jueves, 29 de diciembre de 2022

El individualismo liberal

Dentro de las posturas liberales existen diferencias respecto de los fundamentos del liberalismo. A ello debe agregarse la difamación que el liberalismo sufre "al ser hecho conocer" a través del marxismo. De ahí que resulta conveniente volver a plantear algunos análisis al respecto. Este es el caso del egoísmo y el individualismo, que son dos actitudes diferentes, si bien desde el marxismo se las considera idénticas.

Puede decirse que el egoísta es el integrante de un grupo de una sola persona, mientras que el individualista es el integrante del grupo de toda la humanidad. En realidad se trata de dos actitudes diferentes por las cuales el comportamiento personal pareciera apuntar a tales formas de vínculo social, aunque en realidad el egoísmo implicaría un vínculo bastante reducido.

Los socialistas, al identificar individualismo con egoísmo, los atacan intentando reemplazarlos por el colectivismo. Como una sociedad colectivista es impuesta generalmente en forma no voluntaria, ya sea por la fuerza o mediante el engaño, se hace imprescindible mantenerla mediante el temor, y a veces mediante el terror. De ahí que, ante la posibilidad de ser delatado por personas cercanas, los vínculos personales se limitan severamente, produciéndose una "atomización" semejante al egoísmo extremo; algo que no debe extrañar por cuanto el socialismo se caracteriza por lograr resultados opuestos a los que se propone lograr.

Es oportuno mencionar la opinión del economista Juan Ramón Rallo, quien intenta sintetizar la cuestión del individualismo. Al respecto escribió: "El individualismo político propio del liberalismo no debe confundirse ni con el atomismo social, ni con el egoísmo ético, ni con el subjetivismo ético: el atomismo social sostiene que la sociedad sólo está compuesta por individuos y que cada uno de ellos interactúa con el resto sin ningún tipo de influencia externa; el egoísmo ético propugna que los individuos sólo deberían buscar su propio bienestar, despreocupándose del ajeno; y el subjetivismo ético afirma que las proposiciones éticas sólo expresan preferencias personales de cada individuo y no describen, en ningún caso, realidad objetiva alguna que sea independiente de la percepción de cada sujeto" (De "Liberalismo"-Valletta Ediciones-Florida 2021).

Se advierte en este caso que el autor no concuerda con el egoísmo admitido como "virtud", ni como motor de la economía de mercado. Tampoco está de acuerdo con el relativismo moral al cual denomina "subjetivismo ético". Más adelante escribe sobre "lo que el individualismo político no es":

"El individualismo político no equivale al atomismo social porque es perfectamente compatible considerar al individuo como el centro del análisis moral y, a su vez, reconocer que los grupos existen y que, además, son muy relevantes a la hora de moldear la identidad de una persona: el individualismo político sólo sostiene que, aun existiendo grupos, el orden político debe evaluarse según sus repercusiones sobre el individuo y no sobre los grupos (pues, en última instancia, los grupos son valiosos en la medida en que satisfacen las necesidades de los individuos)".

"Por ejemplo, uno de los pensadores liberales más importantes del siglo XX, Ludwig von Mises, era tajante al afirmar que: «El hombre es inconcebible como ser aislado, porque la humanidad no existe sino como fenómeno social, y el hombre ha superado la etapa de la animalidad en la medida en que la cooperación ha estrechado los lazos sociales entre los individuos. La evolución del animal humano a la persona humana se ha efectuado mediante la cooperación social y sólo mediante la cooperación social». Pero que los grupos sean esenciales para el individuo no equivale a decir que los grupos sean moralmente más importantes que los individuos".

"A su vez, el individualismo político tampoco equivale al egoísmo ético, pues evaluar un orden político según sus repercusiones sobre el individuo no es lo mismo que exhortar a que cada individuo actúe únicamente movido por sus preferencias solipcistas: de hecho, semejante máxima -actúa despreocupándote de los demás- bien podría engendrar un orden político que fuera indeseable para esos mismos individuos. En palabras de otro gran liberal del siglo XX, Friedrich Hayek: «La afirmación de que los individuos se guían y deben guiarse por sus intereses y deseos puede malinterpretarse o distorsionarse equiparándolo al falso enunciado de que los individuos actúan y deben actuar únicamente guiados por sus necesidades personales o por sus intereses egoístas: en realidad, lo que queremos decir es que debería permitirse a los individuos esforzarse por conseguir todo aquello que esos individuos consideren deseable, incluyendo las necesidades de su familia y amigos, o cualquier otra cosa que pueda preocupar a las personas»".

"Y, por último, el individualismo político tampoco es necesariamente igual al subjetivismo ético, pues cabe perfectamente sostener que las proposiciones de la filosofía política liberal se refieren a hechos objetivos al margen de las preferencias personales de cada individuo. De hecho, y frente a la perspectiva del subjetivismo ético, el liberalismo no sostiene que el individualismo político -como alternativa al colectivismo, al ecocentrismo y al fundamentalismo- constituya un punto de partida analítico arbitrario para la filosofía política; esto es, que, según cuáles sean nuestras preferencias particulares, quepa escoger entre el individuo, el grupo, la naturaleza o la divinidad como núcleos morales de la filosofía política: al contrario, lo que sostiene el liberalismo es que el punto de referencia de la filosofía política ha de ser el individuo por cuanto los grupos, la naturaleza o la divinidad son valiosos sólo en la medida en que lo sean para los individuos".

En cuanto a las filosofías antiindividualistas, o antiliberales, aparecen principalmente las posturas estatistas, como el fascismo y el marxismo. Benito Mussolini escribió: "La piedra angular del fascismo es su concepción del Estado: su esencia, sus funciones y sus objetivos. Para el fascismo, el Estado es absoluto, mientras que el individuo y los grupos son relativos. Individuos y grupos son sólo admisibles en la medida en que existan dentro del Estado".

Por su parte, Karl Marx escribió: "Los asuntos políticos de interés general son del interés del Estado, del Estado como un interés real. La deliberación y la toma de decisiones son la realización del Estado como ese interés real. Por tanto, es evidente que todos los miembros del Estado guardan una relación con él por representar su interés real. Ya el concepto de miembro del Estado presupone que cada uno es parte del Estado y que éste los asume como partes suyas. Ahora bien, si éstos son partes del Estado, entonces su misma existencia social evidentemente se materializará a través de su participación efectiva en éste. No sólo son parte del Estado, sino que el Estado es su parte integral. Ser conscientemente una parte integral de algo es participar conscientemente con él, integrarse conscientemente en él. Un miembro del Estado que careciese de esta consciencia sería un animal" (Citas en el libro de Juan Ramón Rallo).

Recordemos que el fascismo surge del marxismo en forma semejante en que el cristianismo surge del judaísmo. Ello se debe a que Mussolini era esencialmente un socialista con ansias de independencia, pero ideológicamente afín al socialismo. Adviértase, además, que mientras Ludwig von Mises evoca a la cooperación social como una forma de alejamiento del ser humano respecto de la animalidad, para Karl Marx, no ser consciente de la pertenencia al Estado implica cierta animalidad.

1 comentario:

agente t dijo...

Ser individualista no equivale a ser un homo oeconomicus que busca sólo satisfacer sus deseos particulares. También queremos y necesitamos cooperar con los demás y encontrar junto con ellos valores profundos y compartidos. Y para ello debemos actuar desde el respeto y la responsabilidad con ellos, en primer lugar en nuestra familia y a continuación en asociaciones de carácter voluntario, que aunque nos vengan dadas por la tradición, nos son queridas porque nos dan sentido de la existencia y nos vinculan a los demás.