viernes, 12 de junio de 2020

Se hace lo que las masas desean

Por Horacio Rivara

Mar del Plata, 4 de noviembre de 2005, Hugo Chávez, el dictador venezolano llega a la ciudad; 60.000 personas van a escucharlo al Estadio Mundialista, y 25.000 quedan afuera, así que se habilitan parlantes. Habló contra la economía libre de mercado, a favor de las expropiaciones, etc. La masa humana deliró de alegría.

Poco después llega a la ciudad el Primer Ministro de Australia; fuimos 7 personas a verlo, así que fue una charla intimista. Habló de cómo su país, por medio del libre comercio, respeto de la ley y la propiedad, pasó a tener un espectacular nivel de vida.

Un repositor de supermercado australiano gana hoy, en una hora, lo que un profesional venezolano gana en un mes.

El sueldo de una maestra argentina en el año 2000 era de casi 1.000 dólares al mes, o, para los nacionalistas, mil litros de nafta, o mejor, de leche. Hoy es de 152 dólares. ¿Que pasó? Te chavizaron señorita. ¿Y sabés cuánto va a ser para fin de año? No, yo tampoco, pero va a estar más, mucho más cerca de los 20 dólares mensuales de una maestra cubana o venezolana, que de los 2.490 dólares que gana una maestra australiana.

Salvo que la explosión hiperinflacionaria se los lleve puestos pronto, el modelo de país 2021, el modelo Bergoglio, es un 95% de pobres (miserables) y un 5% de ricos (políticos y aliados).

¿Son comunistas nuestros políticos? Nah, les gustan los dólares más que a Maximo K la pizza con anchoas; simplemente toman nota de las preferencias intelectuales del argentino. Si tienen un restaurante y la gente les pide, en su ignorancia, Stronzo di Cane, no les van a dar lomo, salen con una pala y les buscan Stronzo di Cane. Es más barato y además es lo que piden.

Pero el Pueblo Argentino va a aprender, Señorita, porque vinieron dos maestras viejas, feas, agrias, pero efectivas, a ayudarte.

Una se llama Esclavitud, y está dando clases hace tres meses. La otra se llama Hambruna, pero hambruna en serio, Hambruna Marxista. En Venezuela se comen los animales domésticos; en Ucrania peor todavía, se comían a los niños. Pero ven, nadie en Ucrania iría a ver a un Chávez, porque los abuelos les cuentan a los nietos sus recuerdos de cuando tenían 5 años y debían esconderse en un armario para que no se los coman. No quieren oir hablar de confiscaciones para asegurar la "Soberanía Alimentaria", eso lo vivieron en 1932. Prefieren dejar que los pollos los críen los criadores de pollos, y que el gobierno se encargue de sus cosas; por ejemplo, de la defensa.

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