viernes, 14 de octubre de 2022

Las leyes laborales como trampa populista

Las "conquistas sociales" promovidas por el peronismo y, en general, todas las ventajas recibidas por un empleado, recaen en obligaciones a ser cumplidas por el empleador. De ahí que, a mayor seguridad social, menos predisposición para la contratación de empleados y mayor desocupación laboral. También las leyes laborales populistas generan una economía paralela, al margen de toda ley establecida por el Estado, que en el caso argentino implica casi un 50% de la economía nacional.

En la Argentina se ha llegado al extremo de que, a lo largo de los últimos 10 años, el aumento de los puestos de trabajo amparados por las leyes laborales, o "en blanco", es prácticamente nulo. De ahí el éxodo de los jóvenes hacia otros países, ya que advierten la imposibilidad cierta de lograr algún empleo. Incluso en una encuesta realizada, según informaba el noticiero del Canal 7 de Mendoza, el 100% de los encuestados menores de 27 años, admitió el deseo de emigrar del país.

Tampoco el empleo marginal, o "en negro", ha aumentado significativamente, ya que todo empresario teme al juicio laboral, ya que la cantidad de delincuencia potencial puede estimarse en un 30% de la población (apreciación subjetiva y personal). Incluso en cierta encuesta realizada hace algunos años entre alumnos universitarios, el 42% de los encuestados afirmó, tranquilamente, que no tendría inconvenientes en robar al Estado en caso de que las condiciones les fueran propicias. Seguramente tampoco tendrían inconvenientes en robarle o perjudicar a alguien del sector privado.

Es oportuno mencionar las opiniones de una bailarina que también se dedica a la fabricación y venta de zapatos. Marixa Balli expresó: “Mantuve todo, pero el que se quiso autodespedir obviamente me hizo juicio. Lo hicieron en muchos locales, la gente quiere que la contrates para cagarte, para hacerte juicio. Por eso no hay laburo en Argentina, porque las leyes están muy mal”.

“Cada vez que ves un empleado, te preguntás cuánto te va a costar de juicio. Es patético. Acá es todo a favor para los chorros, para los delincuentes y para el empleado que viene a laburar un par de meses para cagarte”.

“Tuve una chica venezolana tuvo dos meses en blanco, se me fue 15 días de vacaciones, llegó y me hizo juicio. Los abogados se pusieron de acuerdo y me cagó completamente, como siempre. Ahora tengo un buen equipo de abogados”.

“Tengo buenos empleados, cuando me confundí, me confundí, pero di todo. Pasa que por un mango te matan, y llega diciembre y se vuelven locos, porque quieren plata. Es lamentable, decí que todos los días encuentro gente que quiere laburar” (De www.infobae.com).

Los juicios laborales, lo que se conoce como la “industria del juicio”, desalienta a las empresas a seguir creciendo y a seguir produciendo. Tampoco les ha de resultar atractivo el sabotaje generalizado por parte de los sindicalistas, quienes imponen los montos que deben ganar los empleados; las negativas empresariales generan el bloqueo sindical hasta llegar incluso al cierre de empresas.

La mentalidad antiempresarial, promovida tanto por el peronismo como por las tendencias socialistas, ha logrado que, en la Argentina, de cada 100 empresas que inician sus actividades, al cabo de 10 años sólo 2 de ellas sobreviva a la adversidad populista. Puede decirse que el desarrollo de un país se logra cuando el pueblo y el Estado favorecen la producción, mientras que el subdesarrollo implica lo opuesto.

En cuanto a los empresarios argentinos, puede decirse que padecen debilidades similares a los padecidos por quienes reciben del Estado medios económicos que les permiten vivir sin trabajar, ya que el limitado nivel logrado en muchos sectores de la producción se debe a que buscan el apoyo de los políticos para no tener la necesidad de competir en el mercado. Si se cierra el ingreso de productos del exterior, y además, se consiguen ventajas adicionales desde el Estado, no tienen necesidad de competir ni tampoco de mejorar sus productos y sus precios, siendo la circunstancia ideal para cobrar elevados precios por bienes y servicios de pobre calidad.

La búsqueda de la igualdad es el mejor pretexto para el avance y consolidación del populismo. William E. Simon escribió: “El igualitarista busca una igualdad colectiva, no igualdad de oportunidades sino de resultados. Desea tomar los beneficios que otros han ganado y repartirlos entre quienes no los ganaron. El sistema que busca crear es lo opuesto a la meritocracia. El que más logra, más castigado resulta; el que menos logra, más recibe. El igualitarismo es un ataque mortal contra el esfuerzo personal y la justicia. Su objetivo no es realzar los logros individuales sino nivelar a todos los hombres” (De “La hora de la verdad”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1980).

1 comentario:

agente t dijo...

Hay un principio de realidad que merecería tener relevancia constitucional: “Los derechos de los trabajadores los paga el empresario”. Es él el que genera ingresos vendiendo sus productos y servicios en el mercado, mercado que debe ganarse porque nadie se lo regala, con la única excepción del monopolio concedido por los poderes públicos.

Es muy triste esa mentalidad antiempresarial absolutamente intransigente que no busca la conciliación de intereses sino la rapiña, y si se tercia, la destrucción. Es sencillamente suicida porque la iniciativa privada no puede ser sustituida por nada. Pensemos que la URSS no podría haber durado ni siquiera la décima parte de lo que duró sin su coexistencia con el mundo capitalista del que sacaba ingresos, productos, ideas e información.