viernes, 3 de febrero de 2012

El planificador

Luego de la etapa destructiva de la sociedad capitalista, a través de la revolución socialista, le sigue la estatización de los medios de producción y la abolición del mercado, dando paso a la importante figura del planificador. Su misión es reemplazar con eficacia las miles, o mejor, las millones de decisiones individuales que antes se tomaban bajo la vigencia del mercado; de ahí que su tarea será bastante ardua. Ludwig von Mises escribió:

“Lo típico del orden socialista es que, dentro de él, una sola voluntad actúa. Intrascendente resulta quién sea el aludido sujeto volitivo. Igual puede regir el sistema un rey ungido que un dictador gobernando con personal carisma; un führer individualizado o una junta de jerarcas por sufragio popular designados. Lo fundamental es que un solo agente controla el destino que deba darse a todos los factores de producción. Una sola voluntad elige, decide, dirige, actúa, ordena. Una organización, un orden planificado, reemplaza a la «anarquía» de la producción y a las dispares iniciativas particulares. La cooperación social, bajo el signo de la división del trabajo, se mantiene a base de vínculos hegemónicos que permiten al jerarca exigir absoluta obediencia de todos sus vasallos”.

Uno de los personajes más conocidos, que alguna vez tuvo a su cargo la tarea de reemplazar al mercado, fue Ernesto Che Guevara. Juan José Sebreli escribió al respecto:

“La creencia en su propia capacidad para lograr cualquier objetivo con tal de proponérselo y la indiferencia por las condiciones lo habían llevado a aceptar la presidencia del Banco Nacional cubano, sin tener ninguna experiencia ni haber estudiado jamás economía, y el Ministerio de Industria, desde donde creyó poder torcer súbitamente el rumbo de la producción cubana. Las ambiciones desmesuradas, la ineficiencia, sumadas a las teorías guevaristas sobre la centralización burocrática y la abolición del mercado, llevaron a la endeble economía cubana al colapso y, como consecuencia, al deterioro de las condiciones de vida del pueblo cubano” (De “Crítica de las ideas políticas argentinas”-Editorial Sudamericana SA- Buenos Aires 2002).

El planificador socialista no sólo resulta responsable de la economía de una nación, sino de las libertades individuales, o de su carencia, ya que todo individuo resulta ser un empleado del Estado y deberá adaptarse a la planificación impuesta. Ludwig von Mises escribió:

“El socialismo exige la desaparición del mercado y de la competencia. Es incompatible con el mercado, con los precios y con la competencia, pues pone todos los resortes económicos en manos de una única autoridad. Un socialismo de mercado y precios es tan contradictorio como un cuadrado triangular” (De “La acción humana”-Editorial Sopec SA-Madrid 1968).

Es oportuno citar el escrito “Se necesita un economista”, del guatemalteco Manuel Ayau, en el cual, en forma ficticia, se realiza un pedido laboral, para desempeñarse en una sociedad nueva, para cumplir con las tareas de un planificador. Este pedido imaginario, sin embargo, tiene la gran virtud de enumerar la mayoría de las decisiones que diariamente se toman en un país tanto en el sector productivo como en el consumidor.

“El problema para lo cual se buscará un economista y un abogado es el siguiente:
Establecer un régimen de derecho que permita al hombre actuar –planear sus actos- en la confianza de que el resultado de sus actos ejecutados dentro del régimen legal será respetado, y que permita resolver los problemas enumerados más adelante, que en una u otra forma hay que resolver, a sabiendas de que ningún sistema funcionará perfectamente y que si bien, en una economía libre se resuelven a través del mercado y el sistema de precios, los resultados causan descontento.
El sistema debería tener alto grado de flexibilidad para poder corregir errores y adaptarse a condiciones siempre cambiantes de un progreso social, y deberá tener inflexibilidad (estabilidad) en cuanto a las normas, es decir, al régimen jurídico. Todo ello a base de normas justas, impersonales y de general aplicación”.

“Lista de problemas por resolver:
Determinar qué producto necesita cada persona en relación a lo que ya tiene, a sus posibilidades, a su estado de salud, sus compromisos familiares, su grado de educación y demás factores por considerar.
Juzgar calidades: el grado de perfección a que se producirá cada bien y valorizar las muchas calidades que pueden producirse de cada uno y de cada una de las partes que entran en la producción de cada bien.
Decidir el proceso y la combinación de métodos que se utilizarán en la producción de cada bien y cada parte de cada bien.
Determinar las ocasiones cuando los hombres pueden experimentar combinaciones y métodos diferentes de producción a los establecidos, para así hacer posible los descubrimientos que causan el progreso.
Determinar cuáles productos y en qué cantidad debe producirse cada uno.
Determinar cuándo un producto ya no debe producirse.
Decidir qué cosas compra cada cual en vez de producirlas.
Cómo evitar el mayor desperdicio posible.
Determinar los cambios de prioridades que durante cada día hay que cambiar en una economía dinámica.
Determinar cuáles recursos se quedan temporalmente ociosos y por cuánto tiempo.
Método para discriminar entre múltiples alternativas productivas y de consumo para utilizar económicamente la suma del capital disponible, y los cambios diarios necesarios.
Determinar cuándo y en cuánto cada inversión es mejor que las otras alternativas existentes.
Determinar la relativa escasez de cada recurso, cuantitativa y cualitativamente, tomando en cuenta todos los factores que debido a su localización y estado, influyen en su relativa disponibilidad.
Cuáles bienes produce el país, cuáles partes de cada bien, y cuáles importa.
Determinar la localización de cada una de las plantas industriales dentro de cada región.
Determinar la localización de cada establecimiento comercial y la clase, cantidad y calidad de cada artículo que venderá.
Decidir dentro de cada hacienda, cuáles áreas se utilizan, y para qué se utilizan.
Cuánto fertilizante resulta económico utilizar dentro de cada área.
Establecer sistema para transmitir información que afecta cambios de valor de recursos a todos los participantes del proceso, en forma resumida en cuanto a lo que concierne a los planes individuales de cada persona o empresa.
Determinar la cantidad de cada empleo u ocupación (cuántos albañiles, dentistas, violinistas).
Escoger cada persona y asignar los empleos y ocupaciones a cada uno, describiendo las tareas y los cambios diarios en las mismas, según la habilidad actual y potencial de cada persona.
Proveer incentivos o castigos, en forma impersonal, para todos los actos económicamente deseados o no, por otros (la sociedad).
Determinar la remuneración de cada persona:

a- Criterio para establecer diferencias en remuneración (ejemplo entre albañil y abogado).
b- Valorizar la contribución de cada cual (según algún método impersonal) para bienestar general y no según el valor que cada persona da a su aporte propio.

Establecer el grado de desigualdad admisible y cómo cambiar constantemente el status quo, para adaptarlo a las condiciones cambiantes.
Determinar cuánto tiempo utiliza cada persona para descanso y diversión, considerando las preferencias de cada individuo, dentro de los límites compatibles con la salud de cada cual, su productividad, y las alternativas que se puedan adoptar para no desordenar el proceso.
Determinar cómo modificar lo anterior día a día, según vayan cambiando las circunstancias.
Determinar cuánto debe ahorrar cada persona, según los miembros de su familia, la edad de cada uno de ellos, los bienes que ya posee y la salud y otras necesidades de cada miembro.
Establecer sistemas para que cada hombre pueda ordenar sus prioridades, comparando el valor de las mismas entre sí y con sus posibilidades.
Establecer sistema para que cada individuo pueda escoger entre las múltiples alternativas y combinaciones de recursos, para cada uno de sus actos diarios de consumo individual.
Establecer un sistema para escoger quiénes manejarán el escaso capital con que cuenta la sociedad, y cuánto de ese capital manejará cada cual.
Decidir quién impondrá las decisiones anteriores”. (Citado en “Bases para la acción política futura” de Álvaro Alsogaray-Editorial Atlántida-Buenos Aires 1969).

Si la planificación estatal de la economía fuese parcial, podrían sumarse los aportes de privados y estatales. Sin embargo, el socialismo propone una planificación central que no admite ni permite que ningún habitante quede fuera del sistema. Ludwig von Mises escribió:

“No hay más libertad que la engendrada por la economía de mercado. No existe gobierno ni constitución que pueda garantizar la libertad si no ampara y defiende las instituciones fundamentales en las que se basa tal organización social. Reemplazarla por la planificación económica implica anular toda libertad. Las gentes, en tal supuesto, sólo gozan de un derecho: el de obedecer”.

Una vez que se dejan de lado el mercado y los precios, no puede establecerse el cálculo económico, de ahí que en los ex-países socialistas pedían información de los precios relativos vigentes en las economías de mercado para hacer estimaciones generales. Ludwig von Mises escribió al respecto:

“La paradoja de la «planificación» radica en que, al imposibilitar el cálculo económico, impide planear. La llamada economía planificada lo que no es, es economía. Supone caminar a tientas en la más densa oscuridad. Impide averiguar cuáles, entre los múltiples medios, son los más idóneos para alcanzar los deseados objetivos. Bajo la denominada racional planificación, ni la más sencilla operación puede practicarse de un modo razonable y reflexivo”.

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