jueves, 15 de diciembre de 2022

Fusión nuclear (y el engaño de Perón)

Cuando algún día se acabe el petróleo y el uranio en el planeta, sólo existirá la salvación energética provista por el proceso de fusión nuclear. Mientras que la bomba de hidrógeno es el arma más potente y destructiva creada por los seres humanos, mediante el mismo proceso físico podrá algún día obtenerse la energía requerida por una poblacion mundial que crece a un ritmo de unos 100 millones de nuevos habitantes por año (exceso de natalidad sobre mortalidad). Ello se debe a que toda innovación tecnológica presenta la posibilidad de un buen uso como de uno malo.

Mientras que la fisión nuclear permite la obtención de energía a partir de elementos como el uranio y el plutonio, luego de que neutrones de baja velocidad vuelven inestables a sus respectivos núcleos liberando otros neutrones, la fusión nuclear emplea al hidrógeno el cual es fusionado con otros nucleos similares liberando energía adicional. Este es el proceso por el cual las estrellas liberan luz y energía por muchos miles de millones de años sin agotar su combustible.

Pareciera que el Dios creador, o el orden natural, impusiera a la humanidad, como precio a cobrar por nuestra supervivencia, la necesidad de producir artificialmente un pequeño sol para disponer de energía abundante y no contaminante. La principal dificultad radica en el empleo de temperaturas del orden de los millones de grados, suficientes para fundir cualquiera de los materiales conocidos.

Recientemente (Diciembre de 2022) apareció una importante noticia (opacada por la difusión del Mundial de Fútbol), en la que se afirma que en EEUU se ha podido obtener energía por fusión nuclear con cierta "ganancia", es decir, obteniendo mayor cantidad de energía que la necesaria para producir el proceso. En las experiencias anteriores la energía producida era de una magnitud similar a la consumida.

Durante la fabricación de la primera bomba de fisión, bajo el Proyecto Manhattan, algunos físicos vislumbraron la posibilidad de que una explosión de ese tipo podía servir de detonante del hidrógeno de la atmósfera y producir una especie de "bomba H natural" que podría crear una catástrofe final para la humanidad. Mediante cálculos y/o simulaciones se llegó a la conclusión que ello no podría ocurrir. Posteriormente la bomba de fisión se usó como detonante en la bomba de hidrógeno.

La historia de la conquista de la fusión nuclear comienza cuando un tirano irresponsable intentó engañar al mundo luego de ser engañado él mismo por un físico de poco nivel. Robin Herman escribió: "En la mañana del sábado 24 de marzo de 1951, el dictador argentino Juan Perón convocó una rueda de prensa en la Casa Rosada, el palacio presidencial. Junto a él se sentaba un oscuro físico austriaco llamado Ronald Richter".

"Ante una nube de periodistas que transmitían sus palabras a toda la nación, Perón declaró que Argentina había construido una central de energía atómica en la isla lucustre de Huemul. Esta central piloto, explicó, empleaba una forma de energía nuclear superior y revolucionaria. En vez de tratar de alcanzar la fisión nuclear como hacían otras naciones, «la nueva Argentina», como la definió Perón, se había arriesgado a abordar un tipo diferente de reacción nuclear, la que produce la energía en el Sol, El 16 de febrero pasado, las pruebas habían tenido éxito, produciendo «una liberación controlada de energía atómica» sin usar el uranio como combustible. Para la reacción habían sido necesarias «temperaturas enormemente altas, de millones de grados»".

"Por otra parte, declaró Perón, durante el transcurso del trabajo experimental, sus científicos habían demostrado que los investigadores extranjeros se encontraban «muy lejos de su objetivo» de fabricar una bomba de fusión o termonuclear. Desde luego -siguió- Argentina utilizaría sus nuevas capacidades atómicas «solamente en centrales energéticas de uso industrial». Calificó el descubrimiento como de «trascendental para la vida futura» de su pueblo y «para el resto de los pueblos del mundo» y explicó que llevaría a Argentina a «una grandeza que ni siquiera podemos imaginar en el día de hoy»".

"Para la comunidad científica internacional, se trataba de una declaración asombrosa: Perón estaba diciendo que Argentina había puesto en funcionamiento una central de energía de fusión" (De "Fusión"-McGraw-Hill/Interamericana de España SA-Madrid 1993).

Perón casi siempre decía lo que el pueblo argentino quería escuchar; de ahí que, con sus palabras, podía advertirse la actitud típica del argentino: generoso intentando distribuir lo ajeno o lo inexistente, es decir, lo que no nos cuesta nada ya que nos limitamos a hacer gestos de coooperación y grandeza personal que no van nunca más allá de la simulación y la hipocresía.

1 comentario:

agente t dijo...

Al poco tiempo de finalizar la guerra civil, en plena penuria económica, a Franco también lo timaron haciéndole creer que tendría acceso a un combustible sintético para automóviles a base de agua, vegetales y productos químicos secretos, presunto invento de un, a su vez, presunto científico austríaco.

Tras el grito en el cielo de los verdaderos científicos que pusieron a prueba el invento, la idea fue desestimada, aunque nunca hubo juicio al estafador porque el régimen hubiese quedado en ridículo, pero Albert von Filek, que así se llamaba el pillo, ingresó en la cárcel por orden directa del dictador.