sábado, 19 de febrero de 2022

El socialismo como secta

El socialismo constituye una ideología que conduce a cierta y determinada forma de sociedad, una vez que se ponen en práctica sus sugerencias teóricas. Por lo general, los líderes que la gobiernan tienden a ejercer un fuerte gobierno mental y material sobre sus seguidores, incluso ordenando a quién amar y a quién odiar, como ocurre en la mayoría de las sectas religiosas. Si bien los socialistas se oponen a la religión, no lo hacen por descalificarla como una tendencia desactualizada del pensamiento, sino por constituir la principal competencia que deben superar para alcanzar el mayor poder posible.

Por lo general, el socialismo es combatido a causa de sus pobres resultados económicos, cuando en realidad su mayor peligro reside en la esclavitud mental y material a la que someten a los integrantes de la sociedad y por el temor, o el terror, que experimentan ante la posibilidad de mostrar desvíos ideológicos respecto de lo que se ordena desde el Estado.

Milovan Djilas, quien fuera uno de los jerarcas del gobierno socialista de la desaparecida Yugoslavia, advierte las semejanzas existentes entre secta y socialismo, escribiendo al respecto: "En el sistema comunista el ciudadano vive oprimido por los constantes tormentos de su conciencia y el temor de haber cometido alguna transgresión. Teme constantemente que en algún momento tendrá que demostrar que no es enemigo del socialismo, así como en la Edad Media un hombre tenía que mostrar constantemente su devoción a la Iglesia".

"El sistema escolar y toda la actividad social e intelectual llevan a este tipo de conducta. Desde el nacimiento hasta la muerte un hombre está rodeado por la solicitud del partido gobernante, solicitud por su conciencia. Los periodistas, los ideólogos, los escritores a sueldo, las escuelas especiales, aprueban las ideas predominantes, y tremendos medios materiales están consagrados a esta «elevación del socialismo». En último análisis, todos los diarios son oficiales, y lo mismo sucede con la radiofonía y otros medios semejantes".

"Los resultados no son grandes. En ningún caso están en proporción con los medios y las medidas empleados, excepto en lo que se refiere a la nueva clase, a la que convencen siempre. Sin embargo, se consiguen resultados importantes en cuanto hacen imposible que se manifieste una conciencia distinta de la oficial y se combate las opiniones contrarias".

"Aunque las razones científicas dificultan el descubrimiento científico, los motivos principales de esa dificultad son sociales. A la nueva clase le interesa mucho que su monopolismo ideológico no se vea en peligro. Todo gran descubrimiento científico es el resultado de una nueva visión del mundo por parte del descubridor. Una visión nueva no se ajusta a la forma de la filosofía oficial ya adoptada. En el sistema comunista todo hombre de ciencia tiene que detenerse bruscamente ante ese hecho o correr el riesgo de que lo declaren «hereje» si sus teorías no coinciden con el dogma confirmado, prescrito y deseable".

"Los monopolistas actúan como si toda la historia se hubiera producido sólo para que ellos pudieran aparecer en el mundo. Miden el pasado y todo lo sucedido en él de acuerdo con su propia imagen y semejanza y aplican una medida única, dividiendo a todos los hombres y fenómenos en «progresistas» y «reaccionarios». De este modo erigen monumentos. Elevan a los pigmeos y destruyen a los gigantes, sobre todo a los gigantes de su época".

"Los hombres piensan inclusive bajo el comunismo, pues no pueden dejar de pensar. Lo que es más, piensan de una manera distinta de la prescrita. Su pensamiento tiene dos caras: una para ellos mismos, la propia; y otra para el público, la oficial".

"Ni siquiera bajo los sistemas comunistas quedan los hombres tan atolondrados por la propaganda uniforme que les sea imposible llegar al conocimiento de la verdad o de ideas nuevas. Sin embargo, en el campo intelectual el plan de los oligarcas consigue una producción menor que el estancamiento, la corrupción y la decadencia".

"Esos oligarcas y salvadores de almas, esos protectores vigilantes que se esfuerzan para que el pensamiento humano no caiga en «ideas criminales» o siga «líneas antisocialistas», esos alcahuetes inescrupulosos de bienes de consumo baratos y en realidad los únicos asequibles, esos poseedores de ideas anticuadas, invariables e inmutables, han demorado y congelado los impulsos intelectuales de su pueblo. Han inventado las palabras más inhumanas -«arrancar de la conciencia humana»- y actúan de acuerdo con esas palabras, como si se tratara de raíces y cizaña y no de ideas humanas".

"Al ahogar la conciencia de los otros y castrar la inteligencia humana para que no pueda tener coraje y remontarse, se hacen ellos mismos grises, estériles de ideas y carentes por completo del entusiasmo intelectual que produce la meditación desinteresada. Es un teatro sin espectadores en el que los actores actúan y caen en éxtasis ante sí mismos. Piensan tan automáticamente como comen; sus cerebros cocinan los pensamientos en respuesta a las necesidades más elementales. Eso es lo que sucede a esos sumos sacerdotes que son simultáneamente policías y dueños de todos los medios que la inteligencia humana puede utilizar para comunicae sus ideas -La prensa, el cinematógrafo, la radio, la televisión, los libros, etc.-, así como de todo lo que mantiene vivo a un ser humano, como los alimentos y el alojamiento".

"¿No hay razones, por lo tanto, para comparar al comunismo contemporáneo con las sectas religiosas?".

(De "La nueva clase"-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1957)

2 comentarios:

agente t dijo...

Ante lo correcto de lo expuesto sólo se puede añadir que el totalitarismo entendido como el dominio total del conjunto de la población desde las instancias estatales, incluyendo el ideológico por medio de la propaganda, está prefigurado y anunciado en las tesis de Marx y Engels con su maniqueísmo reduccionista que divide la realidad y a las personas en dos campos enfrentados bélicamente sin posibilidad alguna de entendimiento o tercera vía más allá de la victoria total de las tesis propias. Y tenían el cuajo de denominar científicos a sus postulados.

Bdsp dijo...

Aunque una lea bastante sobre el tema, a veces se nos pasa por alto ese "detalle" del marxismo; el que apunta a la destrucción de la clase social incorrecta...Así de "pacíficos" eran Marx, Engels y sus secuaces...