jueves, 17 de junio de 2021

Ateología

Ante el evidente fracaso de las religiones, cuyos efectos negativos parecen superar ampliamente sus efectos positivos, surgen dos posturas opuestas:

a) Mejorar las religiones existentes, apuntando hacia una posible unificación
b) Eliminarlas de una vez y para siempre.

La ateología es un intento por fundamentar el ateísmo de manera de limitar la influencia de las religiones hasta hacerlas desaparecer de la mente de los seres humanos. Además del fortalecimiento del ateísmo, la ateología promueve la denigración de todo lo vinculado a la religión, especialmente con interpretaciones negativas al respecto. Quizás la peor descalificación proviene de Marx cuando afirmó que "la religión es el opio de los pueblos", interpretado como "lo que adormece para hacer daño", suponiendo que toda religión ha sido un invento de las clases dominantes para dominar más fácilmente a las clases sociales sometidas.

El ateísmo juega con ciertas ventajas por cuanto, desde el presente, juzga burlonamente lo que los autores del Antiguo Testamento escribieron hace unos 3.400 años. En ese entonces predominaba la idea de la existencia de un Dios Creador que exigía obediencia a los seres humanos y que castigaba severamente toda desobediencia. Era una forma de interpretar una situación similar a la de asistir a una casa extraña en donde se deben respetar las decisiones y costumbres del dueño, y que implica una actitud de soberbia tratar de imponerle al dueño, y a otras personas, lo que deben o no deben hacer.

Así, el autor bíblico simboliza, con las figuras de Adán y Eva, la desobediencia al mandato de Dios al pretender orientarse por criterios personales dejando un tanto de lado las leyes impuestas por la deidad. Esther Díaz escribió. "La desobediencia de quienes quisieron saber tanto como Dios -para ser capaces de ejercer el mismo tipo de poder- desató la ira divina. El padre adorable se transmutó en juez detestable. Condenó a sus criaturas a la vergüenza, el trabajo, el dolor de parto, la impotencia, el sufrimiento y la miseria sexual" (Del prólogo del "Tratado de ateología" de Michel Onfray-Ediciones de la Flor-Buenos Aires 2006).

El ateísmo activo en cierta forma adopta la postura de Adán al intentar establecer gobiernos humanos en reemplazo del gobierno de Dios a través de sus leyes naturales. Los totalitarismos del siglo XX, como gran parte de los gobiernos tiránicos sucedidos a lo largo de la historia, muestran fehacientemente los resultados negativos, y a veces catastróficos, que surgen al dejar de lado las recomendaciones bíblicas y de algunas otras religiones.

El ateísmo activo pretende escudarse en el método y los resultados de la ciencia experimental. Sin embargo, a ningún científico serio se le ocurriría negar, transgredir o reemplazar alguna ley natural comprobada en forma experimental. Por el contrario, una vez conocida una ley, es aconsejable adaptarse a la misma, como lo hace el ingeniero que la aplica en cuestiones concretas.

Mientras que, desde la religión milenaria, se sugiere la obediencia a Dios para recibir su beneplácito y evitar su castigo, en la actualidad hablamos de adaptarnos a las leyes naturales para ser felices y evitar la desadaptación que nos ha de producir infelicidad, como una forma de autocastigo. Reemplazando el antiguo Dios Creador por el orden natural, como el conjunto de leyes naturales que gobiernan todo lo existente, se advierte que la religión tradicional resulta bastante más compatible con la ciencia experimental que el ateísmo activo.

Mientras que el avance del conocimiento científico limitó la validez de la religión bíblica a cuestiones emocionales o éticas, negando validez a los aspectos puramente cognitivos, tanto el fanático religioso como el vengativo ateo activo, mantienen su defensa y su ataque, respectivamente, a la religión que todo lo abarca y contempla. Michel Onfray escribió: "Odio a sí mismo, al mundo, a las mujeres y a la libertad; Pablo de Tarso agrega a ese cuadro desolador el odio a la inteligencia. El Génesis ya enseña el desprecio del saber; pues no lo olvidemos, el pecado original, la culpa imperdonable transmitida de generación en generación, es haber probado la fruta del árbol del conocimiento. Lo imperdonable consiste en haber querido saber y en no contentarse con la obediencia y la fe que Dios exige para acceder a la felicidad. Igualar a Dios en la ciencia, preferir la cultura y la inteligencia a la imbecilidad de los obedientes son otros tantos pecados mortales..."

El citado autor, enceguecido por su ateísmo, parece desconocer que la esencia de la religión bíblica es el amor al próximo y no el odio, ni tampoco el desprecio por la inteligencia. La prohibición bíblica de no reemplazar, mediante el conocimiento humano, a las leyes de Dios, al no ser respetada, produjo las grandes catástrofes sociales del siglo XX, cuando los regímenes totalitarios se establecieron como religiones paganas que ignoraron completamente las sugerencias bíblicas. Los ingenieros sociales, al ignorar elementales leyes naturales, produjeron decenas de millones de víctimas inocentes como resultado de intentar establecer su ateísmo.

Mientras que los científicos cristianos activos establecieron las bases de la física y de la astronomía (Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Faraday, Ampere, Maxwell), las bases de la genética (Mendel), hasta la teoría del big bang (Lemaitre), poco se sabe de científicos ateos activos que hayan establecido aportes similares. Incluso otro pueblo bíblico, como los judíos, han hecho importantes contribuciones científicas galardonadas con una importante cantidad de Premios Nobel, lo que desligitima tanto la teoría racista nazi como la ateología.

La empatía emocional parece ser el proceso de mayor relevancia respecto de la supervivencia de la humanidad, lo que implica compartir las penas y las alegrías ajenas como propias, que constituye esencialmente el mandamiento cristiano del amor al próximo. Denigrar al cristianismo equivale a desconocer también tal proceso que favorece nuestra adaptación al orden natural. De ahí que de los ateos activos se requiera la misma decencia y honradez de aquel médico que calificó de charlatán a Louis Pasteur, y que, seguro de su descalificación, pidió tragar una muestra de saliva de un perro rabioso para sostener su postura. (Finalmente le ayudó a Pasteur, sin quererlo, al aclararle que las muestras de varios días tenían atenuada su peligrosidad).

De ahí que los ateos activos decentes deberían hacer todo lo contrario al amor al prójimo, promoviendo el odio y el egoísmo. En este caso, debe reconocerse a Ayn Rand, una atea activa, quien promueve públicamente "la virtud del egoísmo". También deben proponerle a sus hijos que hagan todo lo opuesto a la ética cristiana. Deben, además, proponer al ciudadano común que sea cada vez más egoísta y más odioso, por ser la manera concreta de escapar de la "perniciosa" influencia de la Biblia.

3 comentarios:

Elizabeth Henriquez dijo...

La religión mas perfecta es la que se acerca a la ciencia. De tal manera que unidas son la herramienta perfecta para interpretar la realidad. Ahora la pregunta es cuál religión? Y cual ciencia?

agente t dijo...

La mejor religión debería ser aquella que más nos humanice, que más nos guíe en encontrar sentido a nuestra vida y asiente y envuelva nuestros sentimientos morales, que ayude a distinguir el Bien del Mal y a relacionarnos más éticamente con nuestros semejantes.

Bdsp dijo...

En cuánto a la pregunta de cuál ciencia, respondo que es la única que hay; la que verifica experimentalmente toda hipótesis establecida.
La unificación de ciencia y religión se establece a través de la religión natural, o deísmo (en base a leyes naturales invariantes, sin intervenciones divinas).
Mi candidata es el cristianismo, pero interpretado como religión natural...