viernes, 12 de mayo de 2023

El problema de nuestra época.....y de todas las épocas

Desde el punto de vista de la religión natural, que admite un universo regido por leyes naturales invariantes, sin intervenciones de Dios, puede interpretarse al bíblico "pecado original" como la actitud por la cual el ser humano rechaza los mandatos de Dios (leyes naturales) y se propone dictar y acatar sus propias reglas. De ahí que el pecado original parece repetirse indefinidamente. Hans Graf Huyn escribió: "Vino seguidamente la sustitución de la creencia en Dios por esa fe del hombre en sí mismo solamente. Pero ese hombre autónomo y prometeico no podía prescindir en absoluto de valores absolutos; y hubo por ello de crearse ideologías, ídolos que llenaran el vacío de Dios. En los altares derribados pusieron su morada los demonios".

"Vistas así las cosas, podemos afirmar que no existen auténticos ateos; porque el lugar de Dios es ocupado siempre por ídolos de recambio. Esto se nos descubre una y otra vez en todos los aspectos de la historia cultural y del pensamiento desde la Ilustración y la Revolución Francesa" (De "Seréis como dioses"-EIUNSA SA-Barcelona 1991).

Gran parte de las revoluciones políticas fueron motivados por una lucha contra la religión cristiana, como fue el caso de la Revolución Francesa, el nazismo, la Revolución bolchevique, la Guerra Civil española, etc., y hasta el peronismo que incendió decenas de templos católicos.

Posiblemente sea necesario distinguir entre Iglesia y cristianismo, por cuanto el catolicismo instaló en Europa una especie de totalitarismo teocrático que poco vinculado estaba con los Evangelios, siendo la Inquisición un "modelo" que luego imitarían nazis y comunistas, si bien la cantidad de víctimas que produjo fueron ínfimas en comparación con la que estos últimos produjeron.

La Constitución de la Unión Europea excluyó al cristianismo, olvidando que fue la base ideológica y moral que ayudó a la construcción de Europa. Con ello los europeos permiten una cómoda entrada al Islam, que muestra una evidente intención de establecer un nuevo totalitarismo teocrático. De la misma manera en que el marxismo cambió la táctica revolucionaria por la gramsciana, los musulmanes observan que, con una mayor tasa de natalidad que la de los nativos europeos, aseguran un futuro gobernado por el Corán.

La propia Iglesia Católica parece haber abandonado el cristianismo para adoptar el marxismo-leninismo bajo el disfraz de la Teología de la Liberación. Jorge Bergoglio parece desconocer que Cristo permite liberarnos de nuestros pecados mientras que Marx intenta "liberar" a las masas de la envidia, pero sin conseguirlo plenamente.

Se deja de lado la economia natural (mercado) para reemplazarla por una economía artificial (socialismo), siguiendo la tendencia asociada al "pecado original", con los resultados negativos de siempre.

Mientras muchos sectores rechazan la globalización económica asociada a un libre mercado global, apoyan el globalismo político, como tendencia a establecer un gobierno planetario unificado.

Si buscamos la dirección que conduce a la solución de la mayor parte de nuestros problemas, debemos intentar incorporar una idea simple. Esta idea puede derivarse de aquella esgrimida por los economistas liberales, que consiste en ser conscientes que, para beneficiarnos a cada uno de nosotros, debemos necesariamente beneficiar a los demás, si bien nuestros pensamientos irán dirigidos hacia nuestros propios objetivos.

En el ámbito de lo emocional y lo moral, una vez adquirida una visión amplia de todo lo existente, trataremos de no "desentonar" respecto del universo del que somos parte. Ello nos conducirá a la ambición de llegar a ser un ser humano auténtico. Y para ello, no nos permitiremos adoptar una conducta que no sea la exigida por las reglas sugeridas por la mayoría de las religiones y filosofías prácticas. Ello nos llevará a hacer el bien a uno mismo y a los demás, no pensando en los demás, sino pensando en uno mismo. Así, la buena persona no es tanto la que piensa en los demás, sino la que aspira a ser un ser humano auténtico. Indirectamente beneficia a los demás, ya que el amor propio y el amor al prójimo se dan, o no, simultáneamente.

1 comentario:

agente t dijo...

La verdadera actitud escéptica respecto de los credos no es el ateísmo sino el agnosticismo. Los ateos suelen ser tan dogmáticos como los creyentes y su actitud es poco o nada racional.