lunes, 29 de septiembre de 2025

Ecología y ética

Debido a la gran cantidad de habitantes que tiene el planeta, aumentan las presiones sobre el medio ambiente, como es el caso de la destrucción de bosques para establecer nuevas tierras cultivables, o tambien la destrucción de tierras cultivables para establecer nuevas viviendas. Hasta hace poco tiempo, el exceso de nacimientos sobre defunciones era de unos 100 millones de individuos por año, por lo que el proceso destructivo era bastante importante.

La presión ejercida por la población, sin embargo, implica simultáneamente una presión del medio ambiente sobre la población. Esta última, por medio de las limitaciones de alimentos y vivienda, tiende a desalentar el aumento de la población, por lo cual en muchos países se está reduciendo la tasa de nacimientos apuntando a cierta estabilidad poblacional, como es el caso de China. De ahí que estaría demás la promoción de prácticas abortivas, de homosexualidad y cambio de género, que apuntan "artificialmente" a limitar el gran aumento poblacional observado en los últimos años.

Entre las formas propuestas para el cuidado del medio ambiente se propone la creación de una "nueva ética", o ética especializada para su protección. Al respecto leemos: "El ecólogo Aldo Leopold fue uno de los primeros, allá por mil ochocientos cuarenta y tantos, en señalar que Occidente necesitaba «una nueva ética», «una ética de la conservación»". "Mas no ha cuajado aún en Occidente, según Leopold, «una ética que verse sobre la relación del hombre con la tierra, y los animales y plantas que la pueblan»" (De "La responsabilidad del hombre frente a la naturaleza" de John Passmore-Alianza Editorial SA-Madrid 1978).

Aldo Leopold en realidad no buscaba tanto una nueva ética como el abandono de la ética bíblica por cuanto en el Antiguo Testamento se proponía que el hombre habría de dominar a la naturaleza en lugar de adaptarse a sus leyes. "El Señor creó al hombre, asegura el Génesis, «para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se mueven en ella»".

Si consideramos que la Biblia ha sido escrita por hombres, y no por Dios, no deberíamos extrañarnos de encontrar errores, limitaciones e incoherencias lógicas en escritos de hace miles de años atrás. En cuanto a establecer una "ética ecológica", nos enfrentamos a una situación similar a la promoción de una educación vial, una educación sexual, una educación política, y así sucesivamente. En realidad, lo que debe buscarse es una educación general compatible con la ética natural, para que oriente nuestra actitud característica hacia una predisposición a la cooperación social. Ello se debe a que quienes conducen un automóvil sin respetar las reglas básicas de conducción, son los mismos que tampoco respetarán leyes asociadas a las demás instancias de la vida social.

El otro aspecto a tener en cuenta es que la ética debe promoverse pensando más en cada individuo que en la integridad del medio ambiente, que es la única forma de lograr buenos resultados. Así, no nos parece que una persona normal se considere un ser humano auténtico si maltrada a un animal o destruye a una planta. Cuando alguien tiene suficiente amor propio, por su propio bien y por su autoestima, tratará de ser respetuoso con el medio ambiente de la misma forma en que lo hará respecto de la sociedad en general.

viernes, 26 de septiembre de 2025

¿Quién habla en nombre de la Tierra?

Los seres humanos, como seres sociables, tendemos a agruparnos o asociarnos de alguna manera con nuestros semejantes. Esto es lo normal. Sin embargo, en muchos casos surge cierta necesidad de formar parte de algún subgrupo de la humanidad para sentirnos alguien, o para advertir que somos alguien. De lo contrario, parecería, que no pertenecer a algún subgrupo implicaría estar perdido en el anonimato que la historia concede a los seres humanos en general.

Pero, aferrarse a la pertenencia a algún subgrupo, como una religión, o una nacionalidad, o una etnia, conlleva muchas veces a sumarse a antagonismos que el subgrupo presenta ante otros subgrupos distintos. Y así proliferan los conflictos que advertimos en la actualidad en gran parte del planeta. Incluso los líderes religiosos, o los líderes nacionales, confirman las diferencias respecto de otros subgrupos acentuando todo interés en el propio subgrupo, negando o ignorando abiertamente pertenecer al grupo de los integrantes de la humanidad.

Si todo el interés puesto en exaltar los atributos del subgrupo de pertenencia, fuese puesto como interés en sentirse parte del grupo de la humanidad, seguramente las cosas mejorarían bastante. No se trata de negar los atributos culturales propios de cada subgrupo, excepto cuando tales atributos tienden a predominar o bien a alejar de la mente a nuestros atributos estrictamente humanos que hemos heredado del proceso evolutivo.

Advirtiendo este egoísmo generalizado que tiende a destruir la supervivencia efectiva de muchos seres humanos, el astrónomo Carl Sagan se preguntaba: ¿Quién habla en nombre de la Tierra? Escribía al respecto: "Desde una perspectiva extraterrestre está claro que nuestra civilización global está a punto de fracasar en la tarea más importante con que se enfrenta: la preservación de las vidas y del bienestar de los ciudadanos del planeta. ¿No deberíamos pues estar dispuestos a explorar vigorosamente en cada nación posibles cambios básicos del sistema tradicional de hacer las cosas, un rediseño fundamental de las instituciones económicas, políticas, sociales y religiosas?".

"Tenemos que estar dispuestos a desafiar valientemente la sabiduría convencional social, política, económica y religiosa. Tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para comprender que nuestros compañeros, que los ciudadanos de todo el mundo, son humanos. No hay duda que estos pasos son difíciles. Pero como replicó Einstein muchas veces cuando alguien rechazaba sus sugerencias por no prácticas o no consistentes con la «naturaleza humana»: ¿Qué otra alternativa hay?" (De "Cosmos"-Editorial Planeta SA-Bercelona 1980).

Entre los absurdos que presenta la historia de la humanidad surgen los casos de los hábiles conquistadores de poder que generan miles o millones de víctimas en sus locos intentos por dirigir mental o materialmente a toda la humanidad. Desde la visión amplia de los científicos se advierte el lugar ocupado por los seres humanos dentro del inmerso universo, invitándonos a sentirnos parte del mismo; a ser como "la cola de un león" en lugar de sentirnos "cabezas de ratón", como es el caso de los múltiples líderes que surgen en forma casi permanente en casi todos los pueblos. Christiaan Huygens escribió: "Qué vastitud la de estos orbes y qué poco considerable es comparada con ellos la Tierra, el teatro sobre el cual se juegan todos nuestros poderosos designios, todas nuestras navegaciones, y todas nuestras guerras. Una consideración muy pertinente, y materia de reflexión para los reyes y príncipes que sacrifican las vidas de tantas personas sólo para halagar su ambición y convertirse en dueños de algún lamentable rincón de este pequeño lugar".

Acerca del economismo: Röpke vs. Mises

Se denomina “economismo”, o "economicismo", a la creencia de que los comportamientos individuales dependen enteramente del sistema económico adoptado por la sociedad. De ahí que tanto la religión y la ética, como las restantes ramas de las ciencias humanas y sociales, cumplirían un rol secundario, ya que todo comportamiento dependería básicamente del sistema adoptado para la producción y la posterior distribución de bienes y servicios.

Los economicistas estiman que la economía es “la madre de todas las ciencias”, cuando en realidad debería ocupar un lugar entre las demás ciencias sociales tratando de ser compatible con aquellas. Incluso se da el caso de que el economicista liberal pretende solucionar los problemas educativos aplicando una competencia similar a la del mercado, o también pretende mejorar la salud pública con ese mismo criterio. Para colmo, llegan al extremo de suponer que todo lo estatal es necesariamente “malo” mientras que todo lo privado es necesariamente “bueno”, constituyéndose en simples repetidores de slogans sectoriales. Mariano Grondona escribió: “Entendemos por «economicismo» el predominio de la Economía sobre el resto de las ciencias sociales (Ciencia Política, Sociología, Ética, Antropología, Derecho…) en el terreno académico y el predominio del ministro de Economía sobre los demás ministros (de Educación, Salud, Interior, Relaciones Exteriores…) en el terreno político” (De “Las condiciones culturales del desarrollo económico”-Editorial Planeta Argentina SAIC-Buenos Aires 1999).

El pensamiento socialista es esencialmente economicista; Karl Marx expresó: “El modo de producción de vida material determina el carácter general de los procesos de vida social, política y económica” (Citado en “Siete teorías de la naturaleza humana” de Leslie Stevenson).

Para algunos autores liberales, por el contrario, los resultados económicos dependen principalmente de los atributos personales de cada individuo, sin dejar de lado el marco social. Juan Bautista Alberdi escribió: “El trabajo y el ahorro son esas causas naturales de la riqueza, como la ociosidad y el dispendio son las causas de la pobreza. Esas cuatro palabras expresan los cuatro hechos a que está reducida la gran ciencia de Adam Smith”.

“La riqueza y la pobreza, según esto, residen en el modo de ser moral de una sociedad, en sus costumbres de labor y ahorro, y en sus hábitos viciosos de ociosidad y dispendio…Comprender la riqueza y la pobreza en su ser y causas morales es colocarse en el camino de aprender a salir de la pobreza y llegar a la riqueza”.

“Un empobrecimiento nacido de ideas viciosas sobre el medio de enriquecer sin las virtudes del trabajo y del ahorro, es una enfermedad moral como su causa, y sólo puede ser curada por medicamentos morales igualmente. Esos remedios consisten desde luego en el abandono de las ilusiones que buscaron riquezas improvisadas en combinaciones y artificios ingeniosos que no pueden suplir al trabajo y al ahorro, considerados como manantiales de riquezas y bienestar. Esta curación moral no puede ser sino lenta, penosa y difícil, como es siempre la reforma de los usos y de las costumbres entradas en mal camino”.

“El ahorro, manantial más productivo de riquezas que el trabajo mismo, es, sin embargo, más penoso y difícil para el americano del sud. Es que el ahorro, como costumbre, es toda una educación: es una virtud que se compone de muchas otras y supone un grande adelanto de civilización. Sus elementos son: la previsión, la moderación, el dominio de sí, la sobriedad, el orden. Es imposible llegar a ser rico sin la posesión de estas cualidades morales. Cuando ellas abundan en una nación, esa nación no es, no puede ser pobre, aunque habite un suelo pobre. Mejor sin duda si posee un suelo fértil, pero no es más el suelo que un instrumento de su poder productor, que se compone de sus fuerzas morales” (De “Estudios Económicos”-Librería La Facultad-Buenos Aires 1927).

Por otra parte, Wilhelm Röpke escribió: “La vida económica no se desenvuelve naturalmente en el vacío moral. Se halla en constante peligro de desviarse del nivel moral medio si no se la apuntala con un vigoroso apoyo ético. No cabe pensar siquiera en que pueda faltar ese apoyo, el cual, por otra parte, debe ser preservado constantemente de la corrupción. De lo contrario, nuestro sistema económico libre, y con él toda forma de Estado o sociedad libres, están condenados a derrumbarse”.

“El mercado, la competencia y el juego de la oferta y la demanda no crean estas reservas éticas; las presuponen, y las consumen. Estas reservas deben venir de fuera del mercado, y ningún manual de economía puede sustituirlas” (Citado en “Enfoques económicos del mundo actual” de L. S. Stepelevich-Editorial Troquel SA-Buenos Aires 1978).

Existen, sin embargo, quienes abogan por la implantación de una economía de mercado con el objeto de subsanar todos los problemas de una sociedad, incluso los de orden moral y familiar. En cierta forma adoptan una postura similar a la del marxismo, sólo que esta vez la solución económica propuesta es distinta. Justamente, es necesario en el ser humano un nivel moral básico que le permita adaptarse al orden natural, nivel que simultáneamente lo hará apto para una economía que contemple la libertad requerida por todo individuo para poder desarrollar plenamente su potencial natural.

El fundamento de la acción humana son las emociones y sentimientos, como es el caso de los padres que hacen todo el esfuerzo necesario para que sus hijos triunfen en la vida. La empatía, por la cual nos ubicamos con la imaginación en el lugar de otro, para compartir sus penas y alegrías, posibilita nuestra tendencia a la cooperación y a la supervivencia. Para Marx, y también para Mises, por el contrario, son los vínculos económicos los fundamentos de la sociedad. Ludwig von Mises escribió: “En el marco de la cooperación social brotan, a veces, entre los distintos miembros actuantes, sentimientos de simpatía y amistad y una como sensación de común pertenencia. Tal disposición espiritual viene a ser manantial de placenteras y sublimes experiencias humanas. Dichos sentimientos constituyen precioso aderezo de la vida, elevando la especie animal hombre a la auténtica condición humana. Ahora bien, no fueron, como hubo quien supuso, tales experiencias anímicas las que produjeron las relaciones sociales. Antes al contrario, aquéllas no son más que fruto de la propia cooperación social, y sólo a su amparo medran; ni son anteriores a la aparición de las relaciones sociales ni tampoco semilla de las mismas”.

“En un mundo hipotético, en el cual la división del trabajo no incrementara la productividad, los lazos sociales serían impensables. No habría en él sentimiento alguno de benevolencia o amistad” (De “La Acción humana”-Editorial Sopec SA-Madrid 1968).

Respecto de Mises y su postura frente a la ética, leemos: "En una de sus obras, La acción humana, Von Mises critica las doctrinas de carácter ético que «pretenden establecer unas escalas de valores a cuyo tenor el hombre debería pronunciarse, aun cuando no siempre lo haga». Entiende dicho autor que tales «escuelas aspiran a definir el bien y el mal y quieren aconsejar al hombre acerca de lo que, como bien supremo, debe perseguir»".

"En base a ello Von Mises cae en la inmoralidad de propugnar como sistema la carencia de normas morales objetivas, pues sostiene que los fines últimos perseguidos por el hombre «constituyen datos irreductibles, son puramente subjetivos, difieren de persona a persona y, aun en un mismo individuo varían según el momento»".

Respecto del derecho natural, von Mises afirma: "No existe, en realidad, el denominado derecho natural ni hay tampoco inmutable módulo valorativo humano que permita distinguir y separar lo justo de lo injusto. La naturaleza ignora el bien y el mal. No forma parte del hipotético derecho natural el no matarás. El bien y el mal son, por el contrario, conceptos estrictamente humanos, utilitarias expresiones arbitradas al objeto de hacer posible la cooperación social bajo el signo de la división del trabajo" (Citas en "El orden político" de J. R. Llerena Amadeo y E. Ventura-AZ Editora SA-Buenos Aires 1994).

Para el economicista liberal, la economía de mercado genera, mediante el hábito de su ejercicio, las virtudes morales necesarias para su eficaz utilización. Así, en un país subdesarrollado, el mercado haría a las personas más trabajadoras, ahorrativas e innovadoras. Por el contrario, los economistas que admiten la existencia de valores extraeconómicos, advierten en el fracaso de la aplicación de la economía de mercado la ausencia de virtudes previas a su aceptación. Wilhelm Röpke escribió: “Se concedió a la economía de mercado plena autonomía dentro de la sociedad, y no se tomaron en consideración ninguno de los requisitos y postulados extraeconómicos que han de cumplirse si se quiere que aquella funcione. Con la mentalidad peculiar del siglo de las luces se aceptó como producto natural lo que, en realidad, es un producto artificial muy frágil de la civilización. Por principio se tendía a no querer admitir limitación alguna para la libertad económica, perdiéndose también aquí en lo incondicional y absoluto y haciendo a regañadientes aquellas concesiones que la incómoda realidad acababa de exigir”.

“No se quería admitir que la economía de mercado para no hundirse y arruinar simultáneamente a la sociedad en general mediante una economía de intereses desenfrenados, necesita estar encuadrada en un sólido marco moral-político institucional (un mínimo de honradez comercial, un Estado fuerte, una «policía de mercado» sensata y un Derecho bien estudiado y adecuado a la constitución del comercio). El liberalismo histórico (sobre todo el del siglo XIX) no se dio cuenta de que la competencia representa una reglamentación sociológico-moral no exenta de peligro, por lo que ha de mantenerse y vigilarse dentro de ciertos límites para que no llegue a envenenar el organismo social. Al contrario, se pensaba que la economía de mercado basada en la competencia y en la división del trabajo constituía un excelente medio de educación moral que, haciendo un llamamiento al egoísmo, estimulaba a los hombres a vivir en paz, con dignidad y observando todas las virtudes burguesas. En cambio hoy sabemos (y se hubiera podido saber siempre) que la economía basada en la competencia mina la moral, por lo que requiere que existan reservas morales fuera de ella. En la ofuscación racionalista se llegó a creer que estas reservas incluso las iba acumulando aquélla” (De “La crisis social de nuestro tiempo”-Revista de Occidente-Madrid 1947).

Röpke se refiere también a la situación de los países subdesarrollados: “Puede comprenderse también lo que este espíritu burgués significa para nuestra cultura a la vista de las dificultades que se plantean cuando se intenta transplantarlo a países subdesarrollados que muchas veces carecen de presupuestos espirituales y morales que aquí venimos analizando. Mientras que los hombres de Occidente apenas si son conscientes de ellos, pues los consideran como algo obvio y natural, los portavoces de los países subdesarrollados se inclinan con excesiva facilidad a ver sólo el aspecto externo del éxito económico de Occidente, pero sin parar mientes en la base espiritual y moral que le sirve de fundamento. Nos hallamos aquí, por así decirlo, ante el humus humano que debe existir o se espera que exista, si se quiere que el transplante de las industrias occidentales tenga un éxito real. Sus presupuestos últimos se llaman precisión, flexibilidad, sentido del tiempo, laboriosidad, fidelidad al deber y aquel amor a las cosas que se hacen” (De “Más allá de la oferta y la demanda”-Unión Editorial SA-Buenos Aires 1979).

lunes, 22 de septiembre de 2025

¿Pertenece el Estado a todos o a nadie?

Entre los inconvenientes que presenta una economía nacional en la cual existe una gran cantidad de empresas estatales, es la percepción mayoritaria de que el Estado "no es de nadie" y que por ello mismo se le puede robar o incluso se puede trabajar en esas empresas con total falta de eficacia. Esto ha sido observado en la Argentina y, especialmente, en los países socialistas, en donde la mayor parte de las empresas son estatales.

En las etapas iniciales de la nación argentina, la pampa estaba poblada por cierta cantidad de ganado cimarrón, es decir, animales que no pertenecían a nadie, o bien a todos, que es casi lo mismo a los efectos prácticos. Como consecuencia de ello, comienza una etapa de consumo indiscriminado que habría de reducir significativamente el número de animales. El problema se solucionó cuando apareció el alambrado y la propiedad privada.

Respecto de la ex Unión Soviética, David K. Willis escribió: "El robo al Estado constituye una actividad endémica. Un joven universitario, que necesitaba dinero para su alimentación, se empleó como asistente en una playa de aparcamiento. Como la mayoría de los automovilistas soviéticos temen conducir en pleno invierno, alquilan espacios por varios meses y colocan sus vehículos sobre bloques de madera".

"«Cobrábamos treinta y cinco kopecs diarios por un espacio, dijo el estudiante. Los dueños de los automóviles solían regresar un día o una semana después de lo estipulado. Les cobraba el adicional correspondiente y guardaba ese dinero para mí. Solamente yo sabía con exactitud cuándo habían vuelto por sus automóviles»".

"El estudiante se decía a sí mismo que no hacía daño alguno. Ganaba alrededor de cinco rublos adicionales por cada turno de veinticuatro horas, aunque si lo hubiesen descubierto, lo hubieran enviado a un campamento de trabajos forzados durante tres años. Se sorprendió cuando le pregunté si no se sentía culpable. «No, ¿por qué habría de sentirme culpable?», preguntó. Como millones de otros ciudadanos soviéticos, sencillamente no pensaba que robarle al Estado fuese un delito. Sólo era incorrecto robarle a un individuo. «Usted sabe cómo pensamos, dijo riendo. Simulamos trabajar y el Estado simula pagarnos»".

"A fines de la década de 1970, corrió por Moscú el rumor de que volvía a practicarse la «trampa del caviar». Inocentes compradores adquirían, en una tienda de Moscú, envases cuyos rótulos decían «arenque ahumado», y luego comprobaban que se trataba de caviar. El descubrimiento desencadenó una serie de investigaciones que, finalmente, provocaron la renuncia del propio ministro de Pesca. Resultó que el caviar estaba siendo enviado al exterior en envases que decían «arenque ahumado», y los contactos en Occidente volvían a envasarlo con el rótulo «Caviar de primera calidad», vendiéndolo a altos precios. Una parte de las ganancias se depositaban en cuentas bancarias suizas que pertenecían a funcionarios del ministerio" (De "Los rusos de hoy"-Javier Vergara Editor SA-Buenos Aires 1986).

A medida que la burocracia estatal aumenta en forma casi ilimitada, a fin de "dar trabajo" a gente desempleada, aumenta la posibilidad para actos de corrupción. Además de los robos, los empleados estatales tienen la posibilidad de recibir sobornos cuando las circunstancias son propicias. El citado autor comentó: "El soborno es endémico en la Unión Soviética y no da señales de disminuir. A menudo constituye la única manera de agilizar el letargo de la burocracia soviética".

En cuanto a Cuba, debido a las limitaciones laborales impuestas por el Estado, surge una economía paralela, o ilegal, el mercado negro, que se abastece a través del robo al Estado. Andrés Oppenheimer escribió: “Los cubanos sobreviven gracias al robo cotidiano de los bienes del Estado, a menudo bajo la mirada complaciente de los encargados de custodiarlos”.

“Como dicen por allí, existe una especie de pacto social tácito en este país: «El gobierno hace como que no ve las cosas malas que hacen los cubanos, y los cubanos hacen como que no ven las cosas malas que hace el gobierno»” (De “Crónicas de héroes y bandidos”-Editorial Grijalbo SA-México 1998).

Cuando un socialista trata de imponer a los demás el socialismo, piensa muchas veces en los efectos que ocasionará a sus enemigos antes de pensar en su declamada acción a favor de los pobres. Oppenheimer agrega: “Fidel Castro podría haber llegado a la conclusión de que –cuando las papas queman- el inmovilismo podría ser más peligroso que la tolerancia de un espacio de libertad económica. O, en el mejor de los casos, que le sería preferible pasar a la historia como el hombre que tomó el poder para ayudar a los pobres, que como el que empobreció al pueblo con tal de mantenerse en el poder”.

domingo, 21 de septiembre de 2025

El orden social compatible con el orden natural

No todo orden social, o modelo de sociedad, resulta compatible con el orden natural, por cuanto se advierte, a lo largo de la historia, la existencia de muchas sociedades que fracasaron respecto de la esperada supervivencia plena de sus integrantes. El primer error que se advierte implica apuntar a establecer un modelo de sociedad al cual se debe adaptar todo integrante de la misma, ya que conviene encontrar primeramente un modelo de individuo para, luego, mediante su libre accionar, generar la sociedad correspondiente.

Se dice que el ser humano es un "animal social", ya que tiende a unirse a sus semejantes a través de ciertos vínculos que se comparten y que sirven para la unión mencionada. Los principales "candidatos" que materializarán ese vínculo son las emociones, por una parte, y los bienes materiales, por otra parte. En el primer caso tenemos la sociedad netamente humana en la cual el vínculo es la empatía emocional por la cual adoptamos la predisposición a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias. En el segundo caso tenemos las sociedades utópicas, como el socialismo, en las cuales el vínculo lo constituyen los medios de producción y el trabajo, conformando una sociedad algo similar a un hormiguero o una colmena.

Como los mejores resultados se logran en las sociedades libres, basadas en la ética natural materializada en los mandamientos bíblicos, puede decirse que tales sociedades resultan compatibles con el orden natural, o con lo que nos exige el orden natural. Sin embargo, en toda sociedad real no existe un cumplimiento estricto de tales mandamientos, por lo que la compatibilidad no es total, sino parcial. Al menos debemos tener presente que éste es el mejor camino.

Otro indicio que confirma lo anterior lo tenemos a partir de las conclusiones de Emile Durkheim respecto de los estudios sobre el suicidio. Así, llega a la conclusión que la mayor cantidad de suicidios se produce entre la gente muy poco vinculada con la sociedad (egoísmo extremo) y también con la que está demasiado vinculada (altruismo socialista). En estos casos, la cantidad de suicidios indicaría el grado de disconformismo que predispone a ese acto final.

Por lo general se cree que los individuos cuyas vidas dependen totalmente del Estado, con poco margen para las decisiones individuales, se han de sentir integrados a la sociedad. Sin embargo, bajo los sistemas comunistas, se produce una "atomización" social promovida por el temor a la delación por parte de personas cercanas y a la posterior represalia por parte de los organismos de control social. De ahí los altos índices de suicidio que había, por ejemplo, en la Hungría socialista.

En cuanto a las actitudes extremas consideradas por Durkheim, Neil J. Smelser escribió: "Queda claro por ahora que Durkheim no estaba manejando una simple lista desorganizada de causas y efectos en relación con el suicidio. Los diversos tipos de cohesión social (egoísmo, altruismo, anomia, fatalismo) son variables independientes; la tasa de suicidios, dependiente. Asimismo, los cuatro tipos constituyen dos pares de conceptos opuestos. El egoísmo es una condición de excesiva desvinculación del individuo respecto de la comunidad; el altruismo, una condición de muy débil desvinculación. La anomia es una condición de muy escasa regulación por las expectativas normativas; el fatalismo, una condición de regulación demasiado grande. Tal es la estructura básica del sistema teórico de Durkheim".

"Nuestra discusión de la estructura lógica del esquema teórico de Durkheim ha revelado ya su hipótesis principal: los dos extremos de la cohesión social -o demasiada o demasiada poca- ocasionan altas tasas de suicidio. Dado que especificó dos dimensiones de la cohesión -integración y regulación- esta hipótesis principal se disuelve en cuatro versiones. Con respecto a la integración, el egoísmo y el altruismo contribuyen ambos a tasas altas de suicidio, con una tasa inferior oscilando entre ambos extremos, donde más o menos uniformemente se equilibran los intereses individuales y los intereses colectivos" (De "Teoría Sociológica" de N.J. Smelser y R.S Warner-Editorial Espasa-Calpe SA-Madrid 1982).

Podemos decir que, además de que somos "animales sociales", somos "animales emocionales", y que todo individuo que no esté vinculado emocionalmente con el resto, se siente desvinculado de la sociedad. También se advierte que todo sistema político o económico que se oponga a la ética natural o bíblica, tiende a alejarse del orden social compatible con el orden natural.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Cooperación social vs. Altruismo

Para muchos autores, el mérito o virtud moral de nuestras acciones radica en lo "desinteresadas" que ellas sean, es decir, cuando el principal objetivo sea el beneficio de otra persona o de la sociedad en general y no de uno mismo. Luego, cuando nuestras acciones consisten en beneficiarnos conjuntamente con los demás, se perdería todo mérito o toda virtud, incluso hasta llegar a ser una actitud reprobable. David Hume escribió: "Hay un principio, que supone domina entre muchos, que es completamente incompatible con toda virtud o sentimiento moral y que como no puede proceder de otra cosa que de la más depravada disposición, tiende siempre, a su vez, a estimular esta disposición más y más".

"El principio a que nos referimos es el de que toda benevolencia es mera hipocresía; la amistad un engaño; el patriotismo, una farsa; la fidelidad, una artimaña para procurarnos confianza y fe, y que mientras que todos nosotros, en el fondo, sólo perseguimos nuestro interés privado, usamos estos bellos disfraces a fin de desarmar a los demás y exponerlos más a nuestros fraudes y maquinaciones" (De "Investigación sobre moral"-Editorial Losada SA-Buenos Aires 1945).

Así, pareciera que incluso la acción solidaria de la Madre Teresa fuera una benevolencia interesada y carente de mérito por cuanto, al recibir satisfacciones emocionales por realizar su obra, estaría pensando en su propio bienestar o en su propia felicidad. Incluso a veces escuchamos que el verdadero mérito moral consiste en "ayudar hasta que duela".

Si la ayuda que podemos ofrecer resultaría meritoria sólo si existe de nuestra parte algo de sacrificio y poco o nada de felicidad, ello implica que careceríamos de empatía emocional suficiente, por lo que, en el largo plazo, toda posible cooperación sería poco atractiva y cesaría definitivamente.

Si tenemos presente que la empatía emocional nos lleva a intentar compartir penas y alegrías ajenas como propias, el mérito de nuestras acciones no habría de ser tan valorado por los demás por cuanto el bien ajeno resulta simultáneo con el bien propio. Así, el mérito de la Madre Teresa, y su ejemplo, no radica en su "sacrificio" realizado por ayudar a los necesitados, sino en el ejemplo que brinda al considerar que ella "recibía de los demás más de lo que ella les daba".

Mientras que la cooperación social implica un beneficio simultáneo entre lo que damos y lo que recibimos, incluyendo en la ecuación los aspectos emocionales, se advierte cierto atractivo inmediato. Por el contrario, el altruismo asociado al beneficio unilateral de los demás, lleva implícita la ausencia de empatía emocional, por lo que el mérito asociado resulta bastante dudoso.

Es oportuno señalar que los totalitarismos se basan en la creencia y en la imposición de que todo individuo debe sacrificarse en beneficio del Estado, que es el que luego distribuirá igualitariamente los bienes materiales entre todos los integrantes de la sociedad. Por el contrario, las sociedades democráticas se basan en una previa existencia de empatía emocional que, en un marco de libertad personal, favorecerá a los demás en forma conjunta con uno mismo.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Milei debe dejar flotar el peso

Lorenzo Bernaldo de Quirós señala que las reformas positivas del gobierno de Milei se han visto acompañadas de un sistema de tipo cambio fijo pero ajustable, que no sólo es inconsistente con la filosofía del líder argentino, sino que constituye una peligrosa y potencial fuente de inestabilidad.

Por Lorenzo Bernaldo de Quirós

En sus dos años de mandato, el Presidente Javier Milei ha producido un cambio radical en el rumbo de la economía argentina. Su política macro ha logrado reducir de manera drástica la inflación y ha eliminado el déficit público. Eso unido a su programa desregulador se ha traducido en un fuerte crecimiento económico, en un descenso brutal de la pobreza y del desempleo. Sin embargo, ese escenario virtuoso se ha visto acompañado por una política cambiaria, un sistema de tipo de cambio fijo pero ajustable, no sólo inconsistente con la filosofía del líder argentino, sino que, como enseña la teoría económica y avala la evidencia empírica, constituye un peligroso y potencial foco de inestabilidad.

En el esquema cambiario implantado en Argentina, las bandas de fluctuación para el dólar-peso en el mercado mayorista están ubicadas entre $951 y $1.471,4. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) interviene en el mercado si la tasa de cambio se acerca o supera estos límites. Si el dólar se acerca al techo de la banda, el Banco Central vende divisas para frenar su subida. De manera opuesta, si el dólar se acerca al piso, compraría para evitar una caída excesiva. Sin embargo, esa aparente mezcla de fijeza y flexibilidad es precisamente el punto débil de ese sistema.

Cuando un gobierno intenta mantener un tipo de cambio fijo-ajustable, genera incentivos perversos. Si los mercados perciben que la moneda está sobrevalorada, se crean expectativas de devaluación, lo que incita a los especuladores y a los propios ciudadanos a sacar sus capitales del país para evitar pérdidas. Para defender la tasa de cambio, el banco central debe usar sus reservas internacionales, pero estas son finitas. La situación se agrava aún más en el supuesto de que un país en el que aquellas son escasas, caso argentino, lo que le hace muy vulnerable a los potenciales envites de los especuladores.

La historia está plagada de ejemplos de sistemas cambiarios, como el instaurado en la Argentina, que fueron destruidos por la especulación. Esto sucedió con el Mecanismo de Tipos de Cambio del Sistema Monetario Europeo (SME) que sufrió un imponente ataque especulativo en 1992 por parte de fondos de cobertura. La libra esterlina y la lira italiana, que formaban parte de aquel, fueron objeto de venta masiva. Los bancos centrales del Reino Unido y de Italia intentaron defender sus divisas con subidas de tasas de interés y el uso de sus reservas, pero la presión fue insostenible. Al final, tuvieron que dejar flotar sus monedas. De manera similar, las crisis del peso mexicano de 1994 y la asiática de 1997 fueron precipitadas por el colapso de modelos cambiarios como el descrito. En todos estos casos, la percepción de que las monedas estaban sobrevaloradas y las reservas no eran suficientes para mantener el tipo de cambio desató una fuga de capitales que obligó a devaluaciones caóticas y provocó económicas profundas.

Ante las lecciones ofrecidas por la experiencia, Argentina debería adoptar un sistema de tipo de cambio flotante. En él, el valor del peso sería el establecido por la oferta y la demanda en el mercado de divisas, sin intervención del banco central. Ello traería consigo una serie de beneficios cruciales para la economía austral.

En primer lugar, actuaría como un amortiguador automático frente a shocks externos o cambios en las condiciones económicas internas. Por ejemplo, una caída en los precios de las exportaciones no requeriría una devaluación abrupta y desordenada, ya que la moneda se depreciaría gradualmente, ayudando a preservar la competitividad de aquellas.

En segundo lugar, si se permite al peso ajustarse libremente, se evitaría se evitaría la acumulación de desequilibrios y presiones que suelen derivar en devaluaciones masivas y crisis. Las correcciones se producirían de manera continua y menos volátil, reduciendo el riesgo de "estallidos" cambiarios.

En tercer lugar, al no tener que defender un tipo de cambio fijo, el BCRA recuperaría el control sobre su política monetaria. Esto le permitiría centrarse en su principal objetivo: controlar la inflación. En lugar de usar las tasas de interés y las reservas para defender el dólar, podría emplearlas para estabilizar los precios internos.

En cuarto lugar, dejar que el peso flote sería la señal más clara de que el gobierno confía en que su plan de saneamiento fiscal y monetario es sostenible a largo plazo. Mostraría a los inversores y a los ciudadanos que la estabilidad macroeconómica alcanzada es genuina y que el tipo de cambio no necesita ser sostenido de manera artificial.

En quinto lugar, en un sistema de cambio flotante, no hay un valor fijo de la divisa a mantener, porque le determina constantemente, lo que hace que sea muy difícil identificar una debilidad específica para ser explotada por los especuladores. En consecuencia, éstos tienen menos incentivos a actuar porque, entre otras cosas, se elimina la posibilidad de que las reservas se agoten.

Esas razones de naturaleza económicas en pro de la implantación de un sistema de tipos flotantes en Argentina se ven reforzadas por la incertidumbre político-electoral reinante en la Argentina. Si el Presidente Milei no consigue unos buenos resultados en las elecciones legislativas del próximo mes de octubre, su capacidad de avanzar en la aplicación de su programa se complicará de manera significativa. En este contexto, la flotación aparte de ser conveniente por lo apuntado sería un instrumento muy útil para no poner en riesgo los logros macroeconómicos alcanzados hasta la fecha.

(De www.elcato.org)

Acerca del movimiento continuo

Hace unos siglos atrás, cuando todavía no se había popularizado el principio de conservación de la energía, hubo muchos e ingeniosos inventos, todos fallidos, apuntados hacia el logro del movimiento continuo. Ello implica construir un sistema en el cual se logra un movimiento que se prolonga en el tiempo sin necesidad de proveerlo de energía adicional.

Si en la actualidad quisiéramos construir un sistema que se aproximara a esos intentos, podríamos utilizar un generador eléctrico que provee energía eléctrica a un motor eléctrico. Luego, el motor eléctrico entrega energía mecánica al generador y, si no existiera rozamiento mecánico, el sistema podría mantenerse en movimiento en forma indefinida.

Además del rozamiento mecánico, que genera algo de calor, existe adicionalmente cierta generación de calor en los conductores eléctricos, motivada por el movimiento de electrones que chocan con la estructura interna del metal conductor. De ahí que, luego de moverse por un tiempo, el sistema se detiene, a menos que se le entregue energía desde el exterior para compensar las pérdidas mencionadas en forma de calor.

Respecto de este tema, Juan Aroca Sanz escribió: "Sin duda alguna, el siglo XVIII es el Siglo de Oro del Movimiento Continuo. Durante el mismo, las polémicas alcanzan su grado más virulento y apasionado. Aunque sus personajes pertenecen a las profesiones más dispares, muchos de ellos poseen los conocimientos técnicos y científicos suficientes para no caer en las redes de la intentona".

"Hemos visto, sin embargo, que cayeron en ella como moscas. Hombres de la reconocida talla científica de Bernoulli, Fontana y Ferguson maduraron ideas sobre el movimiento continuo, las desarrollaron y, lo que es más importante, se pusieron a trabajar en ellas hasta llegar a proyectar modelos o sistemas. Lo intentaron profesores de filosofía y lo defendieron astrónomos y matemáticos. Un obispo evangélico, hombre positivamente culto e inteligente, echó por tierra uno por uno todos los sistemas planteados hasta entonces, únicamente con el ánimo de que la nueva ola de atacantes no incurriese en los mismos yerros que sus predecesores".

"No hay conocimiento humano que no se ponga a prueba para lograr el Gran Descubrimiento, en medio de afanes febriles muchas veces. Desde la «afección natural» existente en cada cuerpo hasta las propiedades magnéticas de ciertas sustancias, pasando por el tornillo de Arquímedes, la capilaridad y la presión atmosférica. La lucha para «hacerle trampas» a la naturaleza es continua".

"Cualquier procedimiento nuevo que se sugiere, aunque casi siempre esté basado en fundamentos conocidos, se considera y reconsidera por los sabios hasta descartarlo tras demostrar razonadamente por qué no puede trabajar. A un fracaso siguen cientos más. Y tanta repetición, sin que ninguno de ellos permita vislumbrar el más ligero resquicio de posibilidad, obliga a una Academia de Ciencias europea a tomar la resolución muy poco científica: no volver a dedicar ni un solo instante de tiempo a estudiar ningún sistema, dispositivo, máquina o procedimiento con los que se pretenda conseguir el movimiento continuo" (De "La fascinante historia del movimiento continuo"-UTEHA-México 1963).

martes, 16 de septiembre de 2025

Antiguos "derechos de propiedad" y conflictos entre naciones

En la actualidad, según comentan los especialistas en geopolítica, existen conflictos entre países motivados por la frecuente tendencia a la expansión territorial y a la recuperación de territorios poseídos en épocas pasadas y perdidos al ser derrotados en alguna guerra. Así, en Turquía han aparecido sectores que reclaman la expansión de su país aduciendo los territorios que conformaban el Imperio Otomano, en Hungría sucede algo parecido con el Imperio Austro-húngaro, en la Rusia de Putin se busca la expansión abarcada por el Imperio Soviético, y así en muchos casos más.

El caso más llamativo es el de los sectores judíos que pretenden la expansión de Israel aduciendo "derechos de propiedad" establecidos hace miles de años, cuando el Dios de Israel les otorgó las tierras que aparecen en el Antiguo Testamento. Como se trata de grandes extensiones, en la actualidad formando parte de países vecinos, tal expansión aseguraría guerras futuras por mucho tiempo. Al respecto, Pedro Brieger opinaba acerca de la actitud que tenía la población israelí, hace algunos años atrás, respecto de la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza: "En 1967 el discurso oficial planteó que la ocupación sería temporal y en los medios de comunicación se solía utilizar la denominación «territorios administrados», otorgándoles un sentido de transitoriedad".

"Pero como también existía una continuidad con el pensamiento pragmático de 1948 cuando se planteaba que ante un ataque se podía tomar cualquier territorio en defensa del país y más tarde se vería qué hacer por parte del gobierno israelí, pensó que esta ocupación podría ser utilizada como «naipe ganador» para negociar con los países árabes. La devolución de territorios se haría a cambio del reconocimiento de la existencia y legitimidad del Estado de Israel negado desde 1948".

"Sin embargo, la ocupación de esos territorios tuvo su propia dinámica. No hubo ninguna negociación entre Israel y el mundo árabe y lentamente una parte importante de la sociedad israelí consideró que no había que devolverlos porque -decían- era parte integral de lo que había sido el «Reino de Israel» y su posesión estaba legitimada por la Biblia y la historia".

"En 1977 la derecha israelí ganó por primera vez las elecciones y en vez de «territorios administrados» se oficializó en todos los ámbitos (educativos, medios de comunicación, etc.) la denominación de «Judea y Samaria» como sinónimo de Cisjordania, remitiendo a una «propiedad» judía, pues con ese nombre figuraban en la Biblia".

"La ciudad de Jerusalén adquirió un lugar central en el espíritu colectivo porque en la parte Oriental está la antigua ciudad amurallada, y dentro de ella el Muro Occidental del antiguo templo de Jerusalén venerado por los judíos. La euforia por la apabullante victoria militar y la dinámica de los acontecimientos los llevó a relegar o simplemente ignorar el problema de los palestinos, que se convertiría en el eje del conflicto árabe-israelí".

"Fueron muy pocos los israelíes que advirtieron que la ocupación de un territorio donde vivía más de un millón de palestinos los convertiría en un clásico ejército de ocupación colonial represivo. Por otra parte, la frontera que durante 19 años había separado a Israel de Jordania -la línea verde- comenzó a desaparecer de los mapas oficiales israelíes" (De "El conflicto palestino-israelí"-Capital Intelectual SA-Buenos Aires 2015).

Estos conflictos se deben esencialmente al predominio de los nacionalismos sobre el universalismo. Incluso cuando los nacionalismos suponen estar apoyados u originados por el mismísimo Dios, adquieren una fuerte convicción que niega cualquier posibilidad de acuerdos. El universalismo, por otra parte, hace que cada individuo observe al resto de seres humanos como miembros de una única especie humana, regida por similares leyes biológicas y surgida bajo un mismo origen.

Mientras la religión natural se basa en la evidencia de la existencia de leyes naturales invariantes, que materializan la voluntad de Dios, las religiones basadas en creencias subjetivas, suponen que la religión surge de Dios, y no de los seres humanos, con las graves consecuencias a que conduce. La universalidad del cristianismo nos sugiere la posibilidad de que sea una religión natural, o que así se la pueda considerar.

domingo, 14 de septiembre de 2025

La psiquiatría medieval

Mientras que muchos adeptos al cristianismo consideran a la Edad Media europea como una época positiva para la humanidad, ya que en ella predominan las creencias evangélicas, quienes reniegan del cristianismo tienden a denigrar todo lo que sea medieval, por ese motivo. Si se estima que en el futuro surgirá un Mesías, o enviado de Dios, esperado por judíos y cristianos, ello implicaría volver a una mentalidad similar a la reinante en el medioevo.

Debe tenerse presente que en la Edad Media, como en otras épocas, se ha interpretado a las prédicas cristianas bajo cierta mentalidad pagana; en el sentido de ignorar los mandamientos éticos para ser suplantados por ciertas creencias respecto de un mundo sobrenatural; creencias orientadas principalmente a una futura vida posterior. Así, muchos suponen que para ser dignos de tal vida de ultratumba, basta con “creer” en la divinidad de Cristo, en “creer” en la existencia de tal vida, etc., pero no tanto en “creer” en las palabras de Cristo cuando afirma que: “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”, sugiriendo que sus prédicas constituyen una ética natural.

De ahí que una sociedad que tenga presente la existencia de un Dios que ha creado un orden natural y que sus integrantes adopten la predisposición a amar al prójimo como a uno mismo, compartiendo penas y alegrías ajenas como propias, habría de ser, seguramente, una sociedad bastante distinta a la medieval. La sociedad medieval, por otra parte, presenta tanto aspectos positivos como negativos.

En cuanto a la psiquiatría existente en una sociedad que pensaba más en una vida en el más allá que en la vida concreta del presente, leemos al respecto: “La destrucción de la sociedad romana coincidió con la paralización de las actividades científicas en general; se detuvo, pues, el avance de las ciencias médicas. Pero el aumento compasivo de las virtudes cristianas respecto a la debilidad y al sufrimiento condujo a nuevos progresos de la Medicina por sendas todavía inexploradas hasta entonces, especialmente en el cuidado de enfermos y en la creación de hospitales”.

“Esta aportación humanitaria del Cristianismo, que cristalizó en la fundación hospitalaria, es la mayor gloria de la Medicina medieval, pues incluso los hospitales árabes (Bagdad) sufrieron la sana influencia de la caridad cristiana. Los dementes se beneficiaron en gran manera de la nueva corriente terapéutica asistencial, que no surtió efectos prácticos hasta el fin del medioevo, cuando un fraile valenciano (Fray Gilabert Jofré) inició la recogida de orates para ser asistidos hospitalariamente en edificios adecuados”.

“Las primeras autoridades cristianas estaban perplejas ante los fenómenos de la enfermedad mental, pues no era fácil atribuir ciertas perturbaciones mentales de contenido místico y bello a obras del diablo. A pesar de ello, la hostilidad hacia la ciencia de lo psíquico se hizo cada vez más intensa; la Psiquiatría se convirtió en muchas ocasiones en el estudio de los medios que se valía el diablo para causar trastornos mentales y las maneras de aplicar las reliquias santas para ahuyentarlo”.

“La Psiquiatría práctica pasa, pues, a ser una especie de Demonología, en que el psiquiatra es el demonólogo (sacerdote, generalmente), que se dedica a estudiar los signos de la posesión demoníaca (los stigmata diaboli, equiparables a los «estigmas histéricos» de hace medio siglo) y los exorcismos para combatirla” (Del “Manual de Psiquiatría” de J. Solé-Sagarra y Karl Leonhard-Ediciones Morata-Madrid 1957).

sábado, 13 de septiembre de 2025

Georges Lemaître y la teoría del Big-Bang

Cuando se habla acerca de la compatibilidad entre ciencia y religión, no es posible encontrar una respuesta convincente a menos que se especifique a cuál de todas las religiones se hace referencia, ya que puede ser la ciencia compatible con alguna de ellas e incompatible con otras.

Debido a que la ciencia experimental tiene por objetivo la descripción de las leyes naturales existentes, las cuales son invariantes en el espacio y en el tiempo, será compatible con la religión natural, que surge de un similar punto de partida. En este caso se tiene presente que tales leyes naturales son las leyes de Dios. La ética bíblica, desde este punto de vista, resulta compatible con la ciencia experimental. La incompatibilidad surge en el caso de las religiones que consideran que las leyes naturales son suprimidas o interrumpidas por la voluntad de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos, lo que constituye el milagro. Otra religión que afirma su adhesión a los resultados de la ciencia es el budismo tibetano del Dalai Lama.

Es oportuno decir que no todo lo que no sea compatible con la ciencia ha de ser necesariamente erróneo o negativo para los seres humanos. De ahí que toda religión debe valorarse en función de sus efectos sociales antes que valorarse en función de su compatiblidad con la ciencia experimental.

Quienes adoptan una posición adversa a la religión, son por lo general individuos que no se han tomado el trabajo de advertir las enormes diferencias entre las distintas religiones. Tal ignorancia resulta incompatible con la supuesta adhesión que profesan hacia la ciencia. El ateo activo ignora que una parte importante de la ciencia fue establecida por cientificos cristianos, siendo éste un síntoma de una compatibilidad posible. Por otra parte, quienes adoptan una postura adversa a la ciencia, desde la religión, son ignorantes o fanáticos que rechazan las evidencias de los efectos positivos de la ciencia a lo largo de los años. La mala utilización de la ciencia es, en realidad, una mala aplicación tecnológica, algo inevitable especialmente en épocas de severa crisis moral.

Uno de los últimos ejemplos de compatibilidad entre ciencia y religión lo encontramos en el sacerdote Georges Lemaître, uno de los creadores de la teoría cosmológica del Big Bang (o Gran Explosión), respecto de la cual hace referencia el siguiente artículo:

UN DÍA SIN AYER: GEORGES LEMAITRE Y EL BIG BANG

Por Mark Midbon

En el verano de 1998, dos grupos independientes de astrónomos de Berkeley, California, hicieron un sorprendente descubrimiento en forma simultánea. Ambos observaban las supernovas -estrellas que estallan que se distinguen desde grandes distancias- para ver cuán rápido se expandía el universo. Según las ideas científicas corrientemente aceptadas, los astrónomos esperaban que la tasa de expansión fuese en disminución. En cambio, vieron que iba en aumento -un descubrimiento que, desde entonces, "ha sacudido a la astronomía hasta los cimientos" (Astronomy, octubre de 1999).

Este descubrimiento no habría sorprendido a Georges Lemaître (1894-1966), matemático belga y sacerdote católico que desarrolló la teoría del big bang. Lemaître comparó el inicio del universo al estallido de fuegos artificiales, comparando las galaxias a pavesas ardientes que se esparcían en una esfera creciente desde el centro del estallido. Creía que ese estallido de fuegos artificiales había sido el comienzo del tiempo, ocurrido en un "día sin ayer".

Tras décadas de enfrentamientos, otros científicos aceptaron que el big bang fue un hecho. Pero la mayor parte de los científicos -incluyendo al matemático Stephen Hawking- predijeron que finalmente la gravedad retrasaría la expansión del universo, haciendo que éste se derrumbara sobre su propio centro, mientras que Lemaître creía que el universo continuaría su expansión. Afirmó que el big bang era un evento único, mientras que los demás científicos creían que el universo se contraería hasta que llegara el momento de otro big bang y así sucesivamente. Las observaciones realizadas en Berkeley confirmaron la afirmación de Lemaître de que el big bang realmente fue "un día sin ayer".

Cuando Lemaître nació en Charleroi, Bélgica, la mayor parte de los científicos creían que el universo tenía una edad infinita y un aspecto general inmutable. Las investigaciones de Isaac Newton y de James Clerk Maxwell sugerían un universo eterno. Cuando Albert Einstein dio a conocer su teoría de la relatividad general en 1916, ésta pareció confirmar que el universo siempre había existido, estable e inmutable.

Lemaître comenzó su carrera científica en la Facultad de Ingenieria de Lovaina en 1913. Sin embargo, se vio obligado a interrumpirlos para servir en la artillería belga durante la Primera Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra, ingresó en la Maison Saint-Rombaut, un seminario de la arquidiócesis de Malines, donde, en su tiempo libre, enseñó matemáticas y ciencia. Tras ordenarse en 1923, Lemaître estudió matemáticas y ciencia en la Universidad de Cambridge donde uno de sus profesores, Arthur Eddington, dirigía el observatorio.

Durante sus investigaciones en Cambridge, Lemaître estudio la teoría general de la relatividad. Como en el caso de los cálculos de Einstein diez años antes, los cálculos de Lemaître demostraban que el universo estaba en permanente expansión o contracción. Pero mientras que Einstein imaginaba una fuerza desconocida -una constante cosmológica- que mantenía estable al mundo, Lemaître decidió que el universo se expandía. Llegó a esa conclusión tras observar el fulgor rojo, conocido como desplazamiento al rojo, que rodea a los objetos externos a nuestra galaxia. Si se interpreta como efecto Doppler, ese desplazamiento significa que las galaxias se están alejando de nosotros. Lemaître publicó sus cálculos y su razonamiento en Annales de la Societé Scientifique de Bruxelles en 1927. Pocos se dieron por enterados. Ese mismo año habló con Einstein en Bruselas, pero éste no se mostró impresionado y le dijo "sus cálculos son correctos, pero su comprensión de la física es abominable".

Sin embargo, fue la comprensión que Einstein tenía de la física la que no tardó en ser cuestionada. En 1929, las observaciones sistemáticas de otras galaxias realizadas por Edwin Hubble confirmaron el desplazamiento al rojo. En Inglaterra, la Real Sociedad Astronómica se reunió para analizar esa aparente discrepancia entre la observación visual y la teoría de la relatividad. Sir Arthur Eddington se ofreció para encontrar una solución. Cuando Lemaître leyó sobre estos procedimientos, le envió a Eddington una copia de su trabajo de 1927. El astrónomo británico se dio cuenta de que Lemaître había explicado la brecha entre observación y teoria. A sugerencia de Eddington, la Real Sociedad Astronómica publicó una traducción del documento de Lemaître en sus noticias mensuales de marzo de 1931.

La mayor parte de los científicos que leyeron el trabajo de Lemaître aceptaron que el universo estaba en expansión, pero se resistieron a la conclusión de que tenía un comienzo. Estaban habituados a la idea de que el tiempo siempre había existido. Parecía ilógico que hubieran pasado infinitos millones de años antes de que el universo llegara a existir. El propio Eddington escribió en la revista inglesa Nature que la noción de un comienzo del mundo era "repugnante".

El sacerdote belga le contestó a Eddington con una carta publicada en Nature el 9 de mayo de 1931. Lemaître sugería que el mundo tenía un comienzo definido en el cual toda la materia y energía estaban concentradas en un solo punto: "Si el mundo hubiera comenzado con un único quántum, las nociones de tiempo y espacio simplemente no tendrían sentido al comienzo; sólo habrían comenzado a tener un sentido inteligible cuando el quántum original se hubiera dividido en una suficiente cantidad de quanta. Si esta sugerencia es correcta, el comienzo del mundo ocurrió poco antes del comienzo del espacio y el tiempo".

En enero de 1933, Lemaître viajó a California para dar una serie de seminarios. Después de que el belga expuso en detalle su teoría, Einstein se puso de pie aplaudiendo, diciendo: "Ésta es la más bella y satisfactoria explicación de la creación que nunca haya escuchado". Dunkan Aikman cubrió estos seminarios para el New York Times Magazine. Un artículo sobre Lemaître apareció allí el 19 de febrero de 1933. Incluía una gran foto de Einstein y Lemaître juntos. El epígrafe decía: "Tienen profundo respeto y admiración el uno por el otro".

Por sus investigaciones, Lemaître fue elegido miembro de la Real Academia de Bélgica. Una comisión internacional le otorgó el Premio Francqui. El arzobispo de Malines, cardenal Josef Van Roey hizo a Lemaître canónigo de la catedral en 1935. Al año siguiente, el Papa Pío XI designó a Lemaître como integrante de la Pontificia Academia de Ciencias.

A pesar de tan importantes reconocimientos, había algunos problemas con la teoría de Lemaître. Para empezar, la tasa de expansión calculada por éste no funcionaba bien. Si el universo se expandiera a un ritmo uniforme, el periodo que le había llevado alcanzar su actual radio era demasiado breve para que en éste se hubieran podido formar las estrellas y planetas. Lemaître resolvió este problema incorporando la constante cosmológica de Einstein. Mientras que éste la había empleado para procurar mantener el universo de un tamaño invariable, Lemaître la empleó para acelerar la expansión temporal del universo.

A Einstein no le agradó el empleo de su constante cosmológica que hizo Lemaître. Consideraba que la constante era el peor error de su carrera, y lo incomodó el empleo hecho por Lemaître de ese factor de variación supergaláctico.

Tras la muerte de Arthur Eddington en 1944, la Universidad de Cambridge se convirtió en centro de oposición a la teoría del big bang de Lemaître. De hecho, fue Fred Hoyle, un astrónomo de Cambridge quien inventó, con intención irónica, el término big bang. Hoyle y otros defendían un enfoque de la historia del universo conocido como el estado estable, en el cual se creaban continuamnente átomos de hidrógeno que gradualmente se conglomeraban y formaban nubes de gas, que luego formaban estrellas.

Pero en 1964 hubo un significativo descubrimiento que confirmó algunas de las teorías de Lemaître. Empleados de los Laboratorios Bell de Nueva Jersey se dedicaban a reparar un telescopio cuando descubrieron una molesta interferencia de microondas. Era igualmente fuerte cuando apuntaban el telescopio al centro de la galaxia o en la dirección opuesta. Además, siempre tenía la misma longitud de onda y siempre expresaba la misma temperatura en su punto de origen. Pasaron varios meses hasta que alguien se diera cuenta de la importancia de este hecho. Eventualmente, le valió a Arno Penzias el Premio Nobel de Física. Esta interferencia de microondas terminó por ser reconocida como radiación cósmica de fondo, un remanente del big bang. Lemaître recibió la buena noticia mientras se recuperaba de un ataque cardíaco en el hospital Saint-Pierre de la Universidad de Lovaina. Murió en Lovaina en 1966, a la edad de setenta y un años.

Tras su muerte, los fuegos artificiales de Lemaître llegaron a ser generalmente aceptados. Pero aún había dudas: ¿realmente ese episodio ocurrió en un día sin ayer? Tal vez la gravedad pudiera suministrar una explicación alternativa. Algunos teorizaban que la gravedad podía detener la expansión del universo y hacer que se volviera a desplomar sobre su propio centro, donde se produciría una enorme compresión (en inglés, big crunch) y otro big bang. Por lo tanto, el big bang no era un evento único que marcaba el comienzo del tiempo, sino sólo una parte de una secuencia infinita de big bangs y big crunches.

Cuando le llegaron a Stephen Hawking noticias del descubrimiento realizado en Berkeley en 1998 en el sentido de que el universo se expande a una tasa creciente, éste dijo que era demasiado preliminar para ser tomado en serio. Más tarde, cambió de idea: "Ahora he tenido más tiempo para considerar las observaciones y parecen muy buenas" le dijo a la revista Astronomy en octubre de 1999. "Ello me ha llevado a reconsiderar mis prejuicios teóricos".

En realidad, Hawking estaba siendo modesto. Se adaptó muy velozmente al alboroto científico producido por los resultados de las supernovas. Pero la frase "prejuicios teóricos" recuerda las actitudes que entorpecieron a los científicos hace treinta años. Hizo falta un matemático, que además era sacerdote católico para observar la evidencia con mente abierta y crear un modelo que funcionara.

¿Hay una paradoja en esta situación? A Lemaître no le parecía que fuera así. Duncan Aikman, del New York Times, resumió así la opinión de Lemaître: "No hay conflicto entre ciencia y religión' ha dicho una y otra vez Lemaître ante distintos públicos, y ahora lo dice en nuestro país...Esta opinión es importante e interesante no porque sea un sacerdote católico ni porque sea uno de los principales matemáticos físicos de nuestra época, sino porque es ambas cosas".

(Del libro "Los secretos de Ángeles y Demonios" de Dan Burstein y Arne de Keijzer-Emecé Editores SA-Buenos Aires 2005).

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Entrevistas imaginarias de Giovanni Papini

Giovanni Papini, a través de Gog, un personaje literario, se aventura a realizar entrevistas a las figuras públicas destacadas de su época, sintetizando de una manera concreta la personalidad del entrevistado. Les hace decir la verdad de lo que piensan, o bien la verdad que Papini cree que debieron decir.

En su imaginaria visita a Hitler, el político totalitario expone las razones aparentes por las cuales los líderes de su estilo son aclamados por las masas: "Yo soy un hombre del pueblo, y conozco mejor que los señores y los politiqueros cuáles son los humores y rencores del pueblo. En los Estados modernos el pecado dominante es la envidia, ya sea de un Estado respecto a otro, ya de las clases entre sí dentro de cada país. En las democracias, y a causa de la multiplicidad de cuerpos legislativos, de consejos y comisiones, los que mandan son demasiados, y sin embargo son demasiado pocos".

"La masa que se ve excluída, por eso mismo se siente atormentada por celos y envidias continuos. Si la suma del poder se concentra en manos de un solo hombre, entonces las envidias se atenúan y casi desaparecen. El campesino, el obrero, el empleado inferior, el comerciante modesto, todos ellos saben que deben obedecer, pero saben también que incluso sus amos de ayer, banqueros, políticos, demagogos, nobles, están sometidos lo mismo que ellos a ese poder único".

"La dictadura restablece una cierta justicia de igualdad y aminora las torturas y sufrimientos causados por la envidia. Esto explica la fortuna de que gozan los jefes absolutos de nuestros tiempos y el favor rayano en adoración que les dispensan los países más diversos entre sí" (Extractos de "El libro negro"-Editorial Mundo Moderno-Buenos Aires 1952).

En su imaginaria visita a Aldous Huxley, éste expone los efectos del totalitarismo a partir de la errónea creencia de que los beneficios económicos individuales se oponen a los colectivos: "El mundo del futuro será muy semejante a los hormigueros, a las colmenas, a las moradas de los comejenes. El yo será muerto, se renegará de la fantasía, el individuo será reprimido y oprimido, la libertad y la iniciativa serán abolidas; sólo a costo de ese durísimo precio podrá sobrevivir el género humano".

"Quizás también las hormigas, las abejas y los comejenes -que sin duda alguna son animales inteligentes-, en tiempos antiquísimos disfrutaron de genio e iniciativa libre antes de reducirse a su condición actual de sociedades instintivas y gregarias. Pues una revolución similar se esta verificando en la especie humana, y en algunos países, como por ejemplo Rusia, hay ya un esbozo de realización".

"Tendremos que dejar a un lado cosas que para nuestros padres eran el tesoro más maravilloso del hombre: la poesía, la libertad, la locura del genio, la autonomía del individuo. Pero no tendremos más remedio que hacer ese sacrificio si queremos salvar los bienes esenciales y primordiales: el pan, la seguridad, la existencia".

"Hasta mi propia patria, que fue cuna de las libertades civiles e intelectuales, se está consolidando un socialismo estatal que, a pesar de un disfraz parlamentario, tiende a hacer la vida social muy similar al comunismo. El individuo muere a fin de que pueda sobrevivir la especie; tal es, hoy en día, el meollo de mis observaciones y el fundamento de mis previsiones" (De "El libro negro").

En su visita imaginaria a Vladimir Lenin, éste le expresa: “Los hombres, señor Gog, son salvajes espantosos que deben ser dominados por un salvaje sin escrúpulos, como yo. El resto es charlatanería, literatura, filosofía y música para uso de los tontos. Y como los salvajes son semejantes a los delincuentes, el principal ideal de todo gobierno debe ser el de que un país se asemeje lo más posible a un establecimiento penal. La vieja mazmorra zarista es la última palabra de la sabiduría política. Bien meditado, la vida del penitenciario es la más adaptada al promedio vulgar de los hombres. No siendo libres, están, al fin, exentos de los peligros y de las molestias de la responsabilidad y se hallan en condiciones de no poder realizar el mal”.

“Apenas un hombre entre en la prisión debe por la fuerza llevar la vida de un inocente. Además, no tiene pensamientos ni preocupaciones; pues ya están aquí los que piensan y mandan por él; trabaja con el cuerpo, pero su espíritu descansa. Y sabe que todos los días tendrá qué comer y podrá dormir, aunque no trabaje, aunque esté enfermo, y todo esto sin las preocupaciones que incumben al libre para procurarse su pan cada semana y un lecho cada noche. Mi sueño es transformar a Rusia en un inmenso establecimiento penal, y no imagine que lo diga por egoísmo, pues con un tal sistema, los más esclavos y sacrificados son los jefes y los que los secundan”.

“No crea que yo sea cruel. Todos esos fusilamientos y todas esas horcas que se levantan por mi orden, me disgustan. Odio las víctimas, sobre todo porque me obligan a matarlas. Pero no puedo hacer otra cosa. Me vanaglorio de ser el director de una penitenciaria modelo, de un presidio pacífico y bien organizado. Pero aquí se hallan, como en todas las prisiones, los rebeldes, los inquietos, aquellos que tienen la estúpida nostalgia de las viejas ideologías y de las mitologías asesinas. Todos esos son suprimidos. No puedo permitir que algunos millares de enfermos comprometan la felicidad futura de millones de hombres. Además, al fin y al cabo, las antiguas sangrías no eran una mala cura para los cuerpos”(De “Gog” de Giovanni Papini-Ediciones Ercilla-Santiago de Chile 1937).

En su visita al Mahatma Gandhi, éste expresa: “Usted quiere saber por qué deseamos expulsar a los ingleses de la India. La razón es muy sencilla: son los mismos ingleses que han hecho nacer en mí esta idea castizamente europea. Mi pensamiento se formó durante mi larga estancia en Londres. Me di cuenta de que ningún pueblo europeo soportaría ser administrado y mandado por hombres de otro pueblo. Entre los ingleses sobre todo, este sentido de la dignidad y de la autonomía nacional está desarrolladísimo. No quiero ingleses en mi casa precisamente porque me parezco demasiado a los ingleses. Los antiguos hindúes se preocupaban muy poco de las cuestiones de la Tierra y mucho menos de la política. Sumergidos en la contemplación del Atman, del Brahman, del Absoluto, deseaban solamente fundirse en el Alma única del universo. Para ellos, la vida ordinaria, exterior, era un tejido de ilusiones, y lo importante era liberarse de ella lo más pronto posible, primeramente con el éxtasis y luego con la muerte”.

“La cultura inglesa, de sentido occidental –importada por efecto de la conquista- ha cambiado nuestro concepto de la vida. Digo nuestro, para decir el de los intelectuales, pues la masa ha permanecido durante siglos refractaria al mensaje europeo de la libertad política. El primero en sentirse impregnado de las ideas occidentales he sido yo, y me he convertido en el guía de los hindúes precisamente porque soy el menos hindú de todos mis hermanos”.

“Si lee usted mis libros y sigue mi propaganda verá claramente que las cuatro quintas partes de mi cultura y de mi educación espiritual y política son de origen europeo. Tolstoi y Ruskin son mis verdaderos maestros. El Cristianismo ha inspirado, más que el budismo, mi teoría de la no resistencia. He traducido a Platón, admiro a Mazzini, he meditado sobre Bacon, sobre Carlyle, sobre Boehme, me he servido de Emerson y de Carpenter. Mis ideas sobre la necesidad de la desobediencia, proceden de Thoreau, el sabio solitario de Concord; y mi campaña contra las máquinas, es una repetición de aquella que los luditas, es decir, los secuaces de Ned Lud, realizaron en Inglaterra de 1811 a 1818. Finalmente, la poesía del argadillo se me reveló leyendo en el Fausto de Goethe, el episodio de Margarita”.

“Como ve, mis teorías no deben nada a la India, vienen todas de Europa, y especialmente de los escritores de lengua inglesa. Figúrese que únicamente en Londres, en 1890, estudié el Bhagavad Gita, por indicación de Mrs. Besant (una inglesa). Y al propugnar hoy la unión de los hindúes, mahometanos, parsis y cristianos, no hago más que seguir el principio de la unidad religiosa proclamada por la Teosofía, creación castizamente europea. Huelga añadir que mi condenación de las castas deriva de los principios de igualdad de la Revolución Francesa”.

“La historia de Europa en el siglo XIX, tuvo sobre mí una influencia decisiva. Las luchas de los griegos, de los italianos, de los polacos, de los húngaros, de los eslavos del sur para substraerse al dominio extranjero me han abierto los ojos. Mazzini ha sido mi profeta. La teoría del Home Rule de Irlanda es el modelo de movimiento que yo he llamado aquí Hind Swarai. He introducido en la India, por lo tanto, un principio absolutamente extraño a la mente hindú” (De “Gog”).

lunes, 8 de septiembre de 2025

Cuando la literatura y el arte reivindican al delito

Es bastante frecuente que, desde ámbitos conocidos generalmente como "culturales", legitimen y promocionen a personajes representativos de la delincuencia más peligrosa. Son ciertamente los sectores de la izquierda política quienes aducen que el delincuente es una persona que fue marginada de la sociedad por un sistema social y económico injusto y que por ello el delito es una justa venganza contra la sociedad.

En décadas pasadas aparece una película que exalta la personalidad de Juan Moreira, un peligroso asesino serial llevado a la pantalla por el peronista Leonardo Favio. Más adelante en el tiempo, el socialista León Giego exalta la figura del delincuente Juan Bautista Bairoletto con su canción "Bandidos rurales"; delincuente que goza de cierta veneración entre los lugareños en donde cometía sus delitos.

Respecto de esta tendencia negativa, Claudio Chaves escribió: "La lucha contra ese flagelo (delincuencia), además de ser un problema policial y judicial, hoy se ha transformado en uno de orden cultural e ideológico. Y en esto último reside su gravedad y la dificultad de la batalla por el orden y la ley. El pensamiento progresista sesgado hacia la izquierda ha adornado al delito con ropaje de irredentismo social contribuyendo a generar un clima de aceptación y reivindicación con sabor contestatario" (De www.infobae.com)

El citado autor también escribe: "¿Qué sistema social progresista puede surgir de la reivindicación de una cultura que se destruyó cuando se direccionó al robo y a vicios como el alcohol y la vagancia? Ahí están los versos de José Hernández en su inmortal Martín Fierro o una Excursión a los Indios Ranqueles del general Lucio Mansilla para comprender el grado de descomposición social y cultural de lo que hoy la RAM reivindica como proyecto político" (De www.laprensa.com.ar)

El “Martín Fierro”, la obra literaria más representativa del habitante de las pampas, fue realizado mediante la incorporación de gran cantidad de expresiones típicas de los gauchos, que sólo un memorioso y habilidoso literato pudo concretar. Los años de permanencia en los campos bonaerenses le permitieron a José Hernández ir preparando su obra. En este sentido, existe un paralelo con Miguel de Cervantes, el recaudador de impuestos para la “armada invencible”, que recorría los caminos de España mientras guardaba en su memoria las expresiones típicas de la gente sencilla para volcarlas luego en su inmortal “El Quijote de la Mancha”.

En cuanto a la influencia que tuvo el libro de Hernández, es oportuno mencionar la opinión de Jorge Luis Borges. Roberto Alifano escribió: "En un diálogo público que mantenemos con Borges en la Biblioteca de la ciudad de Mercedes, y cuyo tema es el Martín Fierro, le pregunto":

RA: Borges, usted ha dicho alguna vez que Lugones ha sido quien inaugura la canonización de el Martín Fierro, hacia el año 1915, y que la obra que leemos actualmente no es la de Hernández, sino la que leyó Lugones en aquella conferencia. ¿Cómo es eso?

B: José Hernández publicó su poema El gaucho Martín Fierro en la segunda mitad del siglo pasado, pero sin pensar, en ningún momento, que ese personaje fuera ejemplar; por el contrario, él quería mostrar a qué terribles consecuencias llevan el poder del Estado, la leva y el exceso de autoridad. Hernández quería mostrar esas injusticias y mostrar cómo transforman a un gaucho bueno en un bandido, en un forajido. Después Lugones convierte a ese gaucho en modelo.

RA: Obviamente no era un modelo...

B: Pero, no, de ninguna manera. A mí el poema me gusta estéticamente; el personaje no, el personaje me parece detestable. Es un criminal sentimental, y yo no creo que los gauchos hayan sido sentimentales. El Martín Fierro fue escrito en 1872, es un desertor, un forajido, una especie de malevo sentimental, que ya configura y se adelanta al peor sentimentalismo argentino, a la peor blandura.
Y yo creo que es muy triste que nuestro héroe sea un personaje así. Yo creo que es un libro que ha ejercido una mala influencia sobre este país; sobre todo si se lo considera un libro ejemplar. Esto yo no lo digo contra Hernández que, como dije, era un buen poeta gauchesco, sino contra el modo de encarnar y cómo se ha leído -y se lee- el libro. Un provocador, un soldado borracho y racista a mí me parece que es muy triste que sea tomado como modelo.

RA: Usted sostiene también que el Facundo, de Sarmiento, podría ser ese libro modelo, ¿no?

B: Sí, ese es un libro ejemplar, un libro donde está planteado el dilema civilización y barbarie. Sin duda que el Facundo hubiera sido mejor para el país y para nuestra historia; y quizá también nuestra historia hubiera sido distinta. Lugones lo convierte a ese gaucho en paradigma, con esa conferencia que pronuncia en 1915. Ese Martín Fierro violento y asesino, ese desertor duro, se impone al propio Hernández. Ese culto a la obra ha llevado al culto absurdo del gaucho Martín Fierro. Y, yo no sé, es como si uno confundiera el culto hacia Shakespeare con el culto de Macbeth, que fue un asesino. Martín Fierro, el Martín Fierro que Lugones nos impone como un modelo de conducta, es una miseria, un malevo melancólico, un asesino sentimental y llorón.

(De "El humor de Borges" de Roberto Alifano-Ediciones de la Urraca SA-Buenos Aires 1996).

sábado, 6 de septiembre de 2025

Los cristianos ante la persecución religiosa

Aun cuando el cristianismo original haya ofrecido, a las diversas generaciones y pueblos, una ética altamente beneficiosa para todos, además de un sentido de la vida compatible con la actual visión objetiva del universo, sus seguidores han sido perseguidos en una forma injusta. La actual visión científica de la realidad nos sugiere la existencia de un orden natural al cual nos debemos adaptar. En lugar de dicho orden, en el mundo antiguo, y aun en la actualidad, se suponía que el universo habría de ser gobernado a través de intervenciones cotidianas de un Dios o de varios dioses especializados, con atributos similares a los que nos caracterizan a los seres humanos.

Si bien existen importantes diferencias entre considerar un Dios con atributos humanos a un universo regido por leyes naturales invariantes en el espacio y en el tiempo, existe también cierta compatibilidad desde el punto de vista de que ambas visiones conducen a una misma ética y a un similar sentido de la vida. Sin embargo, tanto los imperios divinizados como las pseudoreligiones que promueven la violencia teológica, han visto una oposición concreta en el cristianismo y de ahí la necesidad de eliminar a sus seguidores.

La más conocida de las persecusiones fue la existente durante el Imperio Romano, cuando los autodivinizados emperadores no aceptaban competencia alguna en su vasto territorio. La situación se revierte cuando al mando de dicho imperio surgen emperadores con mentalidad compatible con la normalidad.

Entre las persecuciones más cercanas en el tiempo aparece la establecida por el marxismo-leninismo, caracterizado por poseer atributos próximos a un paganismo. M. Azarov y G. Yurev escribieron: "Los ciudadanos soviéticos no olvidarán nunca el comienzo de la década del treinta, cuando el gobierno ultrajó los sentimientos religiosos de los creyentes, destruyendo y convirtiendo en clubes, lugares de almacenaje de granos y aun establos las Iglesias ortodoxas y católicas romanas, las mezquitas y los templos protestantes: en realidad, todos los edificios que estaban no sólo consagrados como lugares de culto sino también como valiosos monumentos históricos y culturales".

"Miles de ministros religiosos perecieron en las mazmorras de la NKVD, o fueron desterrados a lugares de trabajos forzados, y muchos miles de ciudadanos que habían defendido activa o pasivamente su derecho a la libertad de cultos sufrieron el mismo destino. Entonces, como ahora, una constante propaganda antirreligiosa fue dirigida por todos los medios disponibles. A pesar de todo esto, el régimen comunista no pudo borrar los sentimientos religiosos del pueblo de la URSS" (De "Religión y antirreligión en el mundo ruso" de Varios Autores-Ediciones Marymar-Buenos Aires 1967).

Más cercano en el tiempo se advierten las persecuciones y asesinatos perpetrados por los seguidores de Mahoma, quien, aparentemente, recibió del mismísimo Dios (o Alá) la orden de ejecutar la tarea de eliminar a los infieles a través de la Guerra Santa. Cierto autor se asombra al conocer a un musulmán temeroso de no poder ir al cielo musulmán por haber matado accidentalmente, con su automóvil, a un animalito en pleno desierto. Por otra parte, quienes en nombre de Alá asesinan a varios infieles, suponen que por tal tarea en "defensa de la fe" serán recompensados con la vida eterna. Michel Onfray escribió: "Puede parecer muy extraño que ese creyente bienaventurado comparta la misma religión que los pilotos del 11 de septiembre. Uno carga con el peso de un chacal enviado, por desgracia, al Cinosargo; los otros se alegran de haber aniquilado a un gran número de inocentes".

"El primero cree que se le hará difícil entrar en el Paraíso por haber convertido en carroña a un carroñero; los otros imaginan que merecen la beatitud por reducir a polvo la vida de miles de individuos, incluso musulmanes...No obstante, el mismo libro justifica a ambos, que se ubican, cada uno, en un polo opuesto de la humanidad: el primero tiende hacia la santidad, y los otros llevan a cabo la barbarie" (De "Tratado de ateología"-Editorial Anagrama SA-Barcelona 2006).

El siguiente artículo trata acerca de la actual situación de millones de cristianos que sufren la persecución de individuos que, luego de leer el Corán, buscan la entrada al Paraíso a través de los asesinatos masivos asociados a la Guerra Santa:

SOBRE LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS

La verdad no le importa a nadie

Por Marcelo Carignano

Más de 360 millones de cristianos sufren persecución en el mundo hoy. ¿Cuánta gente lo sabe? ¿A quién le parece una noticia relevante? Para la primera pregunta no tengo respuesta. Con la segunda podemos esgrimir una contestación parcial: a juzgar por el lugar que se le da a esta realidad en los grandes medios de comunicación de occidente, le importa a un número muy reducido de la población.

Hace algunos días tarareaba Miss Sarajevo (una canción compuesta por U2 en colaboración con Brian Eno) mientras cocinaba y me puse a pensar en aquellos conciertos multitudinarios con artistas de diversos estilos que se unían por una causa común. Era música y compromiso, sin miramientos. Nadie preguntaba por la billetera del cantante ni por la filiación ideológica del guitarrista. Pavarotti and Friends vendía bien porque convocaba a músicos de renombre y calidad, no por su objetivo filantrópico.

Miss Sarajevo pertenece a un concierto en beneficio de las víctimas de la guerra en Bosnia. ¿Es posible imaginar algo así para Ucrania? We are the World, aquel himno compuesto en los 90’ para los niños africanos e interpretado en su totalidad por artistas de renombre, ¿tendría hoy su correlato con los miles de cristianos asesinados en Somalia, Libia, Eritrea, Nigeria, Pakistán, Sudán, Irán, Afganistán, India, Siria o Arabia Saudita? ¿Sólo en Palestina mueren personas?

Estamos deshumanizados. Hay dos características bien humanas que hemos perdido en los últimos quince años: el humor y la crítica. Lo noto en lo cotidiano, en la política y en el arte. La raíz de esta tesitura, tiene una respuesta simple y es que la verdad no le importa a nadie. Lo que interesa es el relato, la verosimilitud que permita acentuar mis rasgos partidarios. El arquitecto de la época no es quien busca hechos, sino quien construye narrativas a la medida del deseo de sus seguidores. Vivimos en una Matrix, pero sin la pastilla roja: todos prefieren quedarse en la ficción cómoda, porque la realidad es menos interesante y más frustrante.

Aceptamos que no existen los consensos absolutos, pero sí que la tendencia de este tiempo es clara: la sociedad se para en la orilla de la confirmación del sesgo partidario o ideológico. Ya no nos reímos del poder y lo criticamos de una forma más personal que objetiva. El problema es que la verdad es costosa. En dinero, en tiempo, en recursos. Si bien desde hace tiempo los buscadores de internet -y la IA, de forma más reciente- permiten cotejar bibliografía o información noticiosa en cuestión de segundos, la realidad es que están filtrados por el tamiz hipersubjetivo de los editores de turno y las fuentes utilizadas. ¿De verdad alguien confía en la neutralidad de Wikipedia? Sin embargo, es la principal fuente de consulta rápida del usuario de redes promedio.

Los grandes medios también atraviesan este temporal de medias (siendo generoso) verdades. En julio de este año, el New York Times publicó en tapa la foto de Mohammed Zakaria al-Mutawwaq, un niño supuestamente famélico en Gaza, con la culpa asignada a Israel. Lo que no aclaró es que el chico padecía una enfermedad congénita que le provocaba malnutrición. El error se corrigió, sí, pero no en la cuenta oficial del medio con cincuenta millones de seguidores -donde se había publicado el artículo original-, sino en un perfil secundario de apenas ochenta y nueve mil. En la práctica, la rectificación no existió y a los editores del medio la equivocación no les pareció tan importante como para darle retuit desde el perfil del medio.

Esta misma práctica se observó en The Guardian, El País (España), La Nación e Infobae, por mencionar algunos casos. El gran problema reside en que, si la verdad pierde valor, lo que se impone es el miedo. Miedo a decirla, miedo a enfrentar el linchamiento digital, miedo a las represalias sociales. Y en ese vacío gana la neutralidad, que no es otra cosa que aceptar el relato del más fuerte. La verosimilitud es aceptada en forma masiva cuando el barco de quien pilota navega con viento de cola. Pero en cualquier otra circunstancia, el apoyo indiscutido se reduce a la fe ciega de un grupo de fanáticos. Y, cabe preguntarse, ¿es lo mismo ser leal que ser fanático?

(De www.laprensa.com.ar)

jueves, 4 de septiembre de 2025

Acerca de la personalidad

El conjunto de atributos que nos hacen únicos entre la enorme cantidad de seres humanos que habitan el planeta, recibe la denominación de "personalidad". Tales atributos derivan tanto de nuestra genética heredada como de la influencia familiar y social recibida. Si hay algo que contemple ambos aspectos, ese algo es nuestra actitud o respuesta característica, que posee la particularidad de ser estable en el tiempo, si bien puede ir cambiando a lo largo de nuestra vida.

Las definiciones actuales más aceptadas llevan implícita la existencia de la actitud característica, si bien no aparece en forma explícita por cuanto el concepto de actitud es propio de la Psicología social. Al respecto, María del Sol Fortea Sevilla escribió: "Desde la psicología se han hecho muchos intentos de definir la personalidad y cada uno pone el énfasis en aspectos diferentes. Por lo general, todas las definiciones hablan de conducta, de situación, de estabilidad, de aprendizaje...Elegir una es complicado, pero vamos a ver dos de las que cuentan con mayor apoyo científico".

"La aportada por el profesor Madi (1996) es sencilla y sirve de gran ayuda para iniciarnos en el conocimiento de la personalidad. La define como un grupo estable de características y tendencias que determinan los puntos comunes y las diferencias en el comportamiento psicológico (pensamientos, sentimientos, acciones) de las personas que son estables en el tiempo y no sólo el simple resultado de las presiones sociales y biológicas del momento".

"La comunidad científica, por su parte, ha aceptado y adoptado la definición de Pervin (1998) como el punto de partida del cuerpo de investigación, pues engloba todo lo necesario para comprender la personalidad. La define como «una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructuras como procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los recuedos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro»" (De "Personalidad"-EMSE EDAPP SL-Barcelona 2021).

La personalidad de todo individuo involucra tanto los aspectos heredados como los adquiridos tratándose de atributos manifestados esencialmente bajo condiciones de interacción social. Por estar materializada como una predisposición a la acción, no parece ser otra cosa que la actitud característica de todo individuo. Theodore M. Newcomb escribió: “Nos hemos referido a la personalidad como a algo que es único, dinámico, social y organizado. Hemos señalado que es posible conocer ese «algo» sólo si observamos las unidades de motivación de un individuo, pero que no podemos decir que sus unidades de motivación sean su personalidad. Nos referimos más bien a aquello que «mantiene juntas» todas sus unidades de motivación, y que determina que toda su conducta, tanto actitudinal como expresiva, sea lo que es. Para los fines presentes, por lo tanto, entenderemos por personalidad la organización de un individuo de predisposiciones para actuar, incluyendo predisposiciones para la conducta directiva y para la conducta expresiva”.

“Esta definición no señala a la personalidad como algo meramente «ubicado» dentro de la piel de una persona. Las predisposiciones actitudinales apuntan tanto hacia adentro como hacia fuera; se refieren a algo del ambiente así como a algo del organismo. Aun las oportunidades expresivas dependen de la oportunidad ambiental para que aparezcan en la conducta real. La palabra «predisposición» implica necesariamente la frase «en condiciones ambientales adecuadas» (adecuadas para el individuo específico). La personalidad no puede ser definida de manera de omitir el ambiente, que, a pesar de estar en constante cambio, tiende a ser percibido en formas relativamente constantes por cada persona. De este modo las formas que tiene un individuo de percibir su ambiente se cuentan entre las más importantes de sus predisposiciones. Y, como tendremos ocasión de ver repetidas veces, las otras personas constituyen la parte más significativa del ambiente hacia el cual la personalidad individual está orientada en forma constante” (De “Manual de Psicología Social” (II)-EUDEBA-Buenos Aires 1972).

Por otra parte, Joseph Nuttin escribió: “Los psicólogos consideran generalmente la personalidad como una organización interna de rasgos, actitudes, aptitudes y congruencias en la conducta. En esta definición, sin embargo, falta la característica más importante. Esencialmente, la personalidad es una estructura que va más allá de su organización interna. Su rasgo más característico es el de que en su constitución están incluidas una visión del mundo y una apertura a él. La personalidad es una forma de ser y de comportarse en un mundo que existe para la persona (self). Esta perspectiva sobre el mundo o situación vital es un constituyente esencial de la personalidad. En este sentido, la estructura fundamental de la personalidad es una «unidad yo-mundo». Nada podría mutilar de modo más profundo el concepto de personalidad que la negligencia de este aspecto de apertura al mundo que ella posee. Si bien, como dice Lewin, es cierto que la personalidad que gobierna la conducta es una parte del campo psicológico, no debe olvidarse que el campo psicológico mismo, en el sentido general de «vivir en un mundo», entra en la composición de la personalidad” (De “Teorías de la personalidad” de H.P. David y H. von Bracken-EUDEBA-Buenos Aires 1977).

Una teoría de la personalidad compatible con el mundo real debe darle a todo individuo un sentido de la vida compatible con el sentido aparente de la humanidad impuesto por el orden natural como precio impuesto a nuestra supervivencia.

De todas formas, es necesario tener presente que existirán teorías de la personalidad que podrán adaptarse al campo de la psiquiatría mientras que resulta imprescindible disponer también de una teoría que describa al individuo permitiéndole advertir y mejorar aquellos aspectos que, manteniéndolos vigentes, derivarán en algún tipo de enfermedad social. De ahí los siguientes requisitos principales que tal teoría deberá reunir:

a) Que pueda vincularse de alguna manera a las investigaciones que se realizan en neurociencia
b) Que puedan extraerse de ella conclusiones prácticas accesibles al hombre común
c) Que permita establecer una ética natural elemental
d) Que contemple las tres dimensiones básicas del hombre (cuerpo, intelecto, sentimientos)
e) Que tenga presentes tanto a la evolución biológica como a la cultural
f) Que provea una orientación básica asociada a cierto sentido de la vida

Una teoría de la personalidad satisfactoria debe responder a la pregunta: ¿qué es el hombre? Podemos decir que es un ser emocional y racional cuya necesidad de supervivencia lo convierte en un ser social. Está motivado por cierta influencia del futuro, asociada a proyectos y ambiciones que le ayudarán a encontrarle cierto sentido a su vida. También se encuentra influenciado por el pasado, ya que lo lleva parcialmente depositado en su memoria, estando tal información asociada al proceso de adaptación cultural al orden natural; proceso en el que está involucrada toda la humanidad.

Desde la Psicología social aparece una propuesta que presenta la ventaja de poder orientar al individuo en cualquier etapa de su vida. La individualidad que sustenta toda personalidad viene asociada a una actitud característica con cuatro componentes afectivas: amor, odio, egoísmo e indiferencia. Entre ellas “elige” la proporción de cooperación y de competencia que manifestará en su comportamiento social. También presenta cuatro componentes cognitivas, debido a que requiere una referencia para poder establecer el proceso adaptativo básico de “prueba y error”, siendo tales referencias la propia realidad, la opinión propia, la opinión de otra persona o bien lo que piensa o cree la mayoría. Estas componentes son, en realidad, una manifestación, o resultante, de una previa teoría de la acción ética y de una teoría del conocimiento, que constituyen la base para establecer respuestas convincentes sobre la mayor parte del comportamiento individual y social del hombre, como serán las conclusiones respecto de ámbitos como la economía, política, cultura, educación, etc. Si se ha de sintetizar la conclusión práctica emergente de la información que disponemos acerca de la personalidad, podemos concretarlas en las siguientes:

a- Debemos ser conscientes de que resulta necesario desarrollar tanto nuestro potencial físico (corporal), como el mental (intelectual) y el afectivo (ético).
b- Debemos tratar de compartir las penas y las alegrías de los demás como propias.

A partir de este esquema básico se puede establecer o extraer una ética natural en la que el “debe ser” se logra a partir de una deducción a partir de “lo que es”, ya que en las componentes afectivas mencionadas se distingue y se define tanto el Bien como el Mal. Se promueve una actitud que lleva a la felicidad, mientras que permite interpretar el significado de la ética cristiana. Además, se niega la validez de los totalitarismos por cuanto impiden el desarrollo de las potencialidades individuales.

Puede decirse que el hombre ideal es el hombre “normal” adaptado al orden natural. Toda diferencia existente respecto a este hombre normal implica cierta deficiencia o anormalidad que debe, y puede, subsanarse. Al estar sometido al principio de complejidad-conciencia, el hombre queda al mando del proceso de la adaptación cultural, respondiendo a este principio a través de cierta concientización ante la necesidad de adoptar una actitud cooperadora materializada por la tendencia a compartir las penas y las alegrías de los demás como propias.

Entre los principales exponentes del humanismo puede citarse a Abraham H. Maslow, quien prioriza los aspectos que motivan al individuo y que le permiten encontrar un sentido de la vida. Colin Wilson escribió: “De acuerdo con Maslow, la salud mental depende de la voluntad avivada por un sentido de propósito. Cuando los seres humanos pierden su impulso hacia delante, las baterías de la voluntad se descargan, exactamente del mismo modo que las baterías del automóvil cuando se deja éste en la cochera todo el invierno. El resultado es un sentimiento de «fracaso en la vida», una pérdida de valores instintivos. En la psicología de Maslow, el lugar central es conferido al sentido de los valores de la reacción humana a lo que vale la pena”.

“Es una de las absurdas paradojas de la psicología, que ha necesitado tres siglos para llegar a la conclusión de que el hombre posee en verdad mente y voluntad” (De “Nuevos derroteros en psicología”-Editorial Diana SA-México 1979).

Entre los componentes básicos de una teoría general de la personalidad no sólo se han de tener presentes el aspecto emocional del hombre y el aspecto cognitivo, sino también aquello que nos oriente respecto de la adopción o el descubrimiento de un sentido de la vida. Viktor Frankl escribió: “Cada época tiene sus neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia. En realidad, hoy no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial. El paciente típico de nuestros días no sufre tanto, como en los tiempos de Adler, bajo un complejo de inferioridad, sino bajo un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío, razón por la que me inclino a hablar de un vacío existencial” (De “Ante el vacío existencial”-Editorial Herder SA-Barcelona 1980).

También Alfred Adler contempla cierta finalidad que debe alcanzar el hombre, por lo que escribió: “Nuestra idea del sentimiento de comunidad ha de llevar en sí el objetivo de una comunidad ideal como forma definitiva de la humanidad, como un estado en que todos los problemas que nos plantea la vida y nuestras relaciones con el mundo se nos parecen como ya resueltos. Pues todo aquello que encontremos valioso en nuestra vida, todo lo que subsiste y subsistirá, es siempre un producto de este sentimiento de comunidad, de este ideal orientador, de esta final meta de perfección”.

“¿Qué ha pasado con aquellos hombres que no han contribuido en nada al bienestar de la generalidad de los mortales? Y la contestación es la siguiente: Han desaparecido hasta en sus últimos vestigios. Nada ha quedado de ellos; se han extinguido somática y espiritualmente; se los ha tragado la tierra. Les pasó como a aquellas especies animales desaparecidas por no haber podido ponerse al unísono con las circunstancias cósmicas. Aquí tropezamos con una ley secreta, como si el Cosmos, siempre inquisitivo, nos ordenara: «¡Desapareced! ¡No habéis comprendido el sentido de la vida y no hay para vosotros porvenir!»” (De “El sentido de la vida”-Luis Miracle Editor-Barcelona 1959).

Un aspecto interesante extraído de la opinión de Alfred Adler radica en la posible existencia de un sentido de la vida objetivo, que depende del propio orden natural, y no sólo de las posibles elecciones que el hombre haga respecto de su orientación de la vida. Es decir, de todas las posibles elecciones del hombre, habrá algunas que se adaptarán en mayor medida al sentido impuesto por el orden natural y que está implícito en el espíritu de sus leyes.

En la adopción de las actitudes viene implícita cierta escala de valores, de ahí que quien adopta una actitud cooperativa en cierta forma está definiendo una preferencia por ciertos valores y cierto rechazo por otros. Edwin Hollander escribió: “Las actitudes implican expectativas acerca de nuestra propia conducta y de la conducta de otros y se vinculan con todos los aspectos de la vida social; por ende, sus múltiples efectos son evidentes a nuestro alrededor. Los gustos, los modales y la moral que nos caracterizan reflejan nuestras actitudes, así como los valores sociales que les sirven de base. La visión que un individuo tiene de su mundo y el modo en que actúa frente a él pueden ser entendidos, en gran medida, observando las actitudes que conforman su campo psicológico” (De “Principios y métodos de psicología social”-Amorrortu Editores SCA-Buenos Aires 1968).