Debido a la gran cantidad de habitantes que tiene el planeta, aumentan las presiones sobre el medio ambiente, como es el caso de la destrucción de bosques para establecer nuevas tierras cultivables, o tambien la destrucción de tierras cultivables para establecer nuevas viviendas. Hasta hace poco tiempo, el exceso de nacimientos sobre defunciones era de unos 100 millones de individuos por año, por lo que el proceso destructivo era bastante importante. 
La presión ejercida por la población, sin embargo, implica simultáneamente una presión del medio ambiente sobre la población. Esta última, por medio de las limitaciones de alimentos y vivienda, tiende a desalentar el aumento de la población, por lo cual en muchos países se está reduciendo la tasa de nacimientos apuntando a cierta estabilidad poblacional, como es el caso de China. De ahí que estaría demás la promoción de prácticas abortivas, de homosexualidad y cambio de género, que apuntan "artificialmente" a limitar el gran aumento poblacional observado en los últimos años. 
 
Entre las formas propuestas para el cuidado del medio ambiente se propone la creación de una "nueva ética", o ética especializada para su protección. Al respecto leemos: "El ecólogo Aldo Leopold fue uno de los primeros, allá por mil ochocientos cuarenta y tantos, en señalar que Occidente necesitaba «una nueva ética», «una ética de la conservación»".
"Mas no ha cuajado aún en Occidente, según Leopold, «una ética que verse sobre la relación del hombre con la tierra, y los animales y plantas que la pueblan»" (De "La responsabilidad del hombre frente a la naturaleza" de John Passmore-Alianza Editorial SA-Madrid 1978). 
Aldo Leopold en realidad no buscaba tanto una nueva ética como el abandono de la ética bíblica por cuanto en el Antiguo Testamento se proponía que el hombre habría de dominar a la naturaleza en lugar de adaptarse a sus leyes. "El Señor creó al hombre, asegura el Génesis, «para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se mueven en ella»".
Si consideramos que la Biblia ha sido escrita por hombres, y no por Dios, no deberíamos extrañarnos de encontrar errores, limitaciones e incoherencias lógicas en escritos de hace miles de años atrás. En cuanto a establecer una "ética ecológica", nos enfrentamos a una situación similar a la promoción de una educación vial, una educación sexual, una educación política, y así sucesivamente. En realidad, lo que debe buscarse es una educación general compatible con la ética natural, para que oriente nuestra actitud característica hacia una predisposición a la cooperación social. Ello se debe a que quienes conducen un automóvil sin respetar las reglas básicas de conducción, son los mismos que tampoco respetarán leyes asociadas a las demás instancias de la vida social.  
El otro aspecto a tener en cuenta es que la ética debe promoverse pensando más en cada individuo que en la integridad del medio ambiente, que es la única forma de lograr buenos resultados. Así, no nos parece que una persona normal se considere un ser humano auténtico si maltrada a un animal o destruye a una planta. Cuando alguien tiene suficiente amor propio, por su propio bien y por su autoestima, tratará de ser respetuoso con el medio ambiente de la misma forma en que lo hará respecto de la sociedad en general.  
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