domingo, 23 de febrero de 2020

Los "ingredientes" del totalitarismo

Se ha repetido muchas veces, a lo largo de la historia, el caso del ambicioso que desea ser el dueño de todas las riquezas de una nación. También se ha repetido el caso del ideólogo que ambiciona gobernar mentalmente a toda una población. Finalmente, aparece el ideólogo-político totalitario del siglo XX que ambiciona tanto el poder material como el poder sobre las mentes individuales.

En oposición al gobierno de la ley natural (o autogobierno), o de las leyes humanas (democracia), los totalitarios proponen un gobierno absoluto sobre todo individuo. Un régimen totalitario (todo en el Estado) propone la abolición de la propiedad privada de los medios de producción (marxismo) que fácilmente se amplía a toda forma de propiedad individual. De esa forma logran los medios facilitadores para una posterior implantación de la ideología respectiva.

Muchos son los que critican al socialismo por su ineficacia económica y la pobreza generalizada, cuando en realidad el mayor inconveniente es el peligro que corre la vida de todo aquel que rechace las imposiciones que un líder totalitario, o un grupo, pretende imponer.

Fernando Savater sintetizó el conjunto de "ingredientes" básicos que concurren a la imposición y vigencia de todo totalitarismo, escribiendo al respecto: "Cuando el reformador utópico, eso que ha sido llamado siniestramente en este siglo el «ingeniero social», comprende que no hay ni puede haber «hombres nuevos», su decepción suele encaminarse hacia la construcción empeñosa de tan improbable especimen: el primer paso de la utopía es patentar a los hombres capaces de vivir en ella y perpetuarla".

"Los mecanismos utilizados para lograr esa metamorfosis y extraer el hombre «nuevo» a partir del «viejo» han tenido atroces resultados en épocas muy recientes. No hay proceso quirúrgico más cruel, sobre todo porque el tratamiento exige la máxima perentoriedad y rapidez para complacer biográficamente a los enérgicos cirujanos que lo aplican".

"Casi todos suelen seguir los mismos procedimientos: aislamiento del grupo para que la influencia exterior o la posibilidad de huida se reduzcan al mínimo, censura rigurosa y castigo ejemplar de las discrepancias, adoctrinamiento obligatorio de niños y adultos, destrucción de la memoria colectiva, intervención de la autoridad en todos los aspectos por íntimos que sean de la vida cotidiana, coacción uniformadora, rigorismo ético (la «decadencia» moral del antiguo régimen siempre es el primer argumento empleado a favor del que se proyecta) y, sobre todo, miedo institucional a la función subversiva de cualquier forma de espontaneidad y de experiencia" (De "Sin contemplaciones"-Ariel-Buenos Aires 1994).

Existe un "detector natural" tanto de los totalitarismos como de las democracias, que radica en las masivas decisiones de la gente pacífica y decente al huir de los totalitarismos y acercarse a las democracias; a huir de la esclavitud y acercarse a la libertad. Los propios ideólogos, combatientes y terroristas de izquierda, confirman su veracidad cuando, al tener que alejarse de su propia país, casi nunca van a refugiarse a los países gobernados por totalitarios como ellos, sino que van a países democráticos que fueron siempre descalificados y difamados por ellos. Germán Arciniegas escribió: "En días tormentosos, y no han sido pocos, ha habido dos Argentinas. Recordemos los tiempos de Rosas, con una capital instalada en el Buenos Aires de la Mazorca y el Matadero, y otra en Montevideo o en Santiago de Chile con Echeverría, Alberdi, Mitre, Sarmiento, en el exilio".

"Se trata de una nación de inmigrantes que por millones, de toda Europa vinieron a fundar una colonia de hombres libres. Argentina es la Nueva Europa. La grande Utopía. Al caer el Imperio Español abrió sus anchas puertas la república que hizo del estuario un puerto de mar, y ya no sólo llegaron españoles sino italianos, ingleses, alemanes, polacos, rusos, irlandeses...que en la tierra de sus padres no tenían oportunidades".

"Independizarse de una Europa pobre, se convirtió en la esperanza de miles y miles de insatisfechos que colmaron los mares. Fue la gran aventura. La más atrevida y multitudinaria en la historia de Occidente... La palabra que cada uno de estos peregrinos traía impresa en el alma era libertad. Y cuando en la Nueva Europa surgieron déspotas que trataron de contrariar ese destino, el iluso frustrado salió con su casa a cuestas a otra parte. Así conocimos a Libertad Lamarque cantando en México, La Habana, Caracas, Lima, Santo Domingo... canciones que eran la música de su Argentina peregrina".

"Ella, tendiendo lazos de unión entre los pueblos, con los tangos de la Boca porteña alternaba canciones populares de Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela... de todo el Caribe... de México... atando en lengua castellana a todos los pueblos. Algo fuera de cualquier idea política, pero que políticamente recordaba el destino de quienes no han buscado sino su libertad a través de la emancipación. Es uno de esos prodigios humanos que transfiguran la vida internacional por el acercamiento íntimo de corazón a corazón" (Del Prólogo de "Autobiografía" de Libertad Lamarque-Javier Vergara Editor SA-Buenos Aires 1986).

Si existe una diferencia entre "populismo" y "totalitarismo", ella radica en lo siguiente: populismo es una forma distorsionada de democracia por la cual el político engaña al pueblo con la única finalidad de ganar votos y elecciones. Por otra parte, totalitarismo es una forma de gobierno en el cual el Estado se entromete en el ámbito familiar y en la mente de todo individuo, imponiendo cierta forma de pensar y prohibiendo y castigando otras distintas. De ahí que el peronismo haya sido, especialmente el de la primera y segunda presidencia, un totalitarismo.

Héctor Bianciotti, de la Academia Francesa, expresó en una entrevista: “Yo creo que estaba al mismo tiempo huyendo del campo y huyendo de la dictadura de Perón, que fue mucho más terrible de lo que la gente cree. No se ha sabido nunca en Europa lo que era la vida cotidiana durante la dictadura de Perón; algo simplemente atroz. Un pueblo convertido en policías los unos de los otros. En delatores” (Reportaje de la Revista “Gente”).

Para tener idea de lo que fue el peronismo basta tener en cuenta que a los propios peronistas les daba vergüenza reconocer que lo eran. Sin embargo, todavía falta bastante para la “conversión” del pueblo desde el peronismo al cristianismo. Jorge Luis Borges escribió: “Dijo Croce: no hay en Italia un solo fascista, todos se hacen los fascistas. La observación es aplicable a nuestra república y a nuestro remedo vernáculo del fascismo. Ahora hay gente que afirma abiertamente: soy peronista. En los años de oprobio nadie se atrevía a formular en el diálogo algo semejante; declaración que lo hubiera puesto en ridículo. Quienes lo eran abiertamente se apresuraban a explicar que se habían afiliado al régimen porque les convenía, no porque lo pensaran en serio. El argentino suele carecer de conciencia moral, no intelectual; pasar por inmoral le importa menos que pasar por zonzo. La deshonestidad, según se sabe, goza de la veneración general y se llama viveza criolla” (Publicado en Diario “Los Andes”).

1 comentario:

agente t dijo...

Los actuales jerarcas venezolanos, según varias informaciones, están vaciando de riquezas su país y no parece que lleven sus fortunas a Cuba, sino que las traen a España ayudando en muy buena medida al aumento de precios en el sector inmobiliario más exclusivo.