religiosa que se manifestaba allí, constantemente modificada por un reclutamiento de los más variados, amenazó romper la unión; esta crisis de crecimiento, que comenzó casi desde la edad apostólica y que alcanzó su plenitud hacia mitad del segundo siglo, no fue definitivamente superada sino hacia el último cuarto de ese siglo”.

“Durante ese periodo, el misterio cristiano, cuyo desenvolvimiento hemos esbozado, estuvo amenazado de disgregación, o más bien se agrandó librándose de excrecencias y de vegetaciones demasiado particulares, que se designan bajo el nombre común de gnosis, hervidero a veces superficial y casi exterior del trabajo profundo de donde surgió el cristianismo tradicional”.

“Si se observa con cuidado este cristianismo es él mismo una gnosis disciplinada, salida del movimiento que produjo las gnosis llamadas heréticas, y que se definió a sí misma condenándolas. La doctrina de que se trata era un conocimiento místico, revelación del secreto divino y programa de salvación y el cristianismo fue siempre, a su manera, y permaneció siéndolo, una gnosis, pero hizo su camino a través de un hormiguero de sectas en donde, menos seguro de sí mismo, se hubiera podido disolver y perderse fácilmente” (De “El nacimiento del cristianismo”-Argos Editorial SA-Buenos Aires 1948).

El cristianismo original, interpretado esta vez como una religión natural, compatible con la ciencia experimental, ha de ser la mejor alternativa ante los problemas acuciantes del momento. Sin embargo, desde las posturas teístas, se ataca tal forma de religión aún cuando pueda, por su intermedio, propagar la ética cristiana masivamente. De ahí que los teístas no aportan soluciones y además impiden que otros lo hagan.

Lo grave del caso es que, para los teístas, el cielo y la vida eterna se ganarían según que creamos, o no, en esos “premios”. De ahí que la ética cristiana sería de poco valor ante las creencias propuestas por la Iglesia. Desde la religión natural, por el contrario, se prioriza el cumplimiento de los mandamientos éticos en forma independiente a las creencias y posturas filosóficas de cada individuo. Para el teísta, el que acepta la religión natural (deísta), estaría imposibilitado a la vida eterna (si es que existe) por cuanto no cree lo que impone la Iglesia, aun cuando cumpliera estrictamente con la ética bíblica. Cuando la ética cristiana pasa a un segundo lugar, el cristianismo original y auténtico ha sido denigrado.

domingo, 18 de febrero de 2024

Los tres libros "libertarios" que Javier Milei le ha regalado al Papa

Juan Ramón Rallo comenta los dos libros que el presidente Javier Milei le regaló al Papa Francisco durante su visita.

Ayer, el Papa Francisco recibió en audiencia al nuevo presidente de Argentina, Javier Milei. Hasta hace muy pocos meses, ambas personalidades se habían mostrado muy poco aprecio recíproco. Milei había calificado al Papa como "el representante del maligno en la Tierra" y Bergoglio había tildado a Milei de "Adolfito". El hecho de que los dos fueran argentinos y de que partieran de puntos de vista tan antagónicos –Milei defiende el liberalismo libertario y el Papa una mezcla de distributismo y socialdemocracia– potenció esa enemistad. Sin embargo, desde que Milei ganó las elecciones, ambos jefes de Estado no han tenido más remedio que tender puentes diplomáticos y limar asperezas. Tan es así que el Papa tuvo ayer la deferencia de mantener la reunión más prolongada que hasta el momento había tenido con ningún otro presidente argentino y, a su vez, Milei quiso regalarle al Papa, a título personal, tres libros de contenido liberal-libertario para acercar al Papa a sus ideas.

El primero de esos títulos fue La acción humana, de Ludwig von Mises, un espectacular tratado de economía donde se exponen los principios rectores de la interacción humana en sociedad y cómo la cooperación a gran escala puede conducir a generar riqueza en beneficio de todos. El segundo fue La fatal arrogancia: los errores del socialismo, un libro del Premio Nobel Friedrich Hayek donde expone, por un lado, que la prosperidad de Occidente se debió a un largo proceso evolutivo que terminó consagrando jurídicamente la propiedad privada como un derecho humano fundamental a partir del cual coordinar descentralizadamente (a través del mercado) a todos los individuos; y, por otro, por qué el socialismo, al pretender hacer tabla rasa de toda esa tradición institucional para planificar ingenieril y centralizadamente la economía, condena a la sociedad al fracaso. Y, en tercer lugar, un libro en italiano que recopila los artículos que el profesor español Jesús Huerta de Soto ha dedicado a estudiar las implicaciones políticas y económicas de la pandemia: a saber, la amenaza del creciente cercenamiento de nuestras libertades civiles acompañada del expansivo intervencionismo económico. Ojalá las lecturas le resulten instructivas e intelectualmente refrescantes al Papa.

(De www.elcato.org)

viernes, 16 de febrero de 2024

Milei, el "político oncólogo"

El médico oncólogo es el que se especializa en el tratamiento de tumores. Como el Estado argentino se parece bastante a un tumor maligno, corresponde denominar como "político oncólogo" al presidente que se toma en serio la posibilidad de eliminarlo.

Así como un tumor maligno absorbe y se alimenta de los tejidos sanos, en el cuerpo humano, el corrupto Estado argentino crece a costa de absorber gran parte de los recursos económicos de la nación, incluso con la principal función de entorpecer toda actividad productiva.

Si bien el Estado comienza a crecer en forma alarmante con los inicios del peronismo, en los años 40 del siglo pasado, con el principal objetivo de cambiar puestos de trabajo estatales por votos favorables al partido en el poder, se mantuvo esa anormalidad con posterioridad, hasta que el kirchnerismo le dio el avance final coincidente con el inicio de la peor crisis económica y social del país.

Pocos gobernantes se tomaron en serio el déficit financiero generado por el numeroso personal estatal existente, por la sencilla razón de la falta de patriotismo al priorizar sus ambiciones políticas personales en lugar de priorizar el bienestar y la seguridad de los habitantes de la nación.

En una entrevista realizada en 1974, el periodista Bernardo Neustadt le pregunta a René Favaloro: "Doctor, usted le tiene un terror pánico a la burocacia. ¿Me la puede ejemplificar? Es decir, ¿la burocracia es exceso de gente o exceso de trámites?".

Recibiendo como respuesta: "Mire, es exceso de gente. Usted vaya a cualquier repartición pública -nosotros los argentinos nos damos el lujo de que en una sociedad que tiene que producir, una inmensa parte de la población vive del presupuesto nacional- y entonces verá que las oficinas están atestadas de gente que están mamando del presupuesto nacional, que están cobrando sus sueldos y que contribuyen al desastre económico, porque no hay manera de arreglar el presupuesto nacional".

"Entonces, eso es cosa que se ve todos los días, a cualquier nivel y en cualquier cosa. La burocracia nuestra es por exceso de personal y porque no se han modificado las cosas. Supongamos que en los Estados Unidos usted va a hacer un trámite bancario. Usted va con su libreta y dice «yo vengo a depositar». Lo único que hace es mostrar la libreta y el cheque o lo que sea y entonces el empleado que está ahí agarra la libreta y anota: depósito tanto, pone todas las cuentas al día, la firma y se la devuelve. Eso es todo. Y si usted va a sacar dinero o quiere saber cuánto tiene, se da vuelta, busca la ficha suya o se la alcanzan en dos segundos o le dicen «Sí, señor, tiene dinero». Hacen un rápido balance y se lo entregan".

"Aquí necesitamos ocho o diez empleados bancarios. Yo podría contarle que si usted va a la Aduana por algo tiene que pasar por 450 oficinas, sellos que no caben más en el papel y de un empleado a otro, cuando el procedimiento es tan simple para ver lo que usted trajo, si es doloso o no, entrégueselo y ya está, con dos empleados como máximo, y así en todas las esferas".

"Yo, los otros días, tenía que viajar a un país sudamericano y en el Aeropuerto me puse en la fila, como siempre, sabiendo que tenía el asiento reservado. En ese tiempo me puse a observar a los funcionarios del Aeropuerto. Unos caminaban, otros fumaban o conversaban entre ellos; tenían galones de diversas categorías. Mientras la gente estaba ahí comentando si el avión salía o no. De pronto me llaman por los altavoces: «Doctor Favaloro, preséntese en la ventanilla tal». Entonces yo me presenté en la tal ventanilla y me dijeron: «¿Por qué no se presentó, doctor?». Yo contesté que estaba ahí en la fila, aguardando. Entonces el empleado me pidió disculpas y me dijo que no había podido llamarme antes porque estaba muy ocupado. Y yo lo había visto que era uno de los que más estaba haraganeando; no había hecho nada en toda la mañana" (De "La Argentina y los argentinos" de Bernardo Neustadt-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1976).

miércoles, 14 de febrero de 2024

Marco Aurelio; adherente al estoicismo pero no practicante

El emperador romano Marco Aurelio, considerado por los historiadores como una figura representativa del estoicismo romano, se lo puede considerar como tal desde el punto de vista teórico, mas no práctico. Ello se debe a que fue uno de los tantos emperadores perseguidores de los primitivos cristianos, imponiéndoles penas extremas que poco o nada resultan compatibles con los ideales estoicos de Epicteto y de otros filósofos agrupados bajo tal denominación.

Al respecto podemos leer: "Marco Aurelio, lo mismo que Trajano, Adriano y Antonino no dejó de considerar al cristianismo como un flajelo y una peste, una secta absurda y rebelde, aun cuando sus miembros fueran en general inocentes de las infamias que les atribuia el vulgo".

"Página única, no en la historia de las primeras persecusiones, sino en la documentación que se nos ha conservado. Es abrumadora para la memoria de Marco Aurelio, por grande que se haga y que sea en otros aspectos esta memoria. Marco Aurelio mantuvo, por razón de Estado, la jurisprudencia enunciada en el rescripto de Trajano, que lo había sancionado por esta misma razón. ¿Pero es que no podía él, el emperador filósofo, el sabio entre los sabios, el más humano de los hombres, ver los hechos como los había visto Plinio unos sesenta años antes y sospechar que también había humanidad en el cristianismo, suspendiendo esas inútiles y odiosas masacres?".

"Por fin llegó la decisión de aquel que los historiadores llaman el santo emperador. Marco Aurelio, fuera por política o porque supiera a qué atenerse sobre los pretendidos crimenes de los cristianos a quienes no se reprocha casi nada más que su obstinación, renovaba la prescripción ya indicada por Trajano a Plinio: liberar a los renegados, ejecutar a quienes se obstinaban en su fe. Justamente era la época del año en que las diputaciones de las ciudades galas afluían a Lyon para las fiestas que se celebraban en el altar de Roma y de Augusto: en el anfiteatro había juegos, se contaría por lo tanto con cristianos para las bestias" (De "El nacimiento del cristianismo" de Alfred Loisy-Argos Editorial SA-Buenos Aires 1944).

Esta adhesión a la teoría y rechazo a la práctica, también puede observarse en el cristianismo actual, ya que muchos aceptan los dogmas de la Iglesia, creen en lo que resulta difícil de creer, pero no hacen el menor esfuerzo por cumplir con los mandamientos y las sugerencias bíblicas.

Mientras que en las etapas primitivas del cristianismo había que imponer la religión moral (el "contenido") en base al "envase" (las creencias y la tradición), en la época actual debería enfatizarse en el "contenido" (la ética bíblica, el "vino nuevo") dejando un tanto de lado el "envase", que son las creencias en aspectos poco evidentes y poco accesibles a la razón.

martes, 13 de febrero de 2024

El fin de los tiempos en Dostoievski

Por Ignacio A. Nieto Guil

«Quien desconoce al pueblo, desconoce a Dios. Sepa usted que quienes dejan de interpretar a su pueblo y pierden el vínculo con él van perdiendo paulatinamente la fe en la patria y se convierten en ateos o en indiferentes». (Shátov, héroe de ‘Demonios’)

En una obra titulada: El fin de los tiempos y seis autores modernos del P. Alfredo Sáenz S.J (1932), el autor realiza un resumen de los grandes acontecimientos que vivió el escritor ruso y analiza, además, la impronta cristiana de Fiódor Dostoievski (1821-1881) para denunciar los problemas sociales y políticos –con su trasfondo eminentemente psicológico y religioso– que se avecinaron en Rusia en la primera parte del Siglo XX o la: “denuncia de la impotencia radical del humanismo para ofrecer una solución adecuada a la tragedia del destino humano”. En los próximos párrafos se realiza una síntesis de las principales ideas extraídas a lo largo de las primeras cien páginas del libro dedicadas al profeta ruso. Luego la obra continúa con el análisis de Soloviev, Benson, Thibon, Pieper y Castellani. Una edición posterior incorpora la voz del escritor argentino Hugo Wast en un tema tan interesante y profundo como es la interpretación del fin de la historia a través de los signos bíblicos del apocalipsis.

“La ciudad del hombre caído y el drama interior en su destino trágico” es el puntapié inicial para analizar al gran escritor ruso. En efecto, se trata del alma del “hombre moderno” y su ruptura con la trascendencia, desde el punto de vista del realismo psicológico. En otras palabras, se trata de un descenso al infierno del alma humana, no sin antes emerger hacia la luz como destino final.

La mirada de Dostoievski penetró en los recónditos más profundos del espíritu humano, esto es, la parte infernal y angelical del hombre. El dios-hombre o superhombre, cuyo propósito es exaltar su “humanismo” para barrer con toda impronta trascendental y, por tanto, sin Dios como guía de los designios humanos.

En este sentido, el P. Sáenz se vale de Crimen y Castigo y, precisamente, de su protagonista Raskólnikov para comenzar su estudio. Así pues, se propone a esbozar un acercamiento al tema de la libertad y tres posibilidades que se desprenden de la misma.

La primera consiste en negar la libertad en pos de la felicidad; la segunda en afirmar la libertad unida a la verdad; y la tercera en afirmar la libertad sin Dios en el camino. Asevera, consecuentemente, que una sociedad que busca imponer solamente la felicidad por decreto, acabará destruyendo la libertad. Prosigue que la libertad de obrar el bien incluye la posible elección del mal que, ciertamente, conduce a la ruina de la libertad. El camino a la verdad no es, en este aspecto, llano y directo, sino, por el contrario, se abre a través de las tinieblas y abismos. Es un camino largo y de tragedia, y podría abreviarse si se limita la libertad del hombre. Sin embargo, la segunda posibilidad de libertad –en la verdad– es la auténtica libertad, ya que Cristo no es solamente la verdad, sino la verdad libre, puesto que la libertad forma parte del cristianismo. El rechazo a este principio es renunciar al mismo Cristo, a la verdad que se halla en Cristo y adherirse por consiguiente al Anticristo y su paraíso terrenal propuesto.

La última posibilidad de libertad es la “rebelde” –sin Dios en el camino–. Como se dijo, el autor ruso la hace representar en la figura que encarna el asesino Raskólnikov. Dicha libertad degenera en arbitrariedad que conlleva al vacío del alma. En otros términos, evoca al hombre que sueña con sobrepasar los límites de su propia naturaleza en la rebeldía ilimitada y que, al desvincularse de Dios, acabará por esfumarse. Es esclavo de sí mismo suprimiendo y renunciando al señorío del espíritu, es decir sujeto a la peor de las coacciones, y Dostoievski lo muestra en otro de sus personajes: “partiendo de la libertad ilimitada llegó al despotismo sin límites”, dice Schigálev en Demonios. Es una negación lisa y llana de la libertad a través de su plena exaltación.

Otro problema, además de la libertad, es para el novelista ruso el análisis del mal. Para él, el bien y el mal son hijos de la libertad, puesto que sin la libertad el mal resulta impensable. En efecto, Dostoievski se vale de la figura del crimen para examinar el mal. Ya se dijo que la libertad rebelde conduce a la arbitrariedad y esta, a su vez, conduce al mal y el mal en consecuencia al crimen. Esto es posible verlo desde el punto de vista ontológico, ya que, el autor ruso, se rebela contra cierto determinismo humanista de corte positivista en boga en su tiempo, que pretendía explicar el mal y el crimen como si fueran meras causas de un medio social determinado. Si se afirma lo anterior, ya no existiría la propia responsabilidad, ni Dios, ni la libertad, ni el mismo mal. En definitiva, todo sería producto de una causa externa al individuo, cuestión que Dostoievski reprochó tajantemente.

El mal se esconde en las entrañas del mismo hombre, en su rebelión y bajo la desvinculación con el principio divino. Entonces, el hombre que comete un mal –un asesinato por ejemplo– no puede deshacerse de su responsabilidad y acusar a un medio externo de tal situación y volverse una víctima como han propugnado las ideologías que, precisamente, atacó Dostoievski. Es la libertad lo que ha conducido a las sendas del mal; se ha destruido a sí misma hasta volverse su opuesto. Y solo a través del sufrimiento se repara un crimen y se derrota al mal realizado a través de la destrucción de la libertad que debe ser, sin duda, redimida. La vida es, justamente, la expiación de la culpa por medio del sufrimiento.

FRONTERA DE LO MORAL

En Los hermanos Karamázov, en Demonios o en Crimen y Castigo, Dostoievski se adentra en el interrogante que representa la libertad y si está o no permitido sobrepasar la frontera de lo moral. Su temática gira en torno a si es lícito atreverse a todo fuera del límite ético creando el hombre su propia ley que lo impulsa, del mismo modo, a ser su propio dios, es decir cuando la libertad se vuelve rebelde, cuando no hay límite alguno. Si Dios no existe todo está permitido o lo que equivale a la idea de un hombre endiosado; bajo una fuerza antropocéntrica que se desvincula de Dios.

En este aspecto, Raskólnikov –de Crimen y Castigo– concibió “una idea capital” en su ideario nietzscheano de endiosamiento que acabó con una vida. No obstante, en realidad se trata de un hombre débil, miserable y frustrado que cometió un crimen: “Yo quería atreverme y maté, sólo atreverme quería”. Pero su móvil va mucho más a fondo: “¿Estaba facultado para transgredir la ley, o no lo estaba? ¿Me atrevería a traspasar los límites o no?”. Pero tras el crimen sentencia: “La he asesinado bien, pero en cuanto a pasar por encima, no lo he logrado. Soy un gusano y nada más”. No pudo soportar, en consecuencia, el peso del delito: “¿Es que yo maté a la vieja? Yo me maté a mí mismo, no maté a la vieja”.

Así pues, el protagonista de Crimen y Castigo señala el fin de la moral humanista, la moral de la autosuficiencia y el agotamiento del superhombre que termina aniquilado por su propia autodestrucción. Es importante destacar que Dostoievski ve en la figura del crimen un acto eminentemente religioso, casi teológico y no la mera transgresión de la ley humana, puesto que Raskólnikov no buscó violar las leyes sociales sino que procuró sustituir a Dios, para destruir su obra.

Luego de estudiar las figuras de los personajes de Crimen y Castigo, el P. Sáenz se adentra en una obra de vital importancia: Demonios. El novelista ruso aborda en este libro la precipitación de Rusia al socialismo. Por ello, en una carta a su amigo Máikov en 1869, advierte que su nueva novela es una “parábola del ateísmo” cuyos personajes son en términos del escritor unos “vagabundos”, ya que se trata una estirpe del pueblo ruso que se encamina al ideario socialista. Toda su anterior obra no era sino “insignificante”, es decir una introducción a la que le iba a consagrar el resto de su vida. Describe que podría morir en paz, luego de su obra magna: Demonios. El libro se compone de cinco grandes novelas independientes, cuyo protagonista sería un “gran pecador”, que sobresale en maldad respecto a los personajes de las anteriores novelas, un verdadero “príncipe de las tinieblas”. Un satán hecho hombre. Sin embargo, su significación tiene un gran sentido, pues Dostoievski veía que Rusia estaba verdaderamente endemoniada. La mítica “alma rusa”, en consecuencia, comenzaba a caer y el autor pudo ver como nadie el trasfondo psicológico del revolucionario ruso.

El mismo Fiódor estuvo inserto en ámbitos revolucionarios en su época como conspirador que le valió su estancia en Siberia. Lo vio actuar, además, en el extranjero, precisamente en Suiza, cuando mantuvo conversaciones con importantes ideólogos de izquierda. Tales acontecimientos en su juventud exaltada fueron una inspiración directa para su obra y denuncia. No obstante, el suceso que más le impactó fue en 1869, cuando un joven que conoció por nombre Ivanov y que había ayudado a preparar uno de los viajes al extranjero para poder formarse como socialista, resultó muerto unas semanas más tarde. El asesinato fue promovido por Netchaiev, un férreo nihilista y joven estudiante discípulo de Bakunin –uno de los principales pensadores de la primera generación socialista– que tenía como objetivo llevar la revolución a Rusia. Es claro que Ivanov terminó muerto debido a que, entre otras cosas, no estaba dispuesto a subordinarse al plan revolucionario que pretendía acabar con Rusia. Este hecho de vital importancia para Dostoievski, resultó ser precursor de su gran novela, pues Rusia evidenciaba con estos acontecimientos que se precipitaba al demoníaco socialismo que tantos estragos causó en la patria del gran novelista y que supo verlo antes que nadie.

Conviene señalar que en Crimen y Castigo se muestra la tragedia personal que provoca alejarse de Dios. Con Demonios el drama se traslada a lo social. Por ese motivo, con Raskólnikov el autor ruso buscó refutar a Nietzsche y en Demonios, cuyos personajes estaban infestados de praxis revolucionaria, lo haría contra Marx. En ambos casos no conoció los escritos de los autores alemanes. Sin embargo, profetizó los dos tipos intelectuales y su trasfondo espiritual y, ante todo, su relación estrecha. El superhombre nihilista y ateo que llevaría a cabo la revolución y la utopía de instaurar el paraíso en la tierra.

EUROPA, UN MODELO

Europa, en este sentido, desempeñaba para los rusos un modelo a seguir, ya que en Crimen y Castigo el seducido es un individuo contagiado de racionalismo de los llamados “iluminados” de la autosuficiencia. En Demonios, Rusia ya estaba encandilada con el ideario liberal, lo que haría ahora es avanzar al siguiente estadio que no era otra cosa que el naciente socialismo. No obstante, Dostoievski en ambos escritos, hace triunfar al espíritu ruso-cristiano sobre el espíritu prometeico europeo. En su juventud, el gran novelista ruso sucumbió en aquellas ideas. Pero, posteriormente, la penitencia y redención que vivió en Siberia, le permitió salir de ese pozo oscuro a través del arrepentimiento, y por ello supo rebatir dichas doctrinas con gran lucidez, pues entendió su trasfondo, y visualizó, además, el paso de la exaltación del individuo hasta el fervor de la multitud en una suerte de hermandad y derivación en ambas ideologías, puesto que en el fondo se asemejan y presentan el mismo ideario metafísico, es decir la destrucción del hombre y la desvinculación con su propia naturaleza para instaurar artificios utópicos.

Por otro lado, lo anterior pudo ser posible gracias a una generación de padres liberales, de cuyo seno nacieron los hijos socialistas que instauraron la revolución; es decir de escépticos y racionalistas nació una generación de nihilistas que darían el golpe final en Rusia hacia el comunismo. Dostoievski, en ese sentido, supo profetizar la rebelión que se gestaba en contra de Dios. Por ello, en Diario de un escritor, relató: “Los predicadores del materialismo y el ateísmo proclaman la autosuficiencia del hombre, preparan una indescriptible oscuridad y horror para la humanidad bajo el disfraz de renovación y resurrección”. En otra parte acertó en decir: “Planteénse ustedes esta pregunta: Si los padres de esos muchachos no tienen ideas mejores, más firmes ni más sanas; si esos chicos en sus familias, desde pequeñitos, sólo vieron cinismo y negación altiva, indiferente –las más de las veces indiferente–; si nunca oyeron la palabra patria en labios de sus padres si no acompañada de burlona sonrisa; si todos los encargados de su educación sólo se mostraron despectivos o indiferentes a las cosas de Rusia; si los más generosos de sus padres y maestros sólo les inculcaron ideas universales; si a sus niñeras despidieron por enseñarles en su cuna la oración de la Virgen, pese a la prohibición paterna, díganme ustedes: ¿qué puede esperarse de esos chicos?”.

Dostoievski supo entender que la esencia del liberalismo consiste fundamentalmente en un espíritu de autosuficiencia respecto de Dios como se dijo. De los padres liberales, naturalmente, se cortaron una gran cantidad de vínculos que, posteriormente, los hijos socialistas acabaron por terminar con los pocos vestigios restantes. De esta forma, aquellos padres preparaban espiritualmente a una generación de hijos que rompería con el pasado y las tradiciones de antaño que forjó el pueblo ruso, para configurar una nueva humanidad en nombre de un supuesto progreso. Este punto de la historia rusa está bien plasmado en Los hermanos Karamázov. De ahí, que del deísmo abstracto y teórico se pasó al antiteísmo concreto y práctico. En suma, el autor ruso representa a los Demonios –los Piotr, los Kirílov, los Stavroguin–, quienes serían los hijos de esa generación, en tanto que sus padres habían sido engendrados bajo la bandera de la Revolución Francesa, y detrás de esta proclama liberal se introdujo, ciertamente, el nihilismo tan necesario para pasar a la acción revolucionaria.

Por este motivo, el socialismo busca resolver el destino del hombre y la sociedad. No es simplemente un sistema político-económico y social que busca sustituir al liberalismo capitalista, para generar de tal modo un falso antagonismo. Detrás posee un trasfondo espiritual y escatológico, y se erige, así pues, como una teología invertida alimentada de mal, bajo el ropaje de salvación en el intento de instauración de una supuesta felicidad terrena que acabaría con todas las miserias y sufrimientos de la humanidad.

Ante todo se instituye como una nueva religión pero sin Dios como centro sino con un hombre desnaturalizado que niega su vocación trascendental, con la plena intención de suplantar al cristianismo. Justamente, Dostoievski lo anticipó de un modo profundo: el liberalismo en primer lugar, el socialismo en segundo lugar, presagiando lo que sería el ”último hombre de la historia”. Como se ha dicho precedentemente, el novelista ruso, además de su destierro en Siberia, pudo conocer a Cristo, lo que le valió la holgura espiritual de comprender lo que sucedía en su patria. El mismo autor describió: “Aprendí a conocer –a Cristo– de niño pero a quien había abandonado cuando me hice europeo liberal”. Dostoievski a través de sus raíces cristianas pudo penetrar en el meollo ideológico de ambas doctrinas a las que luego enfrentó en sus novelas.

Cabe destacar que al autor ruso lo que más le interesaba sobre el socialismo era su posición ante la trascendencia. En efecto, resultaba más importante entender dicha posición para patentar su verdadera esencia que comprender sus ideas en el terreno político o económico.

SOCIALISTAS ATEOS

Principalmente, los socialistas eran ateos: “Somos, ante todo, una sociedad atea”, defendía la Internacional. La revolución comenzó con el ateísmo. Se atacaban, de hecho, los principios morales de la sociedad, como la familia, la propiedad, la responsabilidad del individuo y, lo más importante, se buscó romper con el cristianismo, apartándolo de la vida pública. Y para ello se tenía que calificar de falsa a su doctrina y condenarla a partir de principios científicos y racionales. De allí, que Dostoievski afirmó en El Adolescente: “El hombre no puede vivir sin arrodillarse, no se soportaría, ninguno sería capaz de ello. Y si a Dios se rechaza, ante un ídolo se inclina, de madera, de oro, o imaginario. Idólatras son todos, no ateos”. En Demonios vemos a un hombre-dios, autosuficiente y encerrado en sí mismo en el sentido opuesto a Cristo. Una verdadera rebelión contra Dios consumada en la exaltación del hombre y camino a ser el Anticristo. Esta voluntad maltrecha del hombre descansa en la inmanencia, que busca la eternidad en el tiempo y el paraíso en la tierra.

Es importante señalar que Kirílov, personaje de Demonios, intenta expresar su autosuficiencia en el suicidio. Asevera que mucha gente no se atreve al suicidio por dos principios: uno pequeño, el “dolor”; el otro grande, “el más allá”: “La libertad absoluta existirá cuando dé lo mismo vivir que no vivir”. En este personaje, Dostoievski supo encarnar perfectamente el ideal del superhombre. Kirílov es Zaratustra y su idea fundamental no es tanto “Dios no existe”, sino que debe extinguirse. El hombre para que pueda vivir debe auto-liberarse de la angustia y la dependencia, es decir para poder realizarse en lo finito. Adviértase que el hombre asume las prerrogativas de Dios, una posición lúcida, ya que no se trata de un estado del alma o sentimientos incontrolables. Es ante todo, una actitud sin equívocos, expresando una construcción conceptual bien definida.

Demonios plantea, además, la toma del poder por parte de los socialistas y la construcción de la Torre de Babel. En esta obra, Dostoievski presenta una especie de “iglesia de ateos” que va a contrario sensu del espíritu tradicional ruso y cuyo grupo había jurado cumplir sus objetivos: la transformación de Rusia. En uno de sus diálogos el gran Fiódor lo demostró así:

—¿Es usted ateo? ¿Es usted ateo ahora? —pregunta Schátov a Stavroguin.

—Si...

—Recuerde usted su expresión: “un ateo no puede ser ruso. El ateo inmediatamente deja de ser ruso”.

La meta era clara: subvertir a Rusia y para ello había que destruir su tradición y, sobre todo, su sentido de religiosidad. Se debía, naturalmente, vaciar al hombre y su fuerte vocación de trascendencia, su destino sagrado en el mundo. El proyecto era excitar el instinto animal y ciego: la burla a la cultura, al orden y, principalmente, a los valores tradicionales. En reemplazo se debía reglamentar la vida terrena, limitada a una felicidad horizontal, o sea en exclusión de la otra vida que mira a Dios.

El socialismo pretende ser la religión final de la humanidad, no compite con el cristianismo, lo reemplaza para extinguirlo. No hay Dios, inmortalidad, alma, redención, ni bienaventuranza. La felicidad debe ser material y tangible. La libertad proclamada en la Revolución Francesa se exalta hasta límites insospechados, desembocando en el totalitarismo. La liberación socialista conduce a la esclavitud y al igualitarismo que, en su camino, destruye la cultura, la propiedad, los vínculos de fidelidad y, particularmente, la fe como signo de oro de la Rusia tradicional que hacía gala y culto al honor, que no era otra cosa que expresión de la Rusia caballeresca.

Nuevamente en Demonios, sus personajes se mueven en un escenario satánico. Stavroguin y sus compañeros están “poseídos”, se encuentran en el infierno “ya no son capaces de amar” dice el Stáretz Zósima en Los hermanos Karamázov. Estos demonios aparentan ser ángeles por parecer redentores de la humanidad. Sin embargo, el odio es su atmósfera y alimento, y Dostoievski lo hace ver a través del crimen, pues sus personajes se alinean a través del asesinato; no por algo la Escritura dice que el demonio es asesino desde el comienzo y Stavroguin, naturalmente, en línea con lo anterior, confiesa: “Yo creo en Satán canónicamente”. Abiertamente el protagonista de Demonios hace gala y culto a lo satánico.

Definitivamente, Dostoievski se vale de considerar los acontecimientos terrenales desde una mirada divina y espiritual, a la luz de la Biblia, ya que buscó correspondencia entre ambos mundos. Del Apocalipsis surge la trama que erigió la obra maestra, Demonios; y allí, justamente, el autor ruso ve el cumplimiento de la profecía escatológica en nuestro tiempo y particularmente con el advenimiento del socialismo, el cual Dostoievski supo premonizar fielmente, puesto que vio cómo el “mundo moderno” está poseído y el único medio de luchar contra él es mostrarlo ridículo, en su pleno fastidio y de un aburrimiento insoportable. El príncipe Myschkin, en El Idiota, al decir “Los que creen en el ateísmo, divinizan al cero”, hace la apologética más certera para develar la verdadera naturaleza atea que se esconde en el socialismo.

Consecuentemente a lo expuesto, tres momentos definirán el fin de la historia: la gran apostasía, el reinado del Anticristo y finalmente el reinado de Cristo. En Demonios su autor trasluce lo anterior en la figura del apóstata Stépan Trofímovich, modelo de la generación liberal, con rasgos de socialismo utópico y la ruina que ocasionó al aplicar sus ideas hasta las últimas consecuencias.

VICTORIA DE CRISTO

Respecto del reinado del Anticristo, el autor ruso, se basa en el cap. 17 del Apocalipsis en la figura de la gran ramera y la representación que en dicho libro se extrae sobre las siete cabezas de la bestia. Una Europa en decadencia. La misma destrucción del cristianismo en Occidente. La implantación del liberalismo y el socialismo y la consecuente amenaza a la fe rusa.

Y por último, la victoria de Cristo o traducido en Demonios en la figura de Schátov, personaje que no presta adoración a Stavroguin sino que, incluso, lo desafía. Se rebela contra él. Aunque se le dará muerte, el día del juicio revivirá y será admitido en el milenio. Esta es la esperanza del autor ruso.

Hasta ahora se ha visto como Dostoievski reveló el movimiento que iniciaba y hacia dónde se dirigía. Comprendió con claridad los principios ideológicos, la futura Revolución Rusa y en ese sentido fue un profeta de las desgracias ocurridas en octubre de 1917 tal como lo había previsto. A partir de los acontecimientos vividos por el autor ruso desde su juventud, pudo penetrar, por tanto, en la honda realidad que se avecinaba. Los personajes –los Stavroguin, los Kírilov, los Verjovenski, los Schálev– no existían en la época del profeta ruso sino que aparecieron más tarde, en pleno auge de la revolución. Así pues, la obra cobraría una nueva dimensión con los acontecimientos de la Revolución de Octubre, como profecía ya anunciada desde un trasfondo psicológico, espiritual y teológico.

Sin embargo, más allá del escenario político e ideológico, lo más importante a destacar es la dimensión escatológica o el advenimiento de los tiempos del Anticristo. Por ello, Dostoievski no puede ser considerado un conservador o reaccionario, como un hombre que quiere preservar la Rusia tradicional. Su visión penetró mucho más allá, es decir en el fin de la historia, con una interpretación apocalíptica y hechos que lo confirmaron de sobremanera en tanto se trata de un comentario vivo del Apocalipsis. La obra trae una “sana inquietud” para aquellos que están instalados en el conformismo, para que puedan abrir los ojos ante los dramas actuales, los que anunció Dostoievski y hoy están más presentes que nunca.

Finaliza la obra con el exorcismo de Rusia, puesto que el pueblo ruso nació en el seno del cristianismo, aunque, por algún tiempo, cayó bajo los demonios –liberales y socialistas–. Su alma poseída algún día se vería libre del acoso demoníaco que tantas catástrofes trajo a Rusia o, en otras palabras, volvería “a los pies de Jesús”, como aparece al final de la obra en uno de sus diálogos. Así lo profetizó el gran Dostoievski, y gracias al P. Alfredo Sáenz pudimos entenderlo.

(De www.laprensa.com.ar).

Orden natural y orden sobrenatural

A partir de la evidencia de que todo lo existente está regido por leyes naturales causales, invariantes en el tiempo y en el espacio, es posible hablar de la existencia de un orden natural. De ahí que pueda decirse que orden natural es el conjunto de leyes naturales existentes.

Cuando se habla de la existencia de un orden sobrenatural, lo asociamos a la existencia de un conjunto de leyes sobrenaturales. De inmediato surge el interrogante acerca de la diferencia entre ambos tipos de leyes, que son originadas por un mismo Creador. Suponiendo que las leyes sobrenaturales también son causales e invariantes en el espacio y en el tiempo, ello implicaría que en realidad se trataría de un mismo orden, o de un mismo conjunto de leyes.

En realidad, todo parece indicar que el orden sobrenatural es considerado, por parte de sus defensores, como una alternativa para la posible intervención del Dios creador en los acontecimientos humanos. De ahí la posibilidad de considerar a los milagros, no como unas interrupciones momentáneas de la ley natural, sino como resultado de libres decisiones del Dios creador.

Si se considera que los seres humanos hemos sido creados “a imagen y semejanza de Dios”, ello implica que el propio Dios creador posee una actitud característica por la cual respondería en forma similar ante iguales circunstancias, es decir, estaría sometido a las mismas leyes impuestas a los seres humanos. Por lo que se llega a la conclusión de que “todo lo existente está regido por leyes causales invariantes en el espacio y en el tiempo”, haciendo innecesaria la distinción entre ley natural y ley sobrenatural.

Esta simplificación implicaría la unificación de la ciencia experimental con la religión moral monoteísta, permitiendo una mayor difusión y un mejor entendimiento de la ética bíblica. Incluso resulta evidente que el “Amarás al prójimo como a ti mismo” no es otra cosa que la empatía emocional que surge de las leyes psicológicas asociadas a los atributos de todo ser humano. Quedaría así relegado todo proceso interactivo entre seres humanos que necesitaría de la intermediación de seres sobrenaturales o del propio Dios creador. Jaime Balmes escribió: “Aquí no hay medio; o la religión procede de una revelación primitiva, o de una inspiración de la naturaleza: en uno y otro caso hallamos su origen divino: si hay revelación, Dios ha hablado al hombre; si no la hay, Dios ha inscrito la religión en el fondo de nuestra alma” (De “El criterio”-Editorial Difusión-Buenos Aires 1952).

Muchos creyentes califican con la palabra “espiritualidad” cierta vinculación personal con lo sobrenatural eludiendo la necesidad de cumplir con los mandamientos bíblicos o, al menos, dejándolos de lado. De ahí que el mérito estaría asociado a esta creencia en lugar de estarlo respecto del cumplimiento de los mandamientos bíblicos. Incluso tales "seres espirituales" se conceden a ellos mismos la posiblidad de cometer pecados libremente por cuanto, suponen, tener la gracia de Dios por la cual son permanentemente disculpados por sus faltas. Los demás individuos, que dudan de la existencia de un mundo paralelo, o sobrenatural, somos observados como simples criaturas naturales próximas a la animalidad.

Desde las altas esferas de la teología no parecen advertir la imperiosa necesidad de disponer de una religión universal que sirva para limitar el enorme sufrimiento humano padecido por sectores importantes de la humanidad. La terquedad, sin embargo, les impone la necesidad de seguir descalificando a las posturas naturalistas como “ateas” al ignorar lo sobrenatural. Incluso se las califica maliciosamente de panteístas, siendo que resulta muy distinto suponer un universo regido enteramente por leyes naturales a la creencia de que Dios implica también un insecto o cualquier otro ser viviente.

lunes, 12 de febrero de 2024

¿Estamos ante el ocaso de Occidente?

Por Diana Cohen Agrest

El mundo árabe fue el centro cultural que irradiaba su saber a Europa; ¿cómo fue posible el declive de una civilización donde florecieron el álgebra, la literatura, la medicina, la astronomía?

Uno de los más célebres intelectuales de la posguerra en Alemania que, en su adolescencia, había sido expulsado de las Juventudes Hitlerianas, evocó este raro privilegio señalando: “No valgo para camarada. No soy capaz de alinearme”. Tal vez ese fracaso de Hans Magnus Enzensberger gestó su opúsculo publicado en 2006, El perdedor radical. Ensayo sobre los hombres del terror, aludiendo a quienes buscan la destrucción del otro y su autodestrucción.

Enzesberger cita la experiencia histórica alemana cuando, perdedores tras la ofensa narcisista infligida por la derrota de 1918 y el Tratado de Versalles, “amplios sectores de la población se veían a sí mismos como perdedores. La mayoría de los alemanes buscaban a los culpables entre los demás. Los vencedores de entonces, la conspiración mundial capitalista-bolchevique y, sobre todo, ¡cómo no!, el judaísmo, eterno chivo expiatorio”.

Desde entonces, continúa este profético ensayo escrito hace ya un quindenio, el único movimiento dispuesto a la violencia, y con capacidad de actuar globalmente, es el islamismo radical (el cual debe ser distinguido de la comunidad árabe, pues “no todos los musulmanes son árabes, no todos los árabes son perdedores, ni todos los perdedores son radicales”, replica anticipadamente el autor ante la posible objeción de cometer la falacia de la generalización).

Este movimiento fue anticipado por las guerrillas amparadas tras el mote de “organizaciones de liberación”, y a las que los medios solían llamar “rebeldes”, eufemismo romántico que aludió a un centenar de organizaciones terroristas, desde Sendero Luminoso hasta las FARC, desde IRA y ETA hasta el ERP de nuestros “jóvenes idealistas”. Consagrados a explotar ideológicamente conflictos nacionales o étnicos, ninguno de estos grupos pudo seguir el paso de la globalización.

La innovación del terrorismo islámico es que, en lugar de depender de un Politburó central, se expande en redes. En “El populacho de los piadosos”, un artículo publicado por el periódico Die Welt en 2006, Wolfang Sofsky calculaba que el ejército yihadista militante constaba de siete millones de miembros, guarismo hoy superado por una expansión demográfica producida por la práctica de la poligamia, a la que se suman los europeos conversos al islamismo radical que se alistan en sus filas.

Pese a sus invocaciones ancestrales y gracias a sus petrodólares, todos los instrumentos del terror (la comunicación satelital, los explosivos, los aviones), son hijos de la cultura a la cual combaten. Y aunque Marx, Lenin, Mao, Gramsci fueron suplantados por ciertas interpretaciones del Corán y el proletariado mundial por ciertas formas de la comunidad musulmana, muy pocos de ellos provienen de un entorno ortodoxo. Según un estudio del Foreign Policy Research Institute norteamericano publicado por el Scientific American en 2006, de los cuatrocientos militantes registrados de Al Qaeda, el 63% había cursado el bachillerato y el 75% provenía de clases medioaltas, al igual de quienes integraban las guerrillas. Sin embargo, a diferencia de sus antecesores, el islamismo es un movimiento apolítico porque sus reclamos no son negociables: el falsamente poético “del río al mar” es un eufemismo de la destrucción del Estado de Israel, sin acuerdo posible.

Ocho siglos atrás, el mundo árabe fue el centro cultural que irradiaba su saber a Europa. Esa época selló en la memoria colectiva árabe una suerte de utopía retrospectiva, pues a partir de entonces, el declive se aceleró. A diferencia de los chinos, los indios y los coreanos que también fueron saqueados por potencias extranjeras y se recuperaron, hoy el mundo árabe atribuye su precaria situación a Estados Unidos, al colonialismo y a los judíos. El interrogante es: ¿cómo fue posible el declive de la civilización árabe, donde florecieron el álgebra, la literatura, la medicina, la astronomía?

En Tiempo sellado. Sobre el inmovilismo del mundo islámico, publicado en Berlín en 2005, Dan Diner se interroga por las causas endógenas de ese declive. El autor parte de la decadencia del capital intelectual de las sociedades árabes. Y cita el rechazo de la invención de la imprenta por parte de los jurisconsultos islámicos desde el siglo XV, quienes invocaban que no podía haber otro libro que el Corán. Ese mandato condujo a que la primera imprenta de libros en árabe se creara 300 años más tarde y que el número de traducciones de otras lenguas publicadas desde hace doce siglos equivalieran a la producción editorial anual en España. En cuanto al progreso tecnológico, un autor iraquí sugirió: “Si en siglo XVIII un árabe hubiera inventado la máquina de vapor, nunca se habría fabricado”, corroborado por la pobre estadística de patentes hasta hoy.

Las autopistas, los barcos de vapor, los puertos y puentes, el abastecimiento de gas y electricidad, los servicios de comunicaciones y los transportes públicos fueron creados y construidos por compañías europeas. Incluso los Estados petroleros son incapaces de explotar sus propios recursos sin la adquisición de tecnología, de geólogos e ingenieros, de flotas de buques cisternas y de refinerías provenientes de Occidente.

Los profesionales calificados locales abandonan la región. Según el Arab Human Development Report, entre 1976 y 2006 se produjo una fuga de cerebros que cercenó toda posibilidad de crecimiento autóctono: el 23% de los ingenieros, el 50% de los médicos y el 15% de los científicos emigraron. También dependen de la mano de obra extranjera: el gobierno autoriza a cada qatarí el empleo de migrantes en condiciones laborales abusivas, tal como mostró el Mundial de Qatar. Observaba Enzesberger que “tanta riqueza es una maldición, pues les recuerda constantemente su dependencia” de los infieles. El Corán ordena pegarles a las mujeres desobedientes y los musulmanes radicales lo hacen. Pero el problema no es del libro sagrado, sino de que el derecho familiar, sucesorio y penal de la sharía continúe vigente en la mayoría de los países árabes.

Pese a ese escenario retrógrado, el feminismo radical occidental silencia las violaciones de mujeres acaecidas en la invasión de Hamás y la progresía occidental defiende lo indefendible, a costa de traicionar la dignidad humana y los ideales igualitarios legados por la Ilustración y erróneamente proyectados en una cultura teocrática regulada por otra escala de valores. Asociados a un sentimiento de inferioridad, esos valores arcaicos condujeron a que los “infieles” deban ser injuriados porque su único propósito, a juicio de los islamistas radicales, es humillarlos. Y se los obedece: el mundo puso el grito en el cielo tras la matanza de Charlie Hebdo, pero pasó por alto un dibujo publicado en el Arab News saudí en abril de 2002 que caricaturizaba al entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, con un hacha en forma de esvástica sacrificando a niños palestinos.

El 7 de octubre de 2023, la “muerte a los infieles” se encarnó en terroristas que, desde Gaza, invadieron Israel en parapentes motorizados. Terroristas desprovistos de ese halo heroico que se suele atribuir a quienes se inmolan con un cinturón de municiones. Fue un ataque sorpresa que, sin embargo, no sorprende: los “guerreros de Dios” matan en los trenes de Atocha, en negocios de barrio… Pero “los infieles” somos muchos más. Es inevitable evocar al pastor luterano Martin Niemöller (1892-1984), quien sentenció: “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista…. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí”. Los “guerreros de Dios” vinieron por Israel. De ahora en más, vendrán por Occidente.

(De www.lanacion.com.ar)

domingo, 11 de febrero de 2024

La "variable oculta" de las ciencias sociales

En la física del micromundo (atómico y nuclear), algunos científicos confían en la existencia de "variables ocultas" que podrían retrotraer la causalidad a nivel de las partículas individuales en lugar de la causalidad probabilísta que gobierna las leyes conocidas de la mecánica cuántica. En las ciencias sociales, en forma similar, puede hablarse de una "variable oculta", o mejor, una variable ignorada que daría sentido al conocimiento que disponemos actualmente del mundo social e individual, siendo materializada por la actitud moral de cada individuo y de toda sociedad, esta vez en forma de actitud predominante.

Entre las principales causas de este abandono aparece el relativismo moral, mediante el cual se rechaza la existencia de toda posible moral objetiva. Si no existe tal cosa, los promotores de tal postura no tienen “nada que ofrecer” a cada ser humano en cuanto una posible orientación en la vida, por lo cual se propone que cada uno se las arregle como pueda.

Otro de los inconvenientes es el obstruccionismo surgido de aquellas instituciones cristianas que, para llegar a la actitud cooperativa implícita en los mandamientos bíblicos, ofrecen al creyente un camino similar al ofrecido al participante de la carrera de 400 metros con vallas, es decir, los misterios, simbologías y tradiciones ocultan casi totalmente la respuesta ética prioritaria que constituye el espíritu de la religión moral.

También los especialismos conducen a tal rechazo; así, el político cree que todos los problemas sociales se habrán de corregir con las leyes humanas emanas del Congreso, el economista confía en que se podrán corregir a partir de la economía, el educador a partir de la educación, pero no de aquella educación que priorice al “Amarás al prójimo como a ti mismo”, o compartirás las penas y las alegrías ajenas como propias, sino en base al igualitarismo social o económico u otras alternativas.

En cuanto a la variable oculta mencionada, o ignorada, resulta ser completamente accesible al conocimiento elemental, y consiste en establecer una comparación entre la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas (actitud cooperativa) y otras actitudes o predisposiciones diferentes:

Nivel moral (individual o social) = Actitud cooperativa – Actitud real

Cuando la actitud real de un individuo, o la actitud predominante de un grupo, igualan a la actitud cooperativa, la diferencia ha de ser nula, siendo ese caso el ideal. A mayor discrepancia, menor será el nivel moral del individuo o de la sociedad (también se asocia una mayor diferencia como medida de una menor adaptación al orden natural y al orden social). En este caso, se ha definido el nivel moral en forma negativa, de la misma manera en que se define a veces el nivel de salud individual o social como una diferencia entre la normalidad física y el estado real de la persona, siendo el ideal la diferencia nula. A menor enfermedad, mayor salud.

La actitud cooperativa queda incluida en el proceso de la empatía emocional, resultando accesible a la observación directa de la realidad y siendo fundamentada en neurociencia a través de las neuronas espejo. Posiblemente, y a través de la Psicología Social, este proceso pueda llegar a tener la importancia que alguna vez tuvo en la religión bíblica.

viernes, 9 de febrero de 2024

El imperdonable éxito ajeno

En cierta oportunidad, Astor Piazzola expresó: “Para un argentino no hay nada peor que otro argentino con éxito”. Esta expresión podría extenderse a otras latitudes sin perder validez. Lionel Messi es un ejemplo de éxito deportivo y, por lo tanto, es de esperar que “no haya algo peor” que este deportista ante las mentes envidiosas que abundan a nivel internacional.

Es fácil advertir, en redes sociales, que, entre un 20 o 30% de los lectores, contestarán con el símbolo de la risa, o la burla, ante una expresión favorable a Messi. Algunos lo califican de “el hormonado”, debido a que de niño necesitó un tratamiento especial ante un problema de crecimiento. Pero consideran que tal tratamiento es una ventaja ilegal, que posee ante sus rivales que no se “drogan”.

Ante un porcentaje de envidiosos como el estimado previamente, tampoco es de extrañar que personajes históricos, como el Gral. José de San Martín, sean descalificados de alguna manera por esos sectores. Como se dijo, para algunos el éxito ajeno es algo imposible de aceptar y se inventarán hipótesis de lo más disparatadas con tal de convertir el éxito ajeno en una mentira o en una inexactitud histórica. En el caso de San Martín se dice que no realizó su campaña libertadora para beneficiar a su patria de nacimiento, y de otras vecinas, sino que lo hizo por cuestiones económicas que beneficiaban a Gran Bretaña, y cosas por el estilo. De esa manera perdería toda la grandeza que le atribuye la mayoría de los historiadores.

El sector envidioso, de manera similar, tiende a cambiar el fracaso de sus personajes admirados por un éxito que no es tal. De ahí que tampoco uno deba sorprenderse por el hecho de que los sectores socialistas consideran un éxito a la URSS, Cuba o Venezuela; la realidad es lo de menos.

A continuación se transcribe un artículo en el que se describen algunos contratiempos que afrontó el Gral. San Martín durante su vida, ya que en todo lugar y en toda época, los personajes destacados tendrán fuerte oposición. Recordemos que personajes históricos destacados como Sócrates, Cristo, Séneca, Cicerón y Gandhi, fueron condenados a muerte por aquellos a quienes pretendieron educar.



LA ´PRIMERA´ MUERTE DE SAN MARTÍN

Por Gabriel Camilli

El 10 de febrero de 1824, el General San Martin y su hija Mercedes, de siete años y medio, se embarcaban en Buenos Aires en el barco Le Bayonnais, con rumbo a Europa, al no serle propicias las circunstancias políticas por las que atravesaba la Argentina y, especialmente, Buenos Aires. Con el mayor dolor en su corazón por la muerte de su esposa y por la ingratitud de los pueblos que él libertó, se fue de su Argentina amada.

Se despidió de América en silencio, su partida no estuvo acompañada de palabras resonantes, fuesen de amargura o de autoelogio; se fue estoico, orgulloso y desinteresado, como un gran soldado y con gran personalidad.

En ocasión de repatriar, los restos mortales de nuestro Libertador, en mayo de 1880, el entonces Presidente de la Nación, el Dr. Nicolás Avellaneda, supo decir: “Los Pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos y los que se apoyan en sus tumbas gloriosas son los que mejor preparan su porvenir”. Proféticas y muy certeras palabras que hoy nos interpelan con una fuerza arrolladora. Pero también queremos llamar las cosas por su nombre.

LAS RAZONES

Debemos tener conciencia de por qué se fue el Padre de la Patria. El propio General San Martín, el 28 de julio de 1821 en Lima, había dicho: “Al Americano Libre corresponde trasmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos”; claro mandato con una absoluta e incuestionable autoridad moral.

Más tarde, en 1910 se le encargó a la ilustre pluma de Don Leopoldo Lugones una frase contenedora para toda la Argentina sin que nadie quedara excluido: “La justicia con los muertos, especialmente los ilustres, que es el más alto deber de todo ciudadano de bien, consiste, sobre todo, en librarlos del olvido y ponerlos en acto”.

Hoy queremos ayudar a librar del olvido y la confusión esta importante y dolorosa partida del Libertador San Martín ocurrida hace 200 años y que seguramente hoy este país confundido no recordará.

El mismo General nos dejaba esta profunda reflexión, para aclarar tantas versiones actuales injuriosas al Padre de la Patria, que se escriben con total desparpajo y sin conocimientos sólidos y veraces. Sus palabras ayudan a comprender por qué se fue San Martin en 1824. “Sé que la Logia (dice San Martin) nunca me perdonó mi conducta, pero aún tengo la conciencia de que obré en el interés de la revolución de América; y de que, si hubiese ido a Buenos Aires, la campaña del Perú no habría tenido lugar, ni la guerra de la Independencia habría terminado tan pronto” (Cf. Cuccorese, Horacio, Catolicismo y masonería. Precisiones históricas a la luz de los documentos, Fundación Mater Dei, Buenos Aires, 1993).

Notables palabras de este gran estadista que vio siempre en grande la política americana. No desenvainó la espada para pelear luchas entre hermanos. Visto desde las fuentes y no desde la interpretación de confusos biógrafos, el General San Martin no provocó ninguna tormenta interna, como lo acusan sus enemigos de antaño y los actuales.

Como nos relata el Coronel Santiago Rospide en su reciente libro ‘El sueño frustrado de San Martin’: “Era la envidia que generaba la sola figura de este hombre superior que tantos celos y enconos provocó en el partido liberal, principal obstáculo a su política independentista. Aunque la historia lo silencia y oculta, nosotros nos vimos en la obligación de refrescar a nuestros lectores las pruebas -otros lo han hecho en mejores tiempos- y por eso escribimos para desagraviar las calumnias y persecuciones cometidas contra su persona. En diciembre de 1823 después de su estadía en Mendoza el Gran Capitán regresó a Buenos Aires. Estanislao López le había advertido que lo querían detener -por eso le ofreció una escolta- y someter a juicio sumarísimo en un consejo de guerra, justamente por haber desatado esa ´tempestad´ de la que lo acusaban falsamente, al no haber querido repasar Los Andes para sumarse a las luchas internas que desangraron a los argentinos allá por 1820. Querían prender como a un delincuente al hombre que hizo un gran bien. Por un lado, lograba alejar la presencia enemiga de su patria con sus campañas militares y por el otro, evitaba derramar sangre de hermanos en una guerra que los unitarios desataron y que se prolongó hasta llegar al del fusilamiento de Dorrego”.

Pero la historia y los historiadores honestos nos enseñan que si alguna “tormenta” debemos recordar, es la que tiene a Bernardino Rivadavia y sus acólitos como protagonistas. A Rivadavia debemos recordarlo no como un gran estadista que sabe calmar tempestades políticas sino como el origen de las tempestades y calamidades de la historia argentina. Esos enemigos expulsaron a San Martin en 1824. Cuando nadie preveía algo tan bochornoso, allí estuvo Rivadavia. Y también después del triunfo de la Guerra contra el Brasil, allí nuevamente estaba Rivadavia para desencadenar la gran tormenta que culminó en el fusilamiento de Dorrego y en el inicio de las guerras civiles.

EL ARQUETIPO

La “vida” de San Martin terminaba, pero empezaba la vida del arquetipo. “Antes de derribar a don Quijote sobre la arena de la playa de Barcelona, el bachiller Sansón Carrasco (disfrazado para la ocasión de Caballero de la Blanca Luna) fija expresamente las reglas del desafío. Si don Quijote resulta vencido tendrá que retirarse en su aldea durante un año; vencido, pero antes tendrá que declarar que Dulcinea del Toboso no es la dama más hermosa del orbe. Haciéndolo abjurar de la dama de sus pensamientos, Sansón Carrasco pretende, en realidad, que el retiro de don Quijote sea definitivo; pues un caballero que dimite de su causa se convierte en un hombre sin misión. Pero, una vez derribado y a merced de su vencedor, con la lanza apuntando a su garganta, don Quijote, ´como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma´, se niega a renegar de su amada: ´Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo -afirma- , y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad.

Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra´. Don Quijote se ha entregado a Dulcinea sin condiciones, sin pedir nada a cambio, sin hacer depender su lealtad de que Dulcinea le corresponda. ¿Por qué habría de depender, pues, la grandeza de Dulcinea de la flaqueza de su brazo? No es la fortaleza de don Quijote la que ha encumbrado a Dulcinea como la más hermosa dama del orbe, no es la opinión cambiante de los hombres lo que cambia la sustancia de la verdad. La lealtad de don Quijote a Dulcinea no se ha inmutado ni siquiera cuando la ha visto convertida en una zafia labradora; así que tampoco se inmutará cuando la lanza del Caballero de la Blanca Luna le aprieta la gorja. Y es tan hermosa la determinación de don Quijote que hasta el bellaco de Sansón Carrasco se rinde ante ella: ´Viva, viva en su entereza la fama de la hermosura de la señora Dulcinea del Toboso, que sólo me contento con que el gran don Quijote se retire a su lugar un año´” (Juan Manuel de Prada, Enmienda a la totalidad).

Con ese capítulo final terminaba Don Quijote de la Mancha. Pero empezaba la vida del arquetipo Quijote que todavía vive, pese a nuestros tiempos tan poco heroicos, tan poco nobles. Y no sólo vive todavía Quijote sino que parece que ya no habrá de morir.

Como hemos dicho en otras ocasiones, con el General José de San Martín pasa otro tanto. Él tuvo entre nosotros dos nacimientos y varias muertes. Nació en Yapeyú en 1778 pero volvió a nacer para su Patria en 1812, cuando ya era teniente coronel de caballería y se disponía a luchar por la independencia. Y fueron varias sus "muertes", siempre rodeado por la incomprensión y la envidia de varios de sus compatriotas. Así, murió por primera vez para la Patria cuando partió al exilio voluntario en 1824. Y volvió a morir unos pocos años después, en 1829, cuando su frustrado regreso lo devolvió otra vez a Europa.

DOSCIENTOS AÑOS

Volvemos al legado de San Martín en palabras de uno de sus mejores intérpretes el querido Mayor de Infantería Don José Antonioni quien en la Escuela Superior de Guerra Conjunta nos decía: “Es hora de cumplir acabadamente con este mandato imperioso nuestro Padre de la Patria, haciendo lo que debemos, sin falsas excusas, sin esperar condiciones ideales, en una siembra constante, haciendo el bien a cada paso de nuestros quehaceres, en la realidad actual de nuestra Nación, por difícil que sea. Es hora de conocer y reconocer ésta grandeza sanmartiniana, para después vivirla y practicarla, trasmitiéndola. Un antiguo, pero muy valioso y verdadero refrán popular, dice: ‘es de bien nacidos, ser agradecidos’. Cómo podemos agradecer esta Patria y sus dones, adquiridos con inmensos sacrificios, del Gran Capitán y de sus seguidores, de todas las edades, de todas condiciones: con una conducta digna, permanente, comprometida con el Bien Común, haciendo lo que debemos, aquí y ahora. Así debemos mostrar nuestra gratitud, en plenitud, en nuestros quehaceres, sean cuales fueran; es época de sembrar, de sembrar dignidad agradecida y especialmente activa”.

Con ese ejemplo desde el Instituto Elevan-Estudios y Legado en valores nacionales- intentamos hacerlo formando a todos los hombres y mujeres que deseen penetrar en el espíritu y valor de San Martín y renovados en nuestra reciente Gesta Patriótica en y por Malvinas. A través de nuestra Diplomatura en Liderazgo Sanmartiniano para el Siglo XXI, al San Martin que hace 200 años algunos argentinos quisieron expulsar queremos repatriarlo, nuevamente, para que permanezca por siempre entre nosotros.

(De www.laprensa.com.ar)

lunes, 5 de febrero de 2024

ERP + Montoneros = 4380 bombas + .....

Alguna vez alguien expresó: "Si hay guerra, es porque la gente quiere que haya guerra". En forma similar, puede decirse: "Si en la Argentina hubo terrorismo marxista, es porque la gente así lo quiso". Esta predisposición favorable al terrorismo, por parte de los sectores políticos de izquierda, se advierte en la persistente crítica a la represión ilegal de las Fuerzas Armadas junto al silencio cómplice y reivindicativo de los atentados y secuestros cometidos por la guerrilla de los años 70.

Los "jóvenes idealistas" que "asesinaban con dignidad" (según el actor Gerardo Romano) cometieron unos 4.380 atentados con bombas, además de otros ataques y atentados, con 1.094 asesinatos en total. Sin embargo, la gente no tuvo inconvenientes en votar a muchos de ellos como candidatos e integrantes del kirchnerismo. Así nos fue.

De manera ilustrativa se reproduce la descripción de uno de los atentados que hubo en la época referida:

A 47 AÑOS DE UN ATROZ ATENTADO CON EXPLOSIVOS DEL ERP

Por Eduardo Jorge Arcuri

El pasado 28 de enero se cumplieron 47 años del trágico atentado terrorista contra la comisaría de Tres de Febrero 2ª. Ciudadela, Bs. As., llevado a cabo el 28 de enero de 1977 a las 19:20. En esa oportunidad yo cumplía la finalización de mi servicio como Ayudante de Guardia y, próximo a mi relevo, vi ingresar a Juana Silvia Charur, vecina e hija del presidente de la Asociación Cooperadora de nuestra Comisaría.

Basándose en esa confianza familiar con la que se la trataba por ser colaboradora e hija de nuestro amigo contribuyente, Juana Charur logró esquivar la vigilancia de los dos policías que estaban en la puerta de acceso y, sin que se le revisaran los tres bolsos de cuerina marrón que colgaban de sus brazos, pidió entrevistar al jefe de la dependencia. Su argumento fue agradecer la asistencia prestada por nuestro médico policial -el Dr. Rossi- ante una emergencia médica que el día anterior había sufrido su padre mientras estaba en su domicilio.

Nadie sospechó de su artero plan porque desconocíamos que militaba en una organización guerrillera del ERP avalada por Montoneros. Sus cómplices debieron haberla usado para que, aprovechando la familiaridad con la que se la trataba en la seccional, pudiera cometer un atentado de magnitud para conseguir el ascenso al «grado de combatiente».

De este modo pudo ingresar a la dependencia con sus tres bolsos que, luego habríamos de saber, contenían ocho kg de explosivos de alto poder. Al ser atendida por el comisario, dejó los bolsos sobre la mesita ratona de su despacho y la vi salir presurosa, por lo que al preguntarle qué le pasaba, justificó haberse olvidado los cigarrillos en el negocio de su padre que quedaba a la vuelta de la comisaría y que enseguida regresaría.

Hasta ese momento nada había hecho suponer que instantes después, habría de volar el edificio de la comisaría y los edificios colindantes, causando las muertes del comisario Carlos Alberto Benítez, el subcomisario Ricardo Lorenzo Bonnani y el agente César Landaida, en tanto los demás policías y vecinos civiles que sobrevivimos, fuimos rescatados de entre los escombros con nuestras ropas desgarradas, diferentes grados de fracturas y lesiones sangrantes.

La llegada de nuestros compañeros de la guardia entrante, junto a los bomberos, las ambulancias y algunos otros vecinos, ayudaron a que los heridos fuéramos atendidos y derivados al hospital Ramón Carrillo de Ciudadela, en tanto el edificio de la comisaría como las casas vecinas quedaron derruidas.

HOMENAJES

Desde entonces, cada 28 de enero a las 19:20, rindo homenaje a los muertos y heridos policiales y civiles de aquel día.

En sus nombres, reclamo que seamos también considerados por los mismos organismos de derechos humanos que avalan y reconocen las consignas de “Memoria, Verdad, Justicia y Resarcimiento”. No sería más que lo mismo que reciben aquellos a quienes, además, con el pretexto de un romanticismo revolucionario, con el pretexto de ser considerados «jóvenes idealistas», jamás se los inculpó por los actos criminales que perpetraron desde períodos de gobierno democrático.

Considero que en aquellos años se cometieron muchos errores fatales, si bien los poderes de la democracia pretendieron restaurar la justicia, estos no fueron de igual consideración para ambos bandos. Fuimos muchos los miembros de las FF. AA. y FF. SS. que actuamos con vocación de servicio dentro del marco legal que rigen los códigos de procedimientos, sin que por ello se nos deba considerar responsables a la par de quienes sí los pudieron haber transgredidos.

Estas son las injusticias que me rebelan y las que pretendo poner de manifiesto en esta nota. Yo, como testigo presencial, insisto en contar los hechos tal como sucedieron, sin permitir que la mentira política que se ha instalado como un credo fundamentalista sirva a muchos para seguir usufructuando un papel de víctima. Un papel que representan, no solo para obtener un provecho económico, sino también para evitar ser juzgados, para no aparecer ante la opinión pública como los dogmáticos victimarios que fueron, y los verdaderos devastadores de una sociedad indefensa. Un papel que ciertos dirigentes, con prepotencia autocrática, supieron utilizar para conseguir espurios réditos políticos.

(De www.laprensa.com.ar)