Una de las razones por la cual se agranda la brecha entre ricos y pobres se debe a la inflación. Esto puede observarse mediante un cálculo abreviado, y aproximado, del tiempo de duplicación del precio de una vivienda. Luego, si los sueldos no tienen ajuste por la inflación, o si crecen a un ritmo menor al de la inflación real, al asalariado le resulta cada vez más difícil adquirir una vivienda. Mientras que el propietario de bienes inmuebles mantiene el valor de su capital, quien no los posee, se aleja cada vez más de la posibilidad de adquirirlos, lo que constituye una forma inmediata de observar el agrandamiento paulatino de la brecha mencionada.
Supongamos que existe una inflación anual del 20% y que se repite todos los años. Una regla práctica nos permite encontrar el tiempo de duplicación de un precio sometido a esa variación anual. Tal tiempo se calcula mediante la siguiente fracción:
70/20 = 3,5
Ello implica que el valor de una vivienda se DUPLICA en 3 años y 6 meses, aproximadamente. También puede decirse que el valor adquisitivo de un sueldo no ajustado por inflación se REDUCE A LA MITAD en 3 años y 6 meses.
Veamos ahora lo que sucede si la inflación crece a un ritmo del 30% anual. El tiempo de duplicación será ahora de:
70/30 = 2,33
Ello implica que el valor de una vivienda se DUPLICA en 2 años y 4 meses. (Los 4 meses equivalen a 1/3 de año, o 0,33 de año). También puede decirse que el valor adquisitivo de un sueldo no ajustado por inflación se REDUCE A LA MITAD en 2 años y 4 meses.
Podemos verificar la validez de la regla práctica para el primer caso mencionado, suponiendo un valor inicial de 100 unidades:
Valor inicial = 100
Luego del 1er. Año: 100 x 1,20 = 120
Luego del 2do. Año: 120 x 1,20 = 144
Luego del 3er. Año: 144 x 1,20 = 172,8
Luego del 4to. Año: 172,8 x 1,20 = 207,36
Se observa que la duplicación del precio inicial de 100, es decir, 200, se alcanza en un periodo comprendido entre 3 y 4 años, por lo que se verifica la regla práctica mencionada dentro de cierto margen de error admitido.
La duplicación del valor de una propiedad adquiere un carácter exponencial, ya que partiendo de un valor inicial unitario tendremos la siguiente sucesión numérica: 1, 2, 4, 8, 16, 32, …………, mientras que un sueldo fijo, o que apenas es ajustado para compensar la inflación existente, crecerá a un ritmo mucho menor. De ahí que la inflación favorece la brecha entre pobres y ricos, o entre propietarios e inquilinos.
Como la inflación produce y acentúa la desigualdad económica y social, se la combate en todo el mundo, menos en la Argentina. Incluso el pueblo apoyó masivamente, en las últimas elecciones presidenciales, el “modelo económico” que consiste esencialmente en la distribución de “billetes para todos”. Mientras que los economistas serios advierten la situación, los políticos populistas muestran una enorme habilidad para convencer a los sectores de menores recursos sosteniendo que la inflación “promueve el crecimiento” (del patrimonio de los ricos, debieron advertir). Para “disimular” la situación, el gobierno tergiversa los índices de inflación anual, mientras que algunos gremios, como el de los estatales de Mendoza, ya solicitan un ajuste de haberes del orden del 50%.
Si bien varios sectores han recibido ajustes similares al del índice inflacionario real, el crecimiento permanente de los precios hace que algunos sectores exportadores queden fuera de competencia en el mercado internacional, o que el turismo extranjero se restrinja debido a tales aumentos, lo que sucede, o sucederá, a la corta o a la larga. También existe un importante sector de trabajadores ilegales, o en negro, cuyos sueldos se van atrasando cada vez más respecto de la suba sostenida de precios.
Debido a la división que existe en la sociedad, el sector oficialista se niega a reconocer los errores, lo que eventualmente daría la razón al sector “enemigo”. De ahí que, posiblemente, sigamos con el ritmo inflacionario a “tasas argentinas” por bastante tiempo más.
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