jueves, 9 de julio de 2020

Maquiavelismo y poder

Durante el predominio cristiano en Occidente, la mayor parte de la población aceptaba la ética de los Evangelios; muchos eran los que trataban de cumplirla, pero otros fingían hacerlo. Esta última es la actitud hipócrita, por la cual se reconoce la validez de una ética pero sólo se finge su cumplimiento. Con el tiempo, surge un sector que no valora tal ética ni tampoco finge cumplirla, incluso abiertamente se propone contradecirla, siendo ésta la actitud cínica.

Maquiavelo fue un teórico de la política que sintetiza la postura cínica al separar la ética de la política, aunque no fue el creador del "maquiavelismo", por cuanto el cinismo no fue un invento suyo. Alberto Moravia escribió: "La polémica sobre los fines y los medios se viene prolongando desde hace ya más de cuatro siglos, desde cuando Machiavelli, en su destierro, escribió El Príncipe para incitar al duque Valentino a no preocuparse por los medios con tal de lograr el fin de reunir a toda Italia bajo su cetro".

"Machiavelli escribía en Florencia, que sólo era una pequeña república de la Italia del Renacimiento, y prestaba atención sobre todo a Italia, que sólo era una parte del mundo de entonces; pero sus observaciones y sus teorías son valederas por encima de su época y en mundos infinítamente más vastos y complejos que el suyo. Por lo demás, como todos los descubridores, Machiavelli, más que descubrir, lo que hizo fue dar un nombre a algo que existía desde siempre; o, mejor dicho, definió tan perfectamente ese algo y recabó de tal definición consecuencias tan exactas y tan rigurosas que espontáneamente ese algo fue llamado, después de él, maquiavelismo".

"Es significativo el hecho de que el bautismo haya tenido lugar no antes de los tiempos de Machiavelli, o sea no antes de que la supremacía espiritual y política de la Iglesia fuese desalojada por las monarquías europeas y de que la política quedara efectiva y prácticamente separada de la moral cristiana. Lo cual significa que, si bien el maquiavelismo ha existido siempre, sólo en los tiempos de Machiavelli se verificaron las condiciones que permitieron recabar en él toda una teoría de praxis política" (De "El hombre como fin"-Editorial Losada SA-Buenos Aires 1967).

Puede decirse que la política normal, que contempla la ética elemental, se reduce a la administración pública, o del Estado, con la finalidad de favorecer a todos los sectores de la sociedad. Por el contrario, una política maquiavélica se centra en la lucha por el poder asociada a ambiciones personales o sectoriales, ignorando los derechos de la sociedad y de las obligaciones hacia ella. Llama un tanto la atención que, dentro del ámbito de la ciencia política, pareciera que sólo tiene importancia la política maquiavélica, describiendo "lo que es" e ignorando mencionar "lo que debe ser".

En cuanto al maquiavelismo en la sociedad, puede mencionarse el resultado de algunas encuestas realizadas en dos lugares de la Argentina. En una de ellas se le pregunta al encuestado si tendría inconvenientes en ser mantenido por el Estado, es decir, mediante el trabajo ajeno, y más de la mitad contestó afirmativamente. En otra ocasión, se le preguntó a estudiantes universitarios si cometerían actos de corrupción, contra el Estado, si estuvieran en una circunstancia favorable para hacerlo, y también más de la mitad contestó afirmativamente. De esto surge el interrogante acerca de si los políticos son los corruptores de la sociedad o bien si la sociedad no tiene otra posibilidad que elevar al poder a individuos con su propia bajeza moral.

Respecto del maquiavelismo social, o cinismo generalizado, el citado autor agrega: "El maquiavelismo, que en tiempos de Machiavelli casi era tan sólo una cuestión privada de príncipes y gobernantes, ha dado después pasos de gigante. Se ha infiltrado en todas partes, por dos vías: por un lado, no ya una sola, sino todas las actividades humanas se han transformado en otras tantas técnicas; por otro lado, la política ha llegado a ser prominente y su supremacía ha hecho que todo el mundo humano se transformara en un mundo político".

Debido a que la ética cristiana es una ética de la empatía emocional y la cooperación social, se la puede considerar como una ética natural, que existía previamente al surgimiento del cristianismo, si bien no se la promovió adecuadamente hasta la aparición de los Evangelios. De ahí que no se la debiera "atacar" cuando en realidad se desea atacar a la religión o al cristianismo.

El maquiavelismo es una postura que renuncia a una adaptación a la ética natural para orientarse definidamente hacia una "ética" egoísta cuya finalidad es el poder personal. Tal tipo de poder implica la búsqueda de un gobierno mental y material del hombre sobre el hombre, negado tanto por el cristianismo como por el liberalismo.

En los últimos años apareció un libro neo-maquiavélico, aunque seguramente sus autores pretendieron advertir a las posibles víctimas del maquiavelismo, en el que se detallan los principios para lograr y mantener el poder, enumerados a continuación:

1- Nunca haga sombra a su amo.
2- Nunca confíe demasiado en sus amigos; aprenda a utilizar a sus enemigos.
3- Disimule sus intenciones.
4- Diga siempre menos de lo necesario.
5- Casi todo depende de su prestigio; defiéndalo a muerte.
6- Busque llamar la atención a cualquier precio.
7- Logre que otros trabajen para usted, pero no deje nunca de llevarse los laureles.
8- Haga que la gente vaya hacia usted y, de ser necesario, utilice la carnada más adecuada para lograrlo.
9- Gane a través de sus acciones, nunca por medio de argumentos.
10- Peligro de contagio: evite a los perdedores y los desdichados.
11- Haga que la gente dependa de usted.
12- Para desarmar a su víctima, utilice la franqueza y la generosidad en forma selectiva.
13- Cuando pida ayuda, no apele a la compasión o a la gratitud, sino a su egoísmo.
14- Muéstrese como un amigo pero actúe como un espía.
15- Aplaste por completo a su enemigo.
16- Utilice la ausencia para incrementar el respeto y el honor.
17- Mantenga el suspenso. Maneje el arte de lo impredecible.
18- No construya fortalezas para protegerse: el aislamiento es peligroso.
19- Sepa con quién está tratando: no ofenda a la persona equivocada.
20- No se comprometa con nadie.
21- Finja candidez para atrapar a los cándidos: muéstrese más tonto que su víctima.
22- Utilice la táctica de la capitulación. Transforme la debilidad en poder.
23- Concentre sus fuerzas.
24- Desempeñe el papel de cortesano perfecto.
25- Procure recrearse permanentemente.
26- Mantenga sus manos limpias.
27- Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales.
28- Sea audaz al entrar en acción.
29- Planifique sus acciones de principio a fin.
30- Haga que sus logros parezcan no requerir esfuerzos.
31- Controle las opciones: haga que otros jueguen con las cartas que usted reparte.
32- Juegue con las fantasías de la gente.
33- Descubra el talón de Aquiles de los demás.
34- Actúe como un rey para ser tratado como tal.
35- Domine el arte de la oportunidad.
36- Menosprecie las cosas que no puede obtener: ignorarlas es la mejor de las venganzas.
37- Arme espectáculos imponentes.
38- Piense como quiera, pero compórtese como los demás.
39- Revuelva las aguas para asegurarse una buena pesca.
40- Menosprecie lo que es gratuito.
41- Evite imitar a los grandes hombres.
42- Muerto el perro, se acabó la rabia.
43- Trabaje sobre el corazón y la mente de los demás.
44- Desarme y enfurezca con el efecto espejo.
45- Predique la necesidad de introducir cambios, pero nunca modifique demasiado a la vez.
46- Nunca se muestre demasiado perfecto.
47- No vaya más allá de su objetivo original; al triunfar, aprenda cuándo detenerse.
48- Sea cambiante en su forma.

(De "Las 48 leyes del poder" de Robert Greene y Joost Elffers-Editorial Atlántida-Buenos Aires 1999).

2 comentarios:

agente t dijo...

Por lo que yo sé en las concepciones de la Política de los principales pensadores del tema (Maquiavelo, Bodin, Weber, Schmitt, Gramsci,...) se discurre mucho acerca de las formas de acceso y mantenimiento del Poder, sobre los tipos y formas de Estado, de las estrategias y tácticas de los políticos o castas políticas, pero la ética sólo aparece como algo instrumental, para nada algo central en este asunto, de modo que el trabajo a desarrollar es extensísimo si se quiere dar un nuevo y más adecuado aspecto y contenido a algo tan necesario para la vida social como es la actividad política. Por eso es tan interesante este blog.


Unknown dijo...

Excelente articulo...