domingo, 19 de diciembre de 2021

Religión moral vs. Paganismos

En etapas precientíficas de la humanidad, al carecerse de la idea de ley natural, y al intuirse la existencia de un subyacente orden natural, el ser humano imaginó la existencia de dioses especializados, y luego de un solo Dios, que intervenían en los acontecimientos humanos y naturales. Luego, caracterizaron a ese Dios asociándole atributos humanos y actuando en correspondencia con esa idealización.

Las principales formas religiosas derivan de la idealización de un Dios que espera de los humanos cierto comportamiento ético de manera de permitir una vida digna para todos, dando lugar así a la religión moral. También se lo idealizó como un poderoso, celoso y vengativo ser que requería de cada ser humano toda clase de alabanzas y sacrificios en su honor, dando lugar a los diferentes paganismos.

Si bien se piensa que estamos en una era científica plena, debe tenerse presente que la mayoría de las personas asocia a la ciencia solamente su capacidad para generar avances tecnológicos y comodidades diversas, manteniendo posturas cognitivas esencialmente alejadas del pensamiento científico. De ahí que todavía siguen vigentes las antiguas posturas paganas. Ello puede advertirse en el caso de poblaciones que, mayoritariamente, se definen como cristianas y que, sin embargo, muestran niveles de corrupción elevados, lo que implica que se ha adoptado tal religión al precio de una paganización casi total.

Si asociamos a la religión la definición de "unión de los adeptos", puede decirse que sólo puede unir una religión moral; de ahí que será contradictorio hablar de "religiones paganas". Adviértase que la religión moral, asociada a la existencia de leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales, tiene un carácter objetivo, mientras que los paganismos, que ignoran tales leyes, presentan formas totalmente subjetivas.

Observando películas en que se recrean escenas de la antigua Roma, se advierte que las ofrendas y homenajes a la diosa Isis sólo difieren de las ofrendas y homenajes a Cristo en cuanto sólo cambia el destinatario de tales actos. La actitud del creyente es más o menos similar. De ahí surge el interrogante acerca de si Cristo vino a cambiar las actitudes paganas o sólo vino a reemplazar a los "falsos dioses" mientras los seres humanos permanecían sin cambios. Recordemos que Cristo dijo: "..porque Dios sabe que os hace falta antes que se lo pidáis".

Es posible que el rezo, o las oraciones, tengan efectos benéficos en las personas; no porque Dios ha escuchado nuestras plegarias, sino porque puede existir cierta influencia positiva a través de comunicaciones de tipo telepático entre el orante y el beneficiado. De ahí los procesos de cicatrización rápida producidos en Lourdes, descriptos por Alexis Carrel.

Mientras que el socialista no admite vínculos directos entre individuos, sino a través del Estado por ellos dirigido, el pagano no admite vínculos afectivos entre los seres humanos, sino establecidos a través de la activa participación de Dios o de los dioses imaginados.

A continuación se transcriben algunos párrafos que ponen en evidencia las diferencias señaladas. Si bien fueron escritos a finales del siglo XIX, o principios del siglo XX, mantienen actualmente su validez:

INMORALIDAD IMPLICADA EN LA SUPERSTICIÓN

Por Agustín Álvarez

Mientras el hombre se creyó dependiente de la buena o mala voluntad de los dioses, de los espíritus o de los santos que podían perderlo o salvarlo, prestar acierto o desacierto a sus determinaciones, la ciencia de la vida se reducía a la práctica de los ritos y ceremonias de desagravio y propiciación, pues, desde que se entienda que todo sucede por el arbitrio de las entidades superhumanas, la principal forma de acción humana es la rogativa; al mismo tiempo, la más alta expresión de la solidaridad y de la sabiduría es el ermitaño, que sin mover la menor piedra en el camino se confina en una cueva o en una celda a no hacer nada y rogar por todos los pecadores de la tierra, para recoger, finalmente, en el otro mundo, las bendiciones de todos, la renta de sus plegarias y el premio de sus virtudes pasivas y paganas: "Mi deber -decía Epicteto- en tanto dure mi existencia, es el de dar gracias a los dioses, alabarles pública y privadamente, y no dejar de bendecirlos hasta que tenga término mi vida".

En esta inteligencia de la vida se bendice a los vivos y a los muertos, a las cosas, las viviendas y las embarcaciones y los campos, las siembras y las cosechas, para sustraerlas al antojo o a la indiferencia de las entidades de que dependen y ponerlas bajo su amparo especial, y en vez de plantar bosques para regularizar las lluvias, por ejemplo, se talan los bosques y se hacen rogativas ad petendam pluviam.

Si un deudo o un amigo se enferma, la primera cosa a hacer es acudir a los santos con misas, con velas encendidas, con novenas y rogativas para que lo sanen o lo saquen en bien; se ruega por los enemigos, por el éxito de los buenos y por el fracaso de los malos, por el triunfo de un partido o por la consecución de un empleo, por una raza en conflicto, por un pueblo en tribulaciones, y hasta por un animal comido por los gusanos para que se mueran los gusanos....y al lado del que pide fervientemente la lluvia para su maizal en crecimiento, se arrodilla el que pide fervientemente la seca para poder recoger su trigal madurado.

Así, la cosa más importante en la vida no es el saber obrar con sano juicio propio sino saber rezar con devoción, y esto fue la única educación que recibieron nuestros mayores, porque esto era la llave de todos los bienes y el escudo de todos los males, y por añadidura la mejor manera de asegurar al pastor de almas el fácil reinado de "tuerto en tierra de los ciegos".

Cuando Foullié dice que "el sentimiento de solidaridad humana es débil entre los italianos, aun con los descendientes", hace una observación incompleta, inexacta. Lo que sucede es que la solidaridad italiana, española e hispanoamericana se realizan en la forma correspondiente al entendimiento católico, en la retahila mecánica del pordiosero que encomienda a Dios y a los santos la cancelación de sus deudas, y se aleja con la conciencia satisfecha llevando su miseria voluntaria como un certificado de virtud para este mundo y el otro; se realizan en la hipótesis del ermitaño, por acción espiritual, sin el concurso de los extraños, ni aun el de los hijos, no habiendo entonces margen para que la creencia en la utilidad de la acción personal de los otros para la mejora de las circunstancias comunes pueda hacerlos en nuestro espíritu parte necesaria o útil para nuestro bien, que es lo que llamamos la solidaridad, los que entendemos que el bienestar no puede suceder sin que lo hagamos nosotros mismos.

Y cuando el hombre entiende que su vida depende de su conducta, y su conducta del acierto de su conciencia en la distinción de lo que es justo y de lo que es malo, paga para educar su conciencia por la mejora de su entendimiento, y da y lega para la mejora de la conciencia del país por la educación de sus conciudadanos, de lo que resulta en los pueblos y en las razas el crecimiento colosal de los unos al lado del estancamiento colosal de los otros, porque el entendimiento humano es como el agua que se purifica por su propia corriente en los ríos y se corrompe por su propia inmovilidad en los pantanos.

(De "¿Adónde vamos?"-Ediciones Modernas-Buenos Aires 1944)

1 comentario:

agente t dijo...

La inteligencia de vida de las personas a las que no llegó ningún tipo de ilustración (colegio, periódicos, cine...) durante siglos y milenios era forzosamente diferente de quienes sí tenemos ese acceso. El problema que tenemos es que esa ilustración no es más que uno de los vectores que inciden en nuestro actual modo de vida, alimentado además de por ella por unas pasiones que son idénticas a las que tenían nuestros antepasados no ilustrados.