domingo, 22 de agosto de 2021

La última de las legiones huyó de Afganistán

Por Karina Mariani

Pasaron veinte años desde que Al-Qaeda lanzara su ataque más feroz y estratégico con un grupito de suicidas y unos cursitos de vuelo. Sólo eso bastó para burlar al gigante militar y a su temida inteligencia. De los esfuerzos morales y marciales que las fuerzas occidentales pusieron en juego para hacer frente a la declaración de guerra del terror islámico hoy no queda nada. A Occidente el 11 de septiembre de 2001 le declararon la guerra y 20 años después la perdió. Balance final. Altas y bajas ocurridas en el medio no cuentan si es el agresor el que festeja.

El vendaval que ha generado el regreso al poder del infierno talibán no puede ser abarcado en una nota, en un podcast o en miles de horas de televisión o en mensajes en las redes sociales. Hay una catarata de aspectos para analizar, tratar de entender qué pasó y qué puede pasar con el mundo en un futuro no tan lejano, la geopolítica es un ajedrez sin reglas. Mucho se dijo y mucho hay por decir de la historia, de la estrategia, de la salida y de los 20 años de permanencia. Pero entre tanto desconcierto hay una certeza: millones de mujeres pasarán a tener estatus de alimaña y nada podremos hacer por ellas.

OTRA TIRANIA

La tiranía del neutralismo y el relativismo ha dado lugar, en estos pocos días, a la indiferencia hacia la causa de la libertad y los derechos humanos. Justamente eso pasa en este lado del mundo en donde se levantaba tan vigorosamente el dedito índice para señalar o para ideologizar hasta las cosas más nimias. Todo el postureo feminista se desmaterializó en horas, junto con el difunto gobierno afgano. La sensibilidad a las necesidades de las minorías oprimidas parece que sólo es compatible con su denuncia en las democracias liberales, pero se torna en una actitud curiosamente apática y flemática cuando las amenazas a la libertad provienen de los enemigos de esas democracias.

No hace mucho el mundo entero conocía a Bibi Aisha por una portada de revista, la chiquita a la que los talibanes habían cortaron la nariz y las orejas en castigo por intentar huir del matrimonio al que la obligaron siendo una niña y que la llevó a vivir con una familia que la torturaba. Bibi no es un caso aislado, demás está decirlo. Es la norma del universo talibán que las mujeres sean agredidas, vendidas como novias desde la infancia y maltratadas por el pecado de haber nacido mujer. A Malala Yousafzaisu la persiguieron hasta su micro escolar y ahí le dispararon tres veces, una de las balas le atravesó la piel a través de la cara. Tenía 15 años y su delito fue haber pedido públicamente educación para las niñas. Hay mujeres con los dedos cortados por usar esmalte de uñas. Hay mujeres violadas condenadas a la lapidación por considerarlas culpables de instigar al delito. Hay mujeres que mueren de las enfermedades más tontas porque no pueden ser tratadas por médicos varones, y por cierto las mujeres tienen prohibido estudiar. Vale decir, las mujeres no tienen derecho a curarse. Ni a nada.

Mucho se ha dicho sobre que el régimen talibán es un regreso al medioevo pero esto es perverso. La Edad Media, esos flexibles mil años que comienzan cuando Odacro pone fin al Imperio Romano de Occidente y termina cuando Mehmet el Conquistador hace lo propio con el Imperio Romano de Oriente son una época marcada por grandes avances en la producción agrícola que se tradujo en la obtención de dos cosechas al año, un consecuente aumento de la producción, y por ende el crecimiento demográfico. En la Edad Media floreció la arquitectura religiosa, militar y civil. De allí nos llegan majestuosos templos y catedrales, castillos y fortificaciones, y las ciudades, otro gran fenómeno medieval y todos los cambios políticos que derivarán de ellas. También del medioevo es la adopción de la pólvora, de los molinos de agua y de viento. La Edad Media nos legó la precisión con la medición del tiempo de los relojes mecánicos y con la brújula que amplió horizontes. De la Edad Media también son los anteojos y la imprenta, el desarrollo matemático y de la medicina. Un escueto párrafo es un insulto para entender cuánto avanzó nuestra civilización en 1.000 años, pero ¿qué de todo esto se asemeja al terror talibán incapaz de todo arte, de toda ciencia y de toda creación?

La Inquisición, se ha dicho por ahí, ¡el talibán se asemeja a la inquisición! Veamos: un punto que vale la pena aclarar es que la horrorosa Inquisición medieval es marginal al lado de la calamidad que ocurre en la Edad Moderna cuando se transforma en un instrumento del Estado moderno. Basta con ver los registros, porque la Inquisición era una institución aceptada y había minuciosos registros. Algo similar ocurre con la esclavitud. No es la Edad Media una época de auge de la esclavitud, como si lo es en la Edad Moderna con el desarrollo del colonialismo. Pero ¿son los horrores del pasado aplicables al presente? Acaso ¿no se beneficia el terrorismo integrista de los avances tecnológicos en armamento y comunicación? Es dable justificar el atraso maniqueamente selectivo. Por cierto que en toda la barbarie que existe en nuestra historia no hay un solo momento en el que las mujeres fueran tratadas como en el régimen talibán. No se trata de un atraso en la evolución civilizatoria. Esto es otra cosa.

PERVERSO Y FALLAS

También se escucha mucho: "es otra cultura'', como si esto deshumanizara a los habitantes de tierras lejanas y los eximiera de la posesión de los derechos (ingenuamente llamados universales) del hombre. Pero este planteo no sólo es perverso, es además falaz. Este Afganistán infernal no es una cultura milenaria. En el siglo pasado las mujeres afganas eran consideradas humanas. Vestían con minifaldas, el pelo al aire, maquilladas y sonrientes. A comienzos del siglo pasado el Rey Amanullah alentó la educación femenina y en 1921 se abolió el matrimonio forzado y el matrimonio infantil. Hacia los años 50, Mohammed Daud Khan tanto como primer ministro como cuando fue presidente amplió la presencia pública femenina con más espacios de trabajo y estudio. En 1950 se elimina el purdah, una práctica segregacionista por la que las mujeres deben ser ocultadas de los hombres que no sean sus parientes directos y en 1964 se aprobó la Constitución de Afganistán con la incorporación de un nuevo parlamento, elegido por sufragio universal. Sí, las mujeres tenían derecho a votar. Y no, no es parte de la diversidad cultural que la mujer afgana sea tratada como a una rata.

Sin embargo, muchas voces han salido a contextualizar la aberración talibán en estos días. Las mismas feministas que consideran violentos a los varones si se sientan con las piernas abiertas, sostienen en cambio que "el burka es una pieza usada tradicionalmente por las mujeres del pueblo pastún, uno de los numerosos grupos étnicos de Afganistán. Como muchas otras formas de velación, simboliza la respetabilidad de la mujer que lo porta y la pertenencia a una comunidad específica además de proteger de las miradas y el acoso de los hombres fuera del hogar. De esta manera, se porta como una forma legítima de transitar el espacio público. En los países de mayoría musulmana los motivos que cada mujer tiene para llevarlo son variados, pero suelen responder a los estándares sociales que se consideran apropiados en su comunidad" (1). En otras palabras: las que aquí ven opresión patriarcal hasta en la sopa consideran al velo islámico casi un mimo... aunque si las mujeres no lo usan pueden ser ejecutadas, detalles. Para el feminismo actual vestirlas como a un sillón sería como empoderarlas si nos despojamos de nuestra vil mirada colonial. Vale decir que para las mujeres afganas la sumisión no está taaaan mal.

¿Por qué el burka afgano no molesta? ¿Un trapo que cubre a la mujer de la cabeza a los pies con una rejilla para los ojos no ofende a los cientos de miles de burócratas que han crecido al calor de los fondos públicos, buscando machismo en el fondo de todas las ollas? ¿Habrán buscado bien en el diccionario lo que significa invisibilizar esos que parasitan el universo feminista? ¿Lograrán convencer al planeta de que ir tapadas es un gesto de rebelión antiimperialista? Esto no es retraso evolutivo ni diversidad, esto es un enorme campo de concentración que la humanidad ha decidido dejar ahí, con la esperanza de que se mantenga convenientemente contenido entre las montañas.

SIEMPRE DECADENTE

Tras el golpe de Estado talibán, la siempre decadente ONU publicó: "Las agencias de la ONU instan a los talibanes a cumplir sus promesas de proteger a los vulnerables". Y en el cenit del cinismo agregó que "seguirá muy de cerca el cumplimiento de las promesas hechas por el Talibán de respetar los derechos humanos, especialmente el de las mujeres y las niñas". Ok. ¿Cómo haría la ONU para exigir respeto por los derechos humanos en Afganistán?

Entre los países miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU hay dictaduras como China, Cuba, Sudán y Venezuela. Agreguemos que entre los miembros están los países que más persiguen a los cristianos: Somalia, Libia, Pakistán, Eritrea, Sudán, China y Mauritania. ¿Velarán estos países por las minorías religiosas en Afganistán? ¡Y hay más!

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU hay tres países que penalizan a la homosexualidad con la muerte: Mauritania, Somalia y Sudán. ¿Qué van a hacer cuando los talibanes los cuelguen o les prendan fuego vivos? Sumemos que Somalia y Mauritania castigan el adulterio con la lapidación aún cuando la infiel haya sido violada: ¿serán estos países celosos guardianes de los derechos de las mujeres en Afganistán?

La argamasa de los derechos humanos, esa narrativa que sostenía el entramado institucional del mundo libre es un absurdo hace años. Gracias a la caída de Afganistán, también la OTAN y el resto de los liderazgos occidentales, como guardianes de la paz, demostraron ser otro absurdo más vergonzoso y al que se le anima cualquiera. Occidente mostró que no puede o no quiere defender la filosofía que sustenta su modo de vida. China, Rusia o cualquier otro enemigo de la libertad tiene el hambre y la voluntad donde Occidente tiene la cobardía, la pacatería y la pereza.

Mucho se desmoronó en el mundo cuando despegaron los aviones que dejaron abandonadas a millones de niñas a la barbarie inhumana. Mucho más de lo que se puede ver ahora, en medio de la derrota y el desconcierto. No hay excusa económica o geopolítica que justifique matar el alma de Occidente que ya ni conquista ni se defiende. La misma cretina ingenuidad que creyó que los talibanes tardarían nueve meses en llegar a Kabul o que volverían civilizados, es la que cree que, luego de esta derrota impúdica, los que olieron sangre no van a salir de caza.

(1) (http://revistaanfibia.com/ensayo/afganistan-mujeres/

(Extracto de la nota publicada en www.laprensa.com.ar)

1 comentario:

agente t dijo...

El problema es que no sólo Occidente no ha hecho lo necesario y posible para vencer a los talibanes, también hemos descubierto que la supuesta minoría prodemocracia de Afganistán está compuesta fundamentalmente por seres acomodaticios y corruptos que superando 4 a 1 en número de efectivos armados a los islamofascistas han preferido rendirse sin apenas disparar un tiro en cuanto se han quedado sin la cobertura de la aviación aliada.