domingo, 24 de noviembre de 2019

Expectativas y desempleo (según Milton Friedman)

Buscando aliviar la grave situación económica que afecta a la Argentina, varios son los sectores que apoyan la "solución" de aumentar sueldos, para reactivar la economía y favorecer la creación de empleos; algo poco probable según varios economistas. Es oportuno mencionar la opinión de un especialista, como Milton Friedman, a través del siguiente escrito de Eamonn Butler, coautor del libro "4000 años de Controles de Precios y Salarios":

EXPECTATIVAS Y DESEMPLEO

Por Eamonn Butler

Friedman aprovechó su discurso de 1967 ante la American Economic Association para promover otras dos ideas: su crítica de la noción ortodoxa de que existe un "intercambio" entre inflación y desempleo, y su opinión acerca de la importancia que tienen las expectativas del público a los precios futuros en el curso y la severidad de una inflación. Esos temas fueron retomados en su monografía de 1975 Unemployment Versus Inflation? y en su discurso cuando recibió el Premio Nobel Inflation and Unployment.

Muchos países habían sufrido aumentos de precios asociados con mayores niveles de desempleo durante los decenios de 1960 y 1970; pero la ortodoxia keynesiana encontró que eso era difícil de explicar. Se suponía que el aumento del gasto total por una razón cualquiera (por ejemplo un programa expansionista de gasto del gobierno) induciría al principio a las personas a llevar más bienes al mercado para captar parte de la nueva demanda y que esto les obligaría a contratar nuevos trabajadores y usar las máquinas a plena capacidad. Sólo después de que se hubiera alcanzado la producción máxima o de "pleno empleo" podría el aumento en el gasto comenzar a subir los precios y producir inflación.

Algunos keynesianos habían ido más allá. El profesor A. W. Phillips, en su famoso análisis de 1958, que elaboró según los puntos de vista de Keynes, sugería que existe un "intercambio" entre inflación y desempleo, intercambio que podía representarse en una "curva de Phillips". Pero, en el término de pocos años, ese análisis comenzó a derrumbarse: la inflación y el desempleo empezaron a aumentar juntos. Al principio se pensó que eso sería temporal, una ligera desviación hacia afuera de la curva que se podría resolver mediante medidas ortodoxas. Sin embargo, en los años de la década de 1970 fue evidente que las crecientes tasas de inflación no estaban aliviando el desempleo y que ambos aumentaban con rapidez. La era de la inflación con estancamiento o estanflación había comenzado.

Friedman previó este problema antes que muchos otros supusieran siquiera que existía. Su explicación fue que el "pleno" empleo era un ideal inalcanzable. Hasta en la economía más uniforme habría siempre personas desplazándose entre empleos, ya fuera por propia voluntad, despedidas o buscando otro mejor. Esos cambios llevan tiempo y lo más que se puede esperar es lograr una "tasa natural" de desempleo que tenga en cuenta esos problemas estructurales. Todo intento de reducir el desempleo por debajo del nivel mínimo posible fracasará y los programas expansionistas del gasto gubernamental sólo provocarán inflación una vez que se haya alcanzado ese nivel.

Aunque este razonamiento implicaba que no podía haber un intercambio duradero entre inflación y desempleo, Friedman sugirió que puede ser posible abatir el desempleo más abajo de su tasa "natural", pero únicamente por corto tiempo y a costa de dosis aceleradas de inflación. A medida que se aumente la cantidad de dinero, se estimularán nuevos empleos y la producción, como lo reconoció Keynes. Al principio los negocios tienen auge: casi todo tiene éxito, pocas personas se encuentran involuntariamente sin trabajo y quienes dejan un empleo pueden encontrar otro rápidamente, de manera que el nivel de desempleo baja. Pero con el tiempo el dinero hace efecto en los precios, la nueva tasa de inflación es prevista por todos y las personas ajustan sus expectativas y sus actividades comerciales.

A medida que la prosperidad inicial la absorbe el alto costo de la vida, se reducen la producción y el empleo, el cual vuelve a su nivel "natural". Como no se puede engañar a las personas todo el tiempo, las expansiones monetarias no logran elevar el empleo más allá de ese nivel durante mucho tiempo. Para ello se necesitaría una expansión monetaria más y más grande, que iría siempre adelante de las expectativas del público; pero eso, por supuesto, daría lugar a una inflación acelerada.

Friedman ha hecho de ese análisis de expectativas el punto central de su explicación de cómo se ajustan las personas a los cambios monetarios y lo ha usado incluso para sugerir que la inflación podría realmente generar mayor desempleo. En el transcurso de los años, la fuerza de ese análisis es ya evidente y en la actualidad es difícil encontrar un estudio de salarios y precios que no haga uso de la teoría de expectativas. Es mucho más fácil encontrar ahora estudios que confirman que no hay un "intercambio" duradero entre inflación y desempleo pero tal vez "es aún más sorprendente el grado en que esta idea ha sido aceptada por los círculos oficiales de un gran número de países industrializados, a pesar de que es comprensible la aversión que tienen quienes hacen las políticas a sus implicaciones" (N. Thygeseb).

(De "Milton Friedman. Su pensamiento económico" de Eamonn Butler-Editorial Limusa SA de CV-México 1989)

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