jueves, 19 de julio de 2012

Las profecías autocumplidas

En ciertas circunstancias, y a partir de una mentira o de una falsa información, se puede llegar a que en el futuro tal afirmación se transforme en una realidad. Se habla entonces de una “profecía autocumplida” que puede ser a veces beneficiosa para el individuo y otras veces perjudicial. Así, las personas que están convencidas de que no tienen aptitudes para desempeñarse en una determinada actividad, actúan en forma inconsciente de manera de cumplir con ese pronóstico; mientras que, por el contrario, quienes se sienten muy capaces para una actividad, quizás sobreestimándose, al menos alcanzarán su mejor desempeño posible. Robert K. Merton escribió: “La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera»”.

Este comportamiento puede vincularse a aquella expresión de que “lo que nos afecta no depende tanto de cómo las cosas son, sino de la opinión que tengamos de las mismas”, que se conoce también como el “teorema de Thomas”: “Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales”. Aplicada a la religión, aparece la expresión establecida por William James: “Dios es real porque produce efectos reales”.

Los errores de apreciación, por parte de periodistas, pueden tener bastante trascendencia social ya que podrán constituir el inicio de algunas profecías como las mencionadas. De ahí que deban tenerse presentes las siguientes posibilidades:

1- Las ideas preconcebidas pueden controlar las interpretaciones
2- El sesgo de confirmación puede guiarlos hacia fuentes y preguntas que confirmen sus ideas preconcebidas
3- La persistencia de las ideas puede mantener las creencias preconcebidas ante el descrédito
4- Las anécdotas convincentes pueden parecer más informativas que la información básica
5- Los hechos pueden parecer correlacionados cuando no lo están
6- La retrospectiva facilita el análisis después de los hechos
(De “Psicología Social” de David G. Myers-McGraw-Hill Interamericana-México 2005.

Entre los estudios realizados en Psicología Social respecto de las profecías de autocumplimiento aparecen los vinculados con la educación. David G. Myers describe una secuencia típica del proceso:

a) Expectativa del profesor: “El hermano mayor de Rena era brillante. Apuesto a que ella también lo es”.
b) Comportamiento del profesor: Le sonríe más a Rena, le enseña más, le pone más atención, le da más tiempo para responder.
c) Comportamiento del estudiante: Rena responde con entusiasmo (Lo que confirma la expectativa del profesor).

Procesos similares ocurren en la economía, tal el caso de algunas versiones falsas que desencadenan crisis posteriores. S. Kassin y otros, escriben: “En 1948 el sociólogo Robert Merton narró una anécdota sobre C. Millingville, presidente del Last Nacional Bank durante la Depresión (década de los treinta). Aunque el banco era solvente, comenzó a correr el rumor que estaba comenzando a tener problemas. Pocas horas después de difundirse tal murmuración, cientos de clientes formaban filas para recuperar sus ahorros antes de que no hubiera dinero para retirar. El rumor resultó falso, pero el banco acabó yéndose a la bancarrota. Apoyándose en historias como éstas, Merton propuso una hipótesis aparentemente descabellada: que las expectativas de un observador pueden conducir a su propio cumplimiento” (De “Psicología Social” de S. Kassin-S. Fein-H.R. Markus-Cengage Learning Editores SA-México 2010).

Las inestabilidades producidas en las economías de mercado presentan muchas veces un componente psicológico. David G. Myers escribió: “La psicología autorrealizada del mercado de valores funcionó, hasta el extremo, el lunes 19 de octubre de 1987, cuando el promedio industrial Dow Jones perdió cerca del 20 por ciento. Parte de lo que sucede durante este tipo de caídas es que los medios masivos y los rumores enfocan en cualquier mala noticia que pueda justificarlos. Una vez reportadas, las historias de las explicaciones disminuyen más las expectativas de la gente, provocando que los precios descendientes caigan aún más. El proceso también funciona a la inversa, al magnificar las buenas noticias cuando las cotizaciones están en aumento”.

Las falsas profecías, que desconocen la realidad, producen efectos similares a las mentiras emitidas por los políticos, quienes engañan tanto a adeptos como a adversarios. Se ha dicho que se puede mentir por poco tiempo a muchos hombres, o a un hombre por mucho tiempo, pero nunca a muchos hombres durante mucho tiempo. Tal hábito de los políticos es favorecido por un gran sector de la población que prefiere escuchar mentiras antes que conocer la estricta realidad.

Las profecías de autocumplimiento no sólo aparecen en hechos aislados sino también formando parte de presuntas teorías “científicas”. Puede decirse que todo pronóstico surgido de una propuesta científica debería ser independiente de su propia influencia. De lo contrario, dejaría de ser una predicción. Este tipo de influencia puede producirse principalmente en el ámbito de las humanidades, ya que a la materia inerte no se la puede “convencer” de que deba cumplir con las predicciones establecidas por las teorías respectivas.

En realidad, cuando se habla de predicciones científicas, como ocurren en el caso de las ciencias fisicomatemáticas, se trata de la predicción de nuevos fenómenos físicos, nunca antes vistos. Como ejemplo podemos mencionar la teoría electromagnética de James Clerk Maxwell (siglo XIX), que predice la existencia de ondas electromagnéticas y que fueron descubiertas experimentalmente unos veinte años después de formulada la teoría.

En el caso de las ciencias sociales, una predicción implicaría el descubrimiento de algún fenómeno social nunca visto, es decir, que nunca haya sucedido, lo que tiene muy poca probabilidad de ocurrencia. Incluso es común encontrar, en actividades fuera del ámbito de la ciencia, predicciones de acontecimientos que le podrán ocurrir tanto a un individuo como a un grupo. Pero debe notarse la diferencia esencial; no se predice un nuevo fenómeno, sino una circunstancia particular, lo que consistiría esencialmente en una adivinación.

Como ejemplo podemos mencionar las predicciones realizadas a través del horóscopo, o incluso por la lectura de las líneas de la mano. Acertar en la adivinación implica, por lo general, haber acertado en situaciones de elevada probabilidad de ocurrencia: se casará, o no, hará un viaje a Europa, o no, etc. O bien el éxito adivinatorio provendrá de la fe que el receptor del pronóstico tiene respecto de las habilidades de quien lo emite, por lo cual, en forma inconsciente, tratará de realizar su vida buscando el cumplimiento del pronóstico que se ha hecho sobre su destino. Entonces el pronosticador se convierte en dueño y hacedor de los destinos de otras personas.

La profecía de autocumplimiento de mayor trascendencia, en cuanto a sus efectos, ha sido aquella establecida por Karl Marx acerca de la caída y desaparición del capitalismo como también del subsiguiente apogeo del socialismo. Entre sus argumentos aparece el aumento de la concentración del poder económico capitalista en pocas manos como también la esclavitud forzada a la que se somete a todo trabajador. Las características mencionadas, sin embargo, se adaptan bastante bien al capitalismo estatal (socialismo) promovido por el propio Marx, de ahí que, en cierta forma, puede decirse que se cumplió su profecía, sólo que se equivocó de “sistema”.

En realidad, la influencia de Marx, respecto de la caída del capitalismo privado, o economía de mercado, se observa en sus seguidores y creyentes quienes, en forma conciente o inconsciente, rechazan la validez y efectividad del proceso del mercado y tratan de modificarlo. El nuevo rostro de sus seguidores se encuentra en los intelectuales y políticos involucrados en las social democracias. Bajo un sistema democrático (en lo político pero no en lo económico), una vez que acceden al poder, lo primero que hacen es tratar de “redistribuir las riquezas” ignorando al mercado, del que desconfían. Luego, el mercado “se rebela” contra quienes ignoran sus leyes. Incluso las crisis surgidas en países que gastan más allá de sus posibilidades derivan de un error elemental, no atribuido a sus desconocimientos de la economía, sino a la ausencia de sentido común (el menos común de los sentidos).

Detrás de toda crisis económica aparecen errores humanos que provienen de políticos que “no creen” en el mercado; también de causas psicológicas como las antes mencionadas y de la pobre predisposición al trabajo de muchos sectores de la población. También proviene de quienes ignoran el espíritu cooperativo que exige la producción y el intercambio posterior de bienes y servicios, ya sea tratando de obtener ganancias exorbitantes o bien buscando que la sociedad los mantenga, sin trabajar, a través de la benevolencia del Estado benefactor.

Debido a los pobres resultados obtenidos por el socialismo, a sus adherentes sólo les queda la ambicionada “satisfacción moral” de poder ver algún día la caída y desaparición del capitalismo privado. Una vez que acceden al poder estatal, despotrican contra el liberalismo y ponen en marcha una serie de medidas económicas intervencionistas que distorsionan el proceso del mercado. Luego, producida la crisis respectiva, se oyen por todo el mundo los augurios de un derrumbe del capitalismo, tratando en forma consciente o inconsciente de cumplir con la profecía establecida por Marx en el siglo XIX. Al fracasar el proceso de dominación mundial mediante las armas y la propaganda (promovido por la ex URSS) les queda la esperanza de éxito a través del proceso psicológico inducido y asociado a las profecías de auto cumplimiento.

No hay comentarios: