domingo, 26 de octubre de 2025

Las desventajas de la religión revelada

Las religiones que consideran que un Dios, similar a un ser humano, revela sus intenciones y directivas a través de enviados, y que el resto ha de aceptar, en base a confianza o fe, lo que digan sus enviados, presenta algunas desventajas, que pueden sintetizarse de la siguiente manera:

1- Posible desviación hacia un vulgar paganismo
2- Posibilitar la aparición de falsos profetas
3- Impedir la existencia de una religión universal

Las religiones bíblicas se basan en supuestas intervenciones de Dios en los acontecimientos humanos, siendo lo sobrenatural una exigencia, en épocas remotas, para una aceptación generalizada de la religión moral. Una vez que se acepta tal intervención, aparece la posibilidad de considerar a Dios casi como a un líder totalitario al que hay que alabar para recibir sus decisiones favorables, quedando la religión moral, de esa manera, al nivel de cualquier paganismo, en el cual la única diferencia radica en el objeto adulado, mientras que la actitud del creyente es bastante similar.

La situación de mayor gravedad ocurre cuando aparecen supuestos enviados de Dios que predican la violencia contra quienes se oponen a sus prédicas, como es el caso de Mahoma. Así, mientras que a un cristiano se le promete ir al cielo luego de cumplir con los mandamientos bíblicos, al musulmán se le hace una promesa similar si cumple, entre otros requisitos, con la yihad (guerra santa), es decir, podrá ir a la vida eterna si asesina a algunos judíos o algunos cristianos. Para mayor información sobre el Islam, se sugiere visitar en youtube los videos de Raad Salam.

Las religiones reveladas, por lo general, provocan divisiones y luchas internas, además de las divisiones y luchas contra otras religiones, o pseudoreligiones. De ahí que carecen de validez universal, o validez para todo habitante del planeta. Por el contrario, la religión natural (como es posible considerar al cristianismo), resulta compatible con las leyes naturales existentes, que son las mismas para todo ser humano. La religión será universal o no será "religión".

El criterio para validar una propuesta religiosa debería ser el mismo criterio utilizado por la ciencia experimental, es decir, se acepta lo que "funciona bien" y se rechaza lo que "funciona mal". Esto es; se aceptan las teorías compatibles con las leyes naturales y se rechaza el resto. Se acepta la propuesta religiosa que produce efectos positivos para la humanidad y se rechaza el resto.

sábado, 25 de octubre de 2025

Normal vs. Excepcional

Por lo general, asociamos como "comportamiento normal" a lo que está generalizado, o a lo que predomina en una sociedad. Así, en la Argentina es "normal" no respetar las normas de tránsito vehicular; de ahí que ocupamos el 6to lugar, a nivel mundial, entre los que peores conducimos automóviles y vehículos en general. Luego, lo "excepcional" sería el sector social que cumple con todas las reglas de tránsito. En otros países, lo "normal" es el respeto a dichas reglas, mientras que "excepcional" sería un comportamiento similar al de los argentinos.

Cuando se habla de un necesario "cambio de mentalidad", ello ha de implicar dejar de lado el egoísmo extremo que se evidencia en la falta de respeto a toda regla de convivencia, como la antes señalada. La corrupción generalizada se debe a un pensamiento corto, como el de quienes piensan que infringir las leyes morales elementales, como una costumbre o hábito, redundará en una ventaja personal, cuando a la larga tal modo de vida nos perjudicará a todos, aunque de distinta forma.

Las calificaciones de acciones y personalidades "normales" y "excepcionales", como las mencionadas, tienen un carácter subjetivo. De ahí que convendría encontrar tales calificativos asociados a aspectos objetivos, es decir, vinculados a las leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales. Bajo este criterio, una persona "normal" será aquella adaptada al orden natural, siendo la empatía emocional la principal ley de supervivencia, individual y colectiva, por la cual tenemos la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias, evitando hacer daño a los demás y promoviendo beneficiarlos de alguna manera. De ahí que la ética cristiana apunte a construir una personalidad adaptada al orden natural, lo que ha de significar una "normalidad objetiva".

Toda conducta o acción que proviene de un alejamiento o ignorancia de tal predisposición empática, llevará a estados sociales e individuales indeseables, es decir, a ciertas formas de sufrimiento. De ahí que, en la actualidad, gran parte de la población mundial vive alejada de la "normalidad objetiva", si bien vive en una indeseable "normalidad subjetiva".

Como nuestra actitud personal, desde el punto de vista emocional, está relacionada con nuestro aspecto racional o cognitivo, podemos ampliar el concepto de "normalidad objetiva" teniendo presente que el pensamiento cotidiano se ha de orientar por una simultánea influencia de nuestro pasado, de nuestro presente y de nuestro futuro. Por el contrario, si bien los animales domésticos muestran bastantes señales de inteligencia, carecen por lo general de la "influencia del futuro"; influencia que en los seres humanos está asociada al sentido de la vida. Harry Stack Sullivan escribió: "Sostengo que, siempre que no intervengan las circunstancias, el hombre-persona vive con su pasado, su presente y su porvenir cercano, todos los cuales son claramente pertinentes para demostrar y explicar su pensamiento y acción; el porvenir cercano influye en nosotros en un grado no igualado, ni aun remotamente, en ninguna otra especie de los seres vivos" (De "La teoría interpersonal de la psiquiatría"-Editorial Psique-Buenos Aires 1964).

Por lo general, especialmente desde la izquierda política, los aspectos emocionales poco cuentan respecto del nivel de felicidad logrado por la gente, ya que todo se asocia al dinero y al poder; análisis siempre realizado bajo el amparo del relativismo moral. Así, al ver en las sociedades humanas occidentales nada más que corrupción y maldad, se apunta, no a una mejora ética individual, sino a un "cambio de sistema económico", de manera de buscar un posible acceso a la cima del poder. Néstor A. Braunstein escribió: "La psiquiatría es la única rama de la medicina que tiene vergüenza de usar la palabra «enfermedad» para definir eso de que se ocupa y por eso llama a sus afecciones «trastornos», un eufemismo que traduce el vocablo inglés «desórdenes». ¿Qué «orden» es el que se desordena cuando alguien es distinto de cómo se espera? ¿Qué saber autoriza al médico para «clasificar» a los seres humanos entendiendo que padecen «trastornos de la personalidad», que son anormales o peligrosos y que requieren «tratamientos»?" (De "Clasificar en psiquiatría"-Siglo XXI Editores SA-Madrid 2013).

Como existe la posibilidad de admitir una "normalidad objetiva", es también factible que, desde la psiquiatría, se llegue a una clasificación similar. La existencia del bien y del mal, o de lo deseable y lo reprochable, es algo evidente. Y ello implica poder clasificar a los seres humanos según sus actitudes y según que esas actitudes estén orientadas a producir buenos o malos efectos. La realidad humana depende principalmente de las actitudes o predisposiciones individuales y colectivas, antes que del "sistema económico adoptado".

jueves, 23 de octubre de 2025

Acerca del Estado de bienestar

Existen dos formas principales de socialismo. Una forma es la propuesta por Karl Marx e implica la expropiación de los medios de producción. La restante implica la expropiación de gran parte de las ganancias producidas por tales medios (vía impuestos), que siguen como propiedad privada. A esta segunda forma se la conoce como el Estado benefactor o Estado de bienestar.

Uno de los objetivos buscados en esta segunda forma es la protección social de todo integrante de la sociedad, produciendo por lo general los mismos efectos que produce la sobreprotección de un niño por parte de sus padres, es decir, se lo acostumbra a que le resuelvan todos sus problemas incapacitándolos para la lucha que presenta la vida cotidiana.

Los socialdemócratas, promotores del Estado benefactor, aducen que debe evitarse la "marginación social" de cada integrante de la sociedad. Sin embargo, cuando la sobreprotección pasa de cierto límite, se convierte a muchos en parásitos sociales acostumbrados a vivir a costa del trabajo ajeno, siendo de esta forma efectivamente "marginados de la sociedad" por el Estado benefactor.

Se ha llegado al extremo de que muchos políticos muestran como un gran logro el hecho de "proteger" a varios sectores de la sociedad y que, debido a una excesiva sobreprotección, se los ha convertido en ineptos sociales. Mientras que el éxito de la sociedad libre implica la existencia de ciudadanos que pueden valerse por sus propios medios, sin ayuda de nadie. Wilhelm Röpke escribió: “Si tomamos en serio el respeto a la dignidad humana, lo razonable sería proceder a la inversa y medir el progreso por la capacidad que podemos atribuir a amplias masas populares de solucionar el problema de su seguridad existencial con sus propias fuerzas, bajo su propia responsabilidad, mediante el ahorro, los seguros y otras numerosas formas de ayuda voluntaria entre grupos. Sólo esto es, en definitiva, digno de un hombre libre y adulto, y no estar mirando siempre al Estado en espera de una ayuda que, en definitiva, sale de los bolsillos de los contribuyentes o de las limitaciones impuestas a los afectados por el proceso de deterioro del valor de la moneda”.

“Entre los lentos cánceres de nuestra economía y sociedad occidentales se destacan dos: el avance al parecer incontenible del Estado de beneficencia o Benefactor y la erosión del valor del dinero, lo que se denomina inflación reptante. Existe entre ambos un estrecho vínculo nacido de sus causas comunes y de su esfuerzo recíproco. Los dos se inician lentamente, pero al poco tiempo el ritmo se acelera hasta que cuesta detener el deterioro, lo cual multiplica el peligro. Si los afectados supieran lo que les aguarda al final, tal vez se detendrían a tiempo. La dificultad estriba en que es extraordinariamente difícil lograr que se oiga la voz de la razón mientras todavía se está a tiempo”.

“Los demagogos sociales emplean las promesas del Estado Benefactor y de la política inflacionaria para seducir a las masas y cuesta advertir a la gente de modo convincente acerca del precio que todos deberán pagar al final. Tanto mayor razón para que aquellos cuya visión es más equilibrada y extensa redoblen sus esfuerzos por desengañar a los demás, sin atender a los violentos ataques de los demagogos sociales, poco escrupulosos para escoger sus medios, y de los funcionarios del propio Estado Benefactor”.

“Otra característica común del Estado Benefactor y de la inflación crónica es que ambos fenómenos demuestran, en forma clara y aterradora, de qué manera ciertas fuerzas políticas socavan los cimientos de una economía y una sociedad libres y productivas. Ambos son los resultados de opiniones masivas, reclamos masivos, emociones masivas y pasiones masivas, y a ambos los dirigen esas fuerzas en contra de la propiedad, de la ley, la diferenciación social, la tradición, la continuidad y el interés común. Los dos convierten al Estado y al voto en medios para hacer que una parte de la comunidad avance, a expensas de las otras, hacia donde la mayoría del electorado empuja por la fuerza de su solo peso. Los dos son expresión de la disolución de aquellos principios morales firmes que antaño se aceptaban como incuestionables” (De “Una economía humana”).

Los promotores del Estado de bienestar no buscan solamente sobreproteger individuos, sino también dominarlos desde el Estado, imponer una igualdad social, entendida como igualdad económica, a fin de evitar la envidia generalizada. Axel Kaiser escribió: "La figura del Estado de bienestar encuentra su origen en tiempos del canciller alemán Otto de Bismarck, décadas antes de la Primera Guerra Mundial. Bismarck definió su sistema benefactor como «socialismo de Estado», agregando que los alemanes debían acostumbrarse a más socialismo".

"Su propósito, además de competir políticamente por la derecha con las promesas del movimiento socialista, era convertir a los alemanes en dependientes del Estado para que estuvieran más dispuestos a ir a la guerra y peler por él y su proyecto imperial. El mismo Bismarck declaró que «cualquiera que tenga una pensión del Estado se encuentra más satisfecho y es más fácil de manejar que quien no tiene esa expectativa. Mire la diferencia entre un empleado privado y uno en la cancillería o la corte; el último aceptará mucho más porque tiene una pensión que recibir». Y también diría: «Será una gran ventaja cuando tengamos setecientos mil pensionados pequeños obteniendo sus ingresos del Estado, especialmente si provienen de esas clases que de otro modo no tienen mucho que perder en una revuelta y erróneamente creen que tienen mucho que ganar de ella»" (De "Parásitos mentales"-Ariel-Buenos Aires 2024).

Resulta fácil advertir que es el Estado de bienestar el camino previo al totalitarismo, tal como lo expuso Friedrich Hayek en su libro "Camino de servidumbre". Wilhelm Röpke escribió: “La verdad es que este moderno Estado benefactor o Estado-providencia, que a la luz de estas reflexiones se nos presenta como un anacronismo, resultaría incomprensible si no tuviéramos en cuenta el hecho de que en la actualidad tiene otro sentido. Su meta auténtica ya no es ayudar a los débiles y necesitados de ayuda, a aquellos cuyos hombros son demasiado débiles para soportar la carga de la vida y las vicisitudes del destino. Estos problemas le ocupan cada vez menos. La realidad es que con suma frecuencia son los necesitados de todo los que menos reciben de él. El Estado benefactor no es hoy la expansión de las antiguas instituciones de la seguridad y la previsión social tal como las creó por ejemplo, en Alemania, Bismarck. Mientras tanto, se ha ido convirtiendo en un número creciente de países en un instrumento de la revolución social, cuya meta consiste en lograr la más perfecta igualdad posible de ingresos y bienes, con lo que la envidia ha desplazado a la compasión como motivo predominante”.

"Así pues, el quitar se ha convertido en algo tan importante al menos como dar, y si llegara a ocurrir que no hubiera ya un número suficiente de gentes auténticamente necesitadas de ayuda, habría que inventárselas, para justificar la tendencia a rebajar a los más ricos hasta el nivel medio, en nombre de altisonantes frases morales, para dar satisfacción al resentimiento social. Se sigue hablando aún el viejo lenguaje de la antigua previsión social, se sigue pensando con aquellas viejas categorías, pero esto no es sino el telón que encubre la nueva campaña que se extiende a todo cuanto supera el nivel medio de ingresos, bienes y rendimiento. Y dado que no se conseguirán los nuevos objetivos de esta revolución social hasta que todo haya quedado nivelado; dado que las pequeñas diferencias que aún subsisten seguirán despertando el resentimiento social; dado que, por otra parte, es inimaginable una situación que no ofrezca ya pábulo al resentimiento social, la conclusión final es que no cabe esperar que se detenga esta evolución mientras no se acierte a ver la perversa filosofía social en que se apoya el moderno Estado de bienestar y se la rechace en consecuencia como uno de los más funestos errores de nuestra época” (De “Más allá de la oferta y la demanda”-Unión Editorial SA-Madrid 1979).

lunes, 20 de octubre de 2025

Prioridad moral vs. Prioridad ideológica

En los comienzos de los procesos revolucionarios, como fue el caso de la Revolución bolchevique o de la Revolución cubana, surgen adhesiones numerosas, que se van apagando con el tiempo al observar los resultados logrados. Sin embargo, aún con la evidencia de un fracaso contundente, son varios los que mantienen la adhesión previa. Mientras que para los primeros existe una prioridad moral por sobre toda ideología, para los segundos existe una prioridad racional, por cuanto la ideología les toma el control del cerebro desalojando todo rastro de realidad.

Lo grave del caso radica en que varios intelectuales, incluso algunos ganadores de un Premio Nobel, se encargan de difundir alabanzas a los peores dictadores totalitarios, promoviendo en las distintas poblaciones la continuidad de ideas que las perjudican indefectiblemente. Entre los casos de adhesión a Hitler, pueden mencionarse a los físicos Pascual Jordan y a Philipp Lenard (Premio Nobel).

Entre los adherentes a Stalin puede mencionarse a Frederic Joliot-Curie (Premio Nobel), quien expresó en el Congreso del Partido Comunista Francés de 1956: “Los hombres no son perfectos, ciertamente. Se han cometido errores y algunos muy graves. Todo hombre debe reprobarlos. Y todos pueden ver cómo los juzgamos cuando corresponden a un hombre tan importante como el camarada Stalin. Pero éstas son cosas que no conciernen ni a la doctrina marxista-leninista ni al sistema socialista”.

“Esto no es una excusa ni mucho menos; pero quiero preguntar: ¿Cuántos crímenes son cometidos todos los días en los países que dicen hablar en nombre de la libertad y que, por ejemplo, so pretexto de pacificación hacen matar a millares de seres humanos?” (De “Trabajos fundamentales”-Editorial Platina-Buenos Aires 1960).

También fue un admirador de Stalin y de Mao el escritor Pablo Neruda (Premio Nobel). Así, cuando varios intelectuales se juntan, son capaces de faltarle el respeto y burlarse de la memoria de decenas de millones de victimas inocentes del comunismo, como fue el caso de la comisión encargada de otorgar los Premios Nobel de Literatura, cuando se lo otorgan a Pablo Neruda, quien escribió loas a Stalin y a Mao, a pesar de los crímenes por éstos cometidos. “Después de escribir un poema de homenaje a Stalin en su muerte, se adapta a la era Kruschev, el detractor necrológico de Stalin y continuador del sistema comunista”.

“En sus memorias, Neruda rinde culto a Lenin sin atenuantes”. “En sus referencias a China, Neruda menciona el culto a la personalidad de Mao, pero nunca a sus crímenes ni la Revolución Cultural, como si el problema hubiera sido, al igual que con Stalin, sólo el culto a la personalidad. Se permite, por lo demás, varios elogios compensatorios de Mao". (De “Los fabricantes de miseria” de P.A. Mendoza, C.A. Montaner y Á. Vargas Llosa-Plaza & Janés Editores SA-Barcelona 1998).

El reciente Premio Nobel de Economía, Philippe Aghion, expresó en una entrevista: "Salvador Allende era una buena persona, pero no muy bueno en economía..." (De latercera.com). La "buena persona" se despreocupó por la condición social y económica de los chilenos, priorizando el poder y la expansión de la ideología comunista en Sudamérica. Para afianzar el poder logrado en las urnas, con un 36% de los votos, los seguidores de Allende trataron de establecer un poder militar con fuerte apoyo internacional.

Recordemos que las tan aplaudidas “revoluciones marxistas” no son otra cosa que guerras civiles entre diferentes sectores. Robert Moss escribió: “Una poderosa facción de la Unidad Popular de Allende (al igual que los grupos revolucionarios fuera del gobierno) se encontraba preparando, desde el mismo comienzo, una violenta insurrección: una revolución dentro de la revolución. Fueron ayudados por extremistas extranjeros que inundaron el país bajo Allende y que, corrientemente, se encontraban premunidos de papeles de identificación chilenos".

"Unos 14.000 extremistas foráneos mezclados en actividades revolucionarias en Chile, fueron identificados por el Servicio de Inteligencia Militar después del pronunciamiento. Los cubanos y norcoreanos jugaron importante rol suministrando armamentos checos e instructores militares. Durante los últimos meses del régimen, era obvio que Allende ya no contaba con el apoyo de los uniformados".

"Los comunistas y socialistas trabajaban febrilmente preparando sus brigadas para el inminente choque. Régis Debray, que visitara a Allende por última vez en agosto de 1973, lo resumió en la siguiente forma en Le Nouvel Observateur: «Todos sabíamos que era un asunto táctico ganar tiempo, organizar, armar y coordinar las formaciones militares de los partidos que componían la Unidad Popular y su gobierno. Era una carrera contra el tiempo»” (De “El experimento marxista chileno”-Editora Nacional Gabriela Mistral Ltda.-Santiago de Chile 1974).

Más cercano en el tiempo es el caso del economista Joseph Stiglitz, Premio Nobel, quien proclamó su apoyo a varios dictadores latinoamericanos. Al respecto, Axel Kaiser escribió: "Con este nivel grotesco de distorsión, no es extraño que Stiglitz haya apoyado casi todos los proyectos marxistas o populistas de América Latina en las últimas décadas. Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, los Kirchner, Gabriel Boric y Fidel Castro fueron todos defendidos por Stiglitz en su esfuerzo por acabar con el neoliberalismo".

"Como es costumbre entre quienes se encuentran infectados por este parásito mental, al referirse a Chile Stiglitz distorsionó los hechos para ajustarlos a sus preferencias ideológicas" (De "Parásitos mentales"-Ariel-Buenos Aires 2024).

sábado, 18 de octubre de 2025

La ideología necesaria

Resulta preocupante la actual situación de la humanidad, plagada de conflictos de todo tipo y en donde las actuales ideologías de orientación resultan insuficientes para revertirla. Incluso si se lograra una ideología de adaptación satisfactoria, respecto del orden natural, nadie puede garantizar que sea aceptada en forma generalizada. Sin embargo, resulta ser el objetivo inmediato a lograr.

Con la palabra "ideología" se hace referencia a un conjunto de ideas que puede ser compatible con las leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales, dejando de lado el carácter despectivo que por lo general se atribuye a tal palabra. Una ideología compatible con tales leyes ha de estar materializada mediante una teoría descriptiva organizada en forma axiomática y que resulte accesible al ciudadano común.

Entre los peligros advertidos para el futuro de la humanidad se pueden mencionar los totalitarismos todavía vigentes, como el socialismo y el expansivo totalitarismo teocrático constituido por el Islam. También se pueden mencionar los diversos nacionalismos expansivos y los diversos relativismos (moral, cognitivo, cultural) que sirven para legitimar aquellos movimientos que apuntan al logro de un poder opresivo contra el resto de los habitantes del planeta.

En un universo regido por leyes naturales invariantes, éstas han de ser la referencia necesaria para establecer toda descripción objetiva del ser humano y de la sociedad. Asociadas a la obra de un Creador, se tiene en esa referencia el fundamento de una religión natural enteramente compatible con la ciencia experimental, por cuanto la función esencial de la ciencia es la descripción de tales leyes. Así, la posible validez universal de la religión natural provendrá de igual manera que la validez universal de toda descripción científica verificada experimentalmente.

Si bien existe una gran cantidad de conocimientos dispersos en bibliotecas y otros medios, lo esencial y lo necesario en nuestra época consiste en poder adoptar un nuevo punto de partida que le dé sentido a todo lo que sabemos. Ello implica adoptar nuevos cimientos para sostener todo lo construido hasta ahora. El criterio a adoptar será el de Erwin Schrödinger quien define la situación de la siguiente forma: “La cuestión…no es tanto ver lo que nadie ha visto todavía, sino pensar lo que aún nadie ha pensado acerca de lo que todo el mundo ve”.

Como esencialmente el proceso reparador se debe dar al nivel de cada individuo, es necesario partir del concepto de actitud característica, de la psicología social, con sus componentes emocionales y cognitivas. Luego, conscientes de pertenecer a un enorme y grandioso orden natural, es posible que cada individuo trate de sentirse parte de tal ordenamiento, buscando con la ética natural, no tanto ciertas ventajas para la sociedad y para los demás, sino para fortalecer su propia autoestima y valor personal, lo que luego podrá servir para una mejora generalizada de la sociedad.

A través de las cuatro componentes emocionales básicas de nuestra actitud característica (amor, odio, egoísmo e indiferencia) se llega a una ética natural que tiende a favorecer el bien y a evitar el mal. Teniendo presente la existencia de la empatía emocional, por la cual podemos compartir las penas y las alegrías ajenas como propias, se llega a una ética natural enteramente compatible con la ética bíblica, con una evidente síntesis entre ciencia social y religión moral.

Las componentes emocionales y las componentes cognitivas de nuestra actitud, dan origen a ciertas teorías axiomáticas que materializan una "teoría de la acción ética" y una "teoría del conocimiento", que sirven para comprender gran parte de lo acontecido a través de la historia de la humanidad.

Entre las posibles derivaciones de tal punto de partida, surge la posibilidad de establecer un fundamento adicional de la economía, ya que en la visión de Ludwig von Mises se considera que la economía es una ciencia formal similar a la lógica y a las matemáticas, lo cual no parece ser adecuado por el momento. Por el contrario, vista como una ciencia experimental, también puede tener el rigor de las ciencias formales mencionadas, ampliando de esa forma una posible aceptación en ciertos sectores que aún siguen reacios a adoptarla.

La ideología o teoría de la adaptación cultural al orden natural, aquí esbozada, forma parte de lo que algunos autores denominan como la "ciencia de la paz". Así, Milton C. Mapes Jr. escribió: "Si la sociedad no aprende a manejar el conflicto mucho mejor de cuanto la especie humana lo ha hecho en el pasado, entonces probablemente nuestra civilización no sobrevivirá".

"En términos de resolución de conflicto, la paz no se define como la ausencia de conflicto, sino más bien como el manejo no violento del conflicto. Si bien el problema puede enunciarse con facilidad, su solución es increíblemente difícil, porque implica un cambio fundamental en nuestro entero enfoque del conflicto y ese enfoque ha sido nutrido en nuestros huesos por un periodo de muchos milenios, de hecho, de mucho antes del comienzo de la historia humana" (De "La lucha por la paz" de Charles Duryea Smith-Grupo Editor Latinoamericano SRL-Buenos Aires 1986).

jueves, 16 de octubre de 2025

Los efectos de las mentiras

Las reglas morales promovidas desde tiempos inmemoriales se basan todas en los efectos producidos por nuestras acciones; denominando "buenas" a las acciones que producen efectos favorables al individuo y a la sociedad, y "malas" a las que producen efectos desfavorables. Las reglas morales tienden a promover las buenas acciones y a rechazar las malas.

La mentira ha sido siempre considerada como una mala acción, ya que proviene de una mala actitud. Ello se debe a que toda mentira tiende a cambiar la realidad, ya que los efectos dependen de nuestras opiniones antes que de la realidad misma, como es el caso de las opiniones basadas en mentiras ajenas.

El proceso de la evolución cultural tiende a entorpecerse cuando predomina la mentira respecto de los efectos producidos por la adopción de cierto sistema político, económico o religioso, ya que, en vez de advertir a los demás acerca de los efectos negativos producidos por tal sistema, se lo encubre diciendo todo lo contrario, sin advertir a los demás acerca de los efectos verdaderos. De ahí, posiblemente, surja aquello de que "el hombre es el único animal capaz de tropezar más de una vez con la misma piedra".

Por lo general, respecto de un acontecimiento histórico, es posible disponer de dos posturas opuestas. De ahí que, para saber la verdad acontecida, no nos servirá ninguna en forma directa, ya que deberemos tratar de deducir lógicamente cuál de las dos posturas presenta una mayor coherencia lógica, entre otros aspectos.

Las mentiras asociadas a los gobernantes de un país son tan viejas como el mundo. Aldo Ottolenghi escribió: "Los antiguos eran por lo menos tan mentirosos como nosotros. En el año 1296 antes de Cristo, el rey de los hittitas, Muwatallu, se enfrentó, a la cabeza de sus tropas y las de sus aliados, con las del faraón Ramsés II, en la famosa batalla de Kadesh".

"Los egipios hablaban con entusiasmo de la arrolladora victoria del faraón: Ramsés es «el bien amado de Ra», «el toro poderoso amado por la verdad», «el impávido cuyo prestigio es grande en todo el país», «el que suprimió al país de Etiopía, el que acabó con las balandronadas del país de Hatti»".

"Ahora bien, Ramsés II perdió la batalla de Kadesh; pero consiguió engañar a la posteridad durante unos tres mil años, hasta que el descubrimiento de la civilización de Hatti y el de su escritura permitió rectificar las desvergonzadas mentiras de los sacerdotes egipcios".

"Evidentemente, el papel de los sacerdotes que celebraban la victoria del faraón en sus jeroglíficos, era el mismo de la mayoría de los periodistas modernos que exaltaban a los dictadores de los países totalitarios. Demostrando su fidelidad al régimen trataron de conseguir, a cambio de sus mentiras interesadas, la mayor cantidad posible de ventajas para sí mismos".

"El hecho de traicionar la verdad histórica no les preocupó en absoluto, como no preocupó tampoco a los sacerdotes egipcios".

"Sin embargo, examinando esas mentiras con espíritu científico, vemos que de ellas surgen varios hechos reales; el primero, es que existió efectivamente un faraón que se llamó Ramsés II. Los sacerdotes egipcios no habrían sacado ningún provecho alabando exageradamente a un monarca inexistente".

"El segundo es que los sacerdotes egipcios (por lo menos los del templo de Abu-Simbel, de Luksor y de Abidos, sobre cuyas paredes están escritas las alabanzas de la victoria de Ramsés) eran amigos del faraón".

"El tercero, es que tuvo lugar una batalla en Kadesh, entre los egipcios y los hittitas".

"Ramsés pudo salvar la vida gracias a la intervención de soldados recién llegados de Amurru".

"¿Cómo pudimos darnos cuenta de que la historia relatada por los sacerdotes egipcios había sido falsificada? Porque en el tratado de paz el país de Amurru (aliado del Faraón) fue entregado a los hittitas".

"Si el faraón hubiese ganado la batalla de Kadesh, es evidente que no habría cedido al enemigo el país de uno de sus vasallos".

"Nos encontramos, por lo tanto, frente a una falsificación de la historia, deliberada y consciente. Es posible que la misma se haya hecho también para mantener elevado el prestigio del faraón frente al pueblo egipcio" (De "Orígenes de la civilización occidental"-Hachette-Buenos Aires 1952).

miércoles, 15 de octubre de 2025

La "libertad de prensa" durante el peronismo

Los sistemas totalitarios coinciden en aplicar el lema fascista establecido por Benito Mussolini: "Todo en el Estado. Nada fuera del Estado. Nada contra el Estado". De ahí que el peronismo de los años 1946 al 1955 haya cerrado o expropiado varios diarios a lo largo y a lo ancho del país.

Mientras que en Italia y Alemania abandonaron el fascismo y el nazismo, respectivamente, y en Rusia y China abandonaron el socialismo, en la Argentina se mantiene vigente el peronismo, cuyos orígenes totalitarios desalientan la llegada de inversiones por cuanto poca confianza se le tiene a un pueblo que en cualquier momento retorna a los principios establecidos por Mussolini y seguidos también por Perón.

Los diarios y revistas, como los demás medios periodísticos, debían callar sus críticas al gobierno, incluso debían evitar decir verdades que molestaran al líder totalitario para no ser cerrados o clausurados. A continuación se menciona una lista de los diarios clausurados y confiscados por Perón entre 1946-55:

La Provincia de Salta
La Gaceta de Tucumán
El Orden de Tucumán
La Capital de Rosario
Tribuna de Rosario
Crónica de Rosario
La Unión de Río Gallegos
Córdoba de Córdoba
La Voz del Interior de Córdoba
El Debate de Jujuy
Tribuna de Río Cuarto
El Litoral de Santa Fe
El Imparcial de Santa Fe
El Orden de Santa Fe
La Época de Concordia
El Orden de Nueve de Julio
La Tarde de Zárate
La Hora de Tres Arroyos
Il Mattino d'Italia (de la colectividad italiana antifascista)
La Vanguardia (órgano del Partido Socialista)
La Mañana de Victoria (Entre Ríos)
Argentina Libre y Antinazi
El Intransigente de Salta
Democracia
La Prensa

(Lista extraída de "Relato Roto" de Diego Recalde-Editorial Hojas del Sur SA-Buenos Aires 2025).