miércoles, 13 de julio de 2022

Lo que se ve y lo que no se ve

La persona que nunca estudió economía, o que nunca se interesó por conocer algo de ella, tiende a opinar en base a aspectos que tiene ante su vista, ignorando aquellos efectos que requieren algo de imaginación. También los políticos populistas y totalitarios caen en el mismo error, o bien lo utilizan a sabiendas para lograr apoyo electoral, o apoyo en general. Ello se debe a que la economía es contraintuitiva, según algunos autores. En realidad, los errores cometidos serían los efectos de pensar en base a datos inmediatos con poca capacidad para prever el largo plazo.

Orestes R. Betancourt escribió: "El gobierno colonial británico de Delhi decidió eliminar la sobrepoblación de cobras y puso recompensa por cada reptil. La medida surtió efecto inmediato. Sin embargo, las autoridades no previeron otros eventos posteriores. Con tal de recibir más recompensas, los habitantes locales empezaron a criar cobras en sus casas y los administradores de la ciudad notaron que, a pesar de haber menos cobras en las calles, el volumen de recompensas seguía siendo el mismo. Pronto cayeron en cuenta del timo y cancelaron el pago. Por supuesto, tampoco previeron lo que a continuación sucedió. Como actores económicos racionales, los locales decidieron deshacerse de las cobras y pronto las calles de Delhi se inundaron nuevamente de estos animales. Así, los economistas le llaman efecto cobra a las consecuencias imprevistas".

"Un evento similar ocurrió en Hanoi en 1904 cuando las autoridades francesas determinaron ofrecer un centavo por cada cola de rata traída al ayuntamiento como prueba de la eliminación del roedor. A pesar de la alegría inicial, los inspectores locales pronto comenzaron a ver ratas sin cola por las calles y más tarde descubrieron ciudadanos «ejemplares y emprendedores» que criaban estos roedores en sus casas".

"En su ensayo de 1850, Lo que se ve y lo que no se ve, Frédéric Bastiat expone que «en el ámbito económico, un acto, un hábito, una institución, una ley, no producen sólo un efecto, sino una serie de efectos». Explica Bastiat que solo el buen economista «tiene en cuenta el efecto que se ve, pero también aquellos que es preciso prever». Y es que las complejas interacciones entre individuos, con sus particulares incentivos, son difíciles de prever y estos dos casos pintorescos arriba mencionados ilustran cómo las consecuencias imprevistas transforman buenos propósitos en malas políticas. Establecer controles de precios y salarios, repartir ayudas financieras, colectivizar la propiedad y la producción, e imponer impuestos, han sido cuatro medidas a lo largo de la historia que, aun con buenos propósitos, han resultado ser contraproducentes. Lamentablemente, a decir de Milton Friedman, «uno de nuestros grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones y no por sus resultados». Por ello estos errores se repiten y abundan los ejemplos históricos de buenas intenciones devenidas en malas políticas".

(Extractos de elcato.org)

1 comentario:

agente t dijo...

Pero, ¿y crear masa monetaria muy por encima del crecimiento real de la economía, sea en bienes o en servicios, no ha estado considerado siempre por parte de los economistas más ortodoxos y serios como algo injustificable y de resultados desconocidos en su alcance, pero a buen seguro negativos en sus consecuencias? Ahora, lamentablemente, podremos ver en la práctica qué grado de fundamento acompaña a esa advertencia.