miércoles, 17 de febrero de 2021

El parásito social

Puede denominarse “parásito social” a todo individuo que poco o nada produce y vive del trabajo de los demás. Existe el parásito explícito, o evidente, que recibe un plan social del Estado, sin la obligación de una contraprestación laboral, y también el parásito menos evidente, que es el empleado público cuya principal función es la de cumplir horarios, siendo totalmente prescindible su pseudo­prestación laboral.

Incluso en los países comunistas es posible que no exista un pago mensual para que un parásito social dedique su tiempo a la vagancia y, posiblemente, a algún vicio. De ahí que esta especie de jubilación anticipada parece ser un invento argentino. Peor aún, como esta injusticia social, surgida del sector político, se traduce en votos, ningún político se arriesgará a intentar eliminarla. Cuando se habla de exclusión social, debe tenerse en la mente la exclusión social del parásito, ya que su condición se traduce en una posible incapacidad permanente para todo tipo de trabajo y de responsabilidad.

En Mendoza recordamos el caso de varios inmigrantes rumanos que llegaron al poco tiempo de derrumbado el comunismo. Habituados a recibir órdenes y alimentos sin asumir ningún tipo de responsabilidad, eran personas marginadas de por vida de una sociedad normal. Tal es así que hombres jóvenes sólo atinaban a pedir limosna junto a sus pequeños hijos, bajo cierta inmovilidad que mostraban quizás para llamar la atención de la gente.

La gravedad de la situación de la Argentina se advierte en que, no sólo un pequeño sector de la población tiene que mantener con su trabajo a millones de parásitos sociales, sino que, incluso, debe mantener a provincias enteras, como es el caso de Formosa, que sólo produce el 6% de lo que consume o gasta anualmente. Tomás Santa Coloma escribió: “Tenemos provincias enteras, como Formosa, que viven de nuestros impuestos, con cargos políticos, ñoquis, empleados públicos, y planes sociales, sin producir bienes ni servicios. Y el Estado nacional en forma similar. Los planes han creado una máquina de vagos, inútiles y drogadictos que se retroalimenta”.

“El gran error de Lilita Carrió fue la AUH [Ayuda Universal por Hijo], una idea nefasta que se la robó CFK. No es nefasta por el fin, sino por las consecuencias. El Estado tiene que estimular la creación de empresas privadas que den trabajo, no planes que garanticen una jubilación desde que nacemos, sin aportar y sin trabajar jamás”.

“Realmente hemos creado un sistema macabro que retroalimenta la estanflación [inflación y recesión]. Y como es insostenible, la única solución que encuentran es subir cada vez más los impuestos y retenciones, haciendo a toda la sociedad cada vez más pobre, salvo a los políticos y gremialistas, que son cada vez más ricos” (De “Facebook”).

La AUH, implantada por el kirchnerismo y mantenida por el macrismo, es la principal causa de la futura catástrofe social que se avecina en la nación. Mujeres que no trabajan y que sólo reciben ayuda estatal según la cantidad de hijos que tengan, han encontrado en la procreación irresponsable y descontrolada, su único medio de vida. Demás está decir que el padre, o los padres, de esos niños, al no tener la obligación de alimentarlos, por lo general dedican su tiempo al ocio y a la diversión, mientras el reducido sector productivo es el que debe también, involuntariamente, hacerse cargo del mantenimiento de niños ajenos que pocas posibilidades tienen de insertarse en una sociedad pobre y en decadencia total.

Para colmo, durante el último acto eleccionario, casi el 90% votó a favor de quienes instalaron el germen de la catástrofe social y de quienes nada hicieron por intentar subsanarla, o eliminarlo. Incluso estos últimos se consideran “la oposición” a los primeros, y se burlan airadamente de los políticos liberales por la mínima cantidad de votos obtenida, siendo los únicos que parecen haber advertido con claridad las causas de la decadencia nacional.

El macrismo convirtió en ley la ayuda social generalizada, sancionada por el Congreso mientras que inicialmente fue un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) establecido bajo el kirchnerismo. El denominado “kirchnerismo de buenos modales” aseguró de esa forma la causa principal de la severa caída de la nación en todos sus aspectos. A pesar de todo, sigue considerándose como “la oposición” y como traidores a quienes no aceptan sumarse a esa gesta. Para colmo, califican a todo sector liberal como mercenarios políticos pagados por el kirchnerismo para quitarles votos a la “verdadera oposición”.

Con 3,5 millones de jubilaciones sin aportes, 1 millón de pensiones por invalidez falsas, millones de planes sociales y ayudas por hijos, otorgadas por el kirchnerismo y mantenidas por el macrismo, se le ha dado en forma definitiva el “certificado de defunción” a la nación. Anularlas a todas estas perniciosas concesiones, por parte de los políticos, es algo impensable, por cuanto al político argentino poco o nada que vaya más allá de sus intereses personales le interesa. Los beneficiarios de las “ayudas” que los han convertido en parásitos sociales, tampoco tendrán interés en votar por quienes podrán anularlas.

Se dice que en Venezuela la pobreza llega a un 90% de la población. Como la Argentina ha elegido casi voluntariamente tal camino, en poco tiempo es posible que lleguemos a una situación similar, quedando esta vez al ciudadano argentino, como meta difícil, pero alcanzable, poder quedar con vida y ser parte del 10% no pobre, sin ser cómplice de alguno de los sectores políticos en el poder.

1 comentario:

agente t dijo...

Más pronto que tarde se producirá una quiebra soberana porque es materialmente imposible seguir aumentando la deuda indefinidamente pues también el aumento de impuestos tiene su límite en el aguante de las actividades productivas gravadas que se cierran cuando ya no producen beneficios por la presión fiscal. En el supuesto de alcanzarse el mencionado límite el país será intervenido y no sólo económicamente. Deberán desembarcar contingentes extranjeros con ayuda humanitaria que repartiran bienes de primera necesidad porque el país habrá previamente colapsado. Parece apocalíptico, pero está fundado en premisas puramente lógicas. Y si sirve de consuelo, en España estamos construyendo decididamente una versión, por ahora suavizada, de lo mismo.