Las acciones humanas dependen esencialmente de las ideas y creencias que llevamos depositadas en nuestro cerebro. Todos nuestros pensamientos se conforman como deducciones de tales ideas y creencias. Cuando no son contrastadas con la realidad, conducen a conclusiones erróneas que se van expandiendo por toda la sociedad hasta consolidar una especie de epidemia mental con resultados poco satisfactorios. 
Este proceso ha sido comparado con la existencia de virus y parásitos que a veces atacan nuestro cuerpo, o el cuerpo de los animales. Este es el caso de las garrapatas que incluso tienen un poder anastesiante para pasar inadvertidas por sus víctimas y así poder cumplir con su misión perjudicial para aquellas. También los parásitos mentales son creados y difundidos de tal manera que son considerados como "verdades" evidentes por sus víctimas ocasionales. Alex Kaiser escribió al respecto: "En su libro The Parasitic Mind, el biólogo Gad Saad, que ha aplicado las lecciones de la psicología evolutiva al marketing, explicó que Occidente está sufriendo una pandemia que impide a quienes se encuentran afectados pensar racionalmente". 
"Este no es el resultado de la propagación de una bacteria o virus, sino de «ideas patógenas» difundidas por universidades, políticos, medios de comunicación, el arte y la cultura, lo que trae consecuencias devastadoras. Estos patógenos, añade Saad, vienen fundamentalmente de los círculos académicos de izquierda". 
  
"Saad compara su poder infeccioso con el parásito de la malaria presente en los mosquitos. Los parásitos de la mente, dice, están compuestos por «patrones de pensamiento, sistemas de creencias y actitudes que impiden pensar con claridad y precisión»".
"Una vez que estos toman control de nuestros circuitos neuronales, las personas perdemos la capacidad de razonar. Porque los «neuroparásitos» determinan la conducta del huésped de diferentes maneras". 
  
"No puede sorprendernos que una ideología que promueve el odio, la culpa, la destrucción de la familia, el determinismo sociológico, la demolición de las tradiciones, el irracionalismo científico y que desprecia toda forma de espiritualidad, especialmente de origen religiosa, introduzca parásitos mentales que depriman a sus portadores. Pero el problema es mayor, porque este tipo de parásitos es altamente contagioso y tiene la capacidad de destruir por completo el orden social" (De "Parásitos mentales"-Ariel-Buenos Aires 2024). 
De todo esto se infiere que es imposible establecer un diálogo con personas que en sus mentes no existen ideas compatibles con la realidad, ya que están idiologizados con estos "parásitos mentales". Así, todavía muchos socialistas creen que el muro de Berlín fue establecido para evitar la entrada de gente occidental y así evitar la "contaminación moral" que podría producir entre la gente de la Alemania Oriental comunista. También cierto peronista, ante el comentario de que el departamento de Guaymallén, Mendoza, se había convertido en "un gran basurero", respondió: "Lo que sucede es que ahora la gente come más", para justificar tanto al intendente peronista como al gobierno nacional peronista en ese momento.  
En cuanto a la forma de combatir la "epidemia" mental, parece que la única forma efectiva radica en tratar de evitar nuevos contagios, ya que resulta casi imposible que los contaminados abandonen sus ideas y creencias patógenas. 
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