sábado, 20 de abril de 2024

El “camino al infierno” y las “buenas intenciones”

La palabra “intención” implica la acción de tender hacia un objetivo. Siendo la tendencia de nuestras acciones determinadas por cierta actitud o predisposición, la intención surge de la actitud predominante que adoptamos en una etapa de nuestra vida.

Por lo general se valoran las intenciones, o predisposiciones hacia fines nobles. Sin embargo, existe una importante diferencia entre las intenciones y los resultados que éstas producen. Incluso puede darse el caso de personas que disfrazan con aparentes buenas intenciones una actitud poco favorable a los fines supuestamente buscados. Lafaye escribió: “La voluntad es fija y se refiere a algo próximo; en cambio, la intención es vaga y relativa a algo lejano. Con la voluntad de hacer el bien, estamos muy cerca de hacerlo, vamos a hacerlo; con la intención de hacer el bien, tan sólo tendemos a ello (in tendere, tender hacia), nos inclinamos a ello”.

“Una mujer tiene, antes del matrimonio, la intención de alimentar por sí misma a sus hijos, cuando los tenga; una vez casada y madre, tendrá o no tendrá la voluntad de hacerlo” (Del “Diccionario del Lenguaje Filosófico” de Paul Foulquié-Editorial Labor SA-Barcelona 1967).

Cuando se alaban las buenas intenciones antes que las buenas acciones, aparecen las manifestaciones de buenos deseos al por mayor, los que no siempre se traducen en buenas acciones. Esto se advierte principalmente a nivel religioso cuando la mayoría se jacta con ser “creyente” (actitud cognitiva) cuando el mérito en realidad aparece cuando se cumple con los mandamientos (actitud ética). Goblot escribió: “La intención es el fin a que tiende el esfuerzo, o, lo que es equivalente, el motivo que determina la resolución. El pretexto es una intención artificial y falaz, bajo la que coloreamos y disimulamos, a veces a nuestros propios ojos, la intención verdadera”.

Existe una frase típica al respecto, cuando se dice que “el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones”. En realidad, muchas veces se trata sólo de aparentes buenas intenciones, como es el caso del que odia a la sociedad o el que se desinteresa totalmente por los demás y, ante ello, finge buenas intenciones estableciendo proclamas de aparente sentido ético. Esto nos trae a la memoria el caso de John Lennon, cuando, luego de la ceremonia por la cual la monarquía inglesa distingue a The Beatles con un título nobiliario, y ante una consulta periodística al respecto, Lennon afirma que “la Reina tiene feas piernas”, lo que resulta en una actitud agresiva hacia la máxima figura de su país y la jefa de la Iglesia Anglicana.

También Lennon protesta contra su padre por haberlo abandonado, junto a su madre, cuando tenía muy poca edad, cuando luego él mismo hace algo parecido con su hijo Julián al separarse de su mujer. Tal fue el abandono que Paul Macarney intenta ocupar el vacío paternal que afronta el pequeño, incluso escribiéndole una canción que finalmente aparece con el título de “Hey Jude”.

A pesar de sus actitudes poco sociales, Lennon adopta la postura de un divulgador de la paz mundial, principalmente a través de su canción “Imagina”. Sin embargo, en ella propone imaginar un mundo “sin religión” y “sin propiedad”, es decir, más o menos lo que sucedió en la URSS y en la mayoría de los países comunistas. Tal parece ser la propuesta “pacifista”.

Si bien las religiones actuales son el origen de divisiones y conflictos, resulta necesario mejorarlas a través de una religión natural compatible con la ciencia experimental. Pero, prohibir la religión, como en los países socialistas, sólo significó reemplazarla por una ideología pseudo-religiosa que poco o nada se orientaba por las leyes naturales que rigen a todos y a cada uno de los individuos que componen la sociedad. El pacifismo de Lennon implica en camino al infierno sembrado de aparentes buenas intenciones. Al final de sus días, reconoció todos sus errores previos, pero la canción siguió vigente para seguir movilizando a las masas atraídas por el socialismo y la destrucción de las sociedades democráticas.

1 comentario:

agente t dijo...

Prohibir la religión sólo puede obedecer a un intento dictatorial de deshumanización de las masas quitándoles de forma forzada unos referentes y un punto de vista no compatible con el materialismo vulgar propio de los regímenes llamados del socialismo real.