sábado, 27 de agosto de 2022

Crecimiento de la economía

Por lo general, el aumento del PBI (producto bruto interno) de un país es considerado como un indicativo de que la economía marcha bien. Sin embargo, debemos tener presente algunos aspectos por los cuales no siempre resulta ser así. Podemos darnos una idea de lo que el PBI implica considerando que se trata de la suma de todos los bienes y servicios que se han producido en una nación en cierto tiempo.

Si en esa nación se disparara el índice de delitos cometidos contra la propiedad, manteniéndose iguales todas las demás variables económicas, seguramente se encontrará que el PBI habrá crecido durante ese año. El crecimiento esta vez vendrá dado por el aumento que se ha producido en la demanda de servicios de seguridad privados, colocación de rejas en las viviendas y de los sistemas de alarmas, etc. En este ejemplo podemos apreciar que ha crecido el PBI pero no ha mejorado en nada la economía del país.

Puede decirse que la sociedad funciona, económicamente hablando, en forma similar a lo que ocurre en un grupo familiar. Así, la economía de una familia crece cuando adquiere un nuevo ingreso de dinero, o cuando mejora el nivel de ingresos existente. Por el contrario, cuando aumenta el nivel de consumo y de gastos (no asociados a una inversión) mejora el nivel de vida, pero no su capacidad para generar nuevos recursos.

A medida que la población crece, digamos un 1,5% anual, la producción debe crecer, al menos, ese porcentaje, para evitar un retroceso o un estancamiento. De ahí que, cuando se habla del crecimiento de la economía, se entiende que se debe a un porcentaje algo superior al necesario para acompañar el crecimiento de la población. Además, es oportuno aclarar que el crecimiento económico implica un aumento del capital productivo per capita existente, que no es lo mismo que un aumento del PBI, ya que éste no discrimina entre consumo e inversión, ya que hay casos en que se promueve un consumo masivo y descontrolado, con destrucción de capitales, con muy poco aumento de la inversión, sin que exista un real crecimiento de la economía.

En una sociedad en la que predominen las actitudes cooperativas, y existan muchos empresarios, con seguridad se producirá un “derrame” de la riqueza, yendo desde los que más producen hacia los que menos lo hacen. Sin embargo, como en muchos países existe una tendencia dominante a la inacción y al ocio, serán bastante más los que esperan el derrame que los que lo producen, por lo cual se dirá que “el sistema ha fracasado”.

Debe tenerse presente que el sistema económico ha de favorecer, en el mejor de los casos, sólo en forma limitada el surgimiento de actitudes compatibles con la moral natural y, simultáneamente, con el desarrollo económico, ya que tales valores son sostenidos principalmente por la religión, la filosofía y por las restantes ciencias sociales. George Stigler escribió: “Los economistas raramente plantean cuestiones éticas que afecten a la teoría económica o al comportamiento económico”.

“Las cuestiones éticas son ineludibles: hay que tener unos fines al juzgar las políticas, y estos fines tendrán ciertamente un contenido ético, por oculto que pueda estar”. “Los grandes economistas ingleses […] han asesorado a hombres y sociedades sobre la conducta correcta” (De “El economista como predicador”- Ediciones Orbis SA-Buenos Aires 1985).

Por otra parte, Frank Shostak escribió: "Según el pensamiento popular, el aumento del gasto público y el bombeo monetario del banco central refuerzan la demanda global de la economía. Esto, a su vez, supuestamente aumenta la producción de bienes y servicios —es decir, aumenta la oferta global, lo que significaría que «la demanda crea la oferta». Esto significa, además, que la importancia de la demanda no radica en dirigir a los proveedores en cuanto a los bienes y servicios que deben producir, sino que la propia demanda es el agente de la producción, promoviendo la falsa idea de que podemos obtener algo de la nada".

"Para demandar bienes y servicios, los individuos deben producir primero algo útil. Por lo tanto, la oferta impulsa y permite la demanda y no al revés. Los economistas que abogan por fuertes medidas de estímulo gubernamental durante una recesión económica nunca se molestan en preguntar cómo se apoyarán esas medidas. En el mejor de los casos, sólo pueden argumentar que al pedir dinero prestado para impulsar el consumo presente se pagará con los bienes y servicios futuros que el estímulo proporcionará y que no se habrían producido en absoluto sin el estímulo. En el mejor de los casos, esta es una propuesta dudosa" (De www.mises.org.es).

Por lo general, se espera que el Estado sea el impulsor del crecimiento económico, aunque en realidad la mejor respuesta del Estado radica en su capacidad para permitir que el sector privado impulse la inversión productiva y el posterior crecimiento. Hans F. Sennholz escribió: "Los apóstoles del rápido crecimiento económico no abogan por una acción e iniciativa individuales. No piensan en brindar su propio esfuerzo y privaciones (ahorro) tendientes al crecimiento económico. Se necesitan más de 40.000 dólares en ahorros para crear un puesto de trabajo adicional. Y aún una suma mayor es necesaria si el nuevo puesto de trabajo es más productivo, con salarios más altos y mejores condiciones laborales".

"En sus vidas privadas, esos apóstoles del crecimiento rápido suelen estar gastando sus ingresos del mes próximo en bienes de consumo, haciendo uso de crédito en diversas formas. Ellos por sí mismos no ahorran el capital necesario para el crecimiento económico. Sus llamados a la acción y a la iniciativa son meramente llamados al gasto público financiado con el dinero del pueblo, directa o indirectamente mediante la inflación" (De "Problemas económicos de actualidad"-Centro de Estudios Sobre la Libertad-Bolsa de Comercio de Buenos Aires 1977).

Ludwig von Mises escribió: “La diferencia [entre países desarrollados y subdesarrollados] estriba en la dispar capitalización de unos y otros; en la cuantía de los bienes de producción disponibles aquí y allá. Pero nada de inferioridad personal ni de ignorancia alguna. Lo que, en definitiva, sucede es que hay más capital invertido por unidad de población en los pueblos desarrollados que en los subdesarrollados. Eso es todo”.

“El empresario nunca puede pagar al asalariado más del valor que el trabajo que éste agrega al producto de que se trate; es decir, no puede pagarle más de lo que el público comprador esté dispuesto a abonar por la labor del trabajador adicional. Si desembolsa más, tiene que perder dinero. Y entonces, o quiebra o se dedica a otra cosa”.

“Qué duda cabe de que un trabajador americano, en su moderna instalación, produce en el mismo tiempo muchos más zapatos, digamos, que los que el obrero hindú, con sus atrasados métodos, puede fabricar”. “Los empleadores de los países en vías de desarrollo saben perfectamente que, con modernas máquinas y herramientas, ganarían más. A ellos, desde luego, les gustaría poder crear nuevas y mejores instalaciones fabriles. Pero no pueden hacerlo por una simple razón; porque no se dispone en el país de bastante capital para atender tales inversiones”.

“La diferencia entre las naciones desarrolladas y las subdesarrolladas, no es más que un problema de tiempo. Los ingleses fueron los primeros que comenzaron en serio a ahorrar, a acumular capital y a invertirlo en empresas rentables. Por eso, porque comenzaron antes, los británicos gozaron más pronto de un nivel de vida netamente superior al del continente. Pero los europeos comenzaron a estudiar la razón de las cosas y gradualmente fueron descubriendo las causas de la superioridad inglesa, lo que les indujo a copiar el sistema económico de Gran Bretaña” (De “Seis lecciones sobre el capitalismo”-Unión Editorial SA-Madrid 1981).

1 comentario:

agente t dijo...

Los que abogan por más gasto público para salir de las crisis están condenando a una menor capitalización a sus sociedades porque lo que de otra forma se invertiría en nuevos bienes de capital tendrá que dirigirse al pago de impuestos. Es un caso típico de pan para hoy y hambre para mañana porque a menor capitalización menores salarios y menos impuestos que cobrar en el futuro.