domingo, 3 de julio de 2022

Rothbard y los niños

Así como algunos filósofos y sociólogos pontifican sobre economía, desconociendo gran parte de ella, existen economistas que creen que la solución de todos los males y sufrimientos humanos se arreglarán desde la economía. A esta última situación se la conoce como "economismo" o "economicismo", siendo el marxismo el ejemplo más evidente de esta injustificada extrapolación. También desde posturas liberales se cae en un error similar cuando se supone que la ley de la oferta y la demanda no sólo ha de ser una guía para la acción económica sino para nuestra vida en general. Friedrich A. Hayek escribió: "Un economista que sólo conozca de economía, es un peligro".

Entre los casos de economismo libertario podría incluirse a Murray N. Rothbard quien pretende fundamentar la ética en función de conceptos económicos como propiedad privada, libertad, intercambio, etc. Es oportuno y necesario decir que la ética natural depende esencialmente de las actitudes y predisposiciones individuales que han de optimizarse en base a la empatía emocional. Luego, "lo demás se os dará por añadidura", es decir, una vez adquirida la predisposición empática, no hace falta describir la enorme cantidad de situaciones que pueden ser consideradas bajo una perspectiva ética, si bien pueden ser asociadas a dicho fundamento de manera explicativa.

En cuanto a la opinión de Rothbard respecto al vínculo entre padres e hijos, escribe lo siguiente: "Aplicando nuestra teoría a las relaciones entre padres e hijos, lo hasta ahora dicho significa que un padre o una madre no tienen derecho a agredir a sus hijos, pero también que no deberían tener la obligación legal de alimentarlos, vestirlos y educarlos, ya que tales exigencias serían coactivas y privarían a los padres de sus derechos".

"Por otro lado, estos padres no pueden asesinar o mutilar a sus hijos, y la ley castiga, con toda razón, a quienes lo hacen. Pero a los padres les asistiría el derecho legal a no tener que alimentar al niño, esto es, a dejarle morir. En términos estrictos, la ley no puede forzar a un padre a alimentar al hijo para que pueda vivir (Repitamos una vez más que se plantea un problema distinto cuando se pregunta si los padres tienen la obligación moral -más que el deber legalmente exigible- de conservar la vida del niño)".

"Esta norma nos permite resolver algunas cuestiones espinosas, entre otras si les asiste a los padres el derecho a dejar morir (por ejemplo, no dándole alimentos) a un hijo deforme. La respuesta es, por supuesto, afirmativa, en virtud de un a fortiori derivado del derecho, mucho más general, de permitir que muera cualquier niño, deforme o no. (No obstante, como veremos más adelante, en una sociedad libertaria esta «negligencia» se vería reducida al mínimo gracias a la existencia de un mercado libre de niños)" (De "La ética de la libertad"-Unión Editorial Argentina-Buenos Aires 2012).

Todo esto suena bastante mal y hace suponer que el citado autor propone una sociedad utópica que seguramente conduciría a un fracaso más, de los tantos que hubo. Toda sociedad natural debe apuntar al cumplimiento de los mandamientos bíblicos sin que sea necesario teorizar demasiado al respecto.

1 comentario:

agente t dijo...

¡Es sorprendente el simplismo del que hace gala este pensador libertario! Los niños y sus progenitores no están, y por lo tanto no pueden estar considerados, en el mismo plano de igualdad y no puede haber reciprocidad entre ellos. Los primeros llegan a la vida y al mundo por actos responsabilidad de los segundos y dado que los humanos nacemos con nulas capacidades para la supervivencia es lógico que dependamos de nuestros padres hasta que podemos valernos por nosotros mismos. Momento que, por lo crecientemente complejo de nuestras sociedades, ocurre al llegar a lo que convencionalmente llamamos mayoría de edad.