domingo, 21 de septiembre de 2025

El orden social compatible con el orden natural

No todo orden social, o modelo de sociedad, resulta compatible con el orden natural, por cuanto se advierte, a lo largo de la historia, la existencia de muchas sociedades que fracasaron respecto de la esperada supervivencia plena de sus integrantes. El primer error que se advierte implica apuntar a establecer un modelo de sociedad al cual se debe adaptar todo integrante de la misma, ya que conviene encontrar primeramente un modelo de individuo para, luego, mediante su libre accionar, generar la sociedad correspondiente.

Se dice que el ser humano es un "animal social", ya que tiende a unirse a sus semejantes a través de ciertos vínculos que se comparten y que sirven para la unión mencionada. Los principales "candidatos" que materializarán ese vínculo son las emociones, por una parte, y los bienes materiales, por otra parte. En el primer caso tenemos la sociedad netamente humana en la cual el vínculo es la empatía emocional por la cual adoptamos la predisposición a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias. En el segundo caso tenemos las sociedades utópicas, como el socialismo, en las cuales el vínculo lo constituyen los medios de producción y el trabajo, conformando una sociedad algo similar a un hormiguero o una colmena.

Como los mejores resultados se logran en las sociedades libres, basadas en la ética natural materializada en los mandamientos bíblicos, puede decirse que tales sociedades resultan compatibles con el orden natural, o con lo que nos exige el orden natural. Sin embargo, en toda sociedad real no existe un cumplimiento estricto de tales mandamientos, por lo que la compatibilidad no es total, sino parcial. Al menos debemos tener presente que éste es el mejor camino.

Otro indicio que confirma lo anterior lo tenemos a partir de las conclusiones de Emile Durkheim respecto de los estudios sobre el suicidio. Así, llega a la conclusión que la mayor cantidad de suicidios se produce entre la gente muy poco vinculada con la sociedad (egoísmo extremo) y también con la que está demasiado vinculada (altruismo socialista). En estos casos, la cantidad de suicidios indicaría el grado de disconformismo que predispone a ese acto final.

Por lo general se cree que los individuos cuyas vidas dependen totalmente del Estado, con poco margen para las decisiones individuales, se han de sentir integrados a la sociedad. Sin embargo, bajo los sistemas comunistas, se produce una "atomización" social promovida por el temor a la delación por parte de personas cercanas y a la posterior represalia por parte de los organismos de control social. De ahí los altos índices de suicidio que había, por ejemplo, en la Hungría socialista.

En cuanto a las actitudes extremas consideradas por Durkheim, Neil J. Smelser escribió: "Queda claro por ahora que Durkheim no estaba manejando una simple lista desorganizada de causas y efectos en relación con el suicidio. Los diversos tipos de cohesión social (egoísmo, altruismo, anomia, fatalismo) son variables independientes; la tasa de suicidios, dependiente. Asimismo, los cuatro tipos constituyen dos pares de conceptos opuestos. El egoísmo es una condición de excesiva desvinculación del individuo respecto de la comunidad; el altruismo, una condición de muy débil desvinculación. La anomia es una condición de muy escasa regulación por las expectativas normativas; el fatalismo, una condición de regulación demasiado grande. Tal es la estructura básica del sistema teórico de Durkheim".

"Nuestra discusión de la estructura lógica del esquema teórico de Durkheim ha revelado ya su hipótesis principal: los dos extremos de la cohesión social -o demasiada o demasiada poca- ocasionan altas tasas de suicidio. Dado que especificó dos dimensiones de la cohesión -integración y regulación- esta hipótesis principal se disuelve en cuatro versiones. Con respecto a la integración, el egoísmo y el altruismo contribuyen ambos a tasas altas de suicidio, con una tasa inferior oscilando entre ambos extremos, donde más o menos uniformemente se equilibran los intereses individuales y los intereses colectivos" (De "Teoría Sociológica" de N.J. Smelser y R.S Warner-Editorial Espasa-Calpe SA-Madrid 1982).

Podemos decir que, además de que somos "animales sociales", somos "animales emocionales", y que todo individuo que no esté vinculado emocionalmente con el resto, se siente desvinculado de la sociedad. También se advierte que todo sistema político o económico que se oponga a la ética natural o bíblica, tiende a alejarse del orden social compatible con el orden natural.

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