miércoles, 19 de octubre de 2022

José Hernández vs. Domingo F. Sarmiento

Luego de la independencia lograda en el siglo XIX, respecto de España, le sigue una etapa de "desorganización nacional" y guerras civiles. Uno de los principales motivos fue el antagonismo entre Buenos Aires y el resto, al adoptar ésta una postura asociada a privilegios económicos no compartidos con las provincias.

Tales luchas militares se apartaban de las guerras convencionales, en las cuales se buscan objetivos militares, ya que era frecuente la búsqueda del exterminio del enemigo ocasional. Como ejemplo puede mencionarse la batalla de Rodeo del Medio, Mendoza, en la cual se enfrentaban el General Pacheco contra el General Aráoz de Lamadrid, venciendo el primero en una contienda en la que murieron unos 400 combatientes. Luego de finalizado el conflicto, los ganadores buscan a los sobrevivientes del bando perdedor para aniquilarlos, huyendo la mayoría a Coquimbo, Chile. Unos pocos se esconden en el actual departamento de Maipú, en el distrito conocido como Coquimbito, es decir, "pequeño Coquimbo" por ser un refugio para los perdedores.

José Hernández, el autor del "Martín Fierro", tuvo participación en la política de su tiempo, teniendo como rival, entre otros, a Domigo F. Sarmiento. Mientras que el primero vive una buena parte de su vida entre gauchos, o muy cerca a ellos, Sarmiento muestra cierto desprecio, asociando la civilización a la ciudad y la barbarie a los gauchos, reivindicando incluso asesinatos contra líderes provinciales.

A continuación se trascribe un artículo cuyo autor es José Hernández:

CONTRAPUNTO CON LA TRIBUNA

Empecemos nuestra contestación a La Tribuna con un recuerdo oportuno, que nos servirá de introducción y de punto de partida.

Hace aproximadamente quince años, tuvo lugar en Santa Fe una Convención Nacional para considerar las reformas que Buenos Aires presentaba a la Constitución.

Ocupábamos en ella el puesto de taquígrafo.

En la fila derecha, en el primer asiento, se encontraba un convencional que se revolvía agitándose continuamente en su silla.

Miraba a todas partes como un desaforado, manifestando en todos sus movimientos una agitación, y algo de un malestar que no le permitía permanecer tranquilo.

Ese hombre era el Sr. Sarmiento y ése fue el día y las circunstancias en que lo conocí.

Después de aquella época, el Sr. Sarmiento me persiguió en Corrientes cometiendo una injusticia, y una violación de la Constitución, por la que fue acusado ante el Congreso al principio de su presidencia, y esa acusación tiene mi firma al pie.

Cuando él era candidato, yo había combatido su candidatura y él se vengaba.

Más tarde, siendo él Presidente, tengo noticias de cinco o seis órdenes de prisión dictadas contra mí, pero he tenido la satisfacción de verlo bajar del gobierno, sin que él tuviera la de meterme en la cárcel.

No ocupo puesto público alguno, aunque dice que ocupo varios; y en cambio Ud., desde hace 23 años que pisó el Río de la Plata, no ha trabajado en nada, viviendo siempre a costa del Presupuesto. Yo no sé dónde queda la Tesorería, y desde hace 23 años, no habrá libro de Tesorería en que no registre el nombre del Sr. Sarmiento. Es un caro hijo de la República.

Cuando los que mataban, los que aplaudían la matanza y los que la predicaban como justicia, me llamaban a mí mazorquero, porque condenaba aquellos excesos y defendía en tantos desgraciados el derecho de vivir, yo no podía, ni debía quedarme sin retribuir el sangriento apóstrofe.

Era una injuria recíproca. Recibía una, y devolvía otra que le era correlativa.

Pero los que mataron, Sr. Sarmiento, los que mataron son más culpables, cualesquiera que sean las formas en que lo hicieron, que los que condenaron a los matadores, cualesquiera que sean los términos en que escribieron.

Fínjase muerto, y oirá la opinión de la posteridad respecto de usted.

José Hernández
La Libertad, 23 de septiembre de 1875

(De "José Hernández. Paradigma del escritor"-Editorial Planeta-Buenos Aires 2009).

1 comentario:

agente t dijo...

Actualmente las contiendas civiles pueden haber mejorado algo desde el punto de vista moral, pero no se debe al mejoramiento de los individuos sino a la repercusión que tiene el seguimiento de dichas guerras por los medios de comunicación de masas, aunque, eso sí, los resultados prácticos son más feroces si cabe porque lo que ha mejorado mucho son las armas empleadas.