viernes, 18 de septiembre de 2020

La manía del igualitarismo

A diferencia de la igualdad entre seres humanos, propuesta por la ética bíblica y derivada del hecho de considerarlos “hijos de Dios”, el igualitarismo resulta ser una “igualdad artificial” propuesta por quienes consideran que la igualdad económica, a cualquier precio, conducirá a la humanidad hacia una era de paz y progreso. Esta arraigada creencia, con poco fundamento, ha conducido a la humanidad por caminos de violencia e injusticia, que pocas veces son reconocidos por sus promotores.

Recientemente, con más de 700 firmas, se emitió una nota de adhesión y reconocimiento al grupo terrorista Montoneros, que junto con el ERP, inicia una etapa sangrienta en la Argentina de los años 70. No existe en ellos ninguna autocrítica por los 1.094 asesinatos, 4.380 atentados con bombas explosivas, 756 secuestros extorsivos, 2.368 heridos, etc. Tal actitud delictiva pudo apreciarse en Internet cuando alguien le reclamaba a Horacio Verbitsky por haber cometido un atentado que le costó la vida a varias víctimas inocentes, no evidenciando señal alguna de arrepentimiento, mostrando incluso una sonrisa burlesca ante la persona que lo enfrentaba. Alberto Benegas Lynch (h) escribió: “Creo que uno de los ejes centrales de los socialismos estriba en la manía del igualitarismo, es decir, la guillotina horizontal aplicada por los aparatos estatales. No se necesita ser muy perspicaz para comprobar que todos los seres humanos somos diferentes desde el punto de vista anatómico, biológico, fisiológico, bioquímico y, sobre todo, psicológico. Naturalmente las diferencias se traducen en diferentes resultados. En realidad es una suerte que seamos distintos porque si fuéramos iguales el tedio sería inmenso ya que la misma conversación se asimilaría a hablar con el espejo, además de que se desmoronaría la cooperación social ya que la división del trabajo se tornaría sumamente pastosa” (De “Autopsia del socialismo” de A. Benegas Lynch (h) y Gustavo D. Perednik-Grito Sagrado Editorial-Buenos Aires 2013).

Puede decirse que el socialismo es el arte de proponer objetivos para obtener resultados opuestos a los buscados. Este es el caso de la redistribución desde quienes producen bastante hacia quienes poco o nada producen (no por incapacidad, sino por vagancia). El citado autor agrega: “Las nivelaciones hacen que los que se encuentran por encima de la marca redistribucionista, si saben que serán expropiados por la diferencia, tenderán a no producir y los que se encuentran por debajo de la aludida línea divisoria esperarán infructuosamente ingresos que no les llegarán debido al primer efecto señalado”.

El ideólogo socialista desconoce toda forma de mérito, apuntando al igualitarismo liso y llano. De ahí el desaliento a quien acumula méritos laborales y productivos. “Anthony de Jasay ha explicado que es autodestructiva la metáfora tomada del deporte en cuanto a que «todos tienen que partir sin herencias que otorgan ventajas en la carrera por la vida», puesto que el que se esforzó por llegar primero es nuevamente nivelado en la próxima partida con lo que convierte en inútil su esfuerzo”.

Mientras que en una economía libre se trata de distribuir las riquezas mediante intercambios entre productos, o entre productos y trabajo, sin una intermediación del político a cargo del Estado, el socialista, tratando de justificar sus acciones redistributivas, aduce cierta “inmoralidad” del sector productivo (o explotador del trabajador), adjudicándose a sí mismo cierta “superioridad moral” al intentar redistribuir lo ajeno. Si todos los socialistas del mundo se dedicaran a producir, en lugar de intentar redistribuir, la economía mundial mejoraría notablemente. Los “moralmente superiores”, como los terroristas mencionados, no consideran el asesinato como algo inmoral, ya que se lo cometería con “buenos fines”.

Frecuentemente se dice que el marxismo acierta en sus pronósticos, pero es desacertado en su puesta en práctica. Gustavo D. Perednik escribe al respecto: “Es falaz la apología de que «el marxismo hace una descripción correcta de la realidad, pero en cuanto se lo aplica a la misma no produce los resultados esperados». Si una vacuna, un descubrimiento o una idea, no produce los resultados deseados, es porque lleva intrínsecamente un error en sus presupuestos teóricos. Esos presupuestos deben ser revisados hasta que revelen su esencial equívoco”.

“Para los comunistas, es arduo reconocer lo que ha ocurrido, ya que no puede minimizarse la muerte de millones de personas por hambre y persecuciones bajo el epíteto de «error». Para los no-comunistas de izquierda, se impone un replanteo de otra índole, considerando que también ellos fundamentaron su ideología en los principios que fracasaron” (De “Autopsia del socialismo”).

Lo que resulta desconcertante es advertir que el apoyo que tuvo la guerrilla marxista, y actualmente la ideología respectiva, promoviendo el acceso al poder por medios no violentos, no provino sólo del Imperio Soviético o de alguno de sus países usurpados, sino de instituciones occidentales y hasta de la Iglesia Católica. En el caso del terrorista Verbitsky, fue la Fundación Ford uno de sus promotores. De ahí el título de un libro de Carlos Manuel Acuña: “Verbitsky. De La Habana a la Fundación Ford” (Ediciones del Pórtico-Buenos Aires 2003).

En dicho libro aparece el siguiente escrito de Alan B. Jones: “A veces las fundaciones financian grupos que se encuentran en los puntos opuestos del espectro filosófico, utilizando el choque resultante para maniobrar con un mayor control político o económico, desviando así la atención de la fuerte influencia que ejercen y de su programa de autoprotección…”.

“No importa cuán pequeño sea el grupo disidente, el enfoque de los medios lo hará parecer grande. Los ciudadanos asienten ante la presión, pensando que es la voluntad democrática de la mayoría. En cambio, la verdad es que se los acaba de manejar para que sigan el programa de un poderoso grupo con intereses especiales…”.

“James Kunen en su obra «Notas de un estudiante revolucionario» (pág. 23), «describe cómo las fundaciones lo contactaron y le ofrecieron financiar sus demostraciones estudiantiles radicales». Kunen concluye: «Los jóvenes carecen totalmente de conocimientos respecto de la concepción de la estrategia de la conspiración. Los radicales piensan que están luchando contra las fuerzas de los super ricos como Rockefeller y Ford, y no se dan cuenta de que son precisamente esas fuerzas las que están detrás de su propia revolución, financiándola y utilizándola para sus propios fines»”.

Tanto el aborto, como el “matrimonio” homosexual, la Educación Sexual Integral, el abolicionismo penal, el feminismo agresivo y otros aspectos que apuntan hacia una posible limitación de la población mundial, son promovidos por organismos internacionales con mucho poder financiero.

Si se busca cierta coherencia lógica para interpretar el vínculo existente entre algunos grandes capitales de Occidente y su apoyo al marxismo en Latinoamérica, puede decirse que, presionados por un posible acceso de los comunistas al poder, se producirá un masivo éxodo de capitales y de gente capacitada desde Latinoamérica hacia EEUU y otros países centrales. En la actualidad, en el caso de la pandemia del Covid-19, vuelven a sonar los nombres de Rockefeller y Ford, esta vez junto a Soros y Bill Gates, como promotores de acciones poco beneficiosas para los países que la sufren.

Carlos Manuel Acuña escribía en el libro antes mencionado: “Desde la Comisión Trilateral hasta Diálogo Interamericano o la Fundación Ford son parte de las organizaciones que pasan por nuestras páginas pues no son ajenas al ritmo de los acontecimientos que nos afectan, a nosotros y a otros pueblos del continente, como el colombiano, que debe afrontar a un enemigo mayor e integrante del mismo andamiaje. Esta es una época que registra como constante los intentos por invertir los valores, premiar a los peores y castigar a quienes levantaron y levantan banderas correctivas”.

“¿Cómo entender que terroristas reconocidos reciban recursos de toda naturaleza para bregar por las ideas que los alimentaron, ideas enemigas de quienes hoy les suministran los dineros necesarios para su cometido? ¿Cómo es posible que se acepte a esos terroristas como fiscales de la república, cuando fueron responsables de múltiples muertes injustas y gravísimos daños de todo orden a nuestra sociedad en un pasado dramático que ayudaron a construir? Muchos de ellos hoy ocupan la escena argentina e implícita o explícitamente lo hacen en nombre de ese trágico pasado del que participaron como protagonistas de muertes planificadas, asesinatos abyectos, secuestros, robos, asaltos….Por eso podemos decir que lo que ocurre en la Argentina es obsceno y revelador de un país invertido, nuestro país, donde el reino del revés se ha instalado a sus anchas como una expresión fiel de un insoportable proceso de decadencia”.

Si bien el liberalismo propone al capitalismo como el mejor sistema que traduce necesidades económicas en soluciones efectivas, nada tiene que ver con el destino que algunos grandes capitales le dan a sus ganancias. Por lo general, las grandes empresas tienden a formar monopolios eludiendo en lo posible toda competencia, lo que resulta opuesto a lo que proponen las tendencias liberales.

Finalmente, resulta oportuno mencionar el libro “Las raíces del mal” de John Kekes (Editorial El Ateneo-Buenos Aires 2006), cuyo autor emplea, para ilustrar el mal en la historia de la humanidad, hechos aberrantes atribuidos a la Inquisición medieval, al nazismo y a la dictadura militar argentina, además de otros tres casos. Pero nada dice de los dos mayores genocidios de la historia, los cometidos por Mao-Tse-Tung y por Stalin. Incluso para juzgar lo acontecido en la Argentina de los años 70, emplea como referencia (junto a otros autores) un libro del ya mencionado terrorista Verbitsky. ¿Habrá recibido apoyo monetario de algún organismo internacional?

1 comentario:

agente t dijo...

Parece muy clara la intención entre muchos de los que dominan el mercado actual en segar la hierba bajo los pies de quien puede llegar a hacerles la competencia.