miércoles, 10 de mayo de 2023

Socialismo o autodestrucción voluntaria

Para instalar el socialismo es necesario descartar de alguna manera los dos elementos principales del sistema capitalista: los empresarios y el capital (la principal herramienta para la producción). Cuando en un país surge la posibilidad de acceso al poder de un líder socialista, comienza el éxodo de capitales y luego de empresarios y de trabajadores capacitados que buscan seguridad económica en los países desarrollados. Este proceso conduce a una mayor riqueza de los países centrales a costa de los menos favorecidos.

Este proceso favorece, entre otros, a los Estados Unidos, aunque los socialistas ahuyentadores de empresarios y de capitales se inspiren en la "lucha contra el imperialismo", cuando en realidad son los mejores aliados para aumentar la pobreza propia aumentando la riqueza de los países desarrollados.

En los años 70, en la Argentina hubo un intento por instalar el socialismo por la vía terrorista. Esa vez los empresarios no tuvieron tiempo de huir y varios cayeron bajo las balas de los soldados socialistas o, mejor, delincuentes terroristas (denominación adecuada utilizada en países democráticos).

Entre los empresarios asesinados por los "jóvenes idealistas" de los años 70 aparecen:

Guillermo Sallustro, Alberto Salas, Pedro Jorge Rotta y Roberto Qleker (FIAT)
Ricardo Golla (IKA Renault), Francisco Ingrey y Antonio Naranjieras (empresarios)

Y así sucesivamente hasta llegar a 65 empresarios o directivos de empresas asesinados (De "La historia olvidada"-Asociación Unidad Argentina-Buenos Aires 2010).

A continuación se transcribe un artículo que brinda una visión realista del proceso socialista (pro-"imperialista") promovido por los diversos gobiernos de izquierda latinoamericanos:

COLOMBIA VA RUMBO A AGUANTAR HAMBRE

Por Saúl Hernández Bolivar

Gustavo Petro anhela coartar nuestras libertades al máximo sacrificando al país en el altar de sus delirios ideológicos; quiere que en Colombia imitemos el camino de cubanos y venezolanos para repetir sus hambrunas.

En 2022, una riqueza descomunal huyó despavorida de las cinco economías más grandes de América Latina: Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. Fue la bicoca de 137.000 millones de dólares escapando de las garras del comunismo ramplón que se ha instalado en estos y otros países de la región para secarlos y empobrecerlos. Son más de 600 billones de pesos que equivalen a unas 30 reformas tributarias como la que nos clavó Petro en diciembre.

Con esas fugas de capital comienza el empobrecimiento, sumado a la fuga del mejor capital humano, que también se va, y a la inversión extranjera, que no vuelve. Esa riqueza después pelecha en Estados Unidos, en Europa, en Panamá… Donde sea, pero lejos de los «paraísos comunistas».

Sobra decir que Cuba es el país más empobrecido por el comunismo tras padecerlo por más de 60 años. Y su riqueza ha huido en la misma dirección que los balseros, nunca al revés. Ahora la isla soporta una nueva crisis de desabastecimiento y escasez, empezando por la falta de gasolina. Cómo será que la dictadura no pudo celebrar la fiesta del primero de mayo, a la que suelen llevar a la gente de cabestro, en camiones, para que desfilen como borregos en la Plaza de la Revolución.

Pero no sólo falta el combustible. También sufren de incesantes apagones, a pesar de que la empresa estatal que ostenta el monopolio de la energía subió las tarifas un módico 133 %. Y se apagan las telecomunicaciones; los celulares, el internet. Tampoco hay leche, ni papel higiénico, ni muchas otras cosas básicas. Pero lo que mejor retrata la nueva crisis cubana es la prohibición de venderles pollo a mayores de 13 años; es decir, el pollo es exclusivo para los niños pero en cantidades ridículas, pues sólo se les permitirá acceder a 250 gramos al mes por cada menor, que es lo que uno fácilmente se da el lujo de botar a la basura porque la pechuga quedó muy dura o los muslos muy grasosos, o porque «estoy muy lleno».

Claro, ya dicen que reconsideraron la medida y que en mayo habrá 750 gramos para los menores de 13 años y una libra para los mayores de 14. Una libra para todo el mes. Pollo que, valga decirlo, le compra el régimen a los Estados Unidos (sí, leyeron bien) porque en la isla no se produce nada.

Preso de sus contradicciones, el dictadorzuelo Petro Urrego dijo en el balcón que no se es libre si no se pueden adquirir las cosas que se deseen o se necesiten. Muy curioso que lo diga precisamente un sujeto que promueve una economía de subsistencia como única forma de salvar a la especie, según vociferó en Stanford. Un individuo que quiere que imitemos el camino de cubanos y venezolanos para repetir sus hambrunas. Un personaje que anhela coartar nuestras libertades al máximo sacrificando al país en el altar de sus delirios ideológicos para convertirnos en los primeros en renunciar a los hidrocarburos porque dizque los pobres terminan subsidiando a los que tienen Toyota y fenecemos en una economía fósil que al requerir carros y aviones también necesita carreteras y aeropuertos por donde se movilizan las mercancías de los ricos.

Contradicciones todas que sólo se le ocurren a un individuo mentalmente enfermo que llega tarde a todos sus compromisos por estar borracho o drogado. Un hombre perturbado al que Íngrid Betancur descubrió tirado en el piso de una embajada colombiana en Europa, en medio de una profunda depresión que no ha superado y que lo lleva a amenazarnos con revoluciones si no aceptamos sus cambios. Un desadaptado que no tiene empacho en criticar el «yugo español» para luego ir a Madrid a recibir la orden Isabel la Católica, movilizarse en el Rolls-Royce de Franco, pernoctar en el Palacio Real El Pardo y negarse a vestir un «elitista» frac a pesar de que tanto él como su mujer gastan millonadas en ropa de marca y trajes de diseñador. Hasta el lápiz que mantiene en la mano es una prueba de su chifladura, de su enajenación mental.

Un perfecto psicópata que ya empezó a sacar a las calles a sus fuerzas de choque, como ese grupo narcoparamilitar llamado «guardia indígena», que ya se estableció en la Plaza de Bolívar a ver si algún congresista es capaz de negarse a cumplir las órdenes de este autócrata. Y con unas Fuerzas Armadas y de Policía desmoralizadas y aniquiladas que están siendo remplazadas por los delincuentes de la «paz total» en toda la geografía nacional, como en el Sumapaz, región que se tomaron las Farc otra vez a esperas de que el lunático ordene la toma de Bogotá.

Ojalá tengamos esto en cuenta mientras todavía podamos comer pollo en la cantidad y frecuencia que queramos. Es decir, mientras todavía seamos libres, y hasta podamos optar por botarlo cuando nos hartemos.

(De panampost.com)

1 comentario:

agente t dijo...

Tengo entendido que a Petro le llaman “el cacas” porque le gustaba defecarse encima de quienes mantenía como prisioneros cuando era un comandante guerrillero en el M-19. Siento mucho lo que le pasa a Colombia. Cada día llegan noticias más preocupantes, y era de esperar tras la llegada de semejante personaje a la presidencia.