lunes, 8 de mayo de 2023

Antiliberalismo católico

A partir de los recientes cambios ideológicos entre los adeptos a la Iglesa Católica, se advierte una división entre "católicos cristianos" y "católicos marxistas"; los primeros más cerca de los Evangelios, los segundos más cerca de la Teología de la Liberación. De ahí que el antiliberalismo que sorprende sea el que corresponde a los cristianos, mientras que de los marxistas sus posturas antiliberales son esperables.

Si uno se interesa por conocer con alguna precisión el pensamiento de las figuras representativas del liberalismo, como Adam Smith, John Locke, Ludwig von Mises o Friedrich von Hayek, advertirá que sus posturas son compatibles con la ética bíblica. Sin embargo, quienes no se tomaron el trabajo por conocerlos, mantienen la tendencia a repetir slogans de vieja data.

Tratándose de cuestiones bastante complejas, puede intentarse establecer una síntesis que al menos saque a la luz las causas de tal error. La alternativa se detalla a continuación:

a) Se considera a la Revolución Francesa como una "revolución liberal".
b) Dicha Revolución fue inspirada en ideas de Jean Jacques Rousseau.
c) Algunos revolucionarios, como Robespierre y Saint-Just, eran admiradores de Rousseau.
d) Se reconoce en Rousseau a uno de los ideólogos de los futuros totalitarismos.
e) Desde el catolicismo cristiano se considera que tanto el liberalismo como el socialismo son repudiables

Enrique Días Araujo escribió: "El Liberalismo se forja con la Ilustración o Iluminismo de los Enciclopedistas, en el siglo XVII, y se concreta con la Revolución Francesa de 1789. El fenómeno cultural se imbrica con el suceso político, cuya simbiosis engendra la Revolución Moderna" (De "Orígenes del democratismo latinoamericano"-Ediciones El Testigo-Mendoza 2004).

Si uno tiene en cuenta el lema revolucionario "Libertad, Igualdad, Fraternidad" puede asociarle el calificativo de "liberal". Sin embargo, si uno tiene presente el salvajismo reinante durante el proceso revolucionario, advertirá que poca o ninguna relación tenían los hechos concretos con ese lema. Es decir, poca o ninguna relación tenía la revolución con el ideario liberal de las figuras representativas del liberalismo. El salvajismo revolucionario se advirtió principalmente en el uso de la guillotina y en el exterminio de la población rebelde de La Vendée.

El citado autor escribe: "En el campo moral, el liberalismo quiere transformar el libre albedrío de la naturaleza humana en el libertinaje de los instintos". "El ideal de la burguesía capitalista...es evitar la implantación de cualquier tipo de freno a su codiciosa búsqueda del lucro ilimitado".

En realidad, desde el liberalismo se apunta a evitar el gobierno mental y material del hombre sobre el hombre, como lo propone el cristianismo. De ahí que sugiere la división política de poderes (democracia política) junto a la cooperación social en una economía de mercado (democracia económica). Los excesos que se producen no son contemplados por las sugerencias liberales, de la misma manera que los defectos morales de los cristianos no son contemplados por los Evangelios. En ambos casos se trata de optimizar comportamientos sociales.

Cuesta comprender cómo alguien pareciera considerar a Rousseau como un vínculo entre liberalismo y totalitarismo; algo absurdo por cuanto el liberalismo promueve la democracia política y la económica, y se opone a toda forma de totalitarismo (fascismo, nazismo, socialismo). Hans Graf Huyn escribió: "El hombre es bueno por naturaleza, y la suma de voluntades de los hombres es la norma suprema de calidad de Voluntad General. A esa volonté générale, criatura de Rousseau, se han remitido todos los enemigos de la libertad, desde Robespierre a Lenin".

"«Cada uno de nosotros -dice el Contrato Social- pone en común su persona y sus bienes bajo el supremo imperio de la común voluntad; y aceptamos a cada uno de los miembros del cuerpo como parte inseparable del todo». La volonté générale va a ser así la norma soberana. «Quien se resista a obedecer a la voluntad general podrá ser forzado a ello por la totalidad; lo cual no es otra cosa que obligarlo a ser libre». Es lo de aquel proverbio: pues no quieres que seamos hermanos, te abriré la cabeza a garrotazos. De aquí arranca el camino que va directamente hacia la máquina de muerte de la guillotina, los tiros en la nuca, el gulag y las cámaras de gas".

"Siendo incluso la mayoría del pueblo incapaz de determinar su verdadera voluntad, este pueblo necesita la guía de un jefe. El Führer no impera por virtud únicamente de sus personales decisiones, sino porque aventaja a la suma de los individuos en la clara visión de la voluntad general hipnotizada. Incumbe al Jefe producir la presunta identidad de la política y la moral. El pueblo quiere siempre lo bueno, pero no sabe cómo ni por qué. Para ser conducido al bien necesita algo más que un poder absoluto...Para que se cumpla el postulado primordial de la visión colectivista es necesario realizar una homogeneización de los individuos. Medio para ello es el terror, armado por la ideología" (De "Seremos como dioses"-EIUNSA SA-Barcelona 1991).

1 comentario:

agente t dijo...

La primera fase de la Revolución Francesa sí puede considerarse inspirada en una filosofía protoliberal, la de los precursores, ya que el concepto liberal no existía todavía en el ámbito político, pero sí la formulación tendente a la limitación y división del Poder para garantizar y hacer posibles los derechos ciudadanos y el fin de las injusticias y la barbarie propia de una sociedad estamental. Lo que mejor diferencia a este planteamiento inicial es la voluntad de motivación racional de la política, el alejamiento de posturas basadas en la simple autoridad, pero el planteamiento irracional de estas últimas dejó de estar defendido únicamente desde la clásica alianza entre el Trono y el Altar y ya se hacía con nuevos enfoques e ideas igualmente reaccionarias. Fueron las propias de la fase del Terror de la Revolución Francesa.