viernes, 4 de noviembre de 2022

La "solución" marxista a la concentración de poder económico

Por lo general, los niños y los adolescentes tienden a creer que el mundo de los adultos y de los personajes importantes de la política y de la cultura, está exento de errores y contradicciones. Sin embargo, ocurre todo lo contrario, ya que, por ejemplo, uno de los argumentos utilizados por los socialistas para combatir al capitalismo, y que pocas veces se discute, implica proponer la "solución" marxista respecto de la concentración de poder económico del capitalismo. Tal solución implica establecer una concentración de poder que abarca no sólo lo económico, sino además lo político, lo cultural, lo militar, lo educativo y todo lo que esté vinculado con las acciones y decisiones humanas. Wilhelm Röpke escribió: “Puede decirse que el jefe de un Estado colectivista es el mayor propietario que la historia ha conocido, porque es «dueño» de todo un país, en el único sentido en que puede poseerse algo tan gigantesco” (De “La crisis social de nuestro tiempo”-Revista de Occidente-Madrid 1947).

Cuando los partidarios del socialismo critican “la concentración de poder económico” del capitalismo privado, proponiendo una concentración de poder total, surge un interrogante inmediato: ¿Suponen que el ciudadano común es tan ingenuo e ignorante como para no ver claramente el absurdo? ¿o bien es el propio pensamiento socialista el que “goza” de tales atributos?. Wilhelm Röpke escribió al respecto: “El problema de la propiedad en nuestra época es el de concentración de la propiedad, y es absurdo pretender solucionar un problema de concentración por medio de la superconcentración. Los socialistas critican justamente que en ciertos casos la propiedad y el dominio de los medios de producción hayan llegado a concentrarse en manos de grupos cada vez menos numerosos, pero al mismo tiempo proponen completar esta concentración creciente reemplazando a los pocos propietarios por uno solo. ¡Y qué propietario! El Estado nada menos; que es ya nuestro señor político y que entonces, como propietario de los medios de producción, agregaría a su monopolio del poder físico aquel otro poder económico”.

“Quien considera la estatización como solución, opinará, en consecuencia, que todo estará resuelto con transferir a un peón jardinero de un jardín privado a un parque publico, donde puede sentirse feliz imaginándose propietario que participa de una partícula ultramicroscópica de él. Naturalmente, en vez de constituir una solución del problema de la propiedad, esto desemboca, por el contrario, en su agudización extrema. Pues si el obrero, luego de una extensa estatización, no se encuentra ya con un gran número de patronos sino frente a uno solo, que a la vez es uno mismo con el gobierno, la policía, las autoridades militares y los tribunales, entonces considerará la situación anterior como un paraíso de libertad; pero ni siquiera tendrá libertad para expresar este sentimiento. Mas lo peor de todo sería que ese Estado omnipotente, mediante la propaganda continua e intolerante ya de oposición, llegará a despojarlo hasta del sentimiento de libertad y del pensamiento independiente”.

“La concentración –concentración de la propiedad, del poder económico, de la producción, de los hombres, del dominio político- es el problema de nuestra época. El remedio consiste en la descentralización, y no en la superconcentración. Esta última, empero, es precisamente lo que significa el socialismo”.

“Son todas estas verdades tan evidentes que no cabe ante ellas ninguna discusión. La única cuestión interesante es la de cómo la idea tan absurda de la estatización como solución del problema de la propiedad haya podido encontrar tantos adherentes. Ya hemos insinuado la inquietante posibilidad de que estemos aquí frente a un síntoma de la psicopatología colectiva de nuestro tiempo” (De “La crisis del colectivismo”-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1949).

Desde el punto de vista del liberalismo, se propone la máxima división del poder político asociando al Estado los tres poderes independientes. Con el mismo criterio se propone la economía de mercado a fin de impedir la formación de monopolios, ya que ellos impiden toda competencia posible. El capitalismo real no logra tales objetivos especialmente por la falta de un plantel de empresas suficiente en cuanto a nu número y efectividad. Además, existen trabas adicionales debidas a los Estados que tienden cada vez más a establecer la concetración de poder de tipo socialista.

1 comentario:

agente t dijo...

Además de falta de libertad el socialismo supone empobrecimiento humano, tanto material como espiritual, porque destruye las bases de una economía eficiente y los modos, maneras e instituciones informales (familia, amistad, ocio, religión...) que hacen mínimamente agradable la vida humana y que no tienen carácter político y no deben depender de los políticos para que sean realmente actuantes y no un modo más de propaganda y control.