domingo, 4 de julio de 2021

Religiones del Creador vs. Religiones de la creación

Entre las diversas formas de religión, se distinguen aquellas que orientan su interés hacia los atributos del Creador de las que lo orientan hacia los atributos de la creación. En el primer caso se tiene al teísmo, que supone la existencia de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos y al cual se le asocia cierta personalidad definida, lo que se conoce como antropomorfismo. En el segundo caso se tiene al deísmo y al panteísmo, que orientan su atención hacia la propia naturaleza, en la cual advierten una finalidad asociada a un supuesto Creador, sin atribuirle la presencia cotidiana admitida por el teísta.

La evolución de la religión está ligada a la evolución de la visión que el ser humano tiene respecto del universo. Jean-Marie Guyau escribió al respecto: "A medida que el teísmo se hace más inmanente deja en mayor vaguedad la personalidad de Dios. Esta personalidad es la que el panteísmo viene a negar o a confundir con el universo. Según Spencer y Fiske, al movimiento que impulsa a la humanidad a construir su Dios con elementos humanos, sucede un movimiento en sentido contrario que la arrastra a despojar a su Dios de todos los atributos humanos, a desantropomorfizarlo".

"La humanidad le quita primero los sentimientos inferiores, luego, más tarde, todo lo que es análogo a la sensibilidad humana, siendo los sentimientos superiores todavía demasiado groseros. El mismo trabajo se cumple en lo concerniente a la inteligencia y a la voluntad. Cada facultad humana es, a su vez, quitada a la divinidad, que parece perder con cada limitación toda determinación apreciable para la inteligencia; no es más que una insondable unidad que escapa a las formas del pensamiento distinto".

"El panteísmo se acomoda a esta noción de la divinidad «desantropomorfizada», asi indeterminada e indeterminable. No obstante, en las especulaciones más inocentes y más toscas del hombre, en el antropomorfismo y el fetichismo, queda aún para Spencer una parte de verdad". "Si el panteísmo viene a negar la personalidad y la individualidad de Dios, en cambio se inclina a atribuir una especie de individualidad al mundo. En efecto, gracias a la presencia de Dios en todas partes, el mundo viene a convertirse en un verdadero ser viviente que tiene su unidad orgánica, su ley de evolución determinada de antemano como la del embrión. Lo que caracteriza al panteísmo, desde este nuevo punto de vista, es, pues, la importancia que concede a la idea de una unidad substancial del mundo" (De "La irreligión del porvenir"-Editorial Tupac-Buenos Aires 1947).

Mientras que el teísmo conduce a diversas religiones subjetivas, ya que son incomprobables los atributos asignados al Dios invisible, el deísmo y el panteísmo constituyen religiones objetivas. Mientras que no existe posibilidad de acuerdos entre las religiones subjetivas, lo que se hace evidente con los serios conflictos que sus distintas variantes generan, es posible, en principio, poner en evidencia las limitaciones o los errores existentes en las religiones que adoptan como base la ley natural.

Si tuviésemos que construir una religión acorde a la visión que actualmente disponemos del universo, podríamos denominarla "panteísmo científico", que no es otra cosa que la religión natural que desde hace algunos siglos promueven algunos autores, como es el caso de Baruch de Spinoza. El punto de partida de esta religión es la evidencia de que todo lo existente en el universo está regido por alguna ley natural, incluidos los seres humanos.

Si nos atenemos a las leyes descritas por la Psicología social, resulta sencillo establecer un nuevo marco para los mandamientos bíblicos y para la ética implícita en la Biblia. Si se considera que la Biblia es un conjunto de libros que apuntan a la adopción generalizada de tal ética, se advierte la compatibilidad del nuevo marco propuesto. En este caso, se dejan de lado todas las desviaciones de tipo pagano que sufre la religión actual, dando sentido a la advertencia del propio Cristo cuando afirma que "Dios sabe que os hace falta antes que se lo pidáis".

Tanto el científico como el religioso se preguntan por la aparente voluntad, o criterio, que tuvo el supuesto Creador para realizar al mundo. Así, Albert Einstein, que afirmaba coincidir con Spinoza en materia religiosa, deseaba "conocer los pensamientos del viejo", afirmando, mediante esta forma simbólica, que deseaba interpretar el espíritu con que fueron establecidas las leyes naturales que gobiernan al universo.

En la actualidad, en lugar de suponer la existencia de un Dios todopoderoso que gobierna al mundo mediante premios y castigos, como establecía el Antiguo Testamento, advertimos un Dios de infinita inteligencia que pudo formar todo lo existente a través de algún principio desconocido, que gobierna a las partículas elementales previendo la posterior formación de núcleos, átomos, moléculas, células, organismos, hasta llegar a la vida inteligente, interpretada como la autoconciencia del universo.

Esta visión del Dios-información aparece en los escritos de Tomás de Aquino, quien escribió: "El propósito de cada cosa es lo que intenta el creador o motor de tal cosa. Ahora bien, el primer motor o creador del universo es el espíritu o mente. Por esta razón, el fin final, o propósito, del universo debe ser el bien del intelecto. Y éste es la verdad. Por tanto, la verdad debe ser el propósito final del universo, y el cultivo de la verdad debe ser la principal ocupación de la sabiduría" (Summa contra gentiles) (Citado en "Tomás de Aquino" de Paul Strathern-Siglo Veintiuno Editores-Madrid 1999).

Si bien Tomás de Aquino admitía la revelación bíblica, su conclusión no es demasiado diferente a la propuesta deísta de considerar la vida inteligente como la autoconciencia del universo. Es decir, un orden natural sin testigos que lo observen, carecería de sentido, por lo que el ser humano, desde este punto de vista, tiene tanta importancia como lo tiene el resto del universo.

Toda forma de deísmo o de panteísmo es descalificada por quienes aducen que la existencia de leyes naturales deterministas anulan la libertad humana y lo convierten en un robot. Es oportuno mencionar que la creencia en la inexistencia de leyes naturales es el principal atributo del ateísmo, por lo que se advierte cierta identificación del teísta descalificador con el ateo. Walter Brugger escribió: "Refutación del panteísmo: el panteísmo incurre ante todo en contradicciones internas al introducir necesariamente a Dios, inmutable y simple, en el cambio y la pluralidad del mundo, pues los determinantes y modos de manifestación afectan también de manera necesaria a su fundamento ontológico".

"Suprimiendo la libertad se quita al hombre la responsabilidad, y la diferencia entre bien y mal queda destruida. Esta doctrina, así también como la negación de la inmortalidad personal, socavan los fundamentos de la moral; la desaparición de toda diferencia entre Dios y hombre destruye las bases esenciales de la religión. Finalmente el panteísmo contradice nuestra conciencia, pues si no fuéramos substancias independientes no podríamos tener conciencia ninguna del yo" (Del "Diccionario de Filosofía"-Editorial Herder-Barcelona 1978).

Esta descalificación hace recordar al médico, incapaz de curar a un paciente, que se opone a que otro médico haga el intento por salvarlo. Hay individuos que creen que las religiones milenarias no deben adaptarse a las visiones que brindan las distintas ramas de la ciencia experimental, por cuanto, suponen, al cambiar la creencia, van a perder la posibilidad de acceder a la vida eterna, ya que tal premio, suponen, no sería recibido por cumplir con los mandamientos bíblicos sino por "creer" en los dogmas de la iglesia a la que adhieren.

La libertad de elección se opone al determinismo riguroso. Así, un tren está determinado a moverse por trayectos lineales mientras que un automóvil puede hacerlo por trayectos planos. Por ello se asocia al tren un grado de libertad y dos al automóvil. Mientras mayor sea el grado de libertad, menos determinismo existirá.

El ser humano, motivado por cuestiones físicas, afectivas e intelectuales, realiza acciones que admiten muchos grados de libertad. Si se tiene en cuenta su finalidad de observador del orden natural, se advierte que dispone de un cerebro que le permite asociar una cantidad casi indefinida de información. De ahí que esté lejos de ser un robot carente de libertad de elección.

Cada cerebro humano está compuesto por unas cien mil millones de neuronas cuyas asociaciones permiten realizar pensamientos de muy variada índole. Esa capacidad mental, que es la base de la libertad de elección, está sustentada por las leyes físicas y químicas que rigen a todas y cada una de las neuronas de su cerebro. Sin la existencia de esas leyes, no podrían existir esas neuronas ni la libertad de elección mencionada, lo que permite rechazar la muy liviana, y repetida, descalificación de las posturas deístas y panteístas.

En cuanto al rechazo de la vida eterna, puede decirse que tal posible premio será adjudicado a quienes cumplen con los mandamientos bíblicos. Como las religiones bíblicas constituyen una cuestión de moral, y no de creencia de tipo filosófico, no se la niega desde posturas deístas o panteístas, al menos desde alguna de ellas por cuanto admite la vigencia de la ética bíblica.

2 comentarios:

agente t dijo...

Hay quien afirma que el paganismo logro sobrevivir en el catolicismo difuminando sus señas de identidad. En todo caso es cierto que el clero adoptó los ritos de pompa y esplendor, los trajes vistosos, las mitras, las tiaras de los sacerdotes paganos, así como que se continuó con la costumbre de las procesiones de la Roma pagana. También es cierto que se consagraban las iglesias con ritos tomados de los pontífices romanos paganos, y que se introdujeron en ellas imágenes y reliquias que eran adoradas a usanza de los dioses gentiles, que se producían milagros en ciertos parajes como en tiempos paganos, y que se inventó la fiesta de la purificación de la Virgen para desterrar la intranquilidad de ánimo de los paganos conversos que echaban de menos las lupercalias o la fiesta del Pan.El culto de las imágenes, de los pedazos de cruz o de huesos, de los clavos y otras reliquias, era y es un verdadero fetichismo y fue muy cultivado. Hasta se trajeron de Palestina esqueletos que se afirmaba eran los de San Marcos, Santiago y otros contemporáneos seguidores de Cristo.Por lo tanto no es descabellado afirmar que pueda considerarse al catolicismo como una asimilación de los diferentes cultos y creencias que se dieron en el entorno geográfico e histórico del Imperio Romano para usarlos como palanca de refuerzo en la creación de la religión unificadora e identitaria de ese Imperio.


Bdsp dijo...

El paganismo es la forma popular de la religión y es la deformación que sufre la religión moral cuando establece una forma de "populismo religioso", al buscar prioritariamente la mayor cantidad de seguidores, en forma independiente de toda mejora ética posible...