miércoles, 7 de octubre de 2020

Existencia de un orden moral objetivo

Resulta fácil advertir la existencia de acciones consideradas "buenas", como también acciones consideradas "malas", no existiendo, sin embargo, unanimidad respecto de la existencia del bien y del mal en forma independiente de las diversas opiniones. Posiblemente ello se deba a que hay acciones o decisiones cuyos efectos remotos no son fáciles de determinar, por lo que, en este caso, las discusiones al respecto dependerían del conocimiento que de esos efectos tengamos. Antonio Royo Marín escribió: "Hay un hecho innegable: la apreciación universal de ciertas cosas como buenas o malas. Todos los hombres del mundo, desde el más sobresaliente intelectual hasta el salvaje más embrutecido, están de acuerdo en considerar como buenas ciertas cosas (la honradez, buena fe, el amor, la beneficencia, etc.) y como malas ciertas otras (el robo, el engaño, el asesinato, etc.)".

"Este hecho es tan antiguo y tan universal como el mismo nombre. Ahora bien: un efecto universal y constante en todas las razas, épocas y climas no puede explicarse sin una causa también universal y constante, que no puede ser otra que la naturaleza misma de las cosas, o sea, los dictámenes de la ley natural, impresa en el fondo de todos los corazones".

"Si la moralidad dependiera únicamente de la libre determinación de los hombres en cualquiera de los aspectos o matices que propugnan los sistemas positivistas, seguiríase una serie monstruosa de despropósitos y absurdos: el legislador podría permitir el robo, el adulterio, el fraude y el engaño, etc., con lo cual no sería posible la ordenación de un orden moral universal ni la mera convivencia entre los hombres".

"¿Por qué las leyes y costumbres humanas más monstruosas (v.gr., el asesinato, robo, perjurio, traición, adulterio, etc.) habrían de ser inmorales si todo dependiera de la libre determinación de los hombres? Una ley humana no podría llamarse jamás injusta o inmoral si no existiera una norma del bien y del mal independiente de la voluntad de los hombres, superior a la ley humana y válida para todos los tiempos, climas y lugares" (De "Teología moral para seglares"-La Editorial Católica SA-Madrid 1964).

Los defensores del positivismo jurídico sostienen que el derecho debe independizarse de las demás ciencias sociales, especialmente de aquellas que sugieren alguna postura ética definida, siendo quienes dirigen al Estado los que deben indicar lo que es el bien y lo que es el mal. De ahí que la validez de las leyes humanas habría de ser independiente de las leyes naturales que rigen nuestras conductas individuales. Friedrich Nietzsche sostenía que "La moral se debe a la potencia psíquica de algunos hombres eminentes (super-hombres), que están por encima del bien y del mal y tienen derecho a imponer su voluntad a los demás", según Antonio Royo Marín.

Posturas similares se encuentran a lo largo de toda la historia, si bien el relativismo moral pareciera predominar en épocas recientes. Tales posturas son denominadas "positivismo humano", encontrando en Sócrates a uno de sus opositores. En el libro mencionado surgen los nombres de Arquelao, Aristipo, Protágoras, Georgias, Carnéades, Teodoro de Ciro y Saint-Lambert como quienes aducen que "Todo depende de la ley, de la costumbre o de la opinión del pueblo".

Otras posturas que rechazan la existencia de un orden moral independiente de las opiniones humanas, son las siguientes:

- La moral proviene del influjo de la educación (Montaigne)
- La fuente de la moralidad son las leyes del Estado (Hobbes)
- Lo bueno y lo malo arranca de un libre pacto entre los hombres (Rousseau)
- Es una invención de los hombres superiores: filósofos, etc. (Mandeville)
- El desarrollo del sentido moral se debe al progreso de la ciencia (Comte, Stuart-Mill, Litré, Taine)
- Todo depende del influjo social (Durkheim, Lévy-Brühl, etc.) o de las leyes de la historia (Dilthey e historicistas)
- No hay más principio de moral que el yo («egoísmo absoluto» de Max Stirner)
- La moral y el derecho son de origen positivo, a base de las costumbres de los pueblos que van cambiando en el transcurso de los siglos (Savigny, Paulsen y otros partidarios de la «Escuela Histórica del Derecho») (Extractos de "Teología moral para seglares").

Si bien la moral predominante varía de una sociedad a otra, y de una época a otra, ello no significa que no exista un orden moral natural y objetivo. Justamente, como los efectos de distintas actitudes morales serán también distintos, habrá alguna moral mejor que otra, que producirá un mayor nivel de felicidad, un mayor grado de adaptación a la ley natural, etc. Tal moral será la que se puede denominar como "orden moral objetivo", cuya esencia se verá luego.

Existe, sin embargo, una confusión similar a la que surge respecto de la "libertad de expresión" cuando no se tienen en cuenta los efectos de esa libertad. Así, puede decirse que, bajo el régimen de Hitler o bajo el de Stalin, todo individuo podía manifestar libremente opiniones contra tales dictadores, lo que era cierto. Sin embargo, si se tienen en cuenta los efectos, se advierte que a muchos podía costarles la vida.

En el caso de la moral ocurre algo similar. Si no se tienen en cuenta los efectos de adoptar una moral determinada, puede decirse que la moral depende de cada uno, de las costumbres, de la historia, etc. Si, por el contrario, tenemos en cuenta los efectos de tal adopción, se verá que, objetivamente, los efectos serán distintos según sea la moral adoptada y, desde algún punto de vista, una moral será mejor que otras.

Royo Marín considera también un "positivismo divino", el cual se opone también a la universalidad del bien y del mal, por cuanto las diversas interpretaciones humanas de la voluntad de Dios producirían efectos comparables al positivismo humano. Al respecto escribió: "El positivismo divino recurre a la libre voluntad divina: es bueno lo que Dios ha dispuesto que lo sea, y malo lo que ha querido prohibir (Occam y nominalistas, Gerson, Descartes, Pufendorf, Osiander, etc.)".

"Ni siquiera la voluntad de Dios podría alterar el orden esencial de la moralidad que se funda y apoya en la naturaleza misma de las cosas. Y ello porque, como explica Santo Tomás, la existencia de las cosas se debe a la voluntad divina, que quiso libremente crearlas; pero la naturaleza o esencia de las cosas no depende de la voluntad divina, sino remotamente de la esencia misma de Dios y próximamente del entendimiento divino".

Desde el punto de vista de la religión natural, o desde la Psicología social, se contempla al bien como la actitud cooperativa mediante la cual se comparten las penas y las alegrías ajenas como propias, mientras que al mal se lo asocia al odio (alegrarse del mal ajeno y entristecerse por su alegría), al egoísmo y a la indiferencia. De ahí que la Psicología de las actitudes pueda considerarse como un fundamento objetivo y observable de la ética cristiana.

Si la ética cristiana tiene un origen natural, y no sobrenatural, no resulta inadecuado considerar al cristianismo como una religión natural, ya que de esa forma se ampliaría su efecto positivo en todo ser humano.

2 comentarios:

agente t dijo...

Al igual que los dictámenes de la ley natural también las tácticas agresivas son en buena medida comportamientos humanos prefigurados por la naturaleza. Y lo son en mayor o menor medida de acuerdo a cuál sea el marco cultural en el que se mueve el individuo, y  nunca podrán estar del todo ausentes porque forman parte de la naturaleza humana configurada por la evolución natural. De ahí la necesidad de hacer operativa una moral que las atenúe en la mayor medida posible.

Esa necesidad la ponen de manifiesto todas las evidencias disponibles, que llevan a un resultado antirousseauniano, pues demuestran que la sociedad, mucho más que corruptora, puede ser buena porque tiene la potencialidad de atemperar, domesticar y encauzar al hombre natural (también conocido como buen salvaje).  


Corregido con https://www.corrector.co/es/

Bdsp dijo...

De ahí la importancia de la mentalidad generalizada de la sociedad, que prácticamente determina el comportamiento de los más influenciables, que serían el "hombre masa", que hace y piensa lo que hace y piensa la mayoría.....