martes, 19 de noviembre de 2019

Los mitos en política

El descontento de los ciudadanos con los políticos se debe esencialmente al descreimiento que los propios políticos han sabido ganarse una vez que la ciudadanía advierte la falsedad y la mentira que predominan en sus discursos. Gran parte de la prédica partidaria consiste en mitos y mentiras orientados a la única finalidad buscada: el acceso al poder por el poder mismo.

Por otra parte, existen pueblos predispuestos a aceptar creencias de todo tipo, por lo que tanto el presente como el futuro de las naciones dependen casi por completo de los mitos difundidos por los ideólogos y aceptados en forma masiva. No existe límite para la imaginación, como es el caso de una persona que dejó escapar cierta cantidad de conejos, bajo su crianza, por cuanto una vecina le advirtió que "los conejos traen desgracias" (o algo semejante). Tal credulidad constituye un ambiente favorable para la proliferación de mitos de todo tipo.

Uno de los mayores mitos es el de la "concentración de poder económico" en un sistema capitalista y la posible "solución" socialista con una concentración de poder económico, político, militar, cultural, etc., de mucha mayor envergadura. Este es el mito de "las 200 familias" que acaparan el poder económico de una nación sin advertir que toda forma de cencentración de poder se aproxima bastante más a la propuesta totalitaria del socialismo que a la propuesta liberal. Roberto Aizcorbe escribió: "Sería de cualquier modo injusto adjudicar al peronismo el uso exclusivo del mito. El partido Unión Cívica Radical...suele condenar en sus proclamas a las «doscientas familias que manejan a la Argentina». Yo siempre me pregunté en estos años por qué la clase feudal argentina (si es que alguna vez existió) habría de tener exactamente ese número de familias".

"Fue necesario que mis trabajos me llevaran a revisar la historia de Francia en la década del 30 para encontrar esa misma alusión a «las 200 familias» en las proclamas del Frente Popular que ganó las elecciones de 1936. Según pude investigar luego, el profesor argentino Leónidas Anastasi, que se encargó de redactar en aquella época el nuevo programa del partido UCR, tradujo literalmente los bandos y proclamas del Frente Popular francés sin cuidarse de investigar sobre el número de familias que integraban el poder económico de la Argentina. El mito de «las 200 familias» pasó directamente de la política francesa a la política argentina, sin que nadie se haya cuidado de rectificarlo" (De "El mito peronista" en Revista Libro Elegido Número 6-Editorial Atlántida SA-Buenos Aires Oct/Nov 1976).

Otro mito, aún de mayor alcance, es el que postula que quienes tienen mayor capacidad para la creación de riquezas (la burguesía) necesariamente tienen la mayor cantidad de defectos morales y que quienes tienen menor capacidad para esa actividad necesariamente tienen la mayor cantidad de virtudes. De ahí que la misión del Estado implicaría la redistribución de lo que producen los "perversos" para beneficio de los "virtuosos".

El ideólogo socialista, y el socialdemócrata, proponen el mito de la superioridad moral que los caracterizaría y por el cual serían las personas aptas para llevar a cabo la redistribución de la riqueza ajena, nunca de la propia. Aducen que el político está motivado por fines sociales mientras que el sector productivo sólo tendría objetivos egoístas. El mito de la superioridad moral se advierte en las insinuaciones a la violencia extrema, a los estallidos sociales, al caos y a la anarquía que incorporan indirectamente en cada mensaje mediático, seguidas luego de una protesta contra la represión y a favor de los "derechos humanos" de aquellos cuyas mentes fueron previamente "envenenadas" por el ideólogo.

La esencia de las campañas ideológicas de izquierda consiste en la propagación de mitos descalificadores del capitalismo como también de mitos que apuntan a la idealización del socialismo. Puede decirse que el socialismo ideal tiene ciertas semejanzas con el capitalismo real, mientras que el socialismo real tiene ciertas semejanzas con el capitalismo tergiversado por la prédica marxista. Así, el sistema carcelario imperante en Cuba y algunos otros países, poco y nada tiene que ver con la "sociedad sin clases" y con la "igualdad" promocionada por sus adeptos, ya que la menor disidencia con lo establecido por la autoridad estatal genera el aislamiento social y la cárcel. Heberto Padilla escribió: "Yo conozco casi todos los países socialistas, en dos de los cuales he trabajado, y en todos pude verificar que el aparato policial termina por convertirse en una fuerza de autoridad indiscutible, que aísla de la base popular, indefectiblemente, a la dirección política".

"Cada detenido es interrogado siempre por el mismo oficial. Esto constituye el más singular aporte del mundo socialisra a la jurisprudencia: policía, investigador y juez de instrucción son la misma persona. Tal vez lo hagan para aligerar el trabajo a tribunales cuya única función consiste en oír los cargos acusatorios y dictar la sentencia, sin poner jamás en duda la probidad del proceso investigativo y sus conclusiones. El abogado de la defensa se limita a pedir clemencia en nombre de la generosidad de la Revolución" (Del prólogo de "En mi jardín pastan los héroes"-Editorial Argos Vergara SA-Barcelona 1981).

En la Argentina, el mito peronista es el que ha determinado el presente y el futuro de la nación, ya que es aceptado tanto por partidarios como por "opositores". Uno de ellos es el asociado al comercio exterior. Roberto Aizcorbe escribió: "Según la teoría peronista, el capital es social. Que una persona lo haya acumulado con esfuerzo, postergando consumos, ahorrando mientras los demás gastaban, no le da otro derecho que a la administración. El disfrute debe ser social, distribuyendo las ganancias según las instrucciones del gobierno. Los servicios públicos deben pertenecer al Estado, preferiblemente sin competencia alguna de los particulares, porque se les otorga un interés estratégico".

"En este sentido el Estado debe manejar los principales resortes de la economía; debe monopolizar las importaciones y las exportaciones, en el primer caso para no dejarse robar por los extranjeros, complotados para establecer precios altos y vender productos superfluos a juicio del gobierno; en el segundo caso para imponer a los extranjeros precios justos por los artículos del país".

"También el Estado debe manejar el ritmo de la emisión de moneda, el precio de las divisas y la tasa del interés, para evitar las especulaciones de los oligarcas nativos aliados con los extranjeros. Todo capital extranjero que haya sido invertido fuera del tiempo de los gobiernos peronistas constituye una «entrega» del país al extranjero. En cambio, cuando el Estado peronista hizo covenios con firmas extranjeras...la inversión no fue considerada una «entrega», porque fue concretada por un gobierno «patriota»".

El propio Perón actuaba con los países extranjeros de la misma forma en que él suponía que esos países actuaban respecto de la Argentina. Aizcorbe agrega: "En el comienzo de su gobierno, Perón puso un alto precio al lino, que los norteamericanos importaban para fabricar pinturas. Los importadores de USA se quejaron y Perón respondió con una bravuconada: «Si quieren lino que traigan sus casas a la Argentina, donde se las pintaremos». Más prácticos, los norteamericanos decidieron sembrar lino ellos mismos, con lo cual la producción argentina quedó sin compradores. La producción de lino que en 1937-38 había sido de 1.500.000 toneladas debió reducirse a 900.000 toneladas en 1947-48".

Otro de los tantos mitos del peronismo es el de la "industrialización del país", proceso por el cual se desatendió al campo para promocionar a la industria, y para que la gente se trasladara del campo a la ciudad para votar y vitorear por Perón. El citado autor escribió al respecto: "En los días posteriores al 12 de octubre de 1973 Perón argumentó que antes de su arribo al gobierno, en 1946, no se fabricaba en el país ni un solo alfiler. «Nosotros iniciamos la industrialización del país», sostuvo Perón el 13 de diciembre de 1973. «A este país que recibimos en 1946 sin industrias -agregó- lo entregamos en 1955 con toda una línea completa de industria mediana, exportando manufactura y fabricando máquinas diesel eléctricas, con las cuales modernizamos los ferrocarriles, camiones, automóviles y tractores». Estas palabras fueron lanzadas por los diarios, la radio y la televisión y fueron prácticamente aceptadas por los comentaristas de todas las tendencias".

"Sin embargo, esas palabras son falsas. En un trabajo publicado por el propio Poder Ejecutivo durante la segunda presidencia de Perón (1952-1955) las cifras muestran claramente que el volumen físico de la producción industrial creció en 53,7 por ciento entre 1937 y 1946, y apenas un 16,4 por ciento entre 1946 y 1954".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado Ingeniero Zigrino: ¿Sería posible que sus blog contuvieran la posibilidad de bajarlos en formato .pdf para loso que los guardamos?
Muchas gracias. Edgardo Maffía

Bdsp dijo...

Hola. Mis escritos están disponibles para todos los interesados en ellos. Desconozco la manera de ubicarlos de una manera distinta a la habitual.

Me satisface saber que alguien los guarda, además de leerlos. Aunque siempre están disponibles en el blog (recordar que este blog tiene un buscador por temas ingresando en el rectángulo superior izquierdo la palabra correspondiente).

Me informaron desde academia.org que ya son 410 los papers allí guardados que mencionan mi nombre, siendo otra motivación adicional para seguir con el trabajo emprendido.

Saludos desde Mendoza