martes, 3 de septiembre de 2019

Sociología de las actitudes

Una de las ideas predominantes entre los sociólogos es aquella que indica que "el todo es distinto a la suma de sus partes", que podría interpretarse como que la actitud del grupo es independiente de las actitudes de sus integrantes. De ahí la indiferencia advertida en varios libros de sociología respecto de las predisposiciones individuales sintetizadas en la actitud característica, que define la personalidad individual.

Algunos de ellos advierten, sin embargo, que existe un vínculo estrecho entre las actitudes individuales y las del grupo. En caso de que un grupo esté constituido por personas poco influenciables y que carezca de líderes carismáticos, la actitud del grupo sería cercana al "promedio" de las actitudes individuales. Por el contrario, con personas influenciables y con líderes influyentes, como Benito Mussolini, la actitud grupal no habrá de ser demasiado distinta de la de su líder.

Al existir influencias entre individuo y sociedad, en ambos sentidos, algunos consideran de mayor importancia la influencia del medio social, que determinaría los comportamientos individuales. Sin embargo, no todos los individuos son tan influenciables como para llegar a ese extremo. Además, todo individuo posee atributos personales hereditarios que con preponderancia conforman su personalidad. Pitirim Sorokin escribió: "La escuela sociologista trata de explicar los fenómenos psíquicos por medio de las condiciones sociales. Hace de ello un derivativo de los procesos trasindividuales de interacción y circunstancias societales. La escuela psicológica, por el contrario, parte de las características psíquicas de un individuo, las toma como variables, y trata de interpretar los fenómenos sociales como su derivativo o manifestación" (De "Teorías sociológicas contemporáneas"-Editorial Depalma-Buenos Aires 1951).

La discriminación social, por la cual se atribuyen a cada uno de los integrantes de una clase social los atributos asignados al grupo, es una consecuencia inmediata de haber ignorado las personalidades individuales. Incluso el absurdo llega al extremo al atribuir un determinismo de clase similar al de las castas existentes en la sociedad hindú. Alex Inkeles escribió: "El análisis sociológico adecuado de muchos problemas es imposible o se ve severamente limitado, a menos que se haga uso explícito de teorías y datos psicológicos juntos con teorías y datos sociológicos...De hecho, me atrevería a asegurar que son muy pocos los análisis sociológicos que se realizan sin utilizar una teoría psicológica por lo menos implícita. Parece evidente que al hacer explícita esta teoría y apoyarnos en datos psicológicos para discutir sistemáticamente problemas atinentes a la sociología, no hacemos otra cosa que aumentar los alcances y la eficiencia del análisis sociológico".

El error de no utilizar datos psicológicos en sociología se debió, en parte, al éxito de Emil Durkheim en su estudio del suicidio. Inkeles escribe al respecto: "El brillante análisis de Durkheim nos proporcionó un argumento tan definitivo y un modelo tan fuerte, que durante sesenta años aproximadamente no hubo avance alguno en la comprensión del fenómeno. Generaciones y generaciones de estudiantes, a quienes se les enseñó que debían tomar Le suicide como modelo de análisis sociológico, se formaron y luego salieron al mundo a dar batalla por el análisis sociológico «puro», es decir, no psicológico".

En cuanto al psicologismo en sociología, Inkeles agrega: "Clasificada por Sorokin como escuela «psicologista» de la sociología, simplemente reduce o traduce todos los fenómenos sociales a términos psicológicos; en su versión moderna, afirma que los únicos fenómenos o variables sociales «reales» son las personalidades, las psicologías individuales, de aquellos que componen cualquier grupo dado" (De "La sociología norteamericana contemporánea" de Talcott Parsons (Compilador)-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 1969).

Al tal extremo ha llegado el "sociologismo puro", que el marxismo presupone que eligiendo un modelo de sociedad económicamente igualitario, se logrará mejorar el comportamiento ético individual. A pesar de los fracasos reiterados, esta falsa sociología aun aparece en los libros de esa rama de la ciencia social mostrando que, aún los absurdos más evidentes, pueden llegar a formar parte de la sociología. En realidad su inclusión muestra que tales estudios pasan por una etapa precientífica debido al evidente rechazo del proceso básico de "prueba y error".

Por lo general, el sociólogo se siente apabullado cuando se le sugiere establecer bases psicológicas a sus estudios sociológicos, debido principalmente a la existencia de varias escuelas psicológicas que promueven diversas y, a veces, engorrosas descripciones del ser humano. Sin embargo, es oportuno mencionar que dispone de la psicología social junto al concepto de "actitud característica", con sus cuatro componentes emocionales y sus cuatro componentes cognitivas básicas, suficientes para describir aceptablemente el comportamiento social de todo individuo. James A. Davis escribió: "Las actitudes se cuentan entre las variables más estudiadas y menos claramente definidas de las ciencias sociales. Y por cierto que ambas circunstancias deben estar relacionadas entre sí; existen sentimientos como los de gustar o no gustar, elegir o rechazar, favorecer o desfavorecer, aprobar o desaprobar, sean cuales fueren las palabras, estos sentimientos positivos o negativos son tan universales, que las definiciones que se encuentran en los libros sirven más para identificar el campo teórico del autor que para definir el objeto del análisis".

"La sociología no tiene el monopolio del estudio de las actitudes. Buena parte de este capítulo encuadra técnicamente dentro de esa disciplina híbrida llamada psicología social, y muchos de sus elementos más importantes provienen del estudio de los votantes y de sus actitudes hecho por científicos de la política".

La actitud, como variable descriptiva, surge en la sociología, en épocas previas al surgimiento de la psicología social, siendo caracterizada esta última como "el estudio científico de las actitudes". Davis escribió: "El punto de partida es cuestión de gustos: sin duda, Aristóteles ya tenía mucho que decir acerca de las actitudes. Para aquellos de nosotros cuyos horizontes históricos son menos amplios, Gordon Allport nos presenta a Herbert Spencer como el fundador del estudio de las actitudes, ya que esta palabra se usó por primera vez en el libro First Principles, que Spencer publicó en 1862" (De "La sociología norteamericana contemporánea").

Davis agrega: "Las contribuciones de la «escuela de Chicago» a los estudios de actitudes, sin embargo, alcanzaron la máxima expresión en los escritos de George Herbert Mead, filósofo social. Los trabajos de Mead son abstractos, intrincados y conceptuales, todo lo cual equivale a decir que se trataba de un filósofo y no de un investigador de las actitudes. Cuando a esto le agregamos el hecho melancólico de que los libros de Mead no contenían sus propios textos, sino transcripciones de sus clases, vemos por qué resulta tan difícil comprenderlo. Pero, pese a la oscuridad y complejidad de sus doctrinas, la tesis principal es clara, y dominó sobre la sociología estadounidense en su enfoque de las actitudes durante todas las décadas de 1920 y 1930".

La definición de actitud, como una respuesta característica, que se expresa como un vínculo entre respuesta y estímulo, tiende a facilitar su comprensión y a permitir su utilización, no sólo en psicología social, sino también en sociología. Esta respuesta característica involucra los aspectos emocionales y cognitivos de todo individuo, no debiendo confundirse con las limitadas relaciones entre respuesta y estímulo empleadas por los conductistas.

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