Toda descripción verdadera del mundo real implica que ha de ser compatible con las leyes naturales existentes. Un síntoma evidente de que no se contemplan dichas leyes se advierte en el hecho de que el Islam admite hasta cuatro esposas mientras que, biológicamente hablando, nacen similares cantidades de hombres que de mujeres en toda población humana. Si algunos tienen hasta cuatro mujeres, otros quedarán sin ninguna.
Si hombres y mujeres están regidos corporal y psicológicamente por similares leyes naturales, existe una igualdad básica que debería respetarse. De ahí que la posición de inferioridad social de la mujer, propuesta por el Corán, no contempla tal hecho. Tampoco respeta la vida de los integrantes de otras religiones o de otras formas de mirar la realidad, por lo cual el Islam propone un cobro adicional de impuestos a los infieles, una expulsión de la sociedad islámica e incluso hasta el asesinato, lo que se conoce como yihad o guerra santa. Para colmo se supone que ésta ha sido la voluntad de Dios, o Alá, y no sólo la voluntad de Mahoma.
En algunos países se trata de vivir, actuar y pensar en forma similar a Mahoma; de ahí que no parece como algo "natural" ni un buen ejemplo, que un hombre de 53 años se case con una niña de 6 años e inicie vínculos íntimos cuando la niña tiene 9 años, como fue el caso del Profeta que escribió en el Corán todo lo que Alá le dictó, supuestamente.
Entre laa formas de difusión del Islam aparece en primer lugar el terror psicológico a ir al infierno, por lo cual, para evitar tal situación, el creyente tiende a cumplir con todas y cada una de las directivas establecidas. De esa forma se va estableciendo un totalitarismo teocrático en el cual la vida individual queda regida por el Corán, que es el que determina qué comer, qué vestir, qué pensar, qué hacer, etc. Ello implica destruir la esencia individual de todo ser humano.
Mahoma expresó: "Diferentes profetas han venido en nombre de Dios a ilustrar sus distintos atributos. Moisés, su clemencia y providencia; Salomón, su sabiduría, majestad y gloria; Jesucristo, su justicia, omnisciencia y poder; su justicia por la rectitud de su conducta, su omnisciencia por el conocimiento de los secretos de todos los corazones, su poder por los milagros que realizó. Pero ninguno de estos atributos ha bastado para lograr la conversión, y hasta los milagros de Jesús y Moisés han sido recibidos con incredulidad. Por lo tanto, yo, el último de los profetas, soy enviado con la espada. Los que promulgan mi fe no deberán entrar en argumentaciones ni discusiones, sino acabar con todos los que se nieguen a obedecer la ley. Todo el que luche por la verdadera fe, tanto si cae como si vence, recibirá una recompensa gloriosa".
"La espada es la llave del cielo y del infierno; todos los que la sacan en defensa de la fe serán recompensados con beneficios temporales; cada gota de sangre que derramen, cada peligro y tribulación que padezcan quedarán registrados en lo alto y se les atribuirá más mérito que al ayuno y a la oración. Si caen en la batalla, sus pecados quedarán perdonados en el acto y serán transportados al paraíso, donde vivirán en medio de eternos placeres entre los brazos de huríes de ojos negros" (Citado en "Mahoma" de Washington Irving-Salvat Editores SA-Barcelona 1986).
Si bien Mahoma parece valorar a Moisés y a Cristo, en realidad considera como "infieles" tanto a los seguidores de Moisés como a los de Cristo, induciendo a acosarlos y hasta matarlos, como sucede actualmente en varias partes del mundo. Si bien la lucha contra los "infieles" presenta ciertas variantes, todo parece indicar que el principal ideólogo de la violencia es el propio Mahoma. Antonio Elorza escribió: "Los atentados que ha protagonizado al-Qaeda a lo largo de la última década reivindican un fundamento teórico rigurosamente ortodoxo en el Corán y son ejecutados en nombre de la causa de Alá" (De "Los dos mensajes del Islam"-Ediciones B SA-Barcelona 2008).
La peligrosidad del yihadista radica en que éste busca una muerte honrosa para acceder al paraíso, preferentemente la busca asesinando infieles cuyas vidas son, para él, totalmente carentes de valor. Mark Juergensmeyer escribió: "El doctor Rantisi me corrigió. No debería llamarlos «ataques suicidas», dijo. Él prefería otro término, una palabra común árabe que escribió en mi cuaderno, tanto en árabe como en grafía latina: istishhadi. «Significa martirio voluntario», explicó Rantisi, añadiendo que «a todos los musulmanes les gustaría ser mártires»".
"El término que se usaba para describir ese acto era importante, siguió diciendo, porque llevaba en sí su significado. «Bombardeo suicida» sugería un acto impulsivo de una persona desequilibrada. Las misiones que llevaban a cabo los jóvenes en el ámbito de Hamás, dijo, eran acciones escogidas deliberada y cuidadosamente como parte de sus obligaciones religiosas. «No les ordenamos hacerlo», subrayó, «simplemente les damos permiso para hacerlo en determinadas ocasiones»" (De "Terrorismo religioso"-Siglo XXI de Argentina Editores-Buenos Aires 2001).
Otro aspecto que llama la atención es el uso de las palabras "heroísmo", "pureza", "rectitud" y cosas por el estilo, cuando en realidad se admite la posibilidad de asesinar a personas inocentes cuya único pecado consiste en no aceptar el Islam, o rechazarlo. Esto resulta similar a la "superioridad moral" del socialista mientras admira a personajes siniestros como el Che Guevara o a Lenin. El generalizado rechazo al cristianismo, tanto en Europa como en otras partes del mundo, junto con la adhesión al Islam, no parece ser una buena elección.
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