martes, 15 de noviembre de 2011

Racionalismo vs. fundamentalismo

Las distintas ideologías, que pugnan por conquistar una posición preponderante en cuanto a su influencia social, se basan en dos actitudes cognitivas extremas. Una toma como referencia a la propia realidad y a las leyes naturales que la rigen (racionalismo) mientras que la otra toma como referencia la opinión de un pensador o de algún un líder religioso o político (fundamentalismo). La primera actitud está asociada a la ciencia experimental, al objetivismo y a la búsqueda del gobierno de las leyes naturales sobre el hombre, mientras que la segunda está asociada a una buena parte de la religión y la filosofía, al subjetivismo, al gobierno del hombre sobre el hombre y a las tendencias políticas de carácter totalitario.

En este caso se ha considerado a “racionalismo” como opuesto a “fundamentalismo”, dejando de lado al racionalismo como clasificación de algunas posturas filosóficas. En cuanto al fundamentalismo, se lo define como: “Expresión extremista e intolerante de cualquier ideología o religión” (Del “Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas”-T. Di Tella y otros-Emecé Editores SA-Buenos Aires 2008).

En general, en el ámbito de la ciencia experimental, existe bastante entendimiento por cuanto se tiene como objetivo la búsqueda y el conocimiento de la verdad. Si bien existen discusiones y desencuentros entre científicos, al menos están de acuerdo respecto de la validez de una teoría, por estar sus resultados sujetos a la verificación experimental. En ciencia, lo que uno puede ver, todos pueden verlo; lo que uno puede verificar experimentalmente, cualquiera puede verificarlo. Los fundamentalismos, en cambio, son subjetivos, ya que existen personas o grupos que se atribuyen la capacidad de poder ver la realidad mejor que los demás, legitimando su accionar y deslegitimando el del opositor.

Es evidente que no existen los dos extremos citados con exclusividad, ya que en el ámbito científico pueden encontrarse rastros de fundamentalismo como también puede existir cierto interés y autenticidad por el conocimiento de la verdad en aquellos movimientos en donde predomina el fundamentalismo.

Debido a que emplean distintas referencias para valorar sus resultados e incluso para asentar sus puntos de partida, es dificultoso establecer entendimientos entre racionalismo y fundamentalismo, y más dificultoso aún entre los distintos fundamentalismos. Incluso se sigue utilizando el concepto de las verdades múltiples, aceptándose la posibilidad de una verdad científica distinta de la religiosa y de la filosófica, respecto de un mismo aspecto de la realidad.

En cuanto al fundamentalismo religioso, podemos ver en él una causa de atraso y de conflictos de gran envergadura. Así, cuesta creer que algunos grupos religiosos no muestren la menor intención de mejorar al ser humano, sino que tan sólo parecen estar motivados por la búsqueda de la adquisición de poder mental sobre sus seguidores. Es probable que el lector haya contemplado escenas de la India en las cuales se observan creyentes que depositan los cadáveres de sus familiares en el río Ganges, mientras que otros se bañan en las cercanías sin ningún inconveniente. O también haya visto fotos en las que se observa la suciedad imperante en una sociedad en la que comparten los mismos lugares seres humanos, vacas, monos y otros animales.
Las distintas creencias no debieran producir resultados que degraden la vida humana.

Con las palabras adecuadas se puede explicar y justificar cualquier cosa, por lo que es absurdo creer ciegamente en lo que dice o piensa un ser humano, cualquiera que sea, ya que las limitaciones propias de nuestra naturaleza pueden conducirnos por caminos opuestos al aparente sentido de la vida que nos impone el orden natural.

El que se somete intelectualmente a un líder, tiende a su vez a someter a otros seres humanos. El que cree cualquier cosa con tal que venga de su amo intelectual, a su vez descalificará y negará méritos a todo lo que provenga de otras fuentes. Henri Poincaré escribió: “Dudar de todo o creerlo todo, son dos soluciones igualmente cómodas, pues tanto una como la otra nos eximen de reflexionar”.

En cuanto a las religiones éticas, podemos encontrar dos posturas principales: deísmo y teísmo. Para ejemplificar la primera podemos citar a Albert Einstein, quien escribió:

“Cuanto más imbuido está un hombre de la ordenada regularidad de todos los acontecimientos, más firme se hace su convicción de que nada queda, por causas de diversa naturaleza, fuera de esta ordenada regularidad”.

“Sin duda, la doctrina de un Dios personal que se interpone en los acontecimientos naturales nunca podría ser refutada, en el real sentido de la palabra, por la ciencia, pues esta doctrina puede refugiarse siempre en dominios en que el conocimiento científico no ha puesto pie aún”.

“Pero estoy persuadido de que tal proceder por parte de los representantes de la religión no sólo sería indigno, sino también fatal. Pues una doctrina que no es capaz de sostenerse a la faz del día sino solamente en la oscuridad, necesariamente perderá su efecto sobre la humanidad, con incalculable daño para el progreso del hombre.” (De “De mis últimos años”-Aguilar SA de Ediciones-México 1969).

Para ejemplificar la postura teísta, podemos mencionar a Isaac Newton, quien escribió:

“Un destino ciego no habría podido nunca hacer mover a todos los planetas de manera tan regular, excepto por ciertas desigualdades que pueden provenir de la acción mutua entre los planetas y los cometas, desigualdades que probablemente irán en aumento por mucho tiempo, hasta que finalmente el sistema tendrá necesidad de ser puesto de nuevo en orden por su creador”.

La visión deísta de Einstein (Universo = Dios = Naturaleza) difiere de la visión teísta de Newton (Universo = Dios + Naturaleza), sin embargo, puede observarse una coincidencia respecto de la aceptación de la existencia de leyes naturales y de ahí de un orden natural. La diferencia es que, para Einstein, Dios no interrumpe las leyes naturales ni establece las condiciones iniciales en toda secuencia de causas y efectos, mientras que para Newton existiría esa posibilidad.

Bajo la perspectiva de la existencia de la actitud característica, podemos decir que un Dios que no interviene en el mundo, por estar éste regido por leyes naturales que hacen innecesaria su intervención, es similar a un Dios que interviene sobre el mundo y que actúa de igual manera en iguales circunstancias, es decir, que posee una actitud característica similar a la impuesta por el orden natural a todos los seres humanos.

Desde este punto de vista, puede decirse que la actitud deísta se identifica totalmente con la ciencia experimental y de ahí su denominación de religión natural. La actitud teísta se identifica parcialmente con la ciencia, por lo que no es raro encontrar a destacados científicos que estuvieron muy allegados a la religión; aunque también los hubo opuestos a la misma.

Cuando, desde la religión, se ignoran las leyes naturales, se cae en una seria distorsión que podríamos identificarla con el paganismo, que se reduce al logro de ventajas personales como respuesta a los pedidos realizados al Dios pagano, o al Dios que se ha paganizado. La religión moral, por el contrario, permite el logro de ventajas personales sólo si se han cumplido los mandamientos éticos. Las serias divisiones y antagonismos religiosos se deben principalmente al odio entre religiosos paganos y entre aquellos que han paganizado a su religión moral. Si se tuviese en claro que la religión verdadera busca “unir a los adeptos”, no existirían los conflictos mencionados.

El problema esencial de la religión y de la filosofía surge desde el momento en que se ignoran las leyes naturales que rigen todo lo existente. También forma parte de ese problema la adopción de leyes naturales erróneas como fundamento de visiones del mundo que se desean promover con el alcance de las antiguas religiones. La ignorancia de las leyes naturales lleva al fundamentalismo y la irracionalidad, mientras que la adopción de leyes naturales erróneas puede tener mayor peligro aún por cuanto tal visión presenta un aspecto exterior científico y racional, como es el caso del marxismo y de otros movimientos totalitarios.

En cuanto al marxismo, podemos citar algunas de sus falencias básicas y metodológicas:

a-En economía, rechaza la validez del sistema constituido por el mercado, por lo que rechaza a la ciencia económica.
b-En ciencia, trata de reemplazar al método empleado por la ciencia experimental, por el método dialéctico, surgido en filosofía.
c-En el ámbito del comportamiento humano, rechaza la validez de toda ética objetiva, por lo cual no tendría sentido una rama de la filosofía, o de la ciencia, que la estudiase.
d-En sociología propone como fundamento de la sociedad la “lucha de clases” (los ricos son malos y los pobres son buenos, entonces éstos deben tomar el poder por la violencia) que no existe en la realidad a menos que se establezca bajo el apoyo de los agitadores de masas.
e-En lugar de describir el orden natural y el consiguiente orden social que se produce a través del libre accionar de los seres humanos, diseña una sociedad artificial, la comunista, para que de ahí surja el “hombre nuevo”.

Puede decirse que los principales opositores del marxismo no son otra cosa que la realidad y la propia naturaleza humana.

Quienes poco conocen acerca de la ciencia experimental, aceptan todo lo que tenga el rótulo de “científico”. De esta manera, el pseudocientifico se viste con el disfraz adecuado para lograr la fácil aceptación por parte del “creyente científico”.

La ciencia emplea esencialmente el método de prueba y error. De ahí que toda teoría científica, aunque pueda tener cierta coherencia lógica, debe ser aceptada por la propia realidad. En el caso de las distintas teorías humanas y sociales, es el ciudadano común quien también debe ponerlas a prueba, porque él es el principal destinatario. De lo contrario, ¿cómo sabremos si una teoría elaborada es verdadera o es otro intento que debió terminar en un cesto de papeles? La actitud científica se basa en la duda metódica y en la posibilidad de criticar y mejorar sus resultados; la fe ciega en la ciencia, se transforma en un fundamentalismo más.

El fundamentalista no busca la verdad, sino que pretende imponer “su verdad” a los demás. Promueve divisiones bajo el carácter de amigo o enemigo, o de creyentes de la fe verdadera y no creyentes. Su actitud predominante es la discriminación del enemigo, ya sea porque pertenezca a otra raza, o a otra clase social o tenga otra creencia religiosa. Por el contrario, el que busca la verdad trata de compartirla con todos, tratando que el mundo sea uno solo.

La mala competencia es la que surge de los distintos fundamentalismos, que tratan de imponer sus verdades parciales y a difamar las verdades ajenas. La buena competencia tiene como objetivo lograr hacer los mejores aportes a la verdad única y universal, y a compartirla con toda la humanidad.

1 comentario:

Rodolfo Plata dijo...

JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar nítidamente __la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar al cristianismo de su doctrina más importante. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos), que nos da acceso a las potencialidades del espíritu. Doctrina sustentada por filósofos y místicos __y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito: el ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad, que amenazan con sofocar al cristianismo http://es.scribd.com/doc/73946749/Jaque-Mate-a-La-Doctrina-Judaizante-de-La-Iglesia