jueves, 17 de julio de 2025

Marxismo y mentiras

Para instaurar el socialismo, los ideólogos marxistas adoptaron estrategias basadas en una doble mentira: describiendo al capitalismo distorsionándolo, asignándole defectos que no tiene, y describiendo al socialismo real distorsionándolo también, pero esta vez considerándolo mucho mejor de lo que realmente es.

Entre las mentiras sobre el capitalismo aparece la visión ecológica del proceso que involucra al cazador y la presa. Los marxistas suponen que el sector productivo, los empresarios, son personas malignas que tratan de vivir a costa de sus empleados y sus clientes, de la misma manera que un animal carnívoro se alimenta matando a sus presas. Luego de adoptar esta visión, suponen que, como ocurre en la naturaleza animal, donde el cazador evita eliminar a todas sus presas, ya que así moriría por falta de alimentos. De ahí que, según los marxistas, los empresarios pagan a sus empleados sólo un mínimo para apenas permitir su supervivencia. También algunos ideólogos aducen que "los ricos se harán cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres", por lo que las empresas ya no tendrían a quienes vender sus productos y finalmente tendrían que cerrar sus puertas.

Algo así puede ocurrir en sociedades con muy pocos empresarios, por lo que en ese caso no existe tal cosa como un mercado competitivo. La economía de mercado, o capitalismo, es algo distinto, ya que supone la existencia de competencia entre empresarios y entre compradores. Todo sistema económico sin mercado competitivo, no es capitalismo. En un sistema capitalista, por el contrario, el principal capital de una empresa es el capital humano, ya sea considerando a sus empleados como considerando a sus clientes, por lo cual todo buen empresario "cuida de la mejor manera a su capital". Si el empresario no cuida su capital humano, éste se irá a las empresas competidoras, por lo que la visión marxista del cazador y su presa, poco o nada tiene que ver con el capitalismo real. Y si, efectivamente ocurren casos de cazador y presa, se trata de empresas que, a la corta o a la larga, cerrarán sus puertas.

Respecto de la acusación de que bajo un sistema capitalista existe concentración de poder económico, como es el caso de los monopolios, se trata justamente de economías con ausencia de empresas competidoras, como antes se dijo. Esta situación no deseable puede conducir a la empresa monopólica a cobrar precios excesivos por sus productos. Sin embargo, si ello ocurre, es muy posible que despierte la atención de futuros competidores. Lo absurdo de la cuestión es que, desde el marxismo se propone eliminar la posibilidad de monopolios privados mediante la creación de un monopolio estatal muchísimo mayor, tal el caso del Estado socialista que surge como consecuencia inmediata de abolir la propiedad privada de los medios de producción.

Otro aspecto a considerar es que, en las economías de mercado, el nivel de los sueldos de los empleados depende en forma directa del capital productivo invertido por las empresas. Mayor cantidad de capitales implica mayor nivel de sueldos, aunque los marxistas opinen que, "a mayor capitalismo, mayor explotación laboral".

Acerca de la ausencia de empresas o de consumidores, leemos al respecto: "Si un monopolio es una economía en la que sólo hay un vendedor, un monopsonio es una economía en la que sólo hay un comprador. En un monopolio, el único vendedor tiene el poder de fijar precios. Por el contrario, en un monopsonio, es el único comprador quien tiene el poder de fijar precios".

"Los economistas predicen que, en un monopolio, el precio se elevará por encima de los niveles competitivos. Cuando sólo hay un vendedor de agua, por ejemplo, es probable que el precio del agua sea alto. Los economistas predicen que, por el contrario, en un monopsonio, el precio caerá por debajo de los niveles competitivos. En el mercado laboral, por ejemplo, si sólo un empleador está contratando trabajadores, es probable que el precio de la mano de obra sea bajo" (De "La sociedad del intercambio" de C. Johnson, R. Lusch y D. Schmidtz-Grupo Unión-Buenos Aires 2020).

Donde más se cumplen las falsas críticas marxistas acerca del capitalismo es precisamente bajo los sistemas socialistas. Como existe una sola empresa, que es el monopolio estatal, es la que decide todos los precios, beneficiando principalmente a la clase dirigente socialista. Además, al ser la única empresa, es la única que ofrece puestos de trabajo, por lo que también el nivel de los sueldos viene impuesto por el Estado. Los bajos sueldos deben ser aceptados por cuanto no existen alternativas de posibles traslados a empresas que no existen. De ahí que surja la gran diferencia económica y social entre la clase dirigente comunista y la clase trabajadora en la supuesta "sociedad sin clases sociales".

Los citados autores agregan: "El análisis económico estándard nos dice que, si la competencia por el lado del comprador en el mercado laboral fuese tan intensa como la competencia por el lado del vendedor, entonces los salarios aumentarán a un nivel que coincida con lo que vale la mano de obra de un trabajador. Si Henry Ford está tratando de ingresar al mercado de automóviles, entonces se incorpora al respectivo mercado laboral y recluta a los trabajadores de Chevrolet, tanto a los mejor pagados como a los peor pagados, ofreciéndoles un salario más alto para que trabajen para Ford".

"Chevrolet responde. Al darse cuenta de que su rentabilidad depende de retener a sus trabajadores más productivos, Chevrolet intenta retenerlos y para eso iguala la oferta de Ford. Ni Ford ni Chevrolet quieren ofrecer a los trabajadores más de lo que valen, pero, en última instancia, si los trabajadores de Ford valen más de lo que Ford está pagando, y si Ford tiene competidores, uno de los competidores de Ford ofrecerá a esos trabajadores mal pagados al menos un poco más para que cambien de empleador".

"Por lo tanto, el ideal económico sería que tanto los compradores como los vendedores, los dos lados del mercado laboral, sean competitivos. Es la competencia la que previsiblemente da como resultado que los trabajadores reciban aproximadamente lo que valen".

Las mentiras marxistas acerca del capitalismo real resultan bastante cercanas a la verdad sobre el socialismo real. De ahí que tiene validez aquel consejo a los socialistas surgido desde sectores liberales: "Mientras ustedes sigan mintiendo sobre nosotros, seguiremos diciendo la verdad acerca de ustedes". Jean-Françoise Revel escribió: "La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira" (De "El conocimiento inútil"-Editorial Planeta SA-Barcelona 1989).

No hay comentarios: