La legitimidad de las leyes humanas, que provienen del Derecho, radica en que sean compatibles con las leyes naturales, especialmente con las asociadas a la moral. Siendo las leyes naturales de aplicación general, es decir, aplicables sin distinción a todos los seres humanos, las leyes humanas deberían también tener esa misma generalidad, y de ahí surge la igualdad de todo ser humano a ser considerado igual al resto ante los pronunciamientos de las leyes humanas.
Cuando en una sociedad predominan diversas ideologías religiosas o políticas, surge la tendencia de los legisladores y de los jueces a tratar en forma favorable a quienes comparten ideologías y a tratar en forma desfavorable a quienes sostienen ideologías contrarias, como ocurre en los sistemas totalitarios. También estos casos de desigualdad ante la ley aparecen en las sociedades democráticas, pero como una forma de corrupción en el ámbito judicial.
En realidad, cuando la ley humana, o cuando los jueces intentan limitar las sanciones que corresponderían a quienes cometen alguna infracción o algún delito, lo que en primera instancia pareciera consistir en un beneficio al infractor, en realidad lo están perjudicando en el largo plazo en caso de que tal beneficio momentáneo sea un aliciente para seguir delinquiendo en el futuro.
Las leyes humanas, y las sanciones correspondientes ante su incumplimiento, en ocasiones tienen excepciones en cuanto a su aplicación, como es el caso de los menores de edad. Cuando la edad de la imputabilidad es relativamente alta, y el menor es inimputable por delitos cometidos, la ley tiende a promover la violencia y a acentuar la posibilidad de que tal menor adopte en el futuro el camino de la delincuencia.
Por lo general se dice que la imputabilidad tardía tiende a "proteger" al menor para conducirlo hacia una vida mejor, sin embargo puede ocurrir todo lo contrario. En décadas pasadas, cuando había mucha menos delincuencia, con los menores habían pocas excepciones. En los años 50, el autor de este escrito, siendo un niño que iba a la escuela primaria, participa en un enchastre de una vidriera de un local comercial tirando barro de una acequia. Luego de la denuncia policial del comerciante, los entonces menores fuimos citados a una dependencia policial donde nos marcaron los dedos y otros tratos similares. También recibimos advertencias que con antecedentes policiales tendríamos inconvenientes en el futuro en cuanto a la inserción educativa y laboral, y cosas por el estilo. Tal "igualdad ante la ley", a pesar de ser menores, sirvió para que posteriormente no se nos pasara por la cabeza realizar semejantes "hazañas".
En la actualidad, a la previa creencia de que "los niños no mienten", se suma también que "las mujeres no mienten" y que basta una denuncia sin pruebas para que la justicia comience a actuar. De ahí que los hombre adultos pueden ser víctimas de falsas denuncias ante la evidente "desigualdad ante la ley". Este es el caso ocurrido en la Argentina, y que se menciona en el artículo periodístico siguiente:
EL MÉDICO DENUNCIADO POR SU HIJO POR ABUSO SEXUAL SOSTUVO QUE EXISTE "UN SISTEMA PERVERSO"
El médico Pablo Ghisoni sostuvo que existe “un sistema perverso” tras estar tres años preso luego de la denuncia de su hijo por abuso sexual y que ahora reveló que todo había sido inventado por su madre.
Días atrás se dio a conocer el video de Tomás, quien contó que de chico fue manipulado por su madre para denunciar a su papá por abuso sexual, lo que provocó que Ghisoni esté preso durante tres años y, ante la viralización del video, el médico habló sobre el calvario vivido y la falsa denuncia realizada por su hijo.
“Son cosas que uno cree que son imposibles, pero pasan. Mi exmujer, para quedarse con la custodia de mis hijos, armó una denuncia en mi contra por abuso sexual”, relató Ghisoni.
Todo comenzó en 2012 cuando la Justicia determinó que los tres menores debían quedar al cuidado de su padre tras el divorcio, pero la situación se tornó un martirio cuando, en 2016, Andrea Vázquez acusó falsamente al médico de haber abusado y violentado a su hijo Tomás.
El médico contó que desde la denuncia realizada no pudo volver a ver a sus hijos y que se trata de “un calvario eterno, una destrucción brutal del vínculo”.
En este marco, sostuvo que existe “un sistema perverso armado que funciona como un negocio”, por lo que pidió que “no haya más familias Ghisoni destruidas por un poder judicial que no escucha”.
Ghisoni sostuvo que durante estos años fue vulnerado de sus derechos, por lo que manifestó la necesidad de que “las falsas denuncias deban ser penalizadas”.
Acerca del video viralizado, relató que le produjo “una congoja tremenda”, mientras que respecto a Vázquez, señaló que “es una denunciante serial y crónica” y que “tiene diagnóstico de psicópata y narcisista”.
(De www.laprensa.com.ar)
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