miércoles, 5 de octubre de 2022

Gengis Kan y el socialismo

Debido a que la evolución biológica avanza a través de millones de años, no existen diferencias entre nosotros y nuestros antepasados de algunos miles de años atrás. De ahí que se advierten similitudes entre acontecimientos sociales separados por largos periodos, al menos respecto de las actitudes o predisposiciones de los actores. Por ello es posible hacer comparaciones que sirven para comprender mejor los diversos procesos.

En las épocas de Gengis Kan, todo ejército vencedor en una contienda militar, tenía por hábito o costumbre exterminar a todos los integrantes del bando vencido. Esta costumbre terminó, aunque no en todas partes, cuando un ayudante de aquel bárbaro conquistador le sugirió la opción de hacer trabajar a los vencidos, en lugar de exterminarlos, favoreciendo el inicio de la mejora social constituida por la esclavitud, salvando así la vida de millones de chinos.

Más adelante en el tiempo, Vladimir Lenin inicia un proceso algo similar, consistente en la expropiación de los medios de producción y el asesinato masivo de quienes se oponían a perder sus propiedades. Este proceso se acentúa con Stalin, su sucesor. También en la China de Mao ocurre algo similar muriendo decenas de millones de agricultores debido a la negativa a ceder sus tierras y sus cosechas.

Esta es la etapa del socialismo revolucionario. También en este caso surgen ideólogos, como los fabianos de Inglaterra o como Gramsci en Italia, que proponen métodos menos salvajes, que le van dando forma a la socialdemocracia. Esta vez no se elimina el derecho a la propiedad privada sino que se expropian las ganancias producidas por los dueños de las mismas, adviertiéndose una importante mejora social.

Persiste, en ambas formas de socialismo, la extrema ambición de poder, que no se limita a disponer y administrar valores económicos, sino también persiste la perversa ambición de dirigir la vida de personas a quienes se las degrada a una condición de inferioridad, ya que esa "pobre gente" todavía no advirtió las supuestas ventajas del socialismo, especialmente en la forma civilizada adoptada en los últimos tiempos.

El impulso emocional hacia el socialismo se advierte en las masas que tienen siempre presente la idea de la igualdad económica en un mundo sin propiedad privada. Tal es así que todavía existen quienes justifican a Stalin o a Mao cuando expropiaban tierras y cosechas que "eran del pueblo", y no de quienes trabajaban y producían a partir de sus tierras. Al querer disponer de sus propios bienes, tales propietarios son vistos por el socialista como "perversos egoístas que se apropian injustificadamente" de lo que a todos pertenece.

Uno de los mayores líderes socialistas de la actualidad, a cargo de la Iglesia Católica, advierte que la propiedad de los medios de producción ha sido dispuesta por Dios para beneficio de todos los hombres, como si se tratara del aire o del agua de los ríos, sin advertir que la mayor parte de las riquezas existentes son producidas por el trabajo y la inventiva de seres humanos. Al respecto expresó: “Siempre junto al derecho de propiedad privada está el más importante anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y por tanto el derecho de todos a su uso. Al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario que depende de ese derecho primario que es el destino universal de los bienes”.

Quienes sostienen la prioritaria vigencia de la propiedad privada no lo hacen con fines perversos y egoístas, sino que, simplemente, advierten los mejores resultados producidos por las economías de libre intercambio ante la inferioridad de las economías estatizadas, ya sea por expropiación de los medios de producción o bien por la expropiación de sus ganancias.

Las masas buscan la igualdad social a través de la igualdad económica vía expropiaciones por parte del Estado, pero para dar el salto posterior a la desigualdad económica respecto del resto de la sociedad. Esto se advierte claramente en los políticos y sindicalistas amparados y ligados por el peronismo, cuando, a partir del apoyo estatal del gobierno partidario, logran grandes fortunas mediante todo tipo de maniobras ilegales y fraudulentas.

Como dijo Ortega y Gasset, las masas sienten que tienen derechos y no obligaciones. Incluso la educación en la Argentina, en todos sus niveles, promueve una progresiva masificación que desemboca en un socialismo que está llegando a niveles alarmantes, debido al deterioro económico y social junto a la creciente delincuencia urbana.

Sin embargo, son pocos los que apuntan hacia la mejora de los aspectos ideológicos y morales, proponiendo los más optimistas arreglar la situación mediante leyes del Congreso o bien mediante liberación de la economía. Si bien es indiscutible que por esas vías podrán lograrse mejoras considerables, debe recalcarse que, ante una población mayoritariamente masificada y socialista, muy pocos serán los que se arriesguen a invertir sus capitales en un país que en cualquier momento puede apoyar electoralmente a un tirano totalitario.

1 comentario:

agente t dijo...

Las mejoras obtenidas por gobiernos “moderados” arreglando los desbarajustes más notorios dejados en herencia por los gobiernos socialdemócratas y populistas son en buena medida contraproducentes porque acostumbran a los hacedores de los estropicios a esperar con certeza que en el peor de los casos aquéllos serán reconducidos convenientemente para poder así continuar a su vuelta al poder con la espiral de expropiación de hecho que les caracteriza. Si la derecha se limita a ser el taller de reparaciones de la socialdemocracia salvaje es que ha perdido el rumbo y la razón de ser.