miércoles, 30 de marzo de 2022

Dolarización de la economía

Por Ricardo Manuel Rojas

Escucho mucha gente diciendo que la única solución a la inflación es la dolarización.

En realidad, la única solución a la inflación es bajar drásticamente el gasto, dejar de emitir, bajar impuestos, generar reglas estables que fomenten la inversión de capital en actividad productiva e incrementar la producción.

Como todo eso no lo va a hacer ni este gobierno ni la oposición, muchos piensan que dolarizando se pondrán un corset que les impedirá emitir.

Ese razonamiento es ingenuo por varios motivos:

1) Si tuvieran conciencia del problema y quisieran solucionarlo, no necesitan dolarizar, basta con hacer lo que hay que hacer. Se supone que no son drogadictos o enajenados que deben ser controlados. Y si lo fueran, es ridículo pensar que ellos mismos van a ponerse controles externos, cuando tienen en sí las herramientas para curarse.

2) Como no van a reducir el gasto, no tienen margen para subir impuestos y el país está al borde del default, la única manera que tienen para mantener este nivel de gasto es emitiendo descontroladamente, motivo por el cual jamás eliminarían ese poder, para ellos sería como dispararse en el pie.

3) Si dolarizaran manteniendo este esquema de gasto descontrolado, el país explotaría en un mes, porque el gobierno no podría pagar sueldos, deudas ni planes sociales, ni todo aquello en lo que gasta dinero que emite y que ya no tendrá.

4) Si bajara drásticamente el gasto y saneara la moneda, en realidad la dolarización sería innecesaria. Sólo serviría, quizá, como una tranquilidad a futuro, de que a ningún gobierno se le ocurra volver a usar la emisión como financiamiento de gasto. Pero dolarizar sin modificar la estructura de gastos, es una locura que duraría poco antes de explotar.

Las soluciones mágicas no existen. Es bueno recordar que Menem, antes de establecer la convertibilidad, saneó la economía, privatizó empresas estatales, vendió activos innecesarios, desreguló. Recién entonces pudo ir a la convertibilidad.

Pensar que la dolarización es la solución al grave problema económico argentino, es poner el carro delante del caballo. Yo estoy de acuerdo con eliminar el poder estatal de establecer moneda, en un país donde eso se usa para financiar gasto público. Pero antes de hacerlo, hay que sanear la economía. Sin ello, lo otro no servirá de nada.

(De www.facebook.com)

domingo, 27 de marzo de 2022

Acceso a la ley natural: Razón vs. Experimentación

Mientras que en las ciencias exactas se accede a las leyes naturales, correspondientes a cada rama científica, mediante la verificación experimental, en el ámbito de algunas ramas de la ciencia social todavía se supone que la vía de acceso sólo ha de ser la razón, es decir, en cierta forma se acepta que se transita por una etapa precientífica, o filosófica. De ahí que en lugar de "ciencia social" debería mantenerse la denominación de "filosofía social".

En realidad, los razonamientos son también inherentes a las ciencias exactas, mientras que la verificación experimental es una especie de "control de calidad" que permite confirmar o rechazar las hipótesis propuestas mediante la razón. Existen también, en el ámbito de las ciencias sociales, algunas ramas, como la psicología social, en las que se diseñan experiencias concretas para establecer confirmaciones o rechazos experimentales.

Entre los adherentes a la razón, como vía de acceso a las leyes naturales, aparece Murray N. Rothbard, quien escribió: "Si, pues, la razón descubre, a partir de las «inclinaciones básicas de la naturaleza humana...la ley natural absoluta, inmutable y de validez universal en todos los tiempos y lugares», se sigue que esta ley natural proporciona un cuerpo objetivo de normas éticas en virtud del cual se pueden juzgar las acciones humanas en todo tiempo y lugar".

"Pueden establecerse los principios legales de toda sociedad por tres diferentes caminos: a) siguiendo las costumbres tradicionales de la tribu o de la comunidad; b) obedeciendo la voluntad arbitraria y ad hoc de quienes dirigen el aparato del Estado; o c) utilizando la razón humana para descubrir la ley natural -resumidamente: por conformismo servil a la costumbre, por arbitrio caprichoso o por el uso de la razón humana. Estas son, en esencia, las únicas vías posibles para establecer la ley positiva" (De "La ética de la libertad"-Unión Editorial SA-Buenos Aires 2012).

Es indudable que debemos encontrar, entre la gran cantidad de leyes naturales existentes, las esenciales para una mayor adaptación al orden natural. Tanto la religión, como la filosofía y las ciencias sociales, deberían adoptar, como fundamento, un principio básico que sirviera para orientar a todo ser humano hacia una vida plena de significado y evitar toda vida exenta de sentido. Los principios, o puntos de partida, de todo conjunto de ideas lógicamente coherente, son, en general, poco vistosos, de la misma forma en que lo son los cimientos de un gran edificio. Sin embargo, son los cimientos los que permiten construir un edificio que tenga suficiente estabilidad y así durar por mucho tiempo.

Por lo general, se aduce que las ciencias sociales deberían describir al ser humano tal cual es, adoptando una postura neutral acerca de lo que debe ser. Si suponemos que el científico social ha de ser un especialista, que tiene mayor conocimiento del ser humano que el no especialista, es indudable que ha de ser quien sugiera "lo que el ser humano debe ser" como una optimización de "lo que es". Nicholas S. Timasheff escribió: "El historiador muestra lo variable; el sociólogo señala lo constante y recurrente. La historia describe la multitud de combinaciones concretas en que se han encontrado los hombres interdependientes; la sociología descompone las diferentes combinaciones en sus relativamente pocos elementos básicos y formula las leyes que las gobiernan. El descubrimiento de esas leyes, o el enunciado de las relaciones necesarias e invariables entre un limitado número de elementos en que puede descomponerse la realidad social, es el verdadero objetivo de la sociología, equivalente a los objetivos de la física, la química, la biología y la psicología en sus campos respectivos" (De "La teoría sociológica"-Fondo de Cultura Económica-México 1961).

El principio adoptado como punto de partida deberá constituir un axioma que permita luego deducir la mayor parte de los aspectos inherentes al comportamiento humano, constituyendo de esa forma la base de un conocimiento organizado. Además, tal axioma deberá tener un carácter objetivo, preferentemente ha de ser observable y verificable por cualquier individuo que así lo requiera. Los principios subjetivos, de validez personal o sectorial, conducen muchas veces a conflictos y antagonismos entre sectores.

Se advierte que estamos buscando una teoría ética que oriente las actitudes individuales en un sentido determinado para llegar a establecer una sociedad, y una humanidad, en las que predomine la cooperación social dejando de lado toda forma de competencia egoísta. La palabra "predisposición" es la que mejor se adapta a la definición de "actitud". James W. Vander Zanden escribió: "Una actitud es una tendencia o predisposición adquirida y relativamente duradera a evaluar de determinado modo a una persona, suceso o situación y actuar en consonancia con dicha evaluación. Constituye, pues, una orientación social, o sea, una inclinación subyacente a responder a algo de manera favorable o desfavorable. En tal sentido, una actitud es un estado de ánimo" (Del "Manual de psicología social"-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 1986).

El principio básico de toda ciencia experimental proviene de la existencia de leyes naturales invariantes que rigen todo lo existente. De ahí que el principio a adoptar como fundamento de las ciencias sociales ha de ser una ley natural invariante que rige toda conducta individual; este es el caso de la empatía emocional. Una definición general sería:

Empatía emocional es la respuesta emocional que en un individuo produce la presencia o la referencia de otra persona y de todo lo que a ella le suceda.

Si asociamos nuestras emociones a la tristeza y la alegría, la empatía emocional implica responder con tristeza o alegría a los estados de tristeza o alegría ajenas. Todas las posibilidades son las siguientes:

Empatía positiva: Compartir penas y alegrías ajenas como propias
Empatía neutra: Indiferencia ante las penas y las alegrías ajenas
Empatía negativa: Alegrarse por la tristeza ajena y entristecerse por su alegría

Las respuestas emocionales, actitudes o predisposiciones, son: el amor (empatía positiva), el egoísmo (empatía neutra) y el odio (empatía negativa). Por lo cual la optimización mencionada implica adoptar la actitud por la cual compartimos las penas y las alegrías ajenas como propias, que constituye esencialmente el bíblico "Amarás al prójimo como a ti mismo".

A partir de la empatía emocional es posible adoptar un principio descriptivo bajo el cual podremos "juzgar" los diversos comportamientos y actitudes personales de todas las personas, incluidos, por supuesto, cada uno de nosotros mismos.

martes, 22 de marzo de 2022

La colonización kirchnerista del peronismo

Para muchos, el kirchnerismo es distinto del peronismo. Sin embargo, es innegable que la gran mayoría de los peronistas acepta y vota a favor de los candidatos kirchneristas, por lo que, en este caso, no sería del todo adecuado hablar de una colonización o usurpación kirchnerista del peronismo, sino de cierta identidad entre uno y otro movimiento.

La cuestión esencial radica en observar coincidencias y diferencias entre el peronismo original (totalitarismo fascista) y el kirchnerismo (socialismo totalitario). Si bien en muchos países fascismo y socialismo se han distinguido uno del otro, y se han considerado opositores o enemigos, ya que ambos se disputaban el poder, desde el punto de vista liberal, o democrático, tienen muchas cosas en común. Seymour Martin Lipset escribio: “A diferencia de las tendencias antidemocráticas del ala derecha, que se apoyaban en los estratos más acomodados y tradicionalistas, y de aquellas tendencias que preferimos llamar fascismo «verdadero» -autoritarismo centrista apoyado en las clases medias liberales, fundamentalmente los trabajadores independientes-, el peronismo, en gran parte como los partidos marxistas, se orientó hacia las clases más pobres, principalmente los trabajadores urbanos, pero también hacia la población rural más empobrecida”.

“El peronismo posee una ideología del Estado fuerte, totalmente similar a la abogada por Mussolini. También posee un fuerte contenido populista antiparlamentario, destacando que el poder del partido y el dirigente se derivan directamente del pueblo, y que el parlamentarismo se convierte en gobierno de políticos incompetentes y corruptos. Comparte con el autoritarismo del ala derecha y centrista una fuerte inclinación nacionalista, y atribuye muchas de las dificultades encaradas por el país a los extranjeros –los financistas internacionales y otros-. Y al igual que las otras dos formas de extremismo, glorifica la posición de las fuerzas armadas”.

“Todas estas medidas [legislación social], que se nos aparecen como el programa de un partido obrero totalmente radical, se combinaban con un nacionalismo extremo, un fuerte énfasis en el papel dominante del «líder», una ideología corporativista, una demagogia populista, y una falta de respeto por el constitucionalismo y la tradición. No sorprende que Perón ganara el apoyo entusiasta de los estratos inferiores, tanto rurales como urbanos, y una fuerte oposición de la clase media, las grandes empresas y los terratenientes. En gran medida, fue apoyado en la dominación que ejercía por las fuerzas armadas, de cuyo cuerpo de oficiales provenía”.

“En cierta medida, su régimen consistía en una coalición entre los oficiales nacionalistas de un país subdesarrollado y sus clases bajas, orientada contra los imperialistas extranjeros y los «renegados» burgueses locales. Finalmente el régimen fue derrumbado por los oficiales y la Iglesia, que habían sido alejados por el extremismo de Perón, su falta de responsabilidad, y su continuo antagonismo para con los estratos a los que ellos pertenecían” (De “El hombre político”-EUDEBA-Buenos Aires 1963).

El nazismo, como derivado del fascismo, presentó ciertas semejanzas con el marxismo-leninismo. Si en una proclama nazi se cambia la expresión "raza inferior" por "clase social incorrecta" (o burguesía), se establece una proclama de tipo marxista-leninista. De ahí que Friedrich A. Hayek advertía que era frecuente el traspaso de adeptos del marxismo al nazismo. Al respecto escribió: “No menos significativa es la historia intelectual de muchos dirigentes nazis y fascistas. Todo el que ha observado el desarrollo de estos movimientos en Italia o Alemania se ha extrañado ante el número de dirigentes, de Mussolini para abajo (y sin excluir a Laval y a Quisling), que empezaron como socialistas y acabaron como fascistas o nazis. Y lo que es cierto en los dirigentes es todavía más verdad de las filas del movimiento. La relativa facilidad con que un joven comunista puede convertirse en un nazi, o viceversa, se conocía muy bien en Alemania, y mejor que nadie lo sabían los propagandistas de ambos partidos. Muchos profesores de universidad británicos han visto en la década de 1930 retornar del continente a estudiantes ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis, pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental” (De “Camino de servidumbre”-Alianza Editorial SA-Madrid 1978).

Por similares razones, peronistas y kirchneristas de hacen indistinguibles, ya que ambos odian a los empresarios, a los EEUU, a Occidente, al capitalismo, etc. Debe mencionarse que los líderes kirchneristas han establecido relaciones ideológicas y políticas con preferencia por tiranos como Ortega, Maduro y Putin.

domingo, 20 de marzo de 2022

¿Cómo nace un kirchnerista?

Breve síntesis:

1- Tómese un ser humano normal y enséñele sólo sus derechos. Nada de obligaciones. Ahí tiene a un PERONISTA.

2- A ese PERONISTA dele un subsidio para que no tenga que trabajar. Ya tiene un MILITANTE.

3- Y a ese MILITANTE enséñele a robar. Ya tiene al KIRCHNERISTA

(Por Horacio Muente en twitter.com)

sábado, 19 de marzo de 2022

Salir de la crisis

La severa crisis moral y social que padecemos en la Argentina, nos induce a buscar una inmediata reversión. Ello no implica que debamos esperar que en poco tiempo se resuelvan todos los problemas existentes, sino que es imprescindible establecer un punto de partida para revertir la caída y comenzar un ascenso posterior.

Desde la política, la economía, la educación, la religión, etc., se proponen soluciones aunque, por lo general, se ignora a los demás sectores. También se ignoran las ideas y las creencias del ciudadano común, ya que existe cierta mentalidad generalizada de la sociedad que debe conocerse y subsanarse. De ahí que, la validez de un mensaje religioso, por ejemplo, quedará limitada a un sector de la sociedad. Tampoco las soluciones políticas, a partir de leyes establecidas en el Congreso Nacional, resultan suficientes para establecer el cambio de mentalidad necesario. Publio Cornelio Tácito escribió: "El Estado más corrompido es el que más leyes tiene".

Desde la economía se sugieren dos caminos posibles; el de la redistribución de lo existente, por una parte, y el del aumento de la producción, por otra parte. La primera alternativa ha fracasado rotundamente mientras que la segunda requiere de un previo cambio de la mentalidad predominante, que va desde una sociedad mayoritariamente antiempresarial y estatista a una sociedad favorable a la producción y el trabajo.

Esto implica que, antes que un pacto entre sectores políticos, o antes de adherir a la economía que mejor funciona, es necesario establecer una ideología básica que promueva el conocimiento necesario para el cambio de mentalidad previo a todo intento restaurador de lo perdido.

Para salir de la severa crisis es necesaria la participación y la cooperación activa de toda la sociedad, en lugar de esperar acuerdos entre sectores políticos, ya que, en caso de lograrse tales acuerdos, poco resultados positivos se han de esperar si la mayoría de la población mantiene sus mismas ideas, sus mismos hábitos y sus mismas costumbres.

No toda ideología orientadora podrá lograr el objetivo anterior, ya que varias de ellas no se fundamentan en las leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales, y aún cuando las tengan en cuenta, nada garantiza que vayan a ser aceptadas por la sociedad. De ahí que nos enfrentamos otra vez con el principio de "prueba y error". Pero, sin una ideología de adaptación, como conjunto de ideas favorables a la adaptación al orden natural, muy pocas serán las probabilidades de éxito.

Las ideologías vigentes en la actualidad, ya sean establecidas explícitamente, o bien implícitamente, tienden a reemplazar, en cada cerebro, a la propia realidad. Esto conduce a un verdadero alejamiento del mundo real impidiendo toda posible cooperación entre individuos y sectores.

Lo que resulta absurdo es el caso del político que supone que tan sólo con su presencia y sus sabias decisiones, podrá cambiar el rumbo del país aun cuando la mayoría de la población mantenga sus mismas ideas, creencias y costumbres, como antes se dijo. Entre ellas aparece el predominio de los derechos sobres los deberes. Ortega y Gasset advertía que "el hombre masa no tiene obligaciones, sino sólo derechos"; de ahí que toda sociedad de masas ha de fracasar como sociedad, ya que se requiere formar una sociedad de individuos no masificados, para que la realidad impere en sus mentes antes que lo haga cualquier forma de ideología vigente.

La decadencia argentina se debe esencialmente a fallas morales, ya que, si tanto la política, como la economía, la educación, etc., están en crisis, ello implica que es el propio ser humano el afectado de una crisis moral. Simone Weil escribió: “La noción de obligación prima sobre la de derecho, que le es subordinada y relativa. Un derecho no es eficaz por sí mismo, sino únicamente por la obligación a que corresponde; el cumplimiento efectivo de un derecho proviene no de quien lo posee, sino de los otros hombres que se reconocen obligados hacia él. La obligación es eficaz desde que es reconocida. Una obligación que no fuera reconocida por nadie, no perdería nada de la plenitud de su ser. Un derecho que no es reconocido por nadie no es gran cosa”.

“No tiene sentido decir que los hombres poseen por una parte derechos y por otra deberes. Estas palabras expresan diferentes puntos de vista. Su relación es la de objeto y sujeto. Un hombre considerado en sí mismo sólo tiene deberes, entre los que se cuentan ciertos deberes para consigo mismo. Los otros, considerados desde su punto de vista, sólo tienen derechos. A su vez tiene derechos cuando es considerado desde el punto de vista de los otros, que reconocen sus obligaciones para con él. Un hombre que estuviera solo en el universo no tendría ningún derecho, pero tendría obligaciones” (De “Raíces del existir”-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 2000).

Una ideología de adaptación al orden natural no debe ser otra cosa que un conjunto de ideas coherentes basadas en el principio o ley básica de supervivencia, como lo es la empatía emocional, que implica una predisposición permanente a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias, que no es otra cosa que la ética cristina. Esta vez deberá quedar desprovista de los misterios que la alejan de la gente ya que la religión moral prioriza comportamientos antes que creencias.

miércoles, 16 de marzo de 2022

El "síndrome Pablo Escobar"

Aun cuando Pablo Escobar fue un peligroso y despiadado delincuente, al que se asocian miles de asesinatos, siempre tuvo numerosos admiradores y defensores. Ello se debió a que, con parte del dinero que ganó con el narcotráfico, ayudó a muchas familias, y de ahí el agradecimiento eterno de tales beneficiados. A este fenómeno social podríamos denominarlo como "síndrome Pablo Escobar", que explica gran parte de los acontecimientos políticos en varios países.

Los políticos populistas no desconocen estos comportamientos inmorales, ya que gran parte de la población carece de empatía suficiente para compartir el sufrimiento ajeno. Al estar orientados en la vida por una actitud de egoísmo y odio, poco o nada les importa el origen del dinero o de las ventajas que reciben de un político a cargo del gobierno. De ahí que, con el dinero del Estado, los políticos irresponsables compran voluntades y votos aunque en el mediano y el largo plazo esas decisiones perjudicarán a toda la sociedad.

La Argentina atraviesa la crisis más severa de los últimos tiempos, lo que no es de extrañar ya que gran parte de la población comparte la idea de que el gobierno de turno tiene como principal misión quitarle dinero a los que más tienen para repartirlo entre el resto de la población. Pero entre "los que más tienen" aparecen los pequeños y medianos empresarios, por lo cual tal afición por el robo del Estado a los sectores productivos tiene amplia aceptación en la sociedad, con los trágicos resultados que esa postura produce en el largo plazo.

En cierta ocasión, Stalin le comenta a Churchill que la matanza de millones de campesinos ucranianos fue algo "necesario". La cifra estimada por Stalin era de unos 10 millones de individuos, aunque posteriormente se habló de "solamente" 6 o 7 millones de muertos. Actualmente es frecuente justificar, entre los socialistas, las atrocidades de Mao y de Stalin, aduciendo la necesidad de tales genocidios como etapa previa a la instauración del socialismo. Esta vez el "síndrome Pablo Escobar" no se debió al hecho de recibir algún beneficio material concreto, sino como un agradecimiento a tales líderes por haber cumplido el sueño de observar el avance socialista por el mundo.

Las palabras de Aldous Huxley reflejan la perversa prioridad de beneficios materiales o personales por sobre la vida de millones de vidas inocentes: “Varios millones de paisanos fueron muertos de hambre deliberadamente en 1933 por los encargados de proyectar los planes de los Soviets. La inhumanidad acarrea el resentimiento; el resentimiento se mantiene bloqueado por la fuerza. Como siempre, el principal resultado de la violencia es la necesidad de emplear mayor violencia. Tal es pues el planteamiento de los Soviets; está bien intencionado, pero emplea medios inicuos que están produciendo resultados totalmente distintos de los que se propusieron los primeros autores de la revolución” (De “El fin y los medios” de Aldous Huxley–Editorial Hermes–Buenos Aires 1955).

Para el citado autor, las matanzas fueron consecuencia de un "buen fin" aunque "fallaron los medios"; este absurdo equivale a decir que Hitler tenía "buenas intenciones", tales las de mejorar la raza humana, aunque eliminando a las razas que consideraba imperfectas.

domingo, 13 de marzo de 2022

La inflación destructiva

DESTRUCCIÓN MASIVA

Por Dardo Gasparré

Tras la guerra se verá florecer recién con toda su fuerza el gran enemigo de las sociedades, del trabajo y del capitalismo: la inflación, que ya estaba sembrada, fertilizada y garantizada antes de la invasión.

El mundo ha comenzado el proceso de detonar la más terrible de sus armas de destrucción masivas. Se equivoca, dead wrong. La nota no se refiere a la invasión rusa a Ucrania, con toda la indignación que eso provoca, ni a las sanciones que ha decretado Biden, que no pasará a la historia como Churchill, aunque puede salvarse por la indignación en las elecciones de medio término. La nota se refiere a la inflación. No, tampoco se refiere a la inflación local –como creerá el lector argentino– pese a lo dramática, injusta y funcional a un sistema político discapacitado y corrupto que es, sino a la inflación global. O sea, a la inflación del dólar y sus monedas subordinadas, el euro, la libra y otras similares.

Es superfluo aclarar que la inflación viene devaluando el dólar desde hace medio siglo, en su última reencarnación. Empezó cuando el presidente Nixon, al romper los acuerdos de Breton Woods, rompió también la promesa norteamericana de respaldar al dólar con oro, una convertibilidad que había permitido reorganizar la economía de Occidente y sus aliados, luego de la segunda guerra. Desesperado porque por primera vez en 80 años Estados Unidos tenía déficit comercial y sus otrora enemigos lo estaban expulsando de su lugar de privilegio en la economía universal, unilateralmente entonces, rompió sin asco los pactos que habían mantenido ordenada la economía y las finanzas mundiales, a lo cowboy, es decir sin consensuar con nadie ni negociar nada con nadie.

Casualmente, quienes más han estudiado los ciclos productivos y las innovaciones, sostienen que fue en 1975 que Norteamérica culminó su siglo de oro de creación, invenciones y crecimiento, que lo llevó a ser la potencia económica excluyente hasta hace poco, y también la potencia geopolítica y bélica dominante en los últimos 80 años, para no retomar nunca más esa línea y empezar su decadencia.

No sólo Nixon incumplió las promesas pasadas con esa grave decisión unipersonal, sino que tanto él como su país incumplieron a partir de ese momento las promesas para el futuro, que suponían que el dólar y el sistema financiero y comercial de Estados Unidos, obrarían como refugio de seguridad, reserva de valor, honestidad, seriedad y rigurosidad de procedimientos, bajo una ortodoxia económica capitalista, ética y prudente, conducta que además se encargaría de hacer respetar y cumplir por todos los participantes internos y externos. Un garante y un referente de la seriedad monetaria, financiera y económica de la sociedad mundial. Un líder del World Order. El dólar como sustituto del oro. El dólar como patrón de valor.

Keynesianos

No hace falta volver a detallar aquí la política emisionista de la Fed que, salvo honrosas excepciones, la de Paul Volcker en los 80 y la de Alan Greenspan en su primer mandato durante George Bush padre, se manejó con conceptos permisivos keynesianos inflacionarios y licuadores de deuda y delito. En las últimas décadas era común el dicho de que EEUU estaba emitiendo en demasía y creando una inflación dormida, que el público comentaba de distintas maneras: “Mienten con la inflación”, “la ocultan”, “la exportan” y similares. Las enseñanzas de Milton Friedman primaron durante algunos años, pero el keynesianismo irresponsable es más afín a los burócratas políticos, porque cuadra con su necesidad de mostrarle a sus votantes que son capaces de modificar su suerte económica, algo que la economía clásica y seria no garantiza, por supuesto. La astrología no forma parte de esta disciplina, que en definitiva apenas estudia la acción humana.

La globalización que cobró fuerzas con Clinton, un fenómeno único de libertad comercial, de integración y de acercamiento universal, fue la herramienta colosal que aumentó los PBI y bajó drásticamente la pobreza al aumentar oportunidades, comunicación, riqueza y globalizar el conocimiento, pero puso en evidencia que Estados Unidos había perdido su vocación de competir, había abandonado en buena parte su espíritu de nación nueva y pujante y se había convertido en una sociedad conservadora, de enorme resistencia al cambio con mucho menos capacidad de adaptación que otras naciones. El disconformismo que movilizó a los seguidores de Trump lo mostró claramente, las tendencias proteccionistas que aparecieron entonces también, y como se ve ahora, constituyeron una política de estado, ya que Biden las está inmortalizando. Con el “compre americano”, por ejemplo. La libertad apenas duró un cuarto de siglo.

Sin embargo, el dólar seguía siendo hasta hace poco el patrón monetario, la moneda de reserva de valor y de ahorro, el cartabón único. Pero eso se debía ya no a su poderío económico, sino a su accionar de gendarme del mundo, de vigía y rector del orden mundial. Como habrá escuchado decir alguna vez la lectora, “Estados Unidos cobra sus deudas con la Fuerza Aérea”, o conceptos similares.

Pero en 2000 George Bush hijo sorprende al mundo cuando decide, como antes hizo Nixon con la moneda, dejar de ser el custodio del Orden Mundial, el gendarme global. A partir de ese momento, el dólar está solo, en manos de una Reserva Federal que todo lo cree resolver con emisión, es decir, que todo lo patea para más adelante, empeorado. Y lo mismo ocurre con los aspectos estratégicos, geopolíticos y bélicos, con una sucesión de parches, tratados complacientes, tibiezas, guerras mal empezadas y peor terminadas, una suerte de renuncia a las responsabilidades que implica ser la primera potencia.

Veinte años locos

En los últimos veinte años, como una sinusoide enloquecida, los acontecimientos de precipitaron. A todos los hechos que esta columna ha descripto varias veces, y que se postergaron para que se esfumaran en el futuro, se suman vacíos de regulación mezclados con actos delictivos impunes de los que la Fed fue la principal responsable, si bien con la anuencia de los gobiernos de turno, porque el Banco Central americano tampoco cumple ya la premisa que su propio país predicó tantas veces, de independencia. Todo el mundo financiero, y todo el mundo, sin aditamentos, esperaba la crisis y la pérdida de valor tras las burbujas emisionistas y el permiso a endeudarse sin límites, a no pagar dividendos, a recomprar acciones, a usar al FMI como una herramienta política y la emisión como la salvación mágica para los amigos y para no pagar el precio de la inutilidad de gestión de políticos ideologizados, fanatizados y, sobre todo, inútiles y poco serios. Nada de lo que pasa es ninguna novedad.

La aparición –y el éxito- de China, fue respondido por Estados Unidos con distintos grados de acusaciones, sanciones, medidas y prohibiciones proteccionistas, que indudablemente tenían que tener un efecto. La decadencia económica era y es evidente. A eso se agrega la decadencia en la política exterior. Un buen ejemplo es el poderío nuclear. La ecuación de poder ha cambiado. Hoy países de menor importancia, India, Irán, la propia Rusia, Pakistan, fueron encontrando el camino propicio, para no sospechar nada peor, para armarse y constituir una amenaza mortal para la humanidad. Eso es un elemento paralizante, que transforma cualquier enfrentamiento, por delirante que fuera, como el de Rusia ahora, a ser combatido por terceros, por miedo a la retaliación. Una guerra de escritorio y sanciones, que nadie sabrá a quién perjudican más y quién las pagará. O sí.

En ese escenario, cuando ya Trump había bajado arriesgadamente la tasa de interés a cero, se produce la mortal pandemia decretada por la dudosa OMS, o por el dudoso jefe de la OMS. Entre las mil soluciones propuestas por el raro personaje a cargo del antro, perdón, de la Orga, estuvo el aislamiento mundial. Ese aislamiento obligó, parte por lógica, parte porque fue multiplicado y fomentado exageradamente por el FMI, a una emisión que, montada sobre la emisión acumulada, garantiza la inflación universal por muchos años. Y no del aparentemente 7%, sino una inflación de dos dígitos, y siempre considerados antes de la invasión rusa. Como el aislamiento pandémico, la guerra también justifica la inflación adicional y final que, supuestamente, permitirá derrotar a los odiados rusos. Pero antes de la guerra, ya la Fed estaba demorando mucho más allá de lo indicado no sólo la suba de tasas sino la finalización de la compra de bonos (emisión) que finalizó ayer. Y no sólo la finalización de la compra de bonos, sino la reventa organizada de esos bonos, o sea el retiro de la sobreemisión de 10 trillones de dólares que se produjo desde 2020 a hoy. La inflación de dos dígitos está garantizada y no por un año.

Impuestazo al patrimonio

Y ahora, tras este introito, algunas consideraciones técnicas. Una inflación de 7, 8 o 10 por ciento anual en dólares, significa, para todos los individuos que tengan ahorros, que han sufrido un impuestazo al patrimonio de igual valor que les ha reducido sus tenencias en esa proporción. De ahí que cuando Janet Yellen o algún otro iluminado sostengan que la “inflación es provisoria” esa frase no tenga significado alguno. Usted ha perdido irrecuperablemente ese porcentaje de sus ahorros en dólares, cualquiera fuera el modo en que los conserves. Y también lo ha perdido el capitalismo y la inversión. De modo que cuanto más dure ese proceso, menos capital, menos inversión y menos empleo habrá. Eso no está en discusión, no es una teoría, ni tampoco media biblioteca piensa de un modo y la otra mitad de otro. Es la prueba de la evidencia empírica durante miles de años y ni un solo caso prueba lo contrario en toda la historia de la humanidad.

La Teoría Monetaria Moderna, esgrimida como falso decorado técnico para justificar barbaridades, no merece ni refutación porque no constituye per se una teoría, sino un conjunto de afirmaciones que siempre han estallado, y ahora también lo harán. Su teoría anexa de que “un país central que se endeuda en su propia moneda puede hacerlo sin tener consecuencias serias” no sólo es otra sandez que no deja de ser una afirmación de living y cognac, sino que cede cuando se la analiza en el tiempo, mucho más cuando se resigna la superioridad bélica y la superioridad tecnológica. Por supuesto que por un ratito semejante idea sirve, hasta que la gente se da cuenta, en cuyo caso le pasa lo mismo a una gran potencia que a Argentina, por ejemplo, tarde o temprano. O ahora.

Las guerras han servido, también a lo largo de la historia, para tapar estos errores de facilismo y confiscación, tanto hace 5.000 años como hace dos semanas, pasando por todas las guerras de los siglos XX y XXI, con la excusa de la patria, el miedo, el odio, la envidia, la indignación, y otras emociones violentas orwellianas. Habría que indignarse, por caso, por cuán sola dejaron la UE y EEUU a Ucrania, a la que ahora se procura compensar con un cheque. Merkel y todos los presidentes americanos, también merecerían sanciones por su falta de visión en estos años. Este párrafo es para que muchos se enojen con la columna. Hasta que la columna les recuerde que depender de la energía de un país inestable y no confiable, con armas atómicas a veces más dañinas que las propias y con un loco a cargo, no es un ejemplo de geopolítica inteligente.

Pero la inflación que empezó mucho antes de la agresión rusa no crecerá por la guerra. Cuando se emite desaforadamente, como ha sido el caso de los últimos 20 años, agravados desde 2008, no siempre se produce una inflación instantánea. Las personas pueden ahorrar, por ejemplo, o crear alguna demanda adicional sólo en ciertos rubros que generen algunos aumentos de precio. Pero si además se establece por decreto una tasa de interés cero o negativa, como se hizo a veces antes de la pandemia, las presiones inflacionarias aumentan rápidamente. Si a eso se agregan aumentos de precios en la energía, el transporte, la logística, los sueldos, ahí la emisión previa se consolida, se generaliza y se perpetúa. Mucho más si no se retira del mercado parte de la emisión destinada a compra de bonos. Los grandes diarios americanos y europeos están despotricando ahora porque los sueldos se han quedado atrás de la inflación. Con la larga experiencia argentina, imaginen los lectores lo que va a ocurrir cuando se intente aumentar esos sueldos para compensar la inflación, tanto en el sector público como privado: más inflación, más emisión, más gasto, más desempleo, menos ahorro, menos capital, menos inversión. Menos capitalismo. Más pobreza.

(En los países más pequeños el problema puede ser peor. Argentina no es ejemplo. Un buen ejemplo es Uruguay. Un sistema serio, pero donde toda la economía está indexada por la inflación en pesos. Es decir que cada año todo sube 8% en moneda local. Pero para calcular la inflación en dólares hay que dividir por un tipo de cambio que tiende a bajar cuando las commodities suben. El resultado es una inflación garantizada en dólares mucho más alta. En poco tiempo corre el riesgo de perder exportaciones, y ser uno de los países más caros del mundo, y con menos empleo privado)

El monstruo agazapado

La guerra, o mejor las represalias y sanciones, pueden explicar un tramo de la inflación, pero ella ya estaba ahí, agazapada. Como un agravante, el mecanismo que se le ha ocurrido a la Fed para aumentar el empleo es garantizar un mínimo de inflación, teoría tampoco probada nunca, salvo en un cortísimo plazo. Al contrario. Cuando se usa la inflación para crear o sostener el nivel de empleo, el sistema se está condenando a tener una mayor inflación para mantener el nivel de empleo logrado. Eso dice la evidencia empírica. De modo que, por definición, el manejo de la Fed es inflacionario, y se agrava con la idea de querer parar la inflación tardíamente y con aumento de tasas del 0.25%. Nada sorprendente. Cualquier inflación se para sólo con el aumento de la propensión marginal al ahorro, o sea la disminución de la propensión marginal al consumo, o sea con recesión, a la que ningún burócrata político soporta ni mencionar siquiera.

Eso hace esperar una mayor inflación, bastante superior al 7.9 declarado para febrero de 2022, por la suma de todos los elementos de presión. Porque ni EEUU ni la UE pueden parar ni dejar de complacer a sus sindicatos y trabajadores, por la escasez provocada por las sanciones a Rusia, o porque perdido por perdido en cualquier momento Rusia deja de proveer combustible a Europa. Por eso la otrora gran potencia americana negocia con Maduro, como si las relaciones exteriores americanas las manejara Cristina Kirchner, el hada de la pedrea. Por eso la creatividad para la búsqueda de excusas será merecedora de varios Oscar. Pero las commodities no suben mayoritariamente ahora porque hay guerra. Suben porque el dólar se devalúa. Ya subían antes del martirio de Ucrania. Compare el valor del dólar contra el yuan, pese a todo.

Cuando se deje de usar la excusa de esta guerra, seguramente surgirán otras explicaciones, y otras, y otras, lo que hace temer una mayor presión inflacionaria, hasta naturalizarla como un fenómeno exógeno, lejos de las manos mágicas de cualquier gobierno, una buena manera de enfrentar el hecho de que, según varios analistas, en 2030 Estados Unidos tendrá sólo fondos para pagar los intereses de su deuda y los gastos de defensa, y el resto será todo déficit. La inflación satisface simultáneamente las necesidades de licuar las deudas contraídas y emitidas por gobiernos que las han tomado más allá de toda posibilidad de pago para complacer las demandas populistas, (o sea para coimear al votante) más las demandas empresarias, más los negocios de la burocracia, y al mismo tiempo, cumple con el sueño del Gran reseteo que preconiza el socialismo, o sea la trituración de los ahorros, el Coeficiente de Gini cero, que sólo se da en los casos de pobreza general y absoluta.

Cuando los gobiernos usan la inflación como herramienta para licuar sus errores y excesos, es como si los médicos usaran la muerte como herramienta para eliminar las enfermedades. Diez por ciento de inflación anual, como se pronostica ahora, es muy poco para lo que quieren Biden y la Fed. Y para lo mal que la manejan. La tarea será encontrar excusas.

(De www.laprensa.com.ar)

sábado, 12 de marzo de 2022

Montoneros vs. Cipayos

La palabra "cipayo", en la Argentina, se asocia a la "persona que responde a los intereses extranjeros, sobre todo a los estadounidenses". En los años 70, y aún en la actualidad, desde la izquierda política se considera cipayo a todos los no socialistas, o a los opositores al socialismo, es decir, se supone que son personas que responden a los intereses norteamericanos. Como los ciudadanos estadounidenses viven a miles de kilómetros, el odio marxista es dirigido a los cipayos, supuestamente defensores del Imperio y favorables a la colonización del país.

El izquierdista niega la posibilidad que el no socialista responda o piense como argentino, ya que, supuestamente, somos una colonia yankee sin atributos propios. Esta actitud resulta evidente cuando, al criticarse al socialismo, el izquierdista tiende a criticar a EEUU, como respuesta o represalia ante la opinión adversa, presuponiendo que la Argentina no existe como nación independiente.

En los años 70, Montoneros y ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) iniciaron una campaña violenta que apuntaba a lograr el poder total y que se iniciaba con una serie de asesinatos de "cipayos" apuntando a su exterminio; táctica que posteriormente fue utilizada por las Fuerzas Armadas contra esos grupos.

Es oportuno mencionar uno de los tantos atentados cometidos por Montoneros, junto a la posterior reivindicación por la acción cometida:

"El 9 de diciembre de 1976, como en otras oportunidades, el Suboficial Principal Carlos Honorato Gil, había ascendido al colectivo para dirigirse a su domicilio. Al llegar a la esquina de Rocha y Patricios, en el barrio de Barracas, fue sorpresivamente tomado por 3 subversivos que viajaban en el transporte. Éstos desenfundaron sus armas y amenazaron a todo el pasaje, que no era numeroso. Gil pretendió detenerlos pero fue inmovilizado. Luego obligaron a descender a todos los que viajaban menos al suboficial a quien retuvieron adentro del colectivo".

"El asesinato no se hizo esperar. Fue muerto a quemarropa con numerosos disparos en distintas partes del cuerpo. Los subversivos terroristas descendieron del colectivo y huyeron en un automóvil con dos apoyos que los esperaban en el lugar previamente convenido" (De "In memoriam"-Círculo Militar-Buenos Aires 1998).

Posteriormente, Montoneros reparte un panfleto reivindicatorio, pero ocultando los detalles del asesinato y aduciendo una causa distinta:

PARTE DE GUERRA

AL PUEBLO

A los compañeros de ALPARGATAS

El día 9 de diciembre en circunstancia que un pelotón de las Milicias Montoneras realizaba desde un colectivo una volanteada en apoyo a la lucha que los trabajadores de ALPARGATAS llevan adelante, se procedió a la ejecución del suboficial principal Carlos Gil, cuando éste intentó impedir la tarea y detener a los compañeros. La actitud de Gil (reprimir la acción popular y ante la justa reivindicación) no es ajena a la de la Dictadura Militar que valiéndose de la represión, el terror y la tortura salvaje, quiere acabar con el PUEBLO.

Los compañeros de ALPARGATAS, en conflicto con la patronal desde hace dos semanas, son ejemplo de resistencia y es así como debemos darle batalla a los milicos, como ya lo hicieron los compañeros de Segba, Ítalo, Fiat, Mercedes Benz, etc., debemos combatirlos en todas las formas posibles, saboteándoles la producción, resistiendo, organizándonos.

Las Milicias Montoneras deberán ser cada vez más y al igual que a Gil, a estos sirvientes del imperialismo les daremos un escarmiento.

El pueblo organizado y movilizándose en torno a cada reivindicación, a cada conflicto, es el que garantizará que esta lucha por la liberación definitiva de nuestra Patria llegue hasta las últimas consecuencias.

Montonero es todo aquel que ama a su Patria y a su Pueblo, que ama la paz, y la justicia social. Montonero es todo hombre del Pueblo que lucha desde su puesto con las armas que tenga a su alcance, por la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.

Militancias Montoneras

Socialismo voluntario (Suecia) vs. Socialismo no voluntario

Entre las diversas variantes de socialismo, cabe distinguir entre aquellos modelos de sociedad aceptados voluntariamente por el pueblo, o por la mayoría del pueblo, respecto de otros impuestos por una minoría dirigente a través de la revolución o del engaño. En el primer caso se trata de un socialismo no peligroso, ya que mediante elecciones democráticas puede salirse en caso de no funcionar eficazmente; en el otro caso se trata de un socialismo de gran peligrosidad por cuanto resulta casi imposible la vuelta atrás por cuando el poder establecido abarca todos los estamentos de la sociedad.

Puede sintetizarse el socialismo voluntario mediante una analogía consistente en una cena a la cual concurren unos veinte comensales. Bajo el lema: "De cada uno según su billetera; a cada uno según su apetito", a la hora de pagar al restaurant, cuatro de los participantes, de gran poder económico, pagan por todos los presentes. En este caso, han decidido voluntariamente compensar la limitada capacidad económica de varios concurrentes.

En otra circunstancia, desde el Estado, alguien impone a los más acaudalados la obligación de hacerse cargo del pago de los gastos del conjunto. En este caso, tales individuos ven negado el mérito de ser generosos (mérito transferido ahora al Estado), por lo cual limitan sus predisposiciones a la cooperación con los más necesitados. Estos, por el contrario, tienden a limitar sus intentos superadores de manera de no necesitar de la ayuda de otros, por lo cual la situación tiende a desmejorar con el tiempo. Sin embargo, el Estado mantiene la situación decadente por cuanto el socialismo ha sido impuesto en forma obligatoria y sus mentores no reconocen sus fallas.

La necesidad de igualar económicamente a los diversos individuos impone una obsesiva tendencia a redistribuir los mayores patrimonios en lugar de promover una mayor productividad de los poco eficaces laboralmente. Se llega así al extremo de redistribuir el capital de las empresas, vía impuestos, siendo el capital la principal herramienta de la producción. La caída de la economía es la resultante inmediata.

Los sectores socialistas, al menos hasta hace algunos años atrás, sostenían que el modelo sueco constituía el mejor ejemplo de socialismo, ya que no imponía un control militar en la sociedad, como ocurría en otros países como Cuba o la ex-URSS. Sin embargo, no tenían en cuenta que, antes que redistribuir, se debe producir, y que el mejor modelo de producción es el capitalista, al que tanto denigran. Mauricio Rojas escribió respecto de Suecia: "El Estado benefactor se desarrolló sobre la base de una industria extraordinariamente pujante, creada en lo que podríamos llamar el periodo liberal de la historia de Suecia, que va desde la instauración de la plena libertad de industria y comercio en 1864 hasta la iniciación de la hegemonía socialdemócrata en 1932".

"Esta industria puso tempranamente a Suecia a la vanguardia de las naciones industriales y le permitió a su pueblo un mejoramiento sustantivo de sus condiciones de vida ya antes de la Primera Guerra Mundial. Esta fue la base económica que le daría a la socialdemocracia los recursos necesarios para la realización de sus ambiciosos programas de reformas sociales. Es por ello que quienes predican la adopción del «modelo sueco» en países sin una base económica comparable no hacen sino proponer una quimera. Sin un capitalismo de primera línea no puede existir ni bienestar ni menos un Estado benefactor, esta es la lección más elemental del desarrollo moderno de Suecia" (De "Suecia después del modelo sueco"-Fundación Cadal-Buenos Aires 2005).

Con el tiempo, una vez redistribuido parcialmente el capital del sector productivo, comienzan los problemas económicos y sociales, tal como ocurrió en Suecia. El citado autor escribió: "La crisis del Estado benefactor maximalista y su abandono sucesivo se produjo durante la década de los 90. Para entender este proceso se requiere prestar atención a factores tanto económicos como sociales y político-ideológicos que, tomados en su conjunto, explican la profundidad del cambio que Suecia ha estado viviendo durante los últimos años".

"A partir de mediados de los años 70 se hizo evidente que Suecia había entrado en una etapa de crecimiento lento y problemático, perdiendo sistemáticamente terreno frente a otras economías industrializadas. Estas dificultades ayudan a explicar la derrota histórica de la socialdemocracia en las elecciones de 1976 y la formación del primer gobierno no socialista de posguerra. Esta crisis larvada explotó en el año 1990, cuando se desencadenó la crisis económica más grave que el país había experimentado desde los años 30".

"Más de medio millón de puestos de trabajo (equivalente a más del 10% del total) se perdieron entre 1990 y 1994, significando el desplome definitivo del largo periodo de pleno empleo iniciado durante la Segunda Guerra Mundial. La tasa total de cesantía subiría así del 2,6% en 1989 al 12,6% en 1994".

"La crisis comenzó en el sector privado pero, al caer la tributación, se expandió rápidamente al sector público, el cual se vio obligado, en medio de una crisis galopante de desempleo, a recortar el empleo público actuando así de una manera pro-cíclica que profundizó aún más la crisis. Este desarrollo es muy interesante ya que ilustra de una manera muy clara el colapso del keynesianismo de los Estados benefactores maduros. El Estado pierde su capacidad de balancear el ciclo económico y pasa a convertirse en un elemento desestabilizador de decisiva importancia".

"La consecuencia inmediata de esta aguda caída del empleo fue una crisis fiscal de enormes magnitudes. Los beneficios de cesantía y otros que el Estado debía pagar aumentaron drásticamente al mismo tiempo que los ingresos tributarios caían. El gasto público se disparó, llegando en 1993 a una cifra récord correspondiente al 72,8% del ingreso nacional. A su vez, la carga tributaria soportada por la población activa no pudo ser acrecentada debido a los niveles ya extremos que se habían alcanzado en los años previos a la crisis".

"Las consecuencias de esta debacle económica fueron muy vastas. En lo inmediato condujo a un largo y duro proceso de reducción del gasto público a través de una disminución de los beneficios sociales, los recortes de personal y la efectivización de los servicios fiscales. Por primera vez en mucho tiempo se hizo apremiante el control de costos y someter a los servicios públicos a ciertos niveles de competencia interna o externa que generase una presión sobre los mismos. Esto generó, entre otras cosas, una internalización revolucionaria del pensamiento empresarial en un sector público que, hasta entonces, había vivido en el limbo de una economía planificada sin graves apremios presupuestarios. A la vez, esto le abrió paso al sector privado para, a menudo a través de licitaciones, hacerse cargo de ciertos servicios antes provistos directamente por el Estado".

La severa crisis social y económica de la Argentina está vinculada a la adopción de un modelo de Estado benefactor ineficaz asociado a una corrupción política de niveles alarmantes. Los partidos socialdemócratas y socialistas son apoyados por más del 80% del electorado y la palabra "liberal" es utilizada casi como un insulto, por lo cual es de esperar una profundización mayor de la crisis.

viernes, 11 de marzo de 2022

La política festeja mientras nosotros padecemos

Por Manuel Adorni

El nivel de inconciencia de la dirigencia convive con una sociedad que no termina de decidirse hacia donde quiere llevar al país

Finalmente la mayoría se puso de acuerdo. Tanto el oficialismo como la oposición lograron un entendimiento (al menos en la Cámara de Diputados) y lograron avanzar hacia la aprobación del proyecto de ley que autoriza al gobierno a refinanciar la deuda con el FMI.

Es curioso que buena parte del arco político haya festejado el logro de no haber empujado aún más a la Argentina al abismo por haber logrado ponerse de acuerdo en algunos párrafos que no expresan más que la autorización en favor del Gobierno para que este negocie y podamos ganar un poco de tiempo en los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional sin caer en un default de consecuencias impredecibles. Festejan la nada misma.

No sabemos si el titular del Palacio de Hacienda renunciará a su cargo o seguirá como desde un comienzo, intentando satisfacer demandas cargadas de ideología pero vacías de sentido común.

El país no tiene presupuesto aprobado. Nadie sabe bien que camino estamos recorriendo e incluso todo indica que lo único que terminará ocurriendo mientras el gobierno de Alberto Fernández transita su último tramo será una catarata de suba de impuestos que nadie sabe bien como será pero que todos si somos conscientes que nadie podrá pagar.

El nivel de inconciencia de la política en connivencia con una sociedad que no termina de decidirse hacia donde quiere llevar al país dan por resultado que mientras el déficit fiscal se encuentra en niveles sin control y el Presidente recorre los escenarios repitiendo que no va encarar ninguna reforma, quienes tienen que tomar las riendas de la realidad lo único que hacen es simplemente ponerse de acuerdo para no hacer absolutamente nada. Una Nación que se preocupa más por refinanciar sus deudas para no tener que afrontarlas que en reformar el Estado para que sea viable, es una Nación sin ningún destino promisorio.

El gobierno no termina entender que la economía no funciona. Las importaciones pendientes de autorización se acumulan sin freno, las industrias comienzan a mostrar signos de ralentización por falta de insumos y repuestos para sus maquinarias se suman a exportadores que ya no quieren que les roben más sus dólares a un precio vil e injusto. Nadie mira a la Argentina, ni siquiera sus propios gobernantes.

El ministro Martín Guzmán apenas logró plasmar en unas cuantas páginas algunos números sin sustento que permitirían tomar un camino que nunca encontraría su destino pero que dejaría contentos a más de uno dentro de la coalición gobernante. Así y todo tampoco tuvo éxito y todo fue hecho en vano. De nada sirvieron las filminas y cada una de las exposiciones del ministro explicando números y proyecciones que jamás se concretarían: todo fue descartado y transformado en nada. No sabemos si el titular del Palacio de Hacienda renunciará a su cargo o seguirá como desde un comienzo, intentando satisfacer demandas cargadas de ideología pero vacías de sentido común.

La política ha ganado una vez más y como ocurre cada vez que lo hace, han perdido todos los que creen poder vivir en un país viable, con crecimiento y empleo y con un futuro que pueda prometer no empujarnos al exilio.

Las inflación, el estancamiento, los problemas de deuda (el FMI solo representa el 12% del total de la misma), la no creación de empleos de calidad, la inseguridad, el decadente nivel educativo y un gasto público solventado por un sector privado que no da más, parecen ser cuestiones que están alejadas del radar de la política argentina.

La política festeja que nos han logrado engañar una vez más: ganan tiempo para ellos mientras nosotros perdemos día a día el poco tiempo que nos queda.

(De www.infobae.com)

domingo, 6 de marzo de 2022

El consumista vs. El inversor

En una sociedad encontramos dos actitudes extremas en cuanto al comportamiento económico: la del consumista y la del inversor, dando lugar a la "sociedad de consumo" el primero, y a la "sociedad capitalista" el segundo. En realidad, casi no existen los casos puros, ya que toda persona real tiende a mostrar una mezcla de ambas actitudes, en diferentes proporciones.

El consumista es el que prioriza el presente sobre el futuro; es el que vive endeudado ya que el crédito implica sacrificar el futuro en beneficio del presente. El inversor, por el contrario, es el que ahorra e invierte, priorizando el futuro sobre el presente.

El consumista tiene a vivir beneficiando las comodidades del cuerpo, adquiriendo ropa de calidad con una tendencia hacia el lujo. El inversor tiende a vivir en forma modesta, beneficiando la tranquilidad de conciencia, manteniendo esa vida aun cuando disponga de dinero suficiente para vivir lujosamente.

El consumista es el que ambiciona disponer de mucho dinero y en su escala de valores aparece el millonario en el lugar más alto, aunque su orientación económica nunca lo va a llevar a ese nivel económico. El inversor generalmente no tiene proyectos de grandeza, ya que la riqueza obtendida es una consecuencia de su forma de vida, sin descartar los casos en que pierde de vista su antigua actitud para caer en la competencia por alcanzar mayores niveles de riqueza en una disputa casi "deportiva".

Cuando en una sociedad predominan netamente los consumistas, la sociedad tiende a la pobreza, por cuanto hay pocos empresarios y pocos inversores. Como ejemplo puede mencionarse el caso de una estudiante de Sistemas de Información, para quien una computadora resultará esencial para su futuro trabajo. Sin embargo, priorizó un viaje a Miami en lugar de comprar tal herramienta, siendo un ejemplo de la mentalidad subdesarrollada que predomina en la Argentina.

El consumista es el que trata de "disfrutar de la vida" sin dejar ningún rastro de su paso por la vida, para luego afirmar con orgullo: "¿quién me quita lo bailado?". Además, mira en menos al inversor que "por acumular riquezas, no vive la vida". Así, llega al extremo de aconsejar "sabiamente" que alguien debe dejar de invertir para "vivir la vida" como si toda actividad productiva, que beneficia a la sociedad, ha de ser necesariamente un impedimento para lograr la felicidad.

El consumista tiende a adoptar una actitud egoísta, pensando todo el tiempo en qué gastar para tener mayores comodidades, mientras que el inversor, o el empresario, tiende a pensar en lo que necesitan los demás en vista a establecer una producción que los satisfaga; bajo un principio de cooperación social e intercambio.

Por lo general se identifica la "sociedad de consumo" con la "sociedad capitalista", o con la sociedad promovida por el liberalismo. Sin embargo, la palabra "capitalismo" debe asociarse a "capital", que es esencialmente ahorro personal, que es justamente lo opuesto al prioritario consumo. Mientras la sociedad de bienestar es la que promueve un prioritario consumo, el liberalismo promueve un prioritario ahorro o capitalización personal.

El lema de la sociedad de consumo sería: "La felicidad se adquiere mediante la adquisición de comodidades para el cuerpo", mientras que el lema de la sociedad capitalista sería: "Ahorra e invierte, y vive con sencillez, que los medios para vivir cómodamente vendrán por añadidura".

viernes, 4 de marzo de 2022

Entrevista a Javier Milei

Por Facundo Chaves

Javier Milei presentó “El camino del libertario” y aseguró: “Es el libro de un candidato a presidente”. El economista y diputado por La Libertad Avanza habló con Infobae sobre su nuevo libro. Con críticas a la “casta” y a la educación pública, cuestionó la actual política económica y se diferenció de los liberales. Por qué va a rechazar el acuerdo con el FMI que presentó el Gobierno.

El diputado nacional Javier Milei presentó “El camino del libertario”, su último libro que recorre las alternativas que lo llevaron desde su profesión de economista y su participación en programas de televisión a intervenir en política, ocupar una banca en el Congreso Nacional y plantearse la posibilidad de competir como candidato a presidente. Con críticas a la “casta política” y a la educación pública que “consagra la religión de Estado”, el dirigente discute con los liberales, explica las medidas que impulsaría si fuera presidente y revela detalles de su vida privada.

En una extensa entrevista con Infobae, el diputado también habló sobre la invasión de Rusia a Ucrania y confirmó que no va a votar el acuerdo con el Fondo Monetario: “Lo que presentaron es una inmoralidad. Argentina tiene que pagar la deuda, le tiene que pagar el FMI, pero el ajuste lo tiene que hacer la política, no el sector privado”.

El libro, que anticipó a este medio en exclusiva, cuenta con el prólogo de Alberto Benegas Lynch (h.), a quien Milei lo considera como “el liberal más importante de la historia argentina”. Según explicó, la obra consta de tres partes: “una suerte de autobiografía hasta la candidatura, la segunda sección presenta las batallas de las ideas ante los problemas que siguen sin ser resueltos; y en la última parte aparecen los principales discursos y declaraciones que hizo el economista en medio de la campaña del año pasado”. Además, incorpora testimonios de su hermana Karina Milei, Bertie Benegas Lynch; el cineasta Santiago Oría; el legislador porteño Ramiro Marra y la diputada nacional Victoria Villarruel, entre otros. “Describo todas las personas que a lo largo de mi vida me han aportado mucho valor para poder crecer en las ideas y en el conocimiento”, aseguró.

¿Por qué decidiste escribir “El camino libertario”?

Para mí no es inusual escribir libros. Este es mi libro número 17, es algo convencional en mi caso escribir. La decisión de escribir, en este caso, tiene que ver con dar un testimonio para los libertarios del mundo. Soy el primer liberal libertario que llega a ocupar una banca en un Congreso. La gran mayoría de los partidos libertarios en el mundo ni siquiera han llegado a tener la representación para participar de un proceso eleccionario. Es la primera vez que un outsider y sin estructura logra obtener un 17% en una elección. Me parece que el testimonio tiene cierto valor para los libertarios que aun no han conseguido convertirse en una herramienta electoral para ser una opción, pero también para aquellos que quieren tratar de comprender qué es lo que sustenta ese camino que llevó a este logro.

¿Si tenés que definirlo este es un libro de divulgación económica, es un manifiesto político o es el libro de un candidato a presidente?

Las tres respuestas podrían ser afirmativas. El libro tiene tres partes. La primera parte es, literalmente, el camino del libertario, que es todo el proceso que sustenta el haber llegado a la política, desde lo profesional esencialmente. Hay cuestiones de índole personal, que son cosas que me marcaron muy fuerte. La segunda parte tiene que ver con el debate de las ideas, y ahí hay distintos artículos de divulgación. Esa parte arranca con un artículo nuevo que se está publicando internacionalmente que se llama “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”. Ahí explico que, aún siendo un liberal genuino, si vos abrazás…

Un segundo ahí… ¿Qué significaría ser un liberal y qué lo diferencia de un libertario a la Milei?

Lo que ordena esto es la definición de liberalismo. Alberto Benegas Lynch (h) ha dado una definición maravillosa, que además en cada uno de los actos la repito con la tremenda emoción de que la gente también la repite como un mantra, como un mantra libertario. La definición es: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”. Este principio ordena. Las instituciones asociadas con ello son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la competencia entendida como libre entrada y salida, la división del trabajo y la cooperación social. Vos sólo podés ser exitoso en el capitalismo sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o de mejor precio. Este es el marco general.

¿Y cuál sería la diferencia con el liberal que no es libertario?

El liberalismo de libre empresa creés en la propiedad privada, en el mercado libre, pero también creés en los fallos de mercado, que para mí dan la base para lo que después es una intervención de parte del Estado. Yo considero que los fallos no existen. Cuando hay algo así, lo primero que hay que ver es si no está molestando o estorbando el Estado. Si después de ver eso descubrís que el Estado no está en el medio, si ves un fallo de mercado, estudialo de nuevo porque estás equivocado. No existe el fallo de mercado como tal, porque el mercado es un proceso de cooperación social en el cual se hacen intercambios libres de derechos de propiedad. Para mí existe la distorsión que genera el Estado o un error del analista.

¿Ahora cómo hacés para transmitir estas ideas económicas complejas a los jóvenes?

Yo entiendo que es complejo, pero el problema viene de más atrás. Todos hemos sido víctimas de la educación pública. Todos hemos sido víctimas de un lavado de cerebro en favor de la religión del Estado y esto es independiente si fueran instituciones de gestión estatal o de gestión privada. Las ideas de la libertad no suelen ser fáciles de asimilar por la población. Es un problema de que el sistema está diseñado para que rechaces esas ideas. Lo más interesante es que eso explica por qué el movimiento libertario al menos en Argentina y el mundo, arrancó fuertemente con los jóvenes, porque justamente son los jóvenes naturalmente rebeldes contra el status quo. Hoy el status quo recita los principios de la izquierda. Tomes cualquier partido, del oficialismo o la pseudo oposición, todos adhieren en algún punto del manifiesto comunista. Es fuerte.

Cuando decís, son o somos víctimas de la educación pública, la educación pública también es Sarmiento. ¿A qué te referís con víctimas de la educación pública?

Víctimas de la educación pública porque cuando tomás los programas, los programas están diseñados para que vos seas un esclavo de la religión del Estado. Están diseñado con los contenidos para que justamente pase eso.

Vuelvo a la pregunta que te había hecho, sobre si era un manifiesto político, un libro de divulgación o era el libro de un candidato a presidente y dijiste que las tres pueden ser. ¿Es un libro de un candidato a presidente?

Sí. Una de las cosas a las que yo me comprometí cuando hicimos el acto en el Luna Park, después de la elección, donde festejamos ese tremendo número que metimos siendo outsider, sin estructura, una de las cosas a las que yo me comprometí es que yo estoy dispuesto a llevar las ideas de la libertad a todo el mundo y estoy fuertemente comprometido para que cada argentino tenga la posibilidad de elegir por una alternativa liberal cuando tenga que ir a la votación del año 2023. Si en ese proceso me encuentro en la situación de liderarlo y eso requiere o implica que yo deba participar activamente en la elección presidencial del 2023, yo lo voy a hacer.

¿Siendo candidato a presidente?

Sí, claro.

Vinculado a un proyecto presidencial ¿cuáles son los problemas que tiene la Argentina y cuáles, a tu juicio, las soluciones que proponés?

En el libro hay todo un apartado sobre el crecimiento económico, donde describo cómo se sale de este problema que tiene la Argentina. Argentina entró al siglo XX siendo el país más rico del mundo, porque teníamos el PBI per cápita más alto del mundo. Hoy estamos en el puesto 70, al tipo de cambio oficial, y 130 al paralelo. Acá hay un escándalo. Argentina es un país que produce alimentos para 400 millones de seres humanos y hay 5 millones de argentinos a quienes no les alcanza para comer. El PBI en Argentina desde el 2011 osciló y después cayó estrepitosamente. Hoy estamos 14% por debajo de lo que teníamos en 2011, en línea con el PBI que teníamos en el 73 o en el 74, con una productividad de los años 50. Entonces se impone la pregunta: ¿Acá qué pasó?

Tomo la pregunta… ¿Qué pasó?

La respuesta es muy fácil: el problema en Argentina tiene que ver con abrazar las ideas del socialismo. Eso arranca con el primer gobierno radical con Hipólito Yrigoyen a la cabeza, que es cuando Argentina empieza a abrazar las ideas socialistas, en dosis cada vez mayor. Eso que yo termino llamando como el modelo de la casta. El modelo de la casta es la idea de que a cada necesidad nace un derecho. ¿Cuál es el problema de esto? Que las necesidades son infinitas y cuando se otorga un derecho alguien lo tiene que pagar. Si eso lo vas a hacer con la política fiscal, eso significa que vos cada vez necesitás una mayor presión fiscal, que no sólo destruye el crecimiento económico sino que además, hace que cada vez haya menos para las personas, menos para cada uno. Eso explica la caída y el estancamiento y hundimiento secular que tiene la Argentina. ¿Cómo financian todo esto? Con deuda, que es tirar la pelota para adelante, algo que es profundamente inmoral porque es pasarle la cuenta a generaciones que no votan o generaciones que ni siquiera han nacido, es una inmoralidad. ¿Cómo terminaron las sucesivas tomas de deuda? Argentina es el mayor defaulteador de la historia moderna. Otra alternativa es la emisión monetaria: Argentina le quitó 13 ceros a la moneda, tuvo dos hiperinflaciones sin guerra, le podríamos sacar dos o tres ceros más y no sería nada alocado, y tenemos un desbande monetario que podría pasar cualquier cosa en materia de inflación. La otra alternativa es subirte los impuestos: Argentina tiene 170 impuestos y la presión fiscal para el que está en blanco es la más alta del mundo, para los que están en blanco. Es esa necesidad de aumentar el gasto público para esta locura que no tiene solución.

Teniendo en cuenta que lo decís sin ningún problema que vas a ser candidato a presidente...

Sí, claro. Y otra cosa más. Si yo fuera presidente, no tengas ninguna duda de que voy a llevar a cabo una agenda absolutamente liberal. Eso está en un conjunto de tres generaciones de reformas, la de primera, segunda y tercera generación. De primera generación, con una reforma del Estado, bajando drásticamente el gasto público, haciendo una reforma tributaria para bajar la presión fiscal, reformando el mercado laboral para que sea flexible hacia adelante, para no vulnerar derechos adquiridos, abrir la economía y, en paralelo a eso, hacer una reforma financiera que, a la postre, termine eliminando el Banco Central. Reforma de primera generación. Eso lo que va a hacer es asegurarte que durante 15 años vos vas a tener tasa de crecimiento altísimas. Una vez que conseguís eso.

Hagamos un punto. En esa reforma de primera generación -recién decías- hay millones de argentinos que tienen problemas para alimentarse. Desde tus ideas libertarias ¿cómo resolvés eso?

Eso tiene una respuesta. Es la ética de la emergencia. Los que hoy reciben los programas sociales son víctimas del sistema, por lo tanto no tenés que castigar a las víctimas del sistema, sino a los que tenés que castigar a los que reventaron el sistema. Vos tenés que pegarles a los políticos. Podés tocar partidas, con un fuerte ahorro fiscal de 10 puntos del PBI sin tocar un solo empleado público, un jubilado o un plan social.

¿Cómo es eso?

Tenés que eliminar la obra pública de cuajo, eliminar las transferencias discrecionales de nación a provincia y de provincia a municipios, eliminar de cuajo los subsidios económicos pero recalibrando la ecuación económica financiera de los contratos para que se minimice el impacto en precios. Todas las empresas públicas, tenés que hacer una suerte de privatización. Lo pongo con el ejemplo de Aerolíneas: le cedería la empresa a sus empleados y que ellos sean los dueños de la empresa y la manejen ellos y le busquen la vuelta, no que la tenga que pagar todos los argentinos en términos de impuesto inflacionario o de divisas que se pierden…

Pero si no tiene Aerolíneas Argentinas la plata del Estado cierra…

Si quiebran es porque la gente no elige y si la gente no la elige que la hagan competitiva, que la hagan funcionar. Como para defender su propia empresa. Aerolíneas es una sola de las empresas que tiene el Estado, pero todas las empresas tienen un déficit del 0,7 del PBI. Las jubilaciones de privilegio también generan un 0,7% del PBI, es interesante. Mirá si no hay para bajar fuerte el gasto público sin tocar a los jubilados, planes sociales o empleados públicos. Y hay que encarar una reforma impositiva: Argentina tiene 170 impuestos, pero 160 recaudan 0,4% del PBI, son todos kiosquitos. Parece poco, pero si vos fueras 1 sobre 160 de 0,4% del PBI es un pedazo de guita para una persona sola. Hay que dejarlos en evidencia, demostrar lo ladrones que son.

¿Entonces la solución de todos los problemas argentinos es bajar el gasto público?

No. Tenés que bajar el gasto público, bajar impuestos, abrir la economía, en el medio la reforma laboral, la apertura y lo que tiene que ver con la reforma financiera para eliminar el Banco Central para terminar con la inflación. Ahí podés pasar a las reformas de segunda generación. En un contexto en el que está aumentando la población económicamente activa, donde aumenten los salarios reales, la economía está creciendo, podés hacer la reforma del sistema previsional sin vulnerar un solo derecho de los jubilados existentes. Podés hacer un programa de retiro voluntario donde la gente se va con una indemnización teniendo otro trabajo. ¿Por qué puede pasar esto? Porque estás creciendo fuertemente y al mismo tiempo con un mercado flexible, por lo tanto van a poder encontrar trabajo….

¿Eso no se hizo durante el gobierno de Carlos Menem en la década del 90?

No. Es lo que estoy explicando. Durante el gobierno de Menem se hizo el programa de retiro voluntario pero no estaba flexible el mercado de trabajo. Por eso digo que eso responde a las reformas de segunda generación y no a la primera. Lo importante es el tema de los planes sociales, para que la gente deje el plan social porque tiene una mejor alternativa desde lo económico. Después están las reformas de tercera generación, trabajando con el sistema de educación, de salud, en abordar el sistema de seguridad de una manera menos invasiva.

¿Cuándo decidiste ser candidato, por qué resolvés dejar de enfrentar a lo que vos llamás “la casta” desde la televisión para ir al Congreso?

Lo voy a poner con un ejemplo, porque va a servir más para entenderlo. Probablemente haya en el fútbol algo más conmovedor que ver a la hinchada de Boca. Yo era de Boca pero dejé de serlo. El aliento y todo en la cancha puede ser maravillosa, pero si ponés una pelota en el medio de la Bombonera te hago un desafío a ver si todos gritando mueven la pelota. Cuando yo iba a la cancha los goles los hacía Palermo no el que gritaba desde la tribuna. Si no te involucras no vas a cambiar nada. Y si le vas a tirar piedras al equipo propio, tampoco.

¿Hubo algún episodio que te llevó a tomar esa decisión?

Sí. Estábamos cenando con una persona amiga y con mi hermana. Esta persona me dice que era muy linda la idea de la batalla cultural pero no había una boleta para votar a Milei, para sumarse a esa batalla cultural. Si no te involucrás esto no funciona. En simultáneo, mientras nos pasa esto y nos dicen andá y reflexionen -tanto a Karina como a mí- en ese momento el señor Leandro Santoro se paseaba por los canales pidiendo que se me censurara a mí, a los libertarios y a mí. Si soy una verdadera molestia para la casta política habría que agradecerle a Leandro Santoro por la persecución hacia mi persona.

¿Qué descubriste o aprendiste en estos primeros meses en la política que no sabías o no tenías en cuenta?

Primero a hablar en primera persona del plural. Esa es una de las cosas que uno aprende cuando hace política porque hay mucha gente que ayuda, que empuja, que rema. Por una cuestión de recursos, nosotros no podemos acceder a determinadas prestaciones y es todo a pulmón, es un esfuerzo impresionante. Otro tema que fui descubriendo en la política es que muchas estructuras operan para que te vaya mal y eso es un tema no menor.

¿Hubo algo que te hizo cambiar de opinión o que ratificó algunos de tus prejuicios con “la casta” como la llamás?

La verdad que sí. Me equivoqué. La verdad que la casta es mucho peor de lo que pensaba. No sólo que es mucho peor de lo que pensaba, sino que además los que vos creés que son malos, son malos. Ahora, los que creés que son buenos son infinitamente peores que los más malos de todos. Porque son tanto o más basuras que los muy malos, pero además son malos, mentirosos, hipócritas... son los que vienen, te soban el lomo y te clavan el puñal por detrás.

Te hago dos preguntas vinculadas a la coyuntura más estricta: el FMI y la invasión de Rusia a Ucrania. ¿Qué pensás del acuerdo con el Fondo que vas a tener que votar en Diputados?

Nosotros desde La Libertad Avanza lo vamos a rechazar. Primero porque tiene inconsistencias teóricas. La teoría económica explica que es falso que si se aumenta el gasto público cae el déficit fiscal por el crecimiento que generás. No es consistente ni desde la matemática ni desde la teoría. Es inconsistente desde el punto de vista empírico: Argentina en los últimos 121 años lo hizo durante 111 y nunca funcionó y además, las proyecciones tienen que tener determinada coherencia. Si el ministro Guzmán dice que la economía en el mediano plazo va a crecer 2%, si va a tener 1% de superávit primario y que la relación deuda producto al tipo de cambio oficial es 65 o 70, o al paralelo 130 a 140, podés preguntarte a qué tasa de interés Argentina podría repagar esa deuda y esa tasa te da 3%. Hoy el riesgo país es 3000. Ucrania colocó deuda al 11 por ciento. Argentina un bono corto rinde 30 por ciento. El riesgo país histórico es de 800 puntos básicos, por lo que la tasa de interés es 8%, más abajo de eso no. Lo que mandan es absolutamente inmoral.

Ahora si votan en contra y Juntos por el Cambio también y La Cámpora también, no se aprueba y hay default...

En estoy hay tres posturas. El ala dura del Gobierno, el kirchnerismo, la más radicalizada e irracional, junto a la izquierda, dicen no, no hay que pagar, que el ajuste lo paguen los acreedores. Si vos defaulteás, el precio de los bonos se destruye, la tasa de interés se va a la estratósfera, el riesgo país crece y eso te hace descoordinar el mercado de bienes. Cae la producción, los puestos de trabajo, el salario real, aumentan los pobres, los indigentes, generás un desastre y eso ya lo vimos. Después está la perspectiva de la parte no talibán del Gobierno del Frente de Todos y juntos por el cargo, la pseudo oposición. Ellos entienden que un descalabro de estas características se va a llevar puesto a la casta política. Saben que ellos no podrían sobrevivir como políticos porque va a ser una crisis mucho peor que la de 2001 o 2002 que, cuando un político salía a la calle lo linchaban. Eso lo tienen claro. Por eso hablan de la responsabilidad del ajuste, pero es mentira, es mera supervivencia, con la perversión de que dicen estamos a borde del abismo, hay que hacer un ajuste, pero la política aumenta el gasto público en términos reales y los radicales y gobernadores están felices con esto. Por lo tanto, hay un sobreajuste en el sector privado, es una inmoralidad. Por otro lado estamos los liberales y los libertarios que planteamos esta inmoralidad y decimos que la Argentina tiene que pagar la deuda, le tiene que pagar el Fondo, pero que el ajuste lo haga la política, no el sector privado.

Pero si votan en contra y todos hacen lo mismo va a también haber un default…

No necesariamente. Si ajustás no. Hay que ajustar en las partidas donde roban los políticos.

Por último te pregunto por la invasión de Rusia a Ucrania y cómo ves que actúa el Gobierno.

Fui el primer actor político en Argentina en condenar enfáticamente la invasión de Rusia a Ucrania. Los que tienen que dar explicaciones son los que salieron a defender la posición de Ucrania tarde porque las encuestas les decían que había que ponerse del lado de Ucrania. Yo no dudé nunca y fui al Congreso con una bandera que me la dio la gente de la embajada de Ucrania porque nadie duda de mi posición en defensa de la libertad.

En el libro contás un episodio que te marcó que fue un incendio en el que casi perdés a Conan, tu perro. Tenés una relación muy especial con él...

El episodio que yo cuento de Conan es un episodio muy fuerte para mí. Cuando dejo el estudio Broda y empiezo a tener unos tiempos más liberados decido tener un perro. Conan es un mastín inglés, cordobés. Para mí Conan, Milton, Murray, Robert y Lucas son como hijos para mí, literalmente, y sé que hay muchos que no lo entienden, pero no me importa, es un problema mío. Hubo un incendio en mi casa y pudimos salir con Conan, pese a que me decían que me fuera y lo dejara. En el peor momento tomo la decisión y le digo Mirá Conan, nos salvamos juntos o nos morimos juntos. Pero juntos. Siempre juntos. Fue un momento muy fuerte. Y así lo hicimos. Le dije Vení Conan, arrimate, y me hizo caso, le pude poner la correa y pudimos salir.

¿En ese momento tenías miedo de morir vos o de perder a Conan?

No. Mi prioridad era salvarlo a Conan.. Si yo en el medio partía, era lo de menos. De hecho, es tan así que mirá lo que pasa. Bajo la escalera, después el pasillo, la escalera del edificio -que está preparada para incendios- bajar era más fácil, pero cuando bajamos estaba lleno de vidrios. Y lo primero que pedí era asistencia para que lo ayuden a él, para que no pise los vidrios. Yo me puse en un vigésimo quinto lugar. Cuando salí yo estaba azul, cianótico, y lo primero que hice cuando me subieron a la ambulancia, fue llamar al veterinario de Conan, a Miguel Duran, que Dios lo tenga en la gloria. Me fui a la veterinaria para que lo atendieran.

¿Por qué tenés ese vínculo tan fuerte con Conan y sobre todo con tu hermana, con Karina?

Porque en los peores momentos de mi vida fueron los únicos dos seres que me acompañaron: mi hermana y él... y Conan.

La figura de tu hermana es muy fuerte en tu vida...

Es mi jefe, pero es el ser más maravilloso que existe sobre la Tierra... con Conan. Ahora sumamos a mis hijitos: tenemos a Murray, Milton a Robert y a Lucas. Pero Karina es un ser de una generosidad infinita. Casi que no es humana.

(De www.infobae.com)

martes, 1 de marzo de 2022

Hijos de Putin

Por Alfredo Leuco

Cristina está enamorada ideológicamente de Vladimir Putin. Se puede ver en infinidad de imágenes y en todas sus decisiones políticas.

Insisto: Ella sueña con que Argentina mantenga relaciones carnales con Rusia. Por eso Alberto, en un gesto de genuflexión repugnante, mancilló la soberanía de nuestra patria y se ofreció en forma obscena, como la puerta de entrada a la región para semejante tirano. Los países más democráticos y desarrollados están empujando a la puerta de salida del mundo civilizado a Putin. Y Alberto, para agradar a Cristina, se bajó los pantalones ante un asesino que tiene sojuzgado a su pueblo con censuras, torturas, envenenamientos de opositores y que persigue a los homosexuales.

Insisto: Cristina quiere que seamos como Rusia. Y ella quiere ser la zarina de El Calafate.

Y esto es gravísimo institucionalmente para todos los argentinos. Porque la jefa del jefe del Estado, la que realmente manda en este país, tiene como modelo a un criminal de guerra desquiciado, un zarista imperial que puso al mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial. Acaba de amenazar con sus ojivas nucleares y sus misiles balísticos.

Esto es lo peor que está ocurriendo en estas pampas. Estos muchachos cristinistas, hoy se muestran orgullosos como hijos de Putin. Destruyeron todo lo que tocaron y ahora nos humillan al poner a nuestra patria del lado del eje del mal, donde se violan sistemáticamente los derechos humanos.

Recién hoy, en el quinto día de ataque a Ucrania, el canciller Cafiero en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, dijo algo más o menos rescatable y condenó el ataque ruso tardía y tibiamente.

Pero hasta ahora, ni Cristina en su hilo de tuits, ni Alberto en sus declaraciones, tuvieron la dignidad de condenar la brutal invasión ordenada por alguien a quien el mundo está comparando con Adolf Hitler.

La serie de tuits de Cristina son un muestrario de eufemismos, soberbia, auto elogios y falsedades. Ni siquiera menciona las palabras “invasión, guerra, Putin o Rusia”. Abusa del lenguaje para encubrir y eso la convierte en cómplice. El que calla otorga.

Esa falsa neutralidad es un disfraz para apoyar el expansionismo ruso y en ese sentido, repiten la historia nefasta de no enfrentar a los nazis.

Rafael Bielsa, el ex canciller y embajador en Chile, dijo que “es mejor no meterse”. Carlos Raimundi, representante en la OEA, eligió seguir de vacaciones debajo de la cama, mientras su segunda no se sumó a la condena a Rusia que firmaron 21 países, incluidos el México de López Obrador y el Chile de Boric.

Eduardo Zuain, embajador en Moscú y el vice canciller Pablo Tettamanti son los gendarmes con los que Cristina controla que nadie se atreva a molestar a Putin. Ella fue la que gestionó las vacunas Sputnik que después tuvimos que mendigar para que cumplieran con las entregas en medio de azafatas militantes que lloraban y el relato del relator oficialista, Víctor Hugo Morales. Llegamos a ofrecer a nuestros militares para que hicieran cursos de formación con el ejército que hoy es la vergüenza del planeta.

Para quienes aún tengan dudas sobre el origen de este atropello al mundo libre vale la penar recordar dos declaraciones públicas. Putin dijo: “Ucrania no tiene derecho histórico a existir. Es una creación de Lenin”. Su mano ultra derecha, Dimitri Suslov aseguró que “nos detendremos sólo cuando desaparezca la actual Ucrania, aunque cambie el mundo y vuelva la cortina de hierro”. Decirles trogloditas y reaccionarios es poco.

Después están los chupamedias de Cristina que viven congelados en un marxismo decadente y fracasado como Atilio Borón que dijo que “Hay un bando agresor que son los Estados Unidos y la OTAN y un agredido que es Rusia”. Nos toman por estúpidos.

Otra postura insólita fue la de Adolfo Pérez Esquivel, el premio Nóbel de la Paz: “En Ucrania tienen dificultades pero no es una invasión por parte de Rusia”. Una declaración mentirosa y repudiable.

Fernando Esteche fue por el mismo camino coherente con haber fundado el violento movimiento Quebracho.

También fue coherente con su historia Eugenio Raúl Zaffaroni. Colaboró con dos dictaduras en Argentina y ahora llamó a “ser neutral y no tomar partido en un conflicto que nos es ajeno”.

El mundo de la libertad extraña como nunca a Winston Churchill. Su definición define a los hijos de Putin: “el que se humilla para evitar la guerra, tendrá la humillación y también la guerra”.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre

(De http://ledoymipalabra.com)