miércoles, 17 de enero de 2024

Con el impuesto inflacionario, los pobres subvencionan a los ricos

El efecto que provoca la inflación en los diversos individuos es enteramente similar, económicamente hablando, que la imposición de un nuevo impuesto por parte del Estado. De ahí que pueda llamarse el "impuesto inflacionario".

Los políticos a cargo del gobierno, siempre pensando en los votos a recibir en próximas elecciones, tienden a disfrazar la realidad económica de un país, reduciendo artificialmente el costo de la electricidad, el agua y el gas. Pero, para seguir manteniendo tales servicios a bajo precio, deben complementar la recaudación de las empresas proveedoras con un subsidio, generalmente logrado en base a emisión monetaria. Tal emisión es la causante de la inflación.

Lo que cada individuo se "ahorra", lo pagará luego en forma de inflación. Sin embargo, algunos consumidores se verán beneficiados y otros perjudicados. Así, los grandes consumidores de luz, agua y gas se verán beneficiados por el precio reducido, o bien el precio reducido favorecerá que gran parte de los consumidores se conviertan en "grandes consumidores", ya que en los países subdesarrollados el derroche y la ostentación parece ser un síntoma de riqueza para mostrar a los demás.

Los pequeños consumidores, posiblemente la mayoría de la población, seguirá consumiendo luz, gas y agua en forma normal, pero, debido a la inflación reinante, pagarán (en otros productos) bastante más que si tales servicios no estuviesen subsidiados por el Estado. De ahí que pueda decirse de que los pobres subsidian el derroche de energía de los ricos, aunque el gobierno irresponsable repita a cada tanto que todas sus medidas son realizadas para mejorar la situación de los pobres.

Estos procesos se repiten en algunos países siendo esencialmente similares. De ahí que descripciones de procesos inflacionarios de otros países y de otras épocas, tengan una validez inalterable para la situación actual de la Argentina, producto de la irresponsabilidad peronista, principalmente. Henry Hazlitt escribió: "La inflación no es otra cosa que una gran estafa, y que esta estafa es practicada en diferentes escalas, algunas veces sin saberlo y otras cínicamente, por casi todos los gobiernos del mundo".

"Esta estafa corroe el poder adquisitivo de los ingresos de todos y el poder adquisitivo de los ahorros de todos. Es un impuesto disimulado y el más inicuo de todos. Grava los ingresos y los ahorros de los pobres en la misma proporción que los ingresos y los ahorros de los ricos. Recae con mayor fuerza precisamente sobre los que hacen economías, sobre los ancianos, sobre los que no pueden defenderse mediante la especulación o exigiendo y obteniendo mayores ingresos monetarios para compensar la depreciación de la unidad monetaria".

"¿Por qué continúa esta estafa? Continúa porque los gobiernos quieren gastar, en parte para armamentos y en la mayoría de los casos, sobre todo, para otorgar subsidios y prebendas a distintos grupos de presión, pero carecen del valor para imponer contribuciones en la misma proporción en que gastan. En otras palabras, continúa porque los gobiernos quieren comprar los votos de algunos ocultándoles a los demás que esos votos se compran con nuestro dinero".

"Continúa porque los políticos (en parte a causa de la influencia de segunda o tercera mano de la teoría del extinto Lord Keynes) creen que ésta es la forma, y única forma, de mantener la «plena ocupación», que es el fetiche actual de los progresistas de estilo propio. Continúa porque se ha abandonado el patrón oro internacional porque las monedas de todo el mundo son esencialmente monedas de papel, que van a la deriva sin un ancla, son barridas por todos los vientos políticos y están a merced de cualquier capricho burocrático".

"Y los mismos gobiernos que provocan los procesos inflacionarios declaran solemnemente estar «combatiendo» la inflación. Por medio de políticas de dinero barato, o de la máquina de imprimir billetes, o mediante ambas, aumentan el volumen del dinero y del crédito y después aparentan deplorar el resultado inevitable" (De "Qué es la inflación"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1961).

1 comentario:

agente t dijo...

Los gobiernos no suben los impuestos en la misma proporción en la que gastan, pero sí se atreven a aumentar las cotizaciones sociales, lo que empresas y trabajadores deben detraer de sus ingresos brutos para cotizar al sistema de seguridad social sin que aumenten las contrapartidas, lo que no deja de ser un impuesto al trabajo y a la inversión, fuentes primordiales de riqueza.