martes, 4 de noviembre de 2025

Coincidencias ideológicas entre Perón y Fidel Castro

Los líderes totalitarios, como Perón y Castro, motivados por ilimitadas ambiciones de poder y de adulaciones, fueron partidarios de establecer monopolios estatales para luego dirigirlos hasta los mínimos detalles. Tanto el fascismo, que promueve “todo en el Estado”, como el socialismo, con su “abolición de la propiedad privada”, generan el ámbito adecuado para establecer totalitarismos extremos.

Desde la izquierda política, sin embargo, se utiliza la palabra “fascista” como un insulto, haciendo creer a los desprevenidos que en realidad el fascismo es “opuesto” al socialismo, cuando en realidad se trata de enemigos que disputan un mismo territorio al igual de lo que ocurre con dos mafias actuando en una misma ciudad.

Los totalitarismos se distinguen de las dictaduras comunes en que los líderes totalitarios se entrometen en la vida intima o familiar de una población, incluso ordenando aquello que debería pensar la población, que no es otra cosa que la obligatoriedad de creer y pensar lo que el líder totalitario cree o piensa.

Perón, en épocas de la Segunda Guerra Mundial, tenía preferencias políticas evidentes por Mussolini e incluso fue un protector de criminales de guerra nazis, facilitando sus entradas a la Argentina. La cercanía ideológica entre nazis, fascistas y socialistas fue advertida por Friedrich Hayek quien, en su libro Camino de servidumbre, comenta la facilidad con que los socialistas se convertían en nazis.

Entre las coincidencias ideológicas entre Perón y Castro se advierte el efecto negativo que produjeron entre sus propios adherentes y aduladores, ya que en ambos casos llenaron sus vidas de odio; odio al rico, al yankee, al burgués, etc., degradándolos de la peor manera posible. Además, por ser adeptos a las confiscaciones, promovieron el éxodo de capitales desde los países latinoamericanos hacia el “imperio odiado”, entre otros países desarrollados.

Tanto Perón, como Castro, y luego Hugo Chávez, no se conformaron con destruir las economías y dividir las poblaciones de sus propios países, odio mediante, sino que ambicionaron el dominio personal de otros países del continente. Loris Zanatta expresó: “Hay algunos aspectos históricos a tener en cuenta. El joven Fidel Castro es un hombre de formación católica, crecido con los jesuitas, que participa de grupos universitarios también de raíces católicas, y sus primeras actuaciones políticas –tanto en Cuba como, por ejemplo, en su primera expedición política en Bogotá en el año 1948 durante la fundación de la Organización de Estados Americanos- están vinculados con el peronismo”.

“Él tiene vínculos también con la Embajada Argentina, que tenía una gran promoción del peronismo como modelo panlatino, en contra de Estados Unidos formalmente pero en contra de la civilización liberal en general. Su primera expedición es financiada por la Embajada Argentina y está en el marco de la tercera posición peronista, de manera que, cuando toma el poder, su referencia son los discursos de Perón, esa es su base doctrinaria”.

"En la formación de Fidel Castro, mucho antes de descubrir el marxismo-leninismo -que, en realidad, nunca caló hondo-, lo que plasmaba su visión del mundo era finalmente una idea de comunismo esencialmente evangélico, cristiano. A eso en Argentina el padre Benítez lo llamaba -refiriéndose por supuesto al peronismo, del que había sido un gran ideólogo- «comunismo de derecha», decía que el peronismo era un comunismo de derecha porque no era un comunismo ateo pero del comunismo rescataba todos los elementos que ya estaban en la Biblia".

"Sería como dice hoy Bergoglio: que son los comunistas los que han copiado el Evangelio y el cristianismo, no al revés. Y tiene razón ¿no? En ese sentido Fidel Castro forma parte de la familia de la que el peronismo fue tal vez el fruto más maduro, una familia que combate al «enemigo interno» -así los llamaba él y era también el enemigo eterno de Perón- que detestaba la civilización liberal occidental, el occidente como el liberalismo y como racionalismo, como secularismo".

"Lo que defendía era una idea de Latinoamérica, el mito de la Patria Grande como un continente superior espiritualmente que conservaba una moral cristiana originaria, que puede llamarse justicialista, bolivariana o comunista, como decía antes, el nombre no importaba" (De "10 lecciones para salir de la trampa populista" de Eduardo Feinmann-Grupo Editorial Planeta SAIC-Buenos Aires 2023).

Los "grandes ideales" proclamados por los líderes totalitarios son en realidad justificaciones de sus ilimitadas ambiciones de poder; de ahí que tales "ideales" no deberían tomarse muy en serio. En cuanto a la identificación de los Evangelios con el comunismo, puede decirse que es la mayor herejía que pueda establecerse. Si fueran la misma cosa, el mandamiento de Cristo sería: "Compartid con el prójimo todas tus pertenencias", ya que el comunismo establece un vinculo de unión entre seres humanos esencialmente material.

Los Evangelios, por el contrario, proponen "Amar al prójimo como a uno mismo", o "compartir penas y alegrías ajenas como propias", siendo emocional el vínculo entre seres humanos y que darán lugar a una sociedad verdaderamente humana. Por el contrario, la unión a través del trabajo o de bienes materiales, como en el caso de una colmena o de un hormiguero, dan lugar a una agrupación donde integrantes casi anónimos se unen en el trabajo bajo un objetivo netamente colectivo.

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