viernes, 15 de abril de 2022

Se necesita un "Manual de instrucciones" para el ser humano

Por lo general, los fabricantes de dispositivos tecnológicos de cierta complejidad, entregan un manual de instrucciones a los compradores. Ello surge de la necesidad de brindar información acerca de tales dispositivos, no sólo para poder utilizarlos evitando deterioros por el mal manejo, sino también permitiendo disponer de todas las potencialidades que tales artefactos permiten.

Como el ser humano es un organismo de gran complejidad, necesitamos también un "Manual de instrucciones" que nos permita adaptarnos plenamente al orden natural, lo que implica, esencialmente, adaptarnos al resto de los seres humanos. De lo contrario, el mal uso y el reducido aprovechamiento del potencial humano, conducirán a situaciones indeseables y al sufrimiento generalizado, tal como ocurre parcialmente en nuestro planeta.

Por lo general, se acepta tácitamente que los Libros Sagrados de las distintas religiones, como es el caso de la Biblia, constituyen los "Manuales de instrucciones" otorgados por el Creador a través de sus enviados. Sin embargo, las diferencias de contenidos, incluso de interpretaciones de un mismo Libro, hacen surgir dudas al respecto, principalmente porque constituyen conjuntos de informaciones de hombres que miran a Dios y no de hombres que escriben lo que Dios les ordena. Thomas Hobbes decía que "no es lo mismo decir que Dios nos habla en sueños a decir que soñamos con que Dios nos habla".

En la actualidad observamos las limitaciones que presentan las religiones de la fe ya que cada religión tiene validez sectorial y ello conduce, por lo general, a divisiones y antagonismos que se oponen a la intención unificadora de las religiones (en el mejor de los casos).

Entre los requisitos que deberá cumplir todo "Manual de instrucciones" aparece la necesidad de vivir "bajo una perspectiva de eternidad", como sugiere Baruch de Spinoza. Lo eterno es la ley natural; de ahí que la condición esencial del ser humano ha de ser la contemplación de la vida teniéndola presente en cada instante, lo que se conoce generalmente como la presencia de Dios en la vida de cada ser humano. Aunque esta vez no ha de ser para establecer ritos ni pedidos, sino para ser conscientes de la necesidad de adaptarnos a dicha ley natural.

Se advierte que la actitud religiosa no es algo que deba ser dejada de lado ni tampoco como algo perteneciente a un pasado pleno de errores, sino que, al considerar la presencia permanente de las leyes naturales, no se está demasiado lejos de la actitud que prevalece en todo científico.

Si viviéramos mirando el mundo "bajo una perspectiva de eternidad", nos consideraríamos "ciudadanos del mundo", dejando de lado el egoísmo colectivo de los nacionalismos o de los regionalismos cerrados, que tantos males provocan. De esa manera, el "prójimo" será todo ser humano regido por leyes naturales similares a las que nos rigen a cada uno de nosotros, y surgiría así la visión de igualdad; de una igualdad que poco o nada tiene que ver con la igualdad social o económica que se pretende imponer sin alcanzar previamente la "perspectiva de eternidad".

Todo "Manual de instrucciones" ha de constituir esencialmente una ética. Pero una ética eficaz no habrá de reducirse a unas pocas sugerencias acerca de la actitud que deberíamos adoptar respecto de los demás seres humanos, ya que tales sugerencias deberán ir acompañadas de ciertas ideas, o de cierto conocimiento, que nos lleve previamente a mirar la realidad bajo la perspectiva mencionada.

Como ejemplo de "Manual de instrucciones", además de la Biblia, puede mencionarse la "Ética demostrada según el orden geométrico", de Baruch de Spinoza. En ellos se advierten mensajes éticos, o de comportamiento familiar y social, junto al conocimiento necesario de la voluntad de Dios (en el caso de la Biblia) o de la "voluntad aparente" del orden natural (o su ausencia) (en el caso de Spinoza). En el primero se supone que Dios interviene en los acontecimientos humanos, interrumpiendo a veces las leyes naturales, o las condiciones iniciales en una secuencia de eventos, mientras que en el segundo caso se supone la existencia de leyes naturales invariantes.

Debido a que, en el ámbito de la ciencia experimental, se acepta, explícita o tácitamente, la existencia de leyes naturales invariantes, no es difícil advertir que, en el futuro, se podrá establecer un vínculo estrecho entre religión natural y ciencia experimental, de donde podrá salir un nuevo "Manual de instrucciones" que ayude a los seres humanos a encontrar el definitivo camino hacia la plena adaptación al orden natural.

1 comentario:

agente t dijo...

De acuerdo. También podríamos hablar de un Libro de Texto para la Vida. El problema surgiría a la hora de elegir al editor.