sábado, 26 de julio de 2025

Grieta social y peronismo

La división existente en la sociedad argentina proviene de las épocas en que Perón y Eva comenzaron a hablar de "nosotros" y "ellos", promoviendo el odio en una escala masiva. En la actualidad, debido al kirchnerismo, la grieta social incluye en un mismo bando a peronistas y marxistas, ya que coinciden en el odio a los empresarios, a los yankis, a la civilización occidental, etc. Lila Caimari escribió: "La verdadera naturaleza del justicialismo finalmente se desnudaba: se trataba de un nacionalismo marxista, que salía del capitalismo para marchar directamente al colectivismo".

"El giro anticomunista de los enunciados de Perón y la presencia de católicos en el gobierno eran desmentidos por las realizaciones concretas. Si Perón no era marxista, en cambio, colaboraba con el marxismo en la medida en que agitaba al mundo obrero y precipitaba las tensiones hacia la lógica de la lucha de clases". "Esta corriente confluía con la de socialistas y comunistas que en el peronismo habían adoptado cierto nacionalismo. El peronismo se había convertido en una experiencia inédita que combinaba las dos ideologías" (De "Perón y la Iglesia Católica"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 2010).

Para los peronistas y socialistas, tanto Perón como Marx eran unos "santos" que defendían a los pobres (teóricamente, al menos). Luego, si alguien se consideraba anti-peronista o anti-comunista, quienes eran seguidores de tales venerados "santos", necesariamente habrían de considerarlo casi como a un "diablo". De ahí que resulte imposible cualquier acercamiento o vínculo social entre integrantes de bandos opuestos, por cuanto el anti-peronista y anti-comunista habrá de rechazar totalmente cualquier descalificación moral.

Cabe aclarar que quienes estamos "a favor de los ricos", como dicen las masas peronistas, en realidad estamos a favor del sector productivo, es decir, los empresarios y capitalistas que constituyen los fundamentos materiales de la sociedad. Una sociedad sin empresarios (el sueño de los comunistas, principalmente) es una sociedad pobre como Cuba o Venezuela, por lo que el liberal ha de mirar con temor y fastidio a todos aquellos que apoyan un sistema económico y social que destruirá los fundamentos sociales y materiales de la nación, siendo los verdaderos enemigos de la gente decente.

De la misma manera en que un judío jamás podrá ser amigo de un nazi, un liberal tampoco podrá ser amigo de alguien que con su voto apoya la destrucción de la sociedad, y de ahí la destrucción de la libertad y la vida de sus integrantes. Cuando se habla de terminar con la "grieta social" que afecta a los argentinos, ello implica que el peronista y el comunista renunciarán a sus respectivas "religiones del odio" y comiencen a vislumbrar la posibilidad de aceptar las prédicas cristianas originales (no las tergiversadas por los "sacerdotes" peronistas-marxistas).

Puede alguien preguntarse si existe alguna posibilidad de llegar a algún acuerdo ideológico con peronistas y marxistas, sin cambios en ellos. Ello resulta imposible por cuanto estos individuos observan al liberal bajo una mirada altiva de superioridad moral y hasta intelectual. Ante alguna expresión del liberal, preguntan irónicamente si tal cosa "la leyeron en el diario Clarín", o bien que repite "propaganda yanky" o que proviene de un "ideólogo pagado por alguna multinacional". Incluso el liberal es mirado burlescamente, o a veces con cierta lástima debido a su "inferioridad moral e intelectual". Si alguien puede convencer a un "creyente" peronista-marxista, se lo puede considerar casi como a un "héroe intelectual".

No hay comentarios: