viernes, 29 de mayo de 2020

Gobierno mental vs. Actitud científica

Mientras que la esclavitud implica un gobierno material del hombre sobre el hombre, existe también la posibilidad de un gobierno mental similar, que resulta más efectivo y más peligroso que el primero. Ello se debe a que los ideólogos que odian a la sociedad y tienen ilimitadas ansias de poder, pueden dirigir a voluntad a sus seguidores incondicionales, generando destrucción y sufrimiento generalizado como el promovido por los diversos totalitarismos.

Así como existe una esclavitud material forzada y también una voluntaria, que surge como un intercambio de protección por libertad, no todo gobierno mental resulta forzoso, ya que también surge la posibilidad de una aceptación voluntaria por parte de quienes, siendo mentalmente negligentes, pretenden ocupar un lugar alto en la escala del conocimiento y de la sabiduría. Esta es la base de los fanatismos, promovidos por quienes exaltan exageradamente las virtudes de las ideologías adoptadas como guías y sentidos de sus vidas.

Así como todo ser humano necesita del alimento para vivir, necesita también de una visión del mundo y de un sentido de la vida asociado a esa visión. A partir de tal necesidad, desde épocas remotas encontramos ideólogos que han ofrecido "soluciones" de todo tipo, muchas de ellas con resultados poco efectivos. Roger-Pol Droit escribió: "Estos diversos rasgos dan un aire de familia a aquellos que, en culturas y épocas muy diferentes, creyeron en un orden secreto del mundo, en el papel central de una cofradía de iniciados sometidos a una disciplina física y moral rigurosa, predicaron la amistad y reinaron con el hierro y el fuego".

"Entre los geómetras vegetarianos de la antigua Gran Grecia se encuentra la misma pendiente autoritaria que entre algunos de nuestros iluminados. Quieren el bien de todos, y la fraternidad, y la armonía. No harían daño a una mosca. Pero, en nombre de un supuesto equilibrio de la naturaleza, cuyas claves ellos poseen, están dispuestos a someter todas las voluntades. Nada puede impedir que combatan y aplasten las ambiciones humanas consideradas contrarias a la ley natural y divina que les fue revelada".

"Por respeto a la vida en general, en nombre del gran parentezco de las especies, tal vez terminen por sacrificar vidas humanas para preservar vegetales o defender insectos. Más vale desconfiar del pacifismo con rostro cósmico. Más vale no ser cautivado demasiado pronto por la piedad que engloba sin discernimiento a helechos y mosquitos. Sin duda, los miembros de tales sectas, considerados por separado, son humanos amables. Pero su convicción inquebrantable de tener por maestro a «un guía suave para gente suave y justa» y de obrar con razón para el bien de todos deja necesariamente muy poco espacio a los otros, a sus errores y sus libertades".

"En su pensamiento, no hay lugar ni para el azar ni para la indiferencia y la neutralidad. Puesto que, a su manera de ver, todo está dotado de un sentido, ya eliminaron lo incierto, lo absurdo, lo aleatorio, lo caótico, lo contingente...Eso no se ve de entrada. Pero siempre es posible, rápidamente, el pasaje de la suavidad totalitaria al terror real" (De "En compañía de los filósofos"-Fondo de Cultura Económica de Argentina SA-Buenos Aires 1999).

A la palabra "ideología" se le asoció inicialmente el significado de "estudio de las ideas", aunque con el tiempo se la entendió bajo una forma despectiva, ya que reservaba esa denominación para las ideas que sólo benefician a un sector de la sociedad perjudicando a otros. De ahí que sea conveniente seguir con el significado original y luego, en cada caso, describir los efectos que su puesta en práctica produce en la sociedad. En principio, si una ideología es verdadera (compatible con la ley natural) sus conclusiones serán beneficiosas para todos los sectores. Si la ideología es falsa (incompatible con la ley natural) sus conclusiones serán beneficiosas para algunos y perjudiciales para otros, aunque en el largo plazo será perjudicial para todos.

Karl Marx calificó despectivamente a todo conjunto de ideas rival como "ideología". Sin embargo, el socialismo resultó bastante menos eficaz que el capitalismo, mientras que el cristianismo resultó bastante mejor que el marxismo-leninismo. Mariano Grondona escribió: "La palabra «ideología» tenía un significado neutral -«ciencia de las ideas»- cuando, en el siglo XVIII, Destutt de Tracy la lanzó a rodar por el mundo. Luego, Marx le dio un sentido polémico: la ideología, dijo, es la cobertura doctrinaria de un interés. Desde el punto de vista de Marx, naturalmente, el liberalismo era una «ideología» -disfraz intelectual del apetito burgués-, pero el marxismo, no: el marxismo era «científico»".

Es oportuno aclarar que el liberalismo se basa esencialmente en una teoría económica compatible con la ley natural, o bien trata de serlo, mientras que, en el ámbito político, trata de ser compatible con el resto de las ciencias sociales, como el derecho. Por el contrario, por ser la base del marxismo la "lógica dialéctica" (tesis, antitesis, síntesis) utiliza un método filosófico que pocas veces, o nunca, se ha utilizado en el ámbito de la ciencia experimental. De ahí que resulte extraño que todavía se siga repitiendo este tipo de inexactitudes. Además, aunque una teoría aplique el método científico, nada garantiza que vaya a pasar la prueba de la experimentación, ya que existen, en cada rama de la ciencia, teorías científicas verificadas y también teorías erróneas.

Grondona agrega: "Marx, sin embargo, había abierto el camino a la crítica de «todas» las doctrinas: cualquier pensamiento, a partir de él, se hizo sospechoso de parcialidad. Y fue Karl Mannheim, por fin, quien extrajo la conclusión obvia de esta línea de interpretación: en toda posición doctrinaria hay un elemento «ideológico» en cuanto ella defiende o pretende defender una situación, un complejo de intereses concretos que afectan a un grupo social determinado. Nació así la «sociología del conocimiento», ciencia destinada a rastrear en todas las doctrinas -naturalmente, inclusive la marxista- lo que ellas tienen de «interesadas» o vinculadas a la situación y a las aspiraciones del grupo social que las difunde y las ampara" (De "La Argentina en el tiempo y en el mundo"-Editorial Primera Plana SRL-Buenos Aires 1967).

Mientras que la sociología estudia comportamientos de grupos o sectores sociales, la psicología social presta atención a los individuos y a sus actitudes básicas; de ahí su interés por la influencia de toda ideología en las mentes y comportamientos individuales.

Los conflictos existentes entre sectores, ya sean de origen religioso, político o económico, se deben a que cada uno de ellos afirma poseer toda la verdad, o gran parte de ella, y el resto muy poca o ninguna. No existen conflictos, o son menores, cuando se adopta como referencia la ley natural. Es por ello que a las diversas ideologías se las pueda clasificar según ese criterio. Mariano Grondona escribió: "Las ideologías pueden ser clasificadas en dos categorías: ideologías «excluyentes» e ideologías «concurrentes». Las primeras afirman estar «en posesión» de la verdad y se niegan a dialogar o coexistir con las ideologías contrarias. Para ellas, la vida es guerra y cruzada, y el mundo, en definitiva, se divide entre los buenos y los malos: aquellos que aceptan la única y total verdad y aquellos que la rechazan. Las ideologías «concurrentes», en cambio, si bien creen tener acceso a la razón y a la verdad, aceptan la posibilidad de colaborar, coexisten con los otros credos políticos y, explícita o implícitamente, admiten que sus adversarios pueden poseer también una parte de la verdad".

"Las ideologías «concurrentes» y «excluyentes» parten de diferentes estimaciones de la persona humana. Para los «excluyentes», las personas tienen la «obligación» de aceptar la única verdad y, por lo tanto, la sociedad debe ser «uniforme» y monolítica. Para los «concurrentes», en cambio, la persona es respetable aun en el error. La sociedad puede y debe ser «plural»: un ámbito de pacífica convivencia entre quienes no piensan igual. Y la actitud fundamental de los partidarios de las diversas ideologías debe ser el «diálogo»: recíproco sinceramiento de creencias y de ideas, intercambio sutil de evidencias y convicciones".

Las ideologías excluyentes, por lo general, adoptan como referencia la opinión, o las ideas, de un líder. Consideran como "verdadero" todo lo que el líder afirma. Por el contrario, las ideologías concurrentes adoptan como referencia las leyes naturales, mientras que las opiniones afines son adoptadas como refuerzos para un mejor aprendizaje. De ahí que resulte totalmente inútil todo intento de acuerdo entre quienes en su cerebro han reemplazado la realidad por la opinión de su ideólogo preferido, y quienes en su cerebro tratan de asociar ideas extraídas de la propia realidad con sus leyes naturales subyacentes.

Es, por lo tanto, inútil el diálogo entre subjetivistas (que adoptan como referencia la opinión de un individuo "poseedor de la verdad") y objetivistas (que adoptan como referencia la ley natural). De ahí que el paso necesario para esperar acuerdos superadores de conflictos ideológicos, implica el ascenso hacia la actitud del científico, que pone en duda a cada momento sus propias ideas con la esperanza de lograr un acuerdo más cercano con la propia realidad.

6 comentarios:

agente t dijo...

No sólo la negligencia o la doblez puede hacernos caer en los totalitarismos:


...muchos críticos del marxismo sugieren que la fuerza de atracción de esta doctrina reside en su capacidad de concitar una serie de sentimientos o rasgos negativos: envidia, destructividad, resentimiento, deseo de dominar a otros o de venganza, sadismo, etc. Porello, serían personalidades caracterizadas por esos rasgos las que se sentirían atraídas por el marxismo, formando su núcleo activo. El marxismo sería así una ideología que concita los instintos más bajos o, simplemente, la maldad humana, para darle rienda suelta bajo la forma de un movimiento donde estas personalidades atávicas se refuerzan mutuamente.
(...)

Pienso que se trata de una forma de aproximarse a este tipo de fenómenos que es fundamentalmente errada, ya que si bien capta una parte de los mismos deja de ver lo que
para mí es la verdadera fuerza motora que les da a las ideologías mesiánicas su tremenda capacidad de atraer a aquellos sin los cuáles estos movimientos no llegarían muy lejos, a saber, a los altruistas e idealistas o, para decirlo cor tamente, a los buenos, a aquellos que se van a entregar a la causa de la revolución con la devoción de un santo, poniendo de una manera ejemplar todas sus fuerzas e inteligencia al servicio de “la causa”, una causa que para ellos representa la bondad absoluta personificada. En fin, se trata de seres que están muy lejos de ser basuras humanas y que se hacen marxistas para hacer el bien pero que terminan –si tienen la oportunidad– haciendo un mal espantoso. Esta es para mí la paradoja que hay que explicar y hacerlo es más difícil que trabajar con la hipótesis simplona de la maldad tanto de las ideas marxistas como de quienes las propagan.
El hecho de tratar de entender al marxismo desde esta perspectiva tiene una explicación tanto personal como intelectual. La personal es que he conocido demasiada gente buena, respetable, culta e inteligente que ha puesto su vida al servicio de las ideas marxistas como para ignorarlas o creer que son raras excepciones. La intelectual es que leyendo las obras claves del marxismo, particularmente de Marx, no veo en ellas un llamado a lo más bajo del ser humano sino, por el contrario, a lo más sublime. Esta última constatación me llevó a una larga investigación, emprendida hace ya más de veinticinco años, sobre las fuentes del marxismo, entendiendo que su tremenda fuerza era inexplicable si su visión del mundo y sus propuestas no se hiciesen eco de vetas profundas de nuestra civilización cristiano-occidental.
Mis conclusiones fueron que el marxismo es una especie de secularización modernizada del pensamiento mesiánico que atraviesa, creando grandes tensiones y conflictos, muchas veces sangrientos, toda la historia del cristianismo. Se trata de la idea del retorno inminente del Mesías y la pronta instauración de un paraíso en la tierra, un reino milenario de armonía y felicidad que definitivamente superaría la condición precaria de la vida tal como la hemos conocido hasta ahora, recreando al mismo ser humano, que sería así convertido en un hombre nuevo –el famoso homo bonus de las huestes medievales de Dolcino– destinado a poblar un mundo depurado del mal y plenamente renovado. Este reino celestial en la tierra duraría, según la profecía bíblica, mil años y de allí viene el nombre de milenarismo, con el que comúnmente se denomina a estas corrientes mesiánicas.

Por Mauricio Rojas en "EL MARXISMO Y LAS DESVENTURAS DE LA BONDAD EXTREMA"
FAES octubre-diciembre 2009.

Bdsp dijo...

Interesante el artículo agregado, pero creo que Marx, de entrada, habla de la "destrucción violenta del orden social", de las culpas de la burguesía, etc., por lo que las "buenas intenciones" son sólo un disfraz...Por mi parte, siempre encontré en todo marxista una actitud burlesca y de odio hacia alguna forma de éxito ajeno...
En realidad, no existen las ideas como motivadoras de posteriores acciones políticas, sino principalmente aspectos emocionales, buenos o malos. Creo que Rojas fue marxista en un principio por ser alguien que fue tomado desprevenido....(Voy a tratar de conseguir ese libro).

Fernando dijo...

Pompilio:
¿El teísmo no es ideología?
¿La ley natural esta sujeta al teísmo?
¿Entiendes lo que es la Metafísica Objetivista? ¿Has estudiado su relación con lo que repetidamente aludes como ley natural?
Insisto en que tienes un animadversión pueril por algo que no te atreves a estudiar antes de criticarle.
ABSURDO CRITICAR POR GLOSAS, PUERIL ARGUMENTAR CON BASE EN LOS DECIRES DE OTROS.
Reitero la propuesta de criticar a Objetivismo desde sus bases metafísicas. En Objetivismo no hay cabida a creencias porque todo se confirma a través de la percepción de los sentidos y del razonamiento lógico. Todo supuesto se tamiza en ese virtuoso y eminentemente humano rasero.
Espero tus puntuales comentarios sobre la metafísica objetivsta. Partamos de la bases.
A tus ordenes.

Bdsp dijo...

Todo conjunto de ideas es "ideología", pero las hay compatibles con la realidad y también incompatibles. El objetivismo también es una ideología, que tenga coherencia lógica no significa que sea compatible con la realidad....Es absurdo creer que lo que es lógico es real y lo que es real es lógico, como decía Hegel...Lo real es lógico, pero no todo lo lógico es real.
Yo no soy teísta, soy deísta (religión natural, sin milagros ni misterios incoherentes lógicamente hablando).
La ley natural es algo objetivo; es lo que describe la ciencia experimental. Todo lo que no la tenga en cuenta es algo que carece de todo valor. Por ejemplo, quien no tenga en cuenta las leyes que nos rigen (actitudes y demás), están "con los pies firmemente apoyados en el aire".
Tiene sentido el estudio de lo real, no los planteamientos subjetivos que no tienen en cuenta la realidad, aunque se denominen "objetivistas"....Lo grave son las conclusiones finales (suponiendo que el planteo filosófico sea inobjetable): la virtud del egoísmo, el amor al prójimo inmoral, el vínculo entre seres humanos a través de intercambios comerciales.....etc, etc...

agente t dijo...

No es un libro, es un artículo publicado en "Cuadernos de pensamiento político" de FAES, una revista publicada por la fundación ligada al Partido Popular de España. Sin embargo:

Esa investigación terminó siendo mi tesis doctoral, que bajo
el título en latín de "Renovatio Mundi" defendí en 1986 en la llamada Casa del
Rey de la hermosa ciudad universitaria de Lund, situada al sur de Suecia.
(...)
Propio del mesianismo milenarista es la creencia no sólo en la cercanía
de un paraíso terrenal, sino en la intervención de un grupo iluminado que
juega un papel protagónico en la conflagración final que, según el arque-
tipo del Apocalipsis bíblico, precedería a la recreación del mundo y del
hombre. Se trata de esa revolución, para decirlo en términos profanos, que
conducida por una vanguardia iluminada abre paso al fin de la historia con
el cual se instaura una sociedad sin clases ni envidias donde todos pueden
realizar lo que son y nadie sufre carencias materiales. Se trata, en suma, del
comunismo de la utopía marxista que viene así a restaurar, después de un
largo peregrinar por el “valle de lágrimas” de las sociedades de clase, aque-
lla prístina armonía del paraíso original o “comunismo primitivo”, según la
terminología del marxismo.
En el marxismo esta matriz cristiano-milenarista se seculariza y pasa a
revestirse de un lenguaje seudocientífico propio de la modernidad. Se cons-
tituye así aquello que, usando la expresión de Ludwig Feuerbach, se puede
llamar “una religión atea”, una fe que busca realizar “el reino de Dios, sin
Dios y sobre la tierra”, tal como lo dice Karl Löwith. Al mismo tiempo, esta
religión atea transforma la idea de la Providencia en la predeterminación
de las “leyes de la historia”, finalmente descubiertas por Marx y plasmadas
en el así llamado materialismo histórico o socialismo científico.

Bdsp dijo...

Ok. Gracias. Ví en Internet un libro de Rojas sobre el marxismo, aunque el tema del aspecto religioso del marxismo también ha sido tratado por muchos autores anteriores, lo cual no le resta interés....